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martes, 17 de noviembre de 2009

Continuación de Country, de Bruno Di Benedetto

la señora U., licenciada en psicología, visita una muestra fotográfica

de unos franchutes locos
que anduvieron por el sur
sacando fotos en un pantano
y que, créase o no, se llaman
simone y jean paul.

avanza cuadro a cuadro

se detiene un instante
ante los reflejos del cielo
sobre el agua estancada,

las sombras de las ramas
veteando los colchones de hojas muertas,

las burbujas de gas metano
explotando frente a sus ojos,

y, largamente, frente
a unas hojas doradas, resplandecientes,
que han sido puestas sobre el agua quieta
como por la mano de un dios.

-Bello, muy bello- le dice a un conocido
que está mirando el mismo cuadro.

el hombre levanta un dedo
y señala algo que emerge por debajo del agua:
algo como una criatura de barro,
informe y asquerosa
que es la que realmente está sosteniendo las hojas.

-Sí, muy bello, hasta que ves lo que está surgiendo de abajo.
dice el tipo.

la licenciada U. se acerca mucho al hombre
y susurra con su voz perfumada:
- te voy a decir un secreto: no hay remedio.
No hay remedio. No hay remedio.

sólo nos queda elegir las hojas doradas.

En 'Country', de Bruno Di Benedetto, por El Suri Porfiado

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