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martes, 28 de agosto de 2012

Dos sonetos satíricos de Quevedo, mejores que el anterior

Mujer puntiaguda con enaguas

Si eres campana, ¿dónde está el badajo?;        
si pirámide andante, vete a Egipto;        
si peonza al revés, trae sobrescrito;        
si pan de azúcar, en Motril te encajo.        

Si chapitel, ¿qué haces acá abajo?
Si de disciplínate mal contrito        
eres el cucurucho y el delito,        
llámente los cipreses arrendajo.        

Si eres punzón, ¿por qué el estuche dejas?        
Si cubilete, saca el testimonio;
si eres coraza, encájate en las viejas.        

Si buida visión de San Antonio,        
llámate doña Embudo con guedejas;        
si mujer, da esas faldas al demonio.

Hastío de un casado al tercer día

Anteayer nos casamos; hoy querría,        
doña Pérez, saber ciertas verdades:        
decidme, ¿cuánto número de edades        
enfunda el matrimonio en sólo un día?        

Un anteayer, soltero ser solía,   
y hoy, casado, un sin fin de Navidades        
han puesto dos marchitas voluntades        
y más de mil antaños en la mía.        

Esto de ser marido un año arreo,        
aun a los azacanes empalaga:   
todo lo cotidiano es mucho y feo.        

Mujer que dura un mes, se vuelve plaga;        
aun con los diablos fue dichoso Orfeo,        
pues perdió la mujer que tuvo en paga.

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