Al comienzo de su obra 'La soledad', Augusto Ferrán recoge coplas anónimas bajo el título de 'Cantares del pueblo'. Ahí van otras 20.
Cantares del pueblo
XLI
Pierde pan y pierde perro
quien da pan a perro ajeno;
yo no te quiero dar nada
por no perder más que el perro.
XLII
Anoche ensoñé un ensueño
que yo tengo por verdad:
en estando un hombre ausente
otro ocupa su lugar.
XLIII
El diablo, por su avaricia,
se condenó y fue al infierno,
y a ti, por avariciosa,
te va a suceder lo mesmo.
XLIV
Una me dijo que sí,
otra me dijo que no:
la del sí, quería ella;
la del no, quería yo.
XLV
Arbolillo, te secaste
teniendo el agua en el pie,
en el tronco la firmeza
Y en la ramita el querer.
XLVI
Agua menudita llueve
y ya corren las canales;
ábreme la puerta, cielo,
que soy aquel que tú sabes.
XLVII
Hace ya muy largos años
que te hablo y no me comprendes;
no te echo la culpa a ti,
sino es a mi mala suerte.
XLVIII
Yo creí que con el tiempo
mis penas se acabarían,
y se me van aumentando
como las horas del día.
XLIX
Esta sí que es calle angosta,
calle de temor y miedo;
quiero entrar y no me dejan,
quiero salir y no puedo.
L
Hermanita de mi vida,
qué quieres que yo te cuente,
si el quitarme de tu vera
es quitarme a mí la muerte.
LI
Yo no sé lo que he de hacerme
atento de tu querer,
si lo deje por la mano
o si me pierda por él.
LII
Anda diciendo tu madre
que yo tengo mala lengua;
lo que yo he hecho contigo
no lo sabe ni la tierra.
LIII
Yo no sé lo que me has dado
que me has quitado el sentido:
me he puesto ya muchas veces
a olvidarte y no he podido.
LIV
Yo le respondí al verdugo
con palabras muy sensibles:
quítame pronto la vida,
que olvidarla es imposible.
LV
A un oscuro calabozo
me traían la comida;
más lágrimas derramaba
que bocaditos comía.
LVI
Yo sembré en un peñascal
creyendo que era en un llano;
me salió la tierra mala
y fue preciso segarlo.
LVII
Mi querer y tu querer
son dos quereres en uno;
y siempre estamos riñendo
por si es mío o por si es tuyo.
LVIII
En libertad, me querías,
y ahora, preso, me aborreces:
desgraciado aquel que cae
en las manos de los jueces.
LIX
Por causa de esa serrana
mi cuerpo se echó a perder:
el que siembra en mala tierra,
¿qué es lo que espera coger?
LX
El carrito de los muertos
ha pasado por aquí:
llevaba la mano fuera,
por eso la conocí.
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