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jueves, 6 de mayo de 2010

'Sala para fumadores', poemario póstumo de Nicolás Valencia Redondo (4)

Sí o no
Si alguna vez me canso de los besos
creo que permaneceré quieto hasta que reaparezcan.
Mientras los días me condenen y la aurora
decida esconderse tras el telón,
creo que bailaré hasta que la sentencia ría mi torpeza
y las máscaras se hagan visibles...
Porque sí, pese a que no fue yo también lo he vivido.
Ahora dime que no, que la madurez es el último camino.
Entonces es que jamás abrazaste al sol
para mojarte después en la arena.
¡Quizá llore por ti!
Sí o no.

Adolescente a su madre
Puedo traicionarte a pesar de todo.
Quizá te bese el día de tu muerte,
será entonces que escriba tus historias
y acabe el sortilegio, porque
ora me arropas
ora me asesinas.
Todo gira a nuestro alrededor y no somos el centro.
Puedo traicionarte en vida,
eso sería lo justo, pero
a veces te quiero y todo está en calma.
¿Es que no ves caer la noche a nuestra espalda?
¿Por qué caminas siempre sin abrir los ojos?
No lo olvides, puedo traicionarte
porque a veces me hieres, y otras
me alivias.

La tormenta que me es propia
En pie frente a la tormenta
grito en sordo para siquiera afirmar que existo.
En el milagro de permanecer juntos
huyo por el albañal, que la asepsia, como
la democracia, siempre me suscitó dudas.
Más vida, menos podre, mucho vino y poca tele,
corro por el sembrado buscando el germen de lo que es:
más que suficiente para continuar mojado tras sus huellas.

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