XIV
Algo de tenue salvación
tiene la imagen
el hombre que bebe del arroyo
como de la piel de una mujer
no podrá regresar nunca.
El agua dice que se va.
Y vuelve.
El agua sabe que el hombre es agua oculta
se parece
se parece
ella lo toca
y él que la llovizna
ella lo lleva
y él que la marea.
La imprecisión
ama.
Van a deshacerse.
Ocurre
cuando
la semejanza
se desea.
XVII
Al fondo del espejo,
en una luz aciaga,
en un día muy quieto
hace sus últimas señas.
No te apartes de esa luna
donde el presente
se extiende
todo lo que tarda
en vaciarse el mundo
desde el ojo en peligro
mirado
por su propio recuerdo.
XVIII
Una última luz
y bajo su relieve
desaparece la montaña.
Una última luz
y esa línea
se hunde en el observador
como un rayo
en un pantano.
Todo nace y desnace para él
para su mendiga
potencia
para el hombre
también mínimo
padre
del relámpago
para cuando sea él
la última luz.
FUGA DE LA PIEDRA
La piedra se acumula
se suma a sí misma
-cree que suma-
asciende
y luego se desmorona
se resta a sí misma
-cree que resta-
cae
y es la misma
en el polvo
y más allá del polvo
ya vacía
en el viento que vuela
persiguiéndola.
Así se fuga. Y todo sería invisible
si no fuera
que el espacio tarda en comenzar
donde estuvo una piedra.
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