IV
Los sonidos de tu boca
son dulcísimos, mi amor;
ellos eran armonías
cuando expresaban pasión.
Los sonidos de tu boca
amargos, mi vida, son;
me parecen hiel y acíbar
hoy que no tienes amor.
En dos sílabas, mi alma,
corristes el diapasón:
¡qué dulce que fue tu sí!
¡qué amargo que fue tu no!
V
Pasada la tormenta
sonríes a la fortuna:
tu amor no es sol, es luna 15
que brilla y no calienta.
VI
Tu rostro con mi rostro se ha juntado,
tu espanto se ha reunido con mi espanto,
y juntos hemos llorado...
¡Me amabas tanto! 20
Tu mano con mi mano se ha estrechado,
tu canto se ha mezclado con mi canto...
¡Qué alegre que de mí te has separado
sin amor santo!
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