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jueves, 29 de abril de 2010

'Sala para fumadores', poemario póstumo de Nicolás Valencia Redondo (3)

Bajo los árboles
Has mojado tanto tus zapatos
en tan sólo catorce años
que caminas junto al árbol
erguido,
acrecentado bajo su cobijo, pero
no olvides que es tu acreedor de sí tanto como tu sol
¡Ni tan siquiera escuchas o imaginas
su susurro cómplice al alejarte!

Qué pudiera ser!
Mientras observo a ese sauce zarandeándose,
¡oye!, pienso en ti.
Son días oscuros. Desconozco el modo
de sacudirme esta opresión en el estómago.
Hierbas, libros, tallarines y una cita para hoy.
Niña, ¿escuchas estos extraños arpegios?
Es cuando todo se acelera y cejo en el empeño
que me inunda, clarificándolo en su totalidad.
La luz, mágica luz.
¡Música, música, música! Él llora, pero yo
pienso en ti.

Pasillo
Aún podemos destruir el día
para fabricarlo desde el comienzo.
Después, lo observaremos al anochecer.
Otro beso, abriéndonos paso, horadando muros,
pujando por el caballo perdedor.
Ahora es, también lo soñé.
Lo sé porque a cada segundo martillean mi ser y,
desnudo, les respondo que no todo lo que es
podemos verlo con nuestros ojos.
Tras esa puerta hay un largo pasillo,
quizá lo encuentres nevado al comienzo
o árido después, pero
¡rasga sus velos, esos que te ciegan y enmudecen!
¡Reúnete conmigo!
Somos hijos de la mayor puta,
pobladores del desierto.

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