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jueves, 25 de agosto de 2011

Ramón G. del Pomar publica 'Memorias de un PegaPlatos' con Amargord. Selección (3)

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A Hipólito García, Bolo.
Lo más extraño es
que no me venga la sensación
de tener sola mi casa.
Desde hace tiempo no duermo en ella.
Noche aquí...
Cena allí...
Duermo en una selección de camas
y no me pierdo.
Camas de mantas y patas...
De futones y edredón...
De agua... De cielo.
Tengo grabadas conversaciones
de todo antojo
entre velas apagadas por jadeos.
O consumidas con la voracidad de varios días
que son sólo un instante.
Las tengo de recuerdos
de sueños
de presentes
de silencios.
Nos hemos dado o quitado tanto...
Pero es que todos estamos en alguna parte haciéndola
nuestra.
Ya sea por volver
o alejar
miramos con ojos de conveniencia.

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No es muy honesto decirle a uno
que es bienvenido
si lleva odio en las manos,
ni se puede tener en casa una máquina
de liposucción
y escuchar canciones tristes a bordo de un palacio
que navegue por el mar.
En cualquier caso
siempre será el instinto haciéndonos creer que
vela
por nuestra seguridad.
Yo soy director de un centro de arte
¿o tal vez sea un dios para los árboles cuando
los meo?
A lo mejor tuve falta de cariño en la infancia
o me quisieron más de lo deseado.
Lo cierto es que sé valerme sin ver en mis manos
heridas ajenas.
Es una verdadera lata gobernarse a uno mismo
con mano de hierro,
quién mejor que yo para saberlo.
Cualquier día de estos comenzaré a cobrar
las fantasmadas ajenas.

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Hubiera cambiado los halagos por silencios
tardé toda una vida en abrirme camino
entre la multitud.

46
¿Sabes de lo sencilla que es la ternura?
Pues una pizca de duda te la arrebata.

73
¿Alguien ha perdido la corteza moral?

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