Amenaza de la inocencia perseguida, que hace el rigor de un poderoso
Ya te miro caer precipitado,
y que en tus propias ruinas te confundes;
que en ti propio te rompes y te hundes,
entre tus chapiteles sepultado.
Tanto como has crecido has enfermado
y, por mas bien que los cimientos fundes,
mientras en oro y vanidad abundes,
tu tesoro y poder son tu pecado.
Si de los que derribas te levantas
y si de los que entierras te edificas,
en amenazas propias te adelantas.
Medrosos escarmientos multiplicas;
lágrimas tristes, que ocasionas, cantas:
son tu caudal calamidades ricas.
Las causas de la ruina del Imperio romano
En el precio, el favor; y la ventura,
venal; el oro, pálido y tirano;
el erario, sacrílego y profano;
con togas, la codicia y la locura;
en delitos, patíbulo la altura;
más suficiente el más soberbio y vano;
en opresión, el sufrimiento humano;
en desprecio, la ciencia y la cordura,
promesas son, ¡oh Roma!, dolorosas
del precipicio y ruina que previenes
a tu imperio y sus fuerzas poderosas.
El laurel que te abraza las dos sienes
llama al rayo que evita, y peligrosas
y coronadas por igual las tienes.
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