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lunes, 2 de mayo de 2011

Un par de sonetos de Gutierre de Cetina

Cuando pienso me da dolor doblado;
ningún pensar me da contentamiento;
si fuera de pensar deleite siento,
ni sé entenderme a mí ni a mi cuidado.

Entre mi mal el bien viene mezclado;
ni lo sé conocer ni tomar tiento:
que en gustando del bien el sentimiento,
o se convierte en mal o ya es pasado.

En medio del deleite llega luego
el recelo del mal, considerando
que es un tal bien un poco de agua al fuego.

Así el monstruo marino está llorando
mientra el cielo y el mar muestran sosiego,
de futura tormenta recelando.

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Cercado de terror, lleno de espanto,
en la barca del triste pensamiento,
los remos en las manos del tormento,
por las ondas del mar del propio llanto,

navegaba Vandalio; y si algún tanto
la esperanza le da propicio el viento,
la imposibilidad en un momento
le cubre el corazón de oscuro manto.

«Vandalio, ¿qué harás hora? -decía-.
Fortuna te ha privado de la estrella
que era en el golfo de la mar tu guía.»

Y andándola a buscar, ciego sin ella,
cuando por más perdido se tenía,
la vio ante los nublados ir más bella.

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