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miércoles, 9 de junio de 2010

Leopoldo Castilla , 'Libro de Egipto'(y 2)


La segunda parte de el 'Libro de Egipto' de Leopoldo Castilla lleva por título 'El libro de los muertos'. Aquí la motivación del título y algunos poemas que lo componen:

Existe en El Cairo un vasto cementerio, donde los más pobres se fueron a vivir. Lo llaman La Ciudad de los Muertos.

IV

Egipto, para agrandar la tierra,
aumentó sus muertos.

Sacrificamos corderos
para que coma el dios,
después matamos dioses
para que coma el tiempo.

Hasta que el desierto destruyó el espacio.

Al final, destruimos el tiempo
al ocupar
el sitio de los muertos.

VI

Su mujer hace pan
zurea
como una paloma entre las tumbas

a veces un golpe de viento
hace volar la harina
elpolvo
y las cenizas

ella los recoge y hace el pan

y hablamos de las cosas del día
sin poder recordar nada

mientras comemos en la media sombra
el pan
calienta todo el cementerio.

IX

El que nace aquí no llora
no comienza

no tiene la hora
de su nacimiento.

XIV

Hemos tomado por asalto sus mansiones
hicimos de sus lechos
patios indefensos bajo el sol,
de su laberinto
calles tenues
de venir y venir.

Han dejado caer
el mudo
tardío
rayo de sus nombres,
que son, como los dioses,
óvulos
de la nada.

Clarean a dos metros de este mundo
sin poder llegar
aturdidos

como las mariposas
son cielos
fuera del cielo,
luz desamparada.

XVI

A veces por la televisión
entran al mausoleo
mares naciendo,
lluvias en lejanas selvas,
hombres que no nos ven,
ciudades.

Mis hijos,
con las raíces al aire,
no creen en ese mundo
se duermen sin sentir
como esas mariposas negras, sordomudas,
pegados
a estos muros mentales.

Jardines de cal
su infancia.

Nadie aquí se sueña en otra parte.

XVIII

No sabe irse. Se asientan
sobre el desequilibrio
como libélulas
o caen
con su lentos instantes
igual que los vilanos.

Astillan la luz,
hieren
como pueden este mundo,
hablan humano
en la boca de los pájaros,
ahogan, con sus lanas, las habitaciones.

No saben apagarse. De noche sueltan fuegos fatuos
quieren quemar todo:
el cementerio, el mundo;

hasta que se calman
y ocultos en su pequeño precipicio
envejecen
en la luz que había.

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