ALDEA
Del campanario va a volar el día
pero las nubes mías no han vuelto todavía
Ni han regresado los corderos
de su viaje a la luna sin pacer los luceros
Aplicando
el oído sobre el césped
en
vez del tren o el grillo
se
oye una pieza de organillo
Y el pastor no sabe
que en su cabaña está la noche
y que el molino es el motor del baile
Las vacas del establo
quieren lamer el sol
plato
del día
que
sirven los pintores de fantasía
Es la hora
del cigarro y de la jaula
Sin mirar al reloj pernocta el gallo
y las estrellas tristes contemplan al caballo
HOTEL
A Alfonso Reyes
La frente sin laurel y sin sombrero
y el corazón para el color de moda
A cada nuevo baile
el reloj pierde el paso
y se equivoca de hora
El viento nace de tu manto
y acaricia las frutas
desgajadas del tango
Vendimia de las nubes pisoteadas
y de las músicas amadas
Y el ritmo de los suspiros
hace girar las parejas
y acercarse a nosotros el vestíbulo
Cerrando bien los ojos
pienso en las travesías
y en los hoteles que anclan la quilla envejecida
Son las islas trasatlánticas
donde crecen los mástiles
y dan frutos de invierno
donde los tísicos respiran
el oxígeno tierno
Al izar la bandera
esparce por los aires
plumas de cazadores y aromas de maderas
El otoño marchita corbatas y sombreros
y de la alfombra brota la primavera
Ruleta del azar y de las temporadas
Los yóqueis de la moda sortean sus colores
Y aquel que pierde la jugada
tiene derecho a un vals para mudar de amores
Yo amo el buen tiempo y el hotel
y yo he visto mujeres de rizos calcinados
Las olas las rociaban de espumas de coctel
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