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martes, 24 de marzo de 2009

Recapitulando sobre ‘Más allá’(II), primer poema de Cántico

En III dice Jorge: ‘Hacia mi compañía/ La habitación converge./ ¡Qué de objetos! Nombrados,/ Se allanan a la mente.’ Y, en efecto, nos dice que toda esa amalgama de estímulos aún está por ordenar, por nombrar. Asignarles nombres es intentra atraparlos y allanarlos a la mente.
Y comienza:
IV: ‘El balcón, los cristales,/ Unos libros, la mesa./ ¿Nada más esto? Sí,/ Maravillas concretas.// Material jubiloso/ Convierte en superficie/ Manifiesta a sus átomos/ Tristes, siempre invisibles.// Y por un filo escueto,/ O al amor de una curva/ De asa, la energía/ De plenitud actúa.// ¡Energía o su gloria!/ En mi dominio luce/ Sin escándalo dentro/ De lo tan real, hoy lunes.// Y ágil, humildemente,/ La materia apercibe/ Gracia de Aparición:/ Esto es cal, esto es mimbre.’
V:’Por aquella pared,/ Bajo un sol que derrama,/ Dora y sombrea claros/ Caldeados, la calma// Soleada varía./ Sonreído va el sol/ Por la pared. ¡Gozosa/ Materia en relación!//
Y mientras, lo más alto/ De un árbol -hoja a hoja/ Soleándose, dándose,/ Todo actual- me enamora.// Errante en el verdor/ Un aroma presiento,/ Que me regalará/ Su calidad: lo ajeno,// Lo tan lejano que es/ Allá en sí mismo. Dádiva/ De un mundo irremplazable:/
Voy a por él a mi alma.’
En estos dos textos, la mayor concreción, hasta el momento, del universo en sus componentes. Imágenes estáticas, el balcón, los cristales, unos libros, la mesa, y dinámicas: ‘Por aquella pared,/ Bajo un sol que derrama,/ Dora y sombrea claros/ Caldeados, la calma// Soleada varía.’
Pero no es tan fácil de asir el mundo. Ni intervenimos directamente sobre él. A través de un cristal lo observamos, o en la distancia de la palabra. Y apenas por un filo escueto, o al amor de una curva de asa lo prendemos. Porque sus átomos, a pesar de manifestarse en material jubiloso convertido en superficie, tristes, siempre invisibles. Y ésta es nuestra cotidianidad, hoy lunes. Gracia de aparición, sí, no de revelación. Ilusión apenas.
Pero en fin, gozosa materia en relación, el árbol se nos da. Aunque lo ajeno, como el árbol, que es dádiva en sí, no lo hayamos de buscar muy lejos de nosotros mismos. Cierra los ojos, como Jorge en las dos últimas estrofas, inspira, y ve a por él a tu alma.

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