No hagáis de mí ese hombre de odio...
A. Césaire
A. Césaire
Con el zumbido de la fiebre con medicamentos y nubes de los
labios a la tinta anoto sensaciones que crecen hinchadas por el
odio culpable de estas manos
Encuentro océanos en todas mis palabras salmos y espadas
sobre todo una luz que no se deja oír que aúlla como un
músculo porque hasta mis manos ahora las veo de cabeza
cuando escriben en el disturbio en la inquietud de una puerta
en este documento que respira como un país en ruinas el dolor
de ser consciente sobre todos los rostros cuando no es el odio
cumbre demolida
Ruedo por la noche inclinada el odio es real en el presente
canto desde esta ciudad saqueada aplastada como un pan sobre
el olor poderoso que nos rodea
Con un saco de mangas desmayadas con un paliacate en la
mano dando cuerda al viento con el odio posado en mi pulso
izquierdo lastimando sus ojos con mis ojos viendo la sombra de
mi vecino que pasa alisándose el cabello con un rumor de
follaje y labio desprendido en la garganta
Todo lo estoy viendo
De mármol tajante
... Y la mar entre nosotros tiene alta casta de vivientes.
St. J. Perse
a Raúl Garduño, en este mar.
St. J. Perse
a Raúl Garduño, en este mar.
6
Caminos vueltos desdoblados riegan
Sobre mi ánimo decapitado y despierto
Deseos de vivir esa página encinta
Abandonarse sobre orientes purísimos de noche
a la deriva
Peligrar durante estaciones
levantadas batallas de banderas y mastines
Viajar con remolinos los brazos abiertos
los tobillos libres
Oír el canto de la niebla roca a punto de amarrar
leves cortinas
Plaza demolida
Tienda erguida débil rostro de arrugas condenadas
Lo único irreal
Llévame hasta tu último labio promontorio de espinas
Mi fatal deseo es hincar alas en tu corriente descompuesta
Para viajar sin trajes ni señales abro jeroglíficos
delgados a navíos
Recorrer países en éxtasis austral conocimiento experiencia
de sonidos
Para ver la claridad de lo concreto estancia ávida
de carbones
Oleaje cornamenta donde he de agitar camisas intolerantes
a las meditaciones
Así he de crecer en ti
He de extender mis almácigos para que me reconozcas
Templo blasfematorio
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