¡Actualidad! Tan fugaz/ En su cogollo y su miga,/ Regala a mi lentitud/ El sumo sabor a vida. Jorge Guillén
Páginas
▼
jueves, 1 de marzo de 2012
Sonetos de Quevedo (dos más)
Pide a Dios le de lo que le conviene con sospecha de sus propios deseos
Un nuevo corazón, un hombre nuevo
ha menester, Señor, la ánima mía;
desnúdame de mí, que ser podría
que a tu piedad pagase lo que debo.
Dudosos pies por ciega noche llevo,
que ya he llegado a aborrecer el día,
y temo que hallaré la muerte fría
envuelta en (bien que dulce) mortal cebo.
Tu hacienda soy; tu imagen, Padre, he sido,
y, si no es tu interés en mí, no creo
que otra cosa defiende mi partido.
Haz lo que pide verme cual me veo,
no lo que pido yo: pues, de perdido,
recato mi salud de mi deseo.
Salmo IX
¿Cómo de entre mis manos te resbalas.
o cómo te deslizas, vida mía?
¡qué mudos pasos trae la muerte fría,
con pisar vanidad, soberbia, y galas!
Ya cuelgan de mi muro sus escalas,
y es su fuerza mayor mi cobardía;
por nueva vida tengo cada día
que al cano tiempo nace entre la salas.
¡O mortal condición de los humanos!
que no puedo querer ver a mañana,
sin temor de si quiero ver mi muerte.
Cualquier instante de esta vida humana
es un nuevo argumento, que me advierte
cuán frágil es, cuán mísera, y cuán vana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario