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lunes, 7 de mayo de 2012

'Observaciones y máximas de Blas', de Noel Clarasó (22)

REFLEXIONES (4)

Al entrar por primera vez en una casa ajena, se tiene siempre una decepción.

Decir una cosa a otro en confianza, no supone más intimidad, sino sencillamente imponerle silencio para despacharse más a gusto hablando de uno mismo.

Hasta las personas desagradables, cuando se marchan, dejan un vacío; si no se marchan, no.

Hablar de uno mismo es censurable; pero si los otros no lo hacen, ¿qué va a hacer uno?

La única ventaja real del cine sobre el teatro es la oscuridad.

La luna de miel es un tiempo delicioso; lo malo es que dura poco y para repetirlo han de suceder cosas muy tristes.

Para la propaganda personal no hay ninguna diferencia entre decir que se ha hecho una cosa a haberla hecho de verdad.

Un concepto equivocado al envejecer en nosotros, si no se modifica, no mejora.

Los naturalistas se sorprenden de que algunas aves aniden siempre con la misma pareja; y, en realidad, es una costumbre sorprendente.

El hombre ha inventado las puertas para tenerlas cerradas; y todo el mal procede siempre de abrirlas.

Los que nos quieren bien nos hacen llorar; el que prefiera reír ha de esforzarse en inspirar a los demás una profunda y cordial indiferencia.

La indiscreción consiste en decir de otra persona o de un asunto cualquiera lo que realmente se piensa.

Para conocer a la gente hay que entrar en su casa; y para darles ejemplo hay que quedarse en ella.

La luna hace soñar en algunas tonterías; y la media luna hace pensar en algunas fechas de la historia.

Para perjudicar a los otros no hace falta calumniarles; basta con desmentir en público las calumnias que han levantado los otros.

Cuando se ha empezado a hablar se continúa hablando; y siempre se termina molestando a alguien.

1 comentario:

  1. Una delicia sus reflexiones. Sencillas, llenas de sentido común, mucha verdad y un punto de humor. Desconocía este libro, intentaré hacerme con él. Gracias Jesús Malia.


    Nená

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