Bajo el reinado en Asturias y Galicia de Alfonso II el Casto, hijo de Fruela que fue guardado y educado en el monasterio benedictino de Samos, se descubre el enterramiento del Apóstol Santiago, en un campo iluminado por una estrella: Compo-stela, Santiago de Compostela. Alfonso, emprende camino a pie con su séquito desde Oviedo, pasando por su venerado monasterio de Samos.
El camino a Santiago francés, recoge hoy como un desvío de cierto encanto esta parada.
La historia dice, que el camino original parte de Oviedo y pasa por Samos en dirección a Santiago.
El peregrino avisado de la historia, lo considere. El caminante que quiera disfrutar de un paraje maravilloso, de la golosina que al espíritu supone un río límpido que nos muestra su vientre habitado por truchas (troitas en gallego), unos árboles que le hunden sus raíces poblados de ardillas, unos montes boscosos que nos envuelven de belleza y paz y admiración, las siempre atentas y amables gentes gallegas...pase por Samos, en la provincia de Lugo. El monasterio, por cierto, tiene hospedería. ¡Qué ganas que dan!
Pues ayer estuve, y después de tantos meses, hubo una cierta cosecha. Sin mucho estudio aquí os avanzo algo. Vendrá más, por etapas, claro.
Canta el río en el cantil
y dice
¡agua!
a una hoja danzante
que navega y lo busca.
Si luego se hunde,
después reflota
y fluye sin descanso y sin fatiga...
¿Quién sabrá de aquel árbol
de que un día caíste
como miga de pan
del balcón a las pombas?
¿Cuál será aquella mano que te hizo caer y danzar para siempre en el filo del agua?
Peregrina feliz,
el camino es la meta,
no hay destino ni origen.
Jesús Malia
Nota del autor: pomba es paloma en gallego.
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