Nada hay tan veloz como la calumnia; ninguna cosa más fácil de lanzar, más fácil de aceptar, ni más rápida en extenderse.
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En la vida nadie se para, y no hay más que dos caminos: uno hacia el bien y otro que conduce al mal, y es preciso marchar por uno de ellos.
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El que no sabe por qué camino llegar al mar, debe buscar el río por compañero.
Casi todos vamos siguiendo el curso de algún río... Es un placer seguir tu blog. Besos y gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, María.
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