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martes, 20 de noviembre de 2007

Literatura Fractal: Pablo Paniagua

UNA LÍNEA SIN SENTIDO
Miro hacia el cielo y no encuentro horizonte alguno, pues no hay nubes ni estrellas, sólo ese azul cerúleo que está por encima de todo. No sé qué pensarán las aves que lo surcan, pues yo sólo respiro con los pies sobre la tierra mirando al horizonte que también me mira. De nada sirve creer que lo finito lo marca una línea, pues está comprobado que la línea se mueve o se traspasa. En el cielo no hay límites, tampoco en la tierra, sólo están en la mente del hombre que atenta contra las leyes de la naturaleza.
La libertad tiene horizontes que traspasar, líneas que cruzar, para ser tan extensa como el cielo.
VÉRTICO
Hay una referencia en la lejanía: para los humanos es el horizonte, pero en mi planeta aparece vertical y lo llamamos “vértico”. Allí vivimos de medio lado y crecemos a lo ancho, todo justo al revés que en este lugar. En mi planeta sus pobladores no roban ni se matan entre ellos, ni hacen guerras por bienes materiales ni supuestos espirituales. Me sorprende ver la verticalidad de la mente humana en contraste con lo horizontal de su mundo, con su orden vertical para ansiar ser más que el vecino, con estratos de poder y servilismos, con imposición de clases. En mi planeta no existe nada de eso, y dentro de muestro medio vertical buscamos la horizontalidad, para ser iguales y evitar los abusos y las envidias. En mi planeta nos elevamos en el aire buscando lo espiritual, mientras que aquí se arrastran por el suelo deseando la materia. El humano asienta los pies sobre la tierra y toma posesión del horizonte, para luego pensar en vertical.
Qué raros son, qué mundo tan extraño, donde todo está justo al revés.

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