Se puede sondear todo, menos el silencio de un hombre.
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Se viaja y se viaja, pero se acaba por volver a casa; se vive y se vive, pero se acaba por volver a la tierra.
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Contra las gotas de agua que atraviesan el techo y contra la muerte que traspasa la puerta, no existe ningún refugio.
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Las liebres vienen a tirar de las barbas del león sólo cuando éste ha muerto.
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