En fin, servidumbres de la fama (o de las condiciones esclavistas de los años negros de Bruguera), que no del talento. Yo creo que Ibáñez sigue siendo un grande en lo suyo. Y, en todo caso, siempre se puede recordar el caso de aquel personaje de Bioy Casares, de su relato "El perjurio de la nieve", el ficticio pero excepcional poeta Carlos Oribe. Como dice el segundo narrador, ABC (transparente máscara del propio Bioy), "Yo lo he conocido a Carlos Oribe; yo lo admiro tal como era. Confieso, pues, sin rubor: Oribe ha plagiado algunas veces [...] Oribe imitaba porque la riqueza de su ingenio abarcaba las artes imitativas; desaprobar, en él, la imitación, es como desaprobarla en un autor dramático".
En fin, servidumbres de la fama (o de las condiciones esclavistas de los años negros de Bruguera), que no del talento. Yo creo que Ibáñez sigue siendo un grande en lo suyo. Y, en todo caso, siempre se puede recordar el caso de aquel personaje de Bioy Casares, de su relato "El perjurio de la nieve", el ficticio pero excepcional poeta Carlos Oribe. Como dice el segundo narrador, ABC (transparente máscara del propio Bioy), "Yo lo he conocido a Carlos Oribe; yo lo admiro tal como era. Confieso, pues, sin rubor: Oribe ha plagiado algunas veces [...] Oribe imitaba porque la riqueza de su ingenio abarcaba las artes imitativas; desaprobar, en él, la imitación, es como desaprobarla en un autor dramático".
ResponderEliminarJosé Cereijo