40
Una niebla tan densa
que no sepamos
si nuestro movimiento
va hacia atrás o hacia adelante.
Una niebla tan densa
que no sepamos
si subimos o caemos.
Una niebla tan densa
que no sepamos
ni siquiera si nos movemos o no.
Una niebla tan densa
que borre el camino de donde venimos.
y tal vez la totalidad del camino.
Una niebla tan densa
que borre como un signo marchito
hasta el punto donde estamos parados.
Y quizá sea posible
una niebla tan densa
que borre también todos los otros puntos.
Y hasta la misma ausencia de los puntos.
47
Los cipreses son índices erguidos,
pero no apuntan hacia arriba:
solo levantan cierta materia extrema
para someterla a lo abierto.
Los cipreses no señalan nada.
O tal vez solo a sí mismos
como lugares o estaciones predilectas
para detenerse los pájaros
o a veces una palabra abandonada,
que no es más que otro pájaro.
Pero los cipreses no son únicamente índices erguidos
que no señalan nada,
sino también ofertorios como lanzas,
misas que tampoco celebran ni propician a nadie,
salvo tal vez su propio gesto,
que ni los dioses ni los hombres comprenden.
Índices liberados
del abusivo sometimiento
de señalar nada más que una cosa,
lo mismo que el poema,
lo mismo que tus ojos,
como debieran ser todos los índices,
las señales, los signos:
celebraciones extendidas,
prolongaciones del ser
que señalan a la vez todas las cosas.
¡Actualidad! Tan fugaz/ En su cogollo y su miga,/ Regala a mi lentitud/ El sumo sabor a vida. Jorge Guillén
Páginas
▼
lunes, 31 de marzo de 2014
domingo, 30 de marzo de 2014
viernes, 28 de marzo de 2014
Enrique Jardiel Poncela, "Máximas mínimas y otros aforismos" (2)
Máximas mínimas: 535 aforismos sobre temas que, por no ser de actualidad, están siempre de actualidad
DE LA VIDA
48. Todo lo agradable de la vida es un truco destinado a hacer olvidar que se vive.
49. En la vida humana solo unos pocos sueños se cumplen; la gran mayoría de los sueños se roncan.
50. El mayor atractivo de las cosas y de las personas es no conocerlas.
55. El dinero es el metrónomo que lleva el compás de la vida.
DE LA MUERTE
61. No se sabe nada de la muerte: en el "más allá" hay censura gubernativa.
62. Morirse es un error.
63. Los muertos, por mal que lo hayan hecho, siempre salen en hombros.
64. Los muertos son gente fría.
71. Los muertos son dóciles, pero muy estirados.
74. Los Papas mueren sin recibir la bendición de Su Santidad.
DEL HOMBRE
75. El hombre es el animal que más se parece al hombre.
79. Lo más feroz de los hombres es lo que aún tienen de niños.
81. El hombre llega a dominar la teoría del amor a la edad en que comienza ya a no dominar la práctica.
83. En el hombre que piensa con frialdad, la caja torácica es una cámara frigorífica; por ello, el corazón, que está allí dentro, se conserva sin romperse.
86. El hombre es el solo bicho al que la época del celo le dura todo el año.
89. Las más de las veces, cuando un hombre ama a una mujer lo hace porque no tiene otra a quien amar.
91. El hombre es inferior a la bestia porque, mientras la bestia mala solo por necesidad, el hombre mata por necesidad, por pasiones, por ideas y por el gusto de matar.
DE LA VIDA
48. Todo lo agradable de la vida es un truco destinado a hacer olvidar que se vive.
49. En la vida humana solo unos pocos sueños se cumplen; la gran mayoría de los sueños se roncan.
50. El mayor atractivo de las cosas y de las personas es no conocerlas.
55. El dinero es el metrónomo que lleva el compás de la vida.
DE LA MUERTE
61. No se sabe nada de la muerte: en el "más allá" hay censura gubernativa.
62. Morirse es un error.
63. Los muertos, por mal que lo hayan hecho, siempre salen en hombros.
64. Los muertos son gente fría.
71. Los muertos son dóciles, pero muy estirados.
74. Los Papas mueren sin recibir la bendición de Su Santidad.
DEL HOMBRE
75. El hombre es el animal que más se parece al hombre.
79. Lo más feroz de los hombres es lo que aún tienen de niños.
81. El hombre llega a dominar la teoría del amor a la edad en que comienza ya a no dominar la práctica.
83. En el hombre que piensa con frialdad, la caja torácica es una cámara frigorífica; por ello, el corazón, que está allí dentro, se conserva sin romperse.
86. El hombre es el solo bicho al que la época del celo le dura todo el año.
89. Las más de las veces, cuando un hombre ama a una mujer lo hace porque no tiene otra a quien amar.
91. El hombre es inferior a la bestia porque, mientras la bestia mala solo por necesidad, el hombre mata por necesidad, por pasiones, por ideas y por el gusto de matar.
jueves, 27 de marzo de 2014
Federico de Arce publicó hace algunos meses "Miel de brujas" (3)
¡Qué presumida!
¿Por qué en todas las charcas,
luna, te miras?
Te espero en los caminos de la noche
y bella como el miedo te oscureces.
Canta
como el pájaro
con toda tu alma
porque es el alma
el nido de la muerte.
Echar raíces como un hombre
y pensar como un árbol.
Qué hermosa esta mañana
en que rezan los límites del mundo
palabras que no tienen
ningún sentido oculto.
¿Por qué en todas las charcas,
luna, te miras?
Te espero en los caminos de la noche
y bella como el miedo te oscureces.
Canta
como el pájaro
con toda tu alma
porque es el alma
el nido de la muerte.
Echar raíces como un hombre
y pensar como un árbol.
Qué hermosa esta mañana
en que rezan los límites del mundo
palabras que no tienen
ningún sentido oculto.
Recorrido por "Sombra del Paraíso" de Vicente Aleixandre. Hoy "Al hombre"
AL HOMBRE
¿Por qué protestas, hijo de la luz,
humano que transitorio en la tierra,
redimes por un instante tu materia sin vida?
¿De dónde vienes, mortal que del barro has llegado
para un momento brillar y regresar después a tu apagada patria?
Si un soplo, arcilla finita, erige tu vacilante forma
y calidad de dios tomas en préstamo,
no, no desafíes cara a cara a ese sol poderoso que fulge
y compasivo te presta cabellera de fuego.
Por un soplo celeste redimido un instante,
alzas tu incandescencia temporal a los seres.
Hete aquí luminoso, juvenil, perennal a los aires.
Tu planta pisa el barro de que ya eres distinto.
¡Oh, cuán engañoso, hermoso humano que con testa de oro
el sol piadoso coronado ha tu frente!
¡Cuán soberbia tu masa corporal, diferente sobre la tierra madre,
que cual perla te brinda!
Mas mira, mira que hoy, ahora mismo, el sol declina tristemente en los montes.
Míralo rematar ya de pálidas luces,
de tristes besos cenizosos de ocaso
tu frente oscura. Mira tu cuerpo extinto cómo acaba en la noche.
Regresa tú, mortal, humilde, pura arcilla apagada,
a tu certera patria que tu pie sometía.
He aquí la inmensa madre que de ti no es distinta.
Y, barro tú en el barro, totalmente perdura.
¿Por qué protestas, hijo de la luz,
humano que transitorio en la tierra,
redimes por un instante tu materia sin vida?
¿De dónde vienes, mortal que del barro has llegado
para un momento brillar y regresar después a tu apagada patria?
Si un soplo, arcilla finita, erige tu vacilante forma
y calidad de dios tomas en préstamo,
no, no desafíes cara a cara a ese sol poderoso que fulge
y compasivo te presta cabellera de fuego.
Por un soplo celeste redimido un instante,
alzas tu incandescencia temporal a los seres.
Hete aquí luminoso, juvenil, perennal a los aires.
Tu planta pisa el barro de que ya eres distinto.
¡Oh, cuán engañoso, hermoso humano que con testa de oro
el sol piadoso coronado ha tu frente!
¡Cuán soberbia tu masa corporal, diferente sobre la tierra madre,
que cual perla te brinda!
Mas mira, mira que hoy, ahora mismo, el sol declina tristemente en los montes.
Míralo rematar ya de pálidas luces,
de tristes besos cenizosos de ocaso
tu frente oscura. Mira tu cuerpo extinto cómo acaba en la noche.
Regresa tú, mortal, humilde, pura arcilla apagada,
a tu certera patria que tu pie sometía.
He aquí la inmensa madre que de ti no es distinta.
Y, barro tú en el barro, totalmente perdura.
miércoles, 26 de marzo de 2014
Poemas de Clara Janés en "Río hacia la nada", con matemáticas
1
Hago círculos con la llama
ante el dios desconocido del amor.
Dentro del círculo
se abre un silencio azul,
que cierra mis párpados,
profundo pozo
donde una lágrima celeste se refleja
y se esparce
hasta el borde de la oscuridad.
El rojo de las heridas
es el aro del brocal
y salta a mi frente
como una chispa.
Estarás con los ojos fijos
en el fondo del agua
a la espera de un indicio…
Hago círculos con la llama.
Mi ofrenda de flores se aleja en el río.
4
Aquí no hay muerte,
sólo luz,
luz de acogida,
luz más allá de la luz.
Y sabemos
que en la luz entraremos,
en esa plateada neblina
que abre vías al silencio
y multiplica
la inmensidad del río
invitando al lugar
donde es unidad la nada.
Todas las cifras
ascienden
a la superficie
y hasta las células
sumidas en la sima
ascienden y cruzan el espacio
para ser con el agua
que tan sosegada avanza
por esta vía
que va de una orilla a otra,
de la orilla de la vida
a aquella desconocida
donde incluso los pájaros
temen anidar.
Hago círculos con la llama
ante el dios desconocido del amor.
Dentro del círculo
se abre un silencio azul,
que cierra mis párpados,
profundo pozo
donde una lágrima celeste se refleja
y se esparce
hasta el borde de la oscuridad.
El rojo de las heridas
es el aro del brocal
y salta a mi frente
como una chispa.
Estarás con los ojos fijos
en el fondo del agua
a la espera de un indicio…
Hago círculos con la llama.
Mi ofrenda de flores se aleja en el río.
4
Aquí no hay muerte,
sólo luz,
luz de acogida,
luz más allá de la luz.
Y sabemos
que en la luz entraremos,
en esa plateada neblina
que abre vías al silencio
y multiplica
la inmensidad del río
invitando al lugar
donde es unidad la nada.
Todas las cifras
ascienden
a la superficie
y hasta las células
sumidas en la sima
ascienden y cruzan el espacio
para ser con el agua
que tan sosegada avanza
por esta vía
que va de una orilla a otra,
de la orilla de la vida
a aquella desconocida
donde incluso los pájaros
temen anidar.
martes, 25 de marzo de 2014
De "La musa sensata", hoy Horacio
HORACIO
Mi excelente padre me acostumbró a huir de los vicios señalándome cada uno con ejemplos.
¿Cómo es que nadie vive contento con la suerte que le ha procurado su decisión o la que le ha deparado el azar, y en cambio alaba a los que siguen caminos distintos?
¿Qué impide que se diga la verdad con risas?
La pequeña hormiguita de trabajo grande.
¿De qué te ríes? Con el nombre cambiado, de ti habla la fábula.
Para evitar unos vicios, los tontos caen en los contrarios.
Me perdono a mí mismo.
Sacúdete a ti mismo.
Miembros despedazados del poeta.
Por no haberme quedado quieto en mi propia piel.
Como si criticaras lunares diseminados en un cuerpo hermoso.
La vida no ha dado nada a los hombres sin gran esfuerzo.
El humor casi siempre salva con más fuerza y mejor que la acritud los grandes asuntos.
Llevar leña a un bosque.
Corrige a menudo si vas a escribir obras dignas de ser releídas y no te esfuerces por que te admire el vulgo.
El lobo ataca a dentelladas, el toro a cornadas.
Un estómago en ayunas raramente desprecia lo vulgar.
Te faltará hasta el as que vale la cuerda.
No sirve de nada un ejemplo que resuelve un problema con otro.
Aguanta y resiste.
¿Qué fiera está tan embrutecida que, tras escapar una vez, vuelva a sus cadenas rotas?
Este hombre o delira o hace versos.
La adversidad suele poner al descubierto el ingenio, la prosperidad lo oculta.
Es virtud huir del vicio y la primera sabiduría haberse librado de la necedad.
Asustan las huellas.
Derriba, construye, vuelve cuadrado lo redondo.
El que empieza tiene la mitad hecha.
Atrévete a pensar.
El palurdo aguarda a que deje de fluir el río.
La vasija conservará largo tiempo el olor del que una vez se impregnó recién hecha.
Puerco de la piara de Epicuro.
Todo lo que está bajo tierra, lo sacará a la luz el tiempo.
Emprende la tarea el primero y déjala el último.
Al pequeño le cuadra lo pequeño.
Puedes rechazar a la naturaleza con una horca, que ella volverá siempre.
Manda u obedece a cualquiera el dinero ganado.
Cambian de cielo, no de carácter, los que corren al otro lado del mar.
Los buenos odian el pecado por amor a la virtud. Tú no te permitirás ninguno por miedo al castigo.
Mezclarás lo sagrado con lo profano.
A menudo se discute por lana de cabra.
Las riquezas hacen tolerable la necedad.
Piensa mucho qué dices, de quién lo dices y a quién lo dices.
Una palabra, dicha una sola vez, vuela sin retorno.
El apartado camino o la senda de la vida retirada.
No pueden gustar ni pervivir mucho los poemas escritos por bebedores de agua.
¡Oh imitadores, atajo servil!
Quema con su brillo quien deja sentir su peso sobre los talentos inferiores al suyo.
Solo después de muerto será amado.
Grecia cautiva cautivó a su fiero vencedor.
Casta irritable de los poetas.
Me esfuerzo por ser breve: me vuelvo oscuro.
Somos deudores de la muerte, nosotros y nuestras cosas.
Se pondrán de parto los montes, nacerá un ridículo ratón.
Los poetas quieren ser útiles o agradar.
Sea cual sea tu precepto, sé breve.
La poesía, igual que la pintura.
Esto repetido diez veces seguirá gustando.
Voz que se deja suelta no sabe volver.
Mi excelente padre me acostumbró a huir de los vicios señalándome cada uno con ejemplos.
¿Cómo es que nadie vive contento con la suerte que le ha procurado su decisión o la que le ha deparado el azar, y en cambio alaba a los que siguen caminos distintos?
¿Qué impide que se diga la verdad con risas?
La pequeña hormiguita de trabajo grande.
¿De qué te ríes? Con el nombre cambiado, de ti habla la fábula.
Para evitar unos vicios, los tontos caen en los contrarios.
Me perdono a mí mismo.
Sacúdete a ti mismo.
Miembros despedazados del poeta.
Por no haberme quedado quieto en mi propia piel.
Como si criticaras lunares diseminados en un cuerpo hermoso.
La vida no ha dado nada a los hombres sin gran esfuerzo.
El humor casi siempre salva con más fuerza y mejor que la acritud los grandes asuntos.
Llevar leña a un bosque.
Corrige a menudo si vas a escribir obras dignas de ser releídas y no te esfuerces por que te admire el vulgo.
El lobo ataca a dentelladas, el toro a cornadas.
Un estómago en ayunas raramente desprecia lo vulgar.
Te faltará hasta el as que vale la cuerda.
No sirve de nada un ejemplo que resuelve un problema con otro.
Aguanta y resiste.
¿Qué fiera está tan embrutecida que, tras escapar una vez, vuelva a sus cadenas rotas?
Este hombre o delira o hace versos.
La adversidad suele poner al descubierto el ingenio, la prosperidad lo oculta.
Es virtud huir del vicio y la primera sabiduría haberse librado de la necedad.
Asustan las huellas.
Derriba, construye, vuelve cuadrado lo redondo.
El que empieza tiene la mitad hecha.
Atrévete a pensar.
El palurdo aguarda a que deje de fluir el río.
La vasija conservará largo tiempo el olor del que una vez se impregnó recién hecha.
Puerco de la piara de Epicuro.
Todo lo que está bajo tierra, lo sacará a la luz el tiempo.
Emprende la tarea el primero y déjala el último.
Al pequeño le cuadra lo pequeño.
Puedes rechazar a la naturaleza con una horca, que ella volverá siempre.
Manda u obedece a cualquiera el dinero ganado.
Cambian de cielo, no de carácter, los que corren al otro lado del mar.
Los buenos odian el pecado por amor a la virtud. Tú no te permitirás ninguno por miedo al castigo.
Mezclarás lo sagrado con lo profano.
A menudo se discute por lana de cabra.
Las riquezas hacen tolerable la necedad.
Piensa mucho qué dices, de quién lo dices y a quién lo dices.
Una palabra, dicha una sola vez, vuela sin retorno.
El apartado camino o la senda de la vida retirada.
No pueden gustar ni pervivir mucho los poemas escritos por bebedores de agua.
¡Oh imitadores, atajo servil!
Quema con su brillo quien deja sentir su peso sobre los talentos inferiores al suyo.
Solo después de muerto será amado.
Grecia cautiva cautivó a su fiero vencedor.
Casta irritable de los poetas.
Me esfuerzo por ser breve: me vuelvo oscuro.
Somos deudores de la muerte, nosotros y nuestras cosas.
Se pondrán de parto los montes, nacerá un ridículo ratón.
Los poetas quieren ser útiles o agradar.
Sea cual sea tu precepto, sé breve.
La poesía, igual que la pintura.
Esto repetido diez veces seguirá gustando.
Voz que se deja suelta no sabe volver.
"Alcaparras" de Eduardo Espósito (I)
Vocación
Y llovió sobre la testa del poeta
hasta quedar hecho sopa (de letras)
Espacio físico
El averno ocupa lugar
Extinción
Ya todos los árboles se fueron
y nos dejaron plantados
Suficiencia cínica
El perro escucha
El perro esupropihogar
Pitagórica
E
nt
odo
trián
guloa
moros
oelredo
ndodela
chirusae
sigualalas
umadelosc
uadradosd
elosgametos
Acerca del arte de zafar
A situaciones agobiantes
hago vía antes
Ojo por ojo
Me ningunearon
Los todifiqué
Y llovió sobre la testa del poeta
hasta quedar hecho sopa (de letras)
Espacio físico
El averno ocupa lugar
Extinción
Ya todos los árboles se fueron
y nos dejaron plantados
Suficiencia cínica
El perro escucha
El perro esupropihogar
Pitagórica
E
nt
odo
trián
guloa
moros
oelredo
ndodela
chirusae
sigualalas
umadelosc
uadradosd
elosgametos
Acerca del arte de zafar
A situaciones agobiantes
hago vía antes
Ojo por ojo
Me ningunearon
Los todifiqué
lunes, 24 de marzo de 2014
Selección de la "Décima poesía vertical" de Roberto Juarroz (5), uno de ellos con matemáticas
25
El eco disponible que es la vida
necesita localizar su fuente,
encontrar la vibración original,
el espacio sonoro
anterior al primer movimiento
y la sombra sonora
que proyectó la primera palabra.
A menos que la fuente del sonido
no esté al comienzo del tiempo,
sino al final, al cierre
de esta cruel transparencia.
La vida no sería entonces otra cosa
que una corriente al revés,
un eco ambulatorio
separado o quizás expulsado
hacia atrás de su fuente,
un eco que siempre retrocede.
O más todavía :
un eco sin un sonido como origen,
un eco siempre disponible,
la fatal repeticíon de un sonido inexistente.
28
Eras el portador de la aventura,
el huésped de lo insólito,
titular de los trajines del milagro,
depositario de las rúbricas del viento,
capitán del azul inesperado,
reinventor general de lo existente.
No importa que las costras de la vida
sometieran tu heráldico penacho.
No importa que tu enorme expectativa
se hundiera en los sarcófagos bruñidos.
No importa que tus manos siempre abiertas
te las hayan cerrado con usuras.
No importa que tus sueños para todos
se volvieran un sueño para nadie.
Basta sencillamente que hayas sido
lo que alguna vez fuiste:
un hueco de tos joven
en la cueva envejecida del mundo.
38
Continuidad de los sueños,
semejante a la del pensamiento despierto,
aunque un poco más lejos del cordón de las palabras
y sus nudos azules.
Las particiones son iulusorias:
un sueño, una idea, un hueco en la noche.
Pensar y soñar no son divisibles.
Nada más que un solo sueño,
una sola vigilia,
un solo texto,
una sola mirada,
una sola muerte.
Y tal vez no haya más tampoco que una sola vida,
un solo día, un solo amor, una sola noche.
Y nadie que vele sobre la continuidad de los sueños
y las otras continuidades,
como si de lo continuo del universo
se hubiera desprendido para siempre
la faz candente de lo discontinuo.
Pero en la continuidad de los puentes
queda como un trazo indeleble
la discontinuidad de las orillas.
Y en la continuidad de los ritos del amor
yace la fisura paralizada de un grito.
O en la tierra continua de la soledad,
la parcela sin roturar de ciertas palabras
que no caben en la continuidad de ningún lenguaje.
Quizá en algún momento de este mundo o de otro
existió otra figura, otra línea, otro signo,
la más neta versión de la unidad:
la continuidad mayor de lo discontinuo.
La discontinuidad mayor.
El eco disponible que es la vida
necesita localizar su fuente,
encontrar la vibración original,
el espacio sonoro
anterior al primer movimiento
y la sombra sonora
que proyectó la primera palabra.
A menos que la fuente del sonido
no esté al comienzo del tiempo,
sino al final, al cierre
de esta cruel transparencia.
La vida no sería entonces otra cosa
que una corriente al revés,
un eco ambulatorio
separado o quizás expulsado
hacia atrás de su fuente,
un eco que siempre retrocede.
O más todavía :
un eco sin un sonido como origen,
un eco siempre disponible,
la fatal repeticíon de un sonido inexistente.
28
Eras el portador de la aventura,
el huésped de lo insólito,
titular de los trajines del milagro,
depositario de las rúbricas del viento,
capitán del azul inesperado,
reinventor general de lo existente.
No importa que las costras de la vida
sometieran tu heráldico penacho.
No importa que tu enorme expectativa
se hundiera en los sarcófagos bruñidos.
No importa que tus manos siempre abiertas
te las hayan cerrado con usuras.
No importa que tus sueños para todos
se volvieran un sueño para nadie.
Basta sencillamente que hayas sido
lo que alguna vez fuiste:
un hueco de tos joven
en la cueva envejecida del mundo.
38
Continuidad de los sueños,
semejante a la del pensamiento despierto,
aunque un poco más lejos del cordón de las palabras
y sus nudos azules.
Las particiones son iulusorias:
un sueño, una idea, un hueco en la noche.
Pensar y soñar no son divisibles.
Nada más que un solo sueño,
una sola vigilia,
un solo texto,
una sola mirada,
una sola muerte.
Y tal vez no haya más tampoco que una sola vida,
un solo día, un solo amor, una sola noche.
Y nadie que vele sobre la continuidad de los sueños
y las otras continuidades,
como si de lo continuo del universo
se hubiera desprendido para siempre
la faz candente de lo discontinuo.
Pero en la continuidad de los puentes
queda como un trazo indeleble
la discontinuidad de las orillas.
Y en la continuidad de los ritos del amor
yace la fisura paralizada de un grito.
O en la tierra continua de la soledad,
la parcela sin roturar de ciertas palabras
que no caben en la continuidad de ningún lenguaje.
Quizá en algún momento de este mundo o de otro
existió otra figura, otra línea, otro signo,
la más neta versión de la unidad:
la continuidad mayor de lo discontinuo.
La discontinuidad mayor.
viernes, 21 de marzo de 2014
Enrique Jardiel Poncela, "Máximas mínimas y otros aforismos" (1)
Máximas mínimas: 535 aforismos sobre temas que, por no ser de actualidad, están siempre de actualidad
AFORISMO PRÓLOGO
1. El camino más breve para concluir un libro es comenzarlo.
DEL AMOR
2. El amor es una comedia en un acto: el sexual.
3. El amor es igual que los eclipses de Sol: el primero obliga a madrugar y a ir a verlo al observatorio; el segundo se ve desde el balcón de casa; del tercero se entera uno por los periódicos.
4. El amor es la única vacuna contra el amor.
6. Los amores con los que se pretende limpiar los espíritus suelen no servir más que para ensuciar sábanas.
8. El amor es como una goma elástica que dos seres mantuvieran tirante sujetándola con los dientes; un día uno de los que tiraban se cansa, suelta y la goma le da al otro en las narices.
9. Cuando se ha querido a una mujer y deja de querérsela puede hacerse por ella todo menos volverla a querer.
13. En las historias de amor la educación no da señales de vida más que al principio y al final.
15. El amor, a semejanza de los catarros, empieza poniéndonos febriles, sigue impidiéndonos salir de casa por las noches y acaba abligándonos a secarnos los ojos con el pañuelo.
16. Conservar la amistad después de una ruptura de amor es como invertir seis horas en una partida de ajedrez para acabarla en tablas.
17. En amor lo más difícil es coincidir en los "horarios".
19. El amor es como la salsa mayonesa: cuando se corta hay que tirarlo y empezar otro nuevo.
20. El amor es un hombre y una mujer que están de acuerdo en un punto y en desacuerdo en todos los demás.
23. Al amor, al baño y a la tumba se debe ir desnudo.
24. Los problemas del amor se resuelven casi siempre con la "regla de tres".
26. El amor es el puente que va desde el onanismo al embarazo.
29. En amor lo de menos es los insultos; lo grave es cuando empiezan los bostezos.
30. Lo que mayor interés demuestran en saber los enamorados es aquello que más va a hacerles sufrir.
32. El amor es la guerra de dos que no se odian hasta que no empiezan a quererse.
35. El amor da inteligencia a los idiotas y vuelve idiotas a los inteligentes.
36. En la práctica del amor nada debe dar asco; donde empieza el asco ha acabado el amor.
45. La lengua de la mujer es la comunión del que la ama.
jueves, 20 de marzo de 2014
Federico de Arce publicó hace algunos meses "Miel de brujas" (2)
Todos los días
cuento las flores de mi huerto:
esta aritmética
sin avaricia es mi manera
de rezar el rosario.
No veo las cosas como son las cosas.
En una rama helada
se ha posado la palabra cuervo.
Es sin palabras
que se hace la luz
en la luciérnaga.
Anida la palabra
pájaro
en un árbol
de palabras.
Sin luz. Sin sombra. Sin caverna.
cuento las flores de mi huerto:
esta aritmética
sin avaricia es mi manera
de rezar el rosario.
No veo las cosas como son las cosas.
En una rama helada
se ha posado la palabra cuervo.
Es sin palabras
que se hace la luz
en la luciérnaga.
Anida la palabra
pájaro
en un árbol
de palabras.
Sin luz. Sin sombra. Sin caverna.
Recorrido por "Sombra del Paraíso" de Vicente Aleixandre. Hoy "El perfume" y "Padre mío"
EL PERFUME
Chupar tu vida sobre tus labios,
no es quererte en la muerte.
Chupar tu vida, amante,
para que lenta mueras
de mí, de mí que mato.
Para agotar tu vida
como una rosa exhausta.
Color, olor: mis venas
saben a ti: allí te abres.
Ebriamente encendido,
tú me recorres. Toda,
toda mi sangre es solo
perfume. Tú me habitas,
aroma arrebatado
que por mí te despliegas,
que como sangre corres
por mí: ¡que a mí me pueblas!
PADRE MÍO
A mi hermana
Lejos estás, padre mio, allá en tu reino de las sombras.
Mira a tu hijo, oscuro en esta tiniebla huérfana,
lejos de la benévola luz de tus ojos continuos.
Alli nací, crecí; de aquella luz pura
tomé vida, y aquel fulgor sereno
se embebió en esta forma, que todavía despide,
como un eco apagado, tu luz resplandeciente.
Bajo la frente poderosa, mundo entero de vida,
mente completa que un humano alcanzara,
sentí la sombra que protegió mi infancia. Leve, leve,
resbaló así la niñez como alígero pie sobre una yerba noble,
y si besé a los pájaros, si pude posar mis labios
sobre tantas alas fugaces que una aurora empujara,
fue por ti, por tus benévolos ojos que presidieron mi nacimiento
y fueron como brazos que por encima de mi testa cernían
la luz, la luz tranquila, no heridora a mis ojos de niño.
Alto, padre, como una montaña que pudiera inclinarse,
que pudiera vencerse sobre mi propia frente descuidada
y besarme tan luminosamente, tan silenciosa y puramente
como la luz que pasa por las crestas radiantes
donde reina el azul de los cielos purísimos.
Por tu pecho bajaba una cascada luminosa de bondad, que tocaba
luego mi rostro y bañaba mi cuerpo aún infantil, que emergia
de tu fuerza tranquila como desnudo, reciente,
nacido cada día de ti, porque tú fuiste padre
diario, y cada día yo nací de tu pecho, exhalado
de tu amor, como acaso mensaje de tu seno purísimo.
Porque yo nací entero cada día, entero y tierno siempre,
y débil y gozoso cada día hollé naciendo
la yerba misma intacta: pisé leve, estrené brisas,
henchí también mi seno, y miré el mundo
y lo vi bueno. Bueno tú, padre mío, mundo mío, tú solo.
Hasta la orilla del mar condujiste mi mano.
Benévolo y potente tú como un bosque en la orilla,
yo sentí mis espaldas guardadas contra el viento estrellado.
Pude sumergir mi cuerpo reciente cada aurora en la espuma,
y besar a la mar candorosa en el día,
siempre olvidada, siempre, de su noche de lutos.
Padre, tú me besaste con labios de azul sereno.
Limpios de nubes veía yo tus ojos,
aunque a veces un velo de tristeza eclipsaba a mi frente
esa luz que sin duda de los cielos tomabas.
Oh padre altísimo, oh tierno padre gigantesco
que así, en los brazos, desvalido, me hubiste.
Huérfano de ti, menudo como entonces, caído sobre una yerba triste,
heme hoy aquí, padre, sobre el mundo en tu ausencia,
mientras pienso en tu forma sagrada, habitadora acaso de una sombra amorosa,
por la que nunca, nunca tu corazón me olvida.
Oh padre mío, seguro estoy que en la tiniebla fuerte
tú vives y me amas. Que un vigor poderoso,
un latir, aún revienta en la tierra.
Y que unas ondas de pronto, desde un fondo, sacuden
a la tierra y la ondulan, y a mis pies se estremece.
Pero yo soy de carne todavía. Y mi vida
es de carne, padre, padre mio. Y aquí estoy,
solo, sobre la tierra quieta, menudo como entonces, sin verte,
derribado sobre los inmensos brazos que horriblemente te imitan.
Chupar tu vida sobre tus labios,
no es quererte en la muerte.
Chupar tu vida, amante,
para que lenta mueras
de mí, de mí que mato.
Para agotar tu vida
como una rosa exhausta.
Color, olor: mis venas
saben a ti: allí te abres.
Ebriamente encendido,
tú me recorres. Toda,
toda mi sangre es solo
perfume. Tú me habitas,
aroma arrebatado
que por mí te despliegas,
que como sangre corres
por mí: ¡que a mí me pueblas!
PADRE MÍO
A mi hermana
Lejos estás, padre mio, allá en tu reino de las sombras.
Mira a tu hijo, oscuro en esta tiniebla huérfana,
lejos de la benévola luz de tus ojos continuos.
Alli nací, crecí; de aquella luz pura
tomé vida, y aquel fulgor sereno
se embebió en esta forma, que todavía despide,
como un eco apagado, tu luz resplandeciente.
Bajo la frente poderosa, mundo entero de vida,
mente completa que un humano alcanzara,
sentí la sombra que protegió mi infancia. Leve, leve,
resbaló así la niñez como alígero pie sobre una yerba noble,
y si besé a los pájaros, si pude posar mis labios
sobre tantas alas fugaces que una aurora empujara,
fue por ti, por tus benévolos ojos que presidieron mi nacimiento
y fueron como brazos que por encima de mi testa cernían
la luz, la luz tranquila, no heridora a mis ojos de niño.
Alto, padre, como una montaña que pudiera inclinarse,
que pudiera vencerse sobre mi propia frente descuidada
y besarme tan luminosamente, tan silenciosa y puramente
como la luz que pasa por las crestas radiantes
donde reina el azul de los cielos purísimos.
Por tu pecho bajaba una cascada luminosa de bondad, que tocaba
luego mi rostro y bañaba mi cuerpo aún infantil, que emergia
de tu fuerza tranquila como desnudo, reciente,
nacido cada día de ti, porque tú fuiste padre
diario, y cada día yo nací de tu pecho, exhalado
de tu amor, como acaso mensaje de tu seno purísimo.
Porque yo nací entero cada día, entero y tierno siempre,
y débil y gozoso cada día hollé naciendo
la yerba misma intacta: pisé leve, estrené brisas,
henchí también mi seno, y miré el mundo
y lo vi bueno. Bueno tú, padre mío, mundo mío, tú solo.
Hasta la orilla del mar condujiste mi mano.
Benévolo y potente tú como un bosque en la orilla,
yo sentí mis espaldas guardadas contra el viento estrellado.
Pude sumergir mi cuerpo reciente cada aurora en la espuma,
y besar a la mar candorosa en el día,
siempre olvidada, siempre, de su noche de lutos.
Padre, tú me besaste con labios de azul sereno.
Limpios de nubes veía yo tus ojos,
aunque a veces un velo de tristeza eclipsaba a mi frente
esa luz que sin duda de los cielos tomabas.
Oh padre altísimo, oh tierno padre gigantesco
que así, en los brazos, desvalido, me hubiste.
Huérfano de ti, menudo como entonces, caído sobre una yerba triste,
heme hoy aquí, padre, sobre el mundo en tu ausencia,
mientras pienso en tu forma sagrada, habitadora acaso de una sombra amorosa,
por la que nunca, nunca tu corazón me olvida.
Oh padre mío, seguro estoy que en la tiniebla fuerte
tú vives y me amas. Que un vigor poderoso,
un latir, aún revienta en la tierra.
Y que unas ondas de pronto, desde un fondo, sacuden
a la tierra y la ondulan, y a mis pies se estremece.
Pero yo soy de carne todavía. Y mi vida
es de carne, padre, padre mio. Y aquí estoy,
solo, sobre la tierra quieta, menudo como entonces, sin verte,
derribado sobre los inmensos brazos que horriblemente te imitan.
miércoles, 19 de marzo de 2014
Poemas de Elías Nandino (11, y fin), "Perfección fugaz", "Eternidad carnal" y "Poema prefacio"
PERFECCIÓN FUGAZ
Pinté el tallo,
luego el cáliz,
después la corola
pétalo por pétalo,
y,
al terminar mi rosa,
la induje
a soÑar su aroma.
¡Hice la rosa perfecta!
Tan perfecta
que al día siguiente,
cuando fui a mirarla,
ya estaba muerta.
ETERNIDAD CARNAL
Vámonos quedando así
como los perros, pegados,
hasta que venga la muerte
a separarnos.
O que nos sepulten juntos
ensartados como estamos.
¡Qué más da que difuntos
sigamos cohabitando
bajo tierra, mortalmente enamorados!
POEMA PREFACIO
No me importa
cómo juzguen mi vida,
yo traté de vivirla
haciendo estrictamente
lo que ella apetecía.
No hubo deseo
tentación o capricho
que no le realizara
con eficaz esmero.
Y fuera lo que fuera
al tiempo de cumplirlo
lo transformé en ensueño.
Por ella fui lascivo
y no he dejado puro
ni un poro de mi cuerpo.
Fue tal mi apego
a los desmanes
de su carnal orgía,
que a mis ochenta y dos años
de su infierno en ruinas
aún estoy creando mi poesía.
Pinté el tallo,
luego el cáliz,
después la corola
pétalo por pétalo,
y,
al terminar mi rosa,
la induje
a soÑar su aroma.
¡Hice la rosa perfecta!
Tan perfecta
que al día siguiente,
cuando fui a mirarla,
ya estaba muerta.
ETERNIDAD CARNAL
Vámonos quedando así
como los perros, pegados,
hasta que venga la muerte
a separarnos.
O que nos sepulten juntos
ensartados como estamos.
¡Qué más da que difuntos
sigamos cohabitando
bajo tierra, mortalmente enamorados!
POEMA PREFACIO
No me importa
cómo juzguen mi vida,
yo traté de vivirla
haciendo estrictamente
lo que ella apetecía.
No hubo deseo
tentación o capricho
que no le realizara
con eficaz esmero.
Y fuera lo que fuera
al tiempo de cumplirlo
lo transformé en ensueño.
Por ella fui lascivo
y no he dejado puro
ni un poro de mi cuerpo.
Fue tal mi apego
a los desmanes
de su carnal orgía,
que a mis ochenta y dos años
de su infierno en ruinas
aún estoy creando mi poesía.
martes, 18 de marzo de 2014
"Topología de una página en blanco" al completo aquí
Topología de una página en blanco, de Alejandro Céspedes, tuvo una primera vida en la red; luego tuvimos la suerte de publicarlo en la Colección pi de poesía, aportándole a modo de epílogo unas referencias que pueden ser útiles al lector. Ahora la misma versión salida en papel la tienes completamente disponible también en archivo electrónico.
A ti que no puedes elegir, pues no tienes fácil conseguir la edición impresa, va esta edición electrónica que Alejandro Céspedes recoge en su web junto al resto de su obra.
A ti otro que aún no te decides a adquirir un ejemplar, te facilitamos que lo conozcas, convencidos de que al hacerlo buscarás nuestro volumen en librerías o a través de la página web de Amargord, con lo que contribuirás a que podamos mantener esta bendita locura de ayudar a difundir exquisitas rarezas.
De "La musa sensata", hoy Varrón
VARRÓN
Marco, rumias antigüedades.
No des en demasía ni prometas lo que ya se ha dado.
Mañana me fío, hoy no.
Un defecto de la mujer hay que quitarlo o aguantarlo; el que lo quita hace a la mujer más agradable; el que lo aguanta se hace mejor a sí mismo.
Ningún enfermo sueña algo tan absurdo que no lo haya dicho algún filósofo.
El sabio puede soportar el bien con moderación y el mal con ánimo o con facilidad.
Ni en una buena cosecha deja de haber una espiga vana ni en una mala deja de haber alguna buena.
La ley ni condena al inocente en razón de una enemistad ni perdona al culpable en razón de una amistad.
En la naturaleza todo es semejante al comportamiento humano: el que más puede, avasalla.
Vino, lo que dan por un as; comida, lo que dan por un as; a más nos guía la naturaleza, no la necesidad.
Ignoras qué va a traer el final de la tarde.
Pesar cada palabra con balanza de pesar oro.
¿Es que el hombre que tiene virtud no ha de buscar una capa para la lluvia?
Las patas escalan la cama.
Marco, rumias antigüedades.
No des en demasía ni prometas lo que ya se ha dado.
Mañana me fío, hoy no.
Un defecto de la mujer hay que quitarlo o aguantarlo; el que lo quita hace a la mujer más agradable; el que lo aguanta se hace mejor a sí mismo.
Ningún enfermo sueña algo tan absurdo que no lo haya dicho algún filósofo.
El sabio puede soportar el bien con moderación y el mal con ánimo o con facilidad.
Ni en una buena cosecha deja de haber una espiga vana ni en una mala deja de haber alguna buena.
La ley ni condena al inocente en razón de una enemistad ni perdona al culpable en razón de una amistad.
En la naturaleza todo es semejante al comportamiento humano: el que más puede, avasalla.
Vino, lo que dan por un as; comida, lo que dan por un as; a más nos guía la naturaleza, no la necesidad.
Ignoras qué va a traer el final de la tarde.
Pesar cada palabra con balanza de pesar oro.
¿Es que el hombre que tiene virtud no ha de buscar una capa para la lluvia?
Las patas escalan la cama.
"Ruido o luz"(3, y fin), Daniel Bellón, Carlos Bruno, Ernesto Suárez
TEMBLOR DE MI PULSO QUE SOLO APAGA EL VINO
Parte del temblor universal
Ondas del cuero de un tambor
Tensa piel de cabra pulsante
Ritmo somos
Compás sistodiastólico
Penúltima ola
al hundirse la piedrita
en el charco
Pero tan escandalosos
ANTÁRTICO
Érebo acabó sentado
allá donde nunca fuimos
se hizo un agujero en la cima del monte
colgó los pies dentro
y le arrancó un volcán para calentarse
si nació del caos o del tiempo
ya a nadie le importaba
cansado de ser
la oscuridad eterna
la ausencia de luz allí donde estuviera
la noche oscura
habituado a los rincones ocultos
a las encerradas humedades al moho
al olvido y la huida
quebranto de ser
el primer destino de todos los muertos
y el legatario de todo cuanto ha sido
solo deseaba ser olvidado
dobló su cuello hacia atrás
inspiró con fuerza
con los ojos cerrados
removió con los pies la lava
ahuecó la nieve bajo él
y alzó la nariz
al aire
en lo alto un satélite fotografió
una mancha roja
sobre el hielo polar
ATLÁNTICO
(ajenos a la memoria ancestral de las tortugas
damos vueltas los hombres
sin sentido)
de diciembre a marzo
las tortugas verdes marinas
aovan en una pequeña isla atlántica
apenas una mancha en el océano
a más de dos mil kilómetros
de donde vivien de abril a noviembre
cerca del inmenso continente
donde poseen hermosas y grandes playas
para aovar
así cada año
durante
siete millones de años
genética y anhelo
(solo de vez en cuando
alguien se detiene
y
alza la vista a las estrellas)
lunes, 17 de marzo de 2014
Selección de la "Décima poesía vertical" de Roberto Juarroz (4), dos de ellos con matemáticas
20
Si esto es uno
¿qué será dos?
No es tan solo uno más uno.
A veces es dos
y no deja de ser uno.
Como a veces uno
no deja tampoco de ser dos.
Las cuentas de la realidad no son claras
o por lo menos no lo es
nuestra lectura de sus resultados.
Se nos escapa así
lo que hay entre uno y uno,
se nos escapa lo que hay
simplemente adentro de uno,
se nos escapa
lo que hay en menos uno,
se nos escapa el cero
que circunvala o acompaña siempre
a uno y a dos.
La rosa, ¿es una?
El amor, ¿es dos?
El poema, ¿es ninguno?
21
La franja de locura
que empalma la vigilia con el sueño,
esa degradación o desenlace,
ese desequilibrio que nos lleva al dormir,
desparrama todas las creencias,
todas las certidumbres,
como semillas huecas que nos muestran
que existir es un enclave
supletorio del caos.
Disgregarse de figura en figura,
de sustancia en sustancia,
de caída en caída,
no es el desconcierto de un lenguaje
que se mezcla con otro,
sino la muerte misma del lenguaje,
porque los lenguajes también mueren.
Y quedarse sin lenguaje
es retroceder hasta más allá del nacer,
hasta las figuras resecas de la nada,
ya que la nada también tiene sus figuras.
La franja de locura
que despeña la vigilia en el sueño
es justamente eso:
la experiencia sin verbo
de una nada concreta.
24
Los diferentes ángulos de la lluvia
nos distraen de la más íntima
naturaleza de la lluvia:
caer siempre perpendicular a algo.
Así a veces cae perpendicular al corazón,
pero el corazón tiene miedo
y escapa de todas las perpendiculares.
Otras veces cae perpendicular a los muertos,
pero los muertos ya no aciertan ninguna geometría.
Y otras veces cae perpendicular a la noche,
pero la noche la abraza como un surtidor por todas partes.
Sin embargo la perpendicular de la lluvia,
para cumplir su llamado,
no necesita ni siquiera una línea,
sino tan solo un punto donde poder caer
y hundirse plenamente.
Si esto es uno
¿qué será dos?
No es tan solo uno más uno.
A veces es dos
y no deja de ser uno.
Como a veces uno
no deja tampoco de ser dos.
Las cuentas de la realidad no son claras
o por lo menos no lo es
nuestra lectura de sus resultados.
Se nos escapa así
lo que hay entre uno y uno,
se nos escapa lo que hay
simplemente adentro de uno,
se nos escapa
lo que hay en menos uno,
se nos escapa el cero
que circunvala o acompaña siempre
a uno y a dos.
La rosa, ¿es una?
El amor, ¿es dos?
El poema, ¿es ninguno?
21
La franja de locura
que empalma la vigilia con el sueño,
esa degradación o desenlace,
ese desequilibrio que nos lleva al dormir,
desparrama todas las creencias,
todas las certidumbres,
como semillas huecas que nos muestran
que existir es un enclave
supletorio del caos.
Disgregarse de figura en figura,
de sustancia en sustancia,
de caída en caída,
no es el desconcierto de un lenguaje
que se mezcla con otro,
sino la muerte misma del lenguaje,
porque los lenguajes también mueren.
Y quedarse sin lenguaje
es retroceder hasta más allá del nacer,
hasta las figuras resecas de la nada,
ya que la nada también tiene sus figuras.
La franja de locura
que despeña la vigilia en el sueño
es justamente eso:
la experiencia sin verbo
de una nada concreta.
24
Los diferentes ángulos de la lluvia
nos distraen de la más íntima
naturaleza de la lluvia:
caer siempre perpendicular a algo.
Así a veces cae perpendicular al corazón,
pero el corazón tiene miedo
y escapa de todas las perpendiculares.
Otras veces cae perpendicular a los muertos,
pero los muertos ya no aciertan ninguna geometría.
Y otras veces cae perpendicular a la noche,
pero la noche la abraza como un surtidor por todas partes.
Sin embargo la perpendicular de la lluvia,
para cumplir su llamado,
no necesita ni siquiera una línea,
sino tan solo un punto donde poder caer
y hundirse plenamente.
jueves, 13 de marzo de 2014
Federico de Arce publicó hace algunos meses "Miel de brujas" (1)
Sé como los árboles,
cabeza.
Mantén el equilibrio
llena de pájaros.
Sé como el pájaro, poeta.
Canta lo que se puede
cantar, el canto mismo
con la alegría y vuelo
de las palabras
que ni siquiera escritas
permanecen.
Por la mañana
las gaviotas escriben
en la arena
poemas que las olas
recitan y silencian.
¿Por qué veo
al fondo del espejo
al viejo que seré
y no al niño que fui?
¿Quién eres tú
que tienes miedo
entre los árboles?
Un árbol no se alza
contra nadie.
cabeza.
Mantén el equilibrio
llena de pájaros.
Sé como el pájaro, poeta.
Canta lo que se puede
cantar, el canto mismo
con la alegría y vuelo
de las palabras
que ni siquiera escritas
permanecen.
Por la mañana
las gaviotas escriben
en la arena
poemas que las olas
recitan y silencian.
¿Por qué veo
al fondo del espejo
al viejo que seré
y no al niño que fui?
¿Quién eres tú
que tienes miedo
entre los árboles?
Un árbol no se alza
contra nadie.
Recorrido por "Sombra del Paraíso" de Vicente Aleixandre. Hoy selección de "Los inmortales"
LOS INMORTALES
I
LA LLUVIA
La cintura no es rosa.
No es ave. No son plumas.
La cintura es la lluvia,
fragilidad, gemido
que a ti se entrega. Ciñe,
mortal, tú con tu brazo
un agua dulce, queja
de amor. Estrecha, estréchala.
Toda la lluvia un junco
parece. ¡Cómo ondula,
si hay viento, si hay tu brazo,
mortal que, hoy sí, la adoras!
III
LA PALABRA
La palabra fue un día
calor: un labio humano.
Era la luz como mañana joven; más: relámpago
en esta eternidad desnuda. Amaba
alguien. Sin antes ni despues. Y el verbo
brotó. ¡Palabra sola y pura
por siempre -Amor- en el espacio bello!
V
EL FUEGO
Todo el fuego suspende
la pasión. ¡Luz es sola!
Mirad cuán puro se alza
hasta lamer los cielos,
mientras las aves todas
por él vuelan. ¡No abrasa!
¿Y el hombre? Nunca. Libre
todavía de ti,
humano, está ese fuego.
Luz es, luz inocente.
¡Humano: nunca nazcas!
VI
EL AIRE
Aún más que el mar, el aire,
más inmenso que el mar, está tranquilo.
Alto velar de lucidez sin nadie.
Acaso la corteza pudo un día,
de la tierra, sentirte, humano. Invicto,
el aire ignora que habitó en tu pecho.
Sin memoria, inmortal, el aire esplende.
I
LA LLUVIA
La cintura no es rosa.
No es ave. No son plumas.
La cintura es la lluvia,
fragilidad, gemido
que a ti se entrega. Ciñe,
mortal, tú con tu brazo
un agua dulce, queja
de amor. Estrecha, estréchala.
Toda la lluvia un junco
parece. ¡Cómo ondula,
si hay viento, si hay tu brazo,
mortal que, hoy sí, la adoras!
III
LA PALABRA
La palabra fue un día
calor: un labio humano.
Era la luz como mañana joven; más: relámpago
en esta eternidad desnuda. Amaba
alguien. Sin antes ni despues. Y el verbo
brotó. ¡Palabra sola y pura
por siempre -Amor- en el espacio bello!
V
EL FUEGO
Todo el fuego suspende
la pasión. ¡Luz es sola!
Mirad cuán puro se alza
hasta lamer los cielos,
mientras las aves todas
por él vuelan. ¡No abrasa!
¿Y el hombre? Nunca. Libre
todavía de ti,
humano, está ese fuego.
Luz es, luz inocente.
¡Humano: nunca nazcas!
VI
EL AIRE
Aún más que el mar, el aire,
más inmenso que el mar, está tranquilo.
Alto velar de lucidez sin nadie.
Acaso la corteza pudo un día,
de la tierra, sentirte, humano. Invicto,
el aire ignora que habitó en tu pecho.
Sin memoria, inmortal, el aire esplende.
miércoles, 12 de marzo de 2014
Poemas de Elías Nandino (10), "Nocturna palabra"
NOCTURNA PALABRA
Todo grito que hiere la delgadez del aire,
toda queja que alarga su dolorosa espina,
lo que se dice junto al cuerpo amado,
las plegarias volcadas
al pie de los altares de la duda,
la confusión babélica
en bullicio de lenguas espectrales,
el primer balbuceo
que al virgen labio despertó el azoro,
el canto eternizado
en la madurez que anhela repetirlo,
el alba de alegrías
o el son de las exequias:
subsisten en la atmósfera, insepultos,
desollados de sílabas,
en mimetismo con el vaho del mundo,
y libres en su ritmo giratorio
de concéntricas fugas sin naufragio.
Todo vive latente en el silencio
como en la sombra habita la luz muerta.
Por eso, algunas veces, en la noche,
cuando nada ni nada se denuncia
porque tierra, horizonte, luto y nubes
son una sola densidad sin labios:
del muro o la ventana,
del árbol o del viento,
asalta el bulto exacto de una frase,
la bruma corporal de algún pronombre,
o el súbito venero
de lumbre negra que agitada escribe
el hirsuto mensaje de sus llamas.
Yo miro, escucho, siento
ese desliz vacío, ese caer sin golpe,
esa atracción flotante
que al estrechar el humo de sus tactos
pronuncia la mudez desesperada
del sumergido aliento del idioma.
Inaudible latir de excavaciones
son las palabras idas
que siguen existiendo, sin semblante,
en el libre escondite del espacio.
Son ánimas en pena
que imploran el instante que articule
el vértigo sonoro de su verbo,
o la mirada ardiente de unos ojos
que, al leerlas en su fosa de letras,
exhumen su vivencia
y de nuevo les hundan
el albor remozado de la imagen.
Una selva de voces sin sonido
oscila en la negrura
— perfumes sin corola, alas sin ángel
o pasiones cortadas de su fiebre —
anhelando encontrar
la boca que dé vida a las luciérnagas
de cada letra y amorosa entone
el virginal secreto que atesoran.
Cuando pongo el oído en el silencio
que la oscura quietud exalta y ciñe.
descubro en su mutismo
un habitar de roces,
un desdecir de acentos,
un tañido profundo del vacío
que, al penetrar la red de mis sentidos,
levanta por debajo de mi frente
la enardecida torre del monólogo.
Todo grito que hiere la delgadez del aire,
toda queja que alarga su dolorosa espina,
lo que se dice junto al cuerpo amado,
las plegarias volcadas
al pie de los altares de la duda,
la confusión babélica
en bullicio de lenguas espectrales,
el primer balbuceo
que al virgen labio despertó el azoro,
el canto eternizado
en la madurez que anhela repetirlo,
el alba de alegrías
o el son de las exequias:
subsisten en la atmósfera, insepultos,
desollados de sílabas,
en mimetismo con el vaho del mundo,
y libres en su ritmo giratorio
de concéntricas fugas sin naufragio.
Todo vive latente en el silencio
como en la sombra habita la luz muerta.
Por eso, algunas veces, en la noche,
cuando nada ni nada se denuncia
porque tierra, horizonte, luto y nubes
son una sola densidad sin labios:
del muro o la ventana,
del árbol o del viento,
asalta el bulto exacto de una frase,
la bruma corporal de algún pronombre,
o el súbito venero
de lumbre negra que agitada escribe
el hirsuto mensaje de sus llamas.
Yo miro, escucho, siento
ese desliz vacío, ese caer sin golpe,
esa atracción flotante
que al estrechar el humo de sus tactos
pronuncia la mudez desesperada
del sumergido aliento del idioma.
Inaudible latir de excavaciones
son las palabras idas
que siguen existiendo, sin semblante,
en el libre escondite del espacio.
Son ánimas en pena
que imploran el instante que articule
el vértigo sonoro de su verbo,
o la mirada ardiente de unos ojos
que, al leerlas en su fosa de letras,
exhumen su vivencia
y de nuevo les hundan
el albor remozado de la imagen.
Una selva de voces sin sonido
oscila en la negrura
— perfumes sin corola, alas sin ángel
o pasiones cortadas de su fiebre —
anhelando encontrar
la boca que dé vida a las luciérnagas
de cada letra y amorosa entone
el virginal secreto que atesoran.
Cuando pongo el oído en el silencio
que la oscura quietud exalta y ciñe.
descubro en su mutismo
un habitar de roces,
un desdecir de acentos,
un tañido profundo del vacío
que, al penetrar la red de mis sentidos,
levanta por debajo de mi frente
la enardecida torre del monólogo.
martes, 11 de marzo de 2014
"La musa sensata", aforismos latinos. Hoy Ennio y Lucilio
Prosigo mi búsqueda personal de aforismos, sentencias, máximas... de carácter poético, filosófico, humorístico... Y ahora que tengo formado un cuerpo, creo, considerable, es momento de hacer una búsqueda más intensiva de la tradición antes de dar por concluido mi proyecto. Evito ponerme pedante y aleccionador y voy al grano (al clítorix, prefiero decir).
La musa sensata: aforismos y proverbios en la sátira latina es un libro que han hecho Pilar Jiménez Gazapo, Mercedes Morillas Gómez, Francisca Morillo Ruiz y publicado por Cátedra en el año 2012. En él, con sumo gusto filológico, hacen algunas breves pero amplias consideraciones sobre el género y presentan con erudición de detalles una selección de Ennio, Lucilio, Varrón, Horacio, Séneca, Persio y Juvenal.
Sin más, ahora sí, al clítorix.
ENNIO
Nosotros, que antes fuimos rudinos, ahora somos romanos.
Buscan en el junco lo que se suele llamar nudo.
No esperes que los amigos hagan lo que tú mismo puedas hacer.
LUCILIO
Yo,cuando saco un verso de mis entrañas.
Yo no escribo ni para los muy sabios ni para los nada sabios.
No quiero agradar al pueblo igual que estos escritores, yo lo que he querido es captar su espíritu.
No todos podemos todo.
Esfuérzate en aprender, para que la propia realidad y la razón no te desmientan.
Sé más sabio que los demás, aléjate de los amigos hacia alguna parte cuando estés harto.
Porque los mismos que descienden al lodo sacan de él a otros.
Una vez cogido un atún, echan fuera el gobio.
Juzgar además entre las primeras las cosas que son convenientes para la patria, luego las de los padres, en tercer lugar, y por último, las nuestras.
La musa sensata: aforismos y proverbios en la sátira latina es un libro que han hecho Pilar Jiménez Gazapo, Mercedes Morillas Gómez, Francisca Morillo Ruiz y publicado por Cátedra en el año 2012. En él, con sumo gusto filológico, hacen algunas breves pero amplias consideraciones sobre el género y presentan con erudición de detalles una selección de Ennio, Lucilio, Varrón, Horacio, Séneca, Persio y Juvenal.
Sin más, ahora sí, al clítorix.
ENNIO
Nosotros, que antes fuimos rudinos, ahora somos romanos.
Buscan en el junco lo que se suele llamar nudo.
No esperes que los amigos hagan lo que tú mismo puedas hacer.
LUCILIO
Yo,cuando saco un verso de mis entrañas.
Yo no escribo ni para los muy sabios ni para los nada sabios.
No quiero agradar al pueblo igual que estos escritores, yo lo que he querido es captar su espíritu.
No todos podemos todo.
Esfuérzate en aprender, para que la propia realidad y la razón no te desmientan.
Sé más sabio que los demás, aléjate de los amigos hacia alguna parte cuando estés harto.
Porque los mismos que descienden al lodo sacan de él a otros.
Una vez cogido un atún, echan fuera el gobio.
Juzgar además entre las primeras las cosas que son convenientes para la patria, luego las de los padres, en tercer lugar, y por último, las nuestras.
"Ruido o luz"(2), Daniel Bellón, Carlos Bruno, Ernesto Suárez
PROCEDEMOS DE POLVO DE LAS ESTRELLAS
dicen
Un calor seco en el frío absoluto del espacio
Que cayó sobre esta piedra que es la tierra
Y prosperó múltiple y diverso hasta ser esto
Que asemejamos ser De aquel calor y aquel
Frío secos
Nos quedó para siempre una sed inacabable
TU VIENTRE
en la noche
emite una señal ineludible
capaz de cruzar un continente
hasta las gastadas yemas de mis dedos
No hay en verdad silencio hay sonidos
que no alcanzamos
vibraciones que nos cruzan
sin sentirlo
el eco de un temblor
el rastro sutil del estampido inicial
La radiación de fondo
UNA SORPRESA RELATIVA
Debido a la velocidad limitada de la luz
resulta que podemos ver más atrás en el tiempo
cuanto más lejos miremos
Afilo mi vista allende el horizonte
para volverte a ver
NÓRDICO
bajo el cielo compacto
solo brillan en su blanco los copos de nieve cayendo
y la sonrisa sin meta de los borrachos
en los bares que bordean la estación
central de Copenhague
origen y destino
del estado providencia
dicen
Un calor seco en el frío absoluto del espacio
Que cayó sobre esta piedra que es la tierra
Y prosperó múltiple y diverso hasta ser esto
Que asemejamos ser De aquel calor y aquel
Frío secos
Nos quedó para siempre una sed inacabable
TU VIENTRE
en la noche
emite una señal ineludible
capaz de cruzar un continente
hasta las gastadas yemas de mis dedos
No hay en verdad silencio hay sonidos
que no alcanzamos
vibraciones que nos cruzan
sin sentirlo
el eco de un temblor
el rastro sutil del estampido inicial
La radiación de fondo
UNA SORPRESA RELATIVA
Debido a la velocidad limitada de la luz
resulta que podemos ver más atrás en el tiempo
cuanto más lejos miremos
Afilo mi vista allende el horizonte
para volverte a ver
NÓRDICO
bajo el cielo compacto
solo brillan en su blanco los copos de nieve cayendo
y la sonrisa sin meta de los borrachos
en los bares que bordean la estación
central de Copenhague
origen y destino
del estado providencia
lunes, 10 de marzo de 2014
Selección de la "Décima poesía vertical" de Roberto Juarroz (3)
10
Las distancias no miden lo mismo
de noche y de día.
A veces hay que esperar la noche
para que una distancia se acorte.
A veces hay que esperar el día.
Por otra parte
la oscuridad o la luz
teje de tal manera en ciertos casos
el espacio y sus combinaciones,
que los valores se invierten:
lo largo se vuelve corto,
lo corto se vuelve largo.
Y además, hay un hecho:
la noche y el día
no llenan igualmente el espacio,
ni siquiera totalmente.
Y no miden lo mismo
las distancias llenas
y las distancias vacías.
Como tampoco miden lo mismo
las distancias entre las cosas grandes
y las distancias entre las cosas pequeñas.
11
¿Qué le quita el árbol a la mirada?
¿Qué le quita la mirada al árbol?
¿Qué queda de uno en otro?
Ni siquiera somos capaces
de recoger un grano de polvo
de aquello que pasa a nuestro lado
Pero, por otra parte,
¿hay alguien que recoja un grano de polvo
de quienes pasamos
al lado de todo?
Nos miramos,
nosotros y las cosas,
y hasta quizá nos reconocemos
como estatuas de sal.
Ancestrales automatismos
nos ubican a unos junto a otros.
Todos pasamos.
Pero nadie es capaz de detener un color o un perfume,
de recoger el movimiento de una hoja o un párpado,
de conservar nada más que hasta mañana
el brote de una pequeña armonía.
Nadie detiene nada,
ni aun adentro de sí mismo.
Y el viejo sueño es ese: detenernos.
Que alguien o algo nos detenga.
Porque ni aun la muerte nos detiene:
tan solo nos destruye.
14
La mirada une y separa,
como un brazo que se alarga hacia algo.
Y también como la sangre,
que es además otra mirada.
Por otra parte, no sabemos dónde está lo que importa,
si en un extremo o el otro de ese hilo intangible,
ya que hasta la luz juega a dos puntas,
adelante y atrás del ojo que mira.
Pero quizá más que si une o separa algo,
es la propia mirada lo que importa,
aunque en ambos extremos no haya nada
o aunque haya algo nada más que en uno solo.
Las distancias no miden lo mismo
de noche y de día.
A veces hay que esperar la noche
para que una distancia se acorte.
A veces hay que esperar el día.
Por otra parte
la oscuridad o la luz
teje de tal manera en ciertos casos
el espacio y sus combinaciones,
que los valores se invierten:
lo largo se vuelve corto,
lo corto se vuelve largo.
Y además, hay un hecho:
la noche y el día
no llenan igualmente el espacio,
ni siquiera totalmente.
Y no miden lo mismo
las distancias llenas
y las distancias vacías.
Como tampoco miden lo mismo
las distancias entre las cosas grandes
y las distancias entre las cosas pequeñas.
11
¿Qué le quita el árbol a la mirada?
¿Qué le quita la mirada al árbol?
¿Qué queda de uno en otro?
Ni siquiera somos capaces
de recoger un grano de polvo
de aquello que pasa a nuestro lado
Pero, por otra parte,
¿hay alguien que recoja un grano de polvo
de quienes pasamos
al lado de todo?
Nos miramos,
nosotros y las cosas,
y hasta quizá nos reconocemos
como estatuas de sal.
Ancestrales automatismos
nos ubican a unos junto a otros.
Todos pasamos.
Pero nadie es capaz de detener un color o un perfume,
de recoger el movimiento de una hoja o un párpado,
de conservar nada más que hasta mañana
el brote de una pequeña armonía.
Nadie detiene nada,
ni aun adentro de sí mismo.
Y el viejo sueño es ese: detenernos.
Que alguien o algo nos detenga.
Porque ni aun la muerte nos detiene:
tan solo nos destruye.
14
La mirada une y separa,
como un brazo que se alarga hacia algo.
Y también como la sangre,
que es además otra mirada.
Por otra parte, no sabemos dónde está lo que importa,
si en un extremo o el otro de ese hilo intangible,
ya que hasta la luz juega a dos puntas,
adelante y atrás del ojo que mira.
Pero quizá más que si une o separa algo,
es la propia mirada lo que importa,
aunque en ambos extremos no haya nada
o aunque haya algo nada más que en uno solo.
jueves, 6 de marzo de 2014
Clara Janés, "Orbes del sueño" (5, y fin)
estar quí y allí y no estar
o no estar en absoluto
y ser la presencia permanente
y la esperanza del que no sabe
si es mera ausencia
pero la nada...
-pájaro solitario
desasido color-
anulación exige
cuando el amor se conforma
con dejar de ser
¿plasmará el blanco
el sueño de lo negro
materia oscura
que refracta la luz
y en el espacio más remoto
se oculta?
ecuaciones en las células
y en el aire respirado
inscritas también
en la nieve y en el agua
perduran
en el mismo consumirse
del fuego
se posan
en los copos de la atmósfera
o en las hojas
tal rocío caricioso
para una mano
que de pronto las escribe
y lanza el anzuelo
a la entraña secreta
de los giros siderales
intacto amor
del nombrado como
Aquello
en la semilla
está la flor
¿hubo flor sin semilla?
¿fue el verde antes que el agua?
azul proximidad
inicial negro final
potencia compacta y separación
estallido de formas
caos y movimiento
y el arco iris de la luz
engañosa ilusión
de relaciones habla solamente
el fondo sigue oculto
fugitivo
permitiendo el baile de la memoria
causa efecto
efecto causa
inteligencia medidora que dice
no es esto no es esto
busco el algoritmo
como gota de agua en el fondo del mar
de las contradicciones
distante vibra
ajeno a mí
mi propio deseo
en la flor
está la semilla
o no estar en absoluto
y ser la presencia permanente
y la esperanza del que no sabe
si es mera ausencia
pero la nada...
-pájaro solitario
desasido color-
anulación exige
cuando el amor se conforma
con dejar de ser
¿plasmará el blanco
el sueño de lo negro
materia oscura
que refracta la luz
y en el espacio más remoto
se oculta?
ecuaciones en las células
y en el aire respirado
inscritas también
en la nieve y en el agua
perduran
en el mismo consumirse
del fuego
se posan
en los copos de la atmósfera
o en las hojas
tal rocío caricioso
para una mano
que de pronto las escribe
y lanza el anzuelo
a la entraña secreta
de los giros siderales
intacto amor
del nombrado como
Aquello
en la semilla
está la flor
¿hubo flor sin semilla?
¿fue el verde antes que el agua?
azul proximidad
inicial negro final
potencia compacta y separación
estallido de formas
caos y movimiento
y el arco iris de la luz
engañosa ilusión
de relaciones habla solamente
el fondo sigue oculto
fugitivo
permitiendo el baile de la memoria
causa efecto
efecto causa
inteligencia medidora que dice
no es esto no es esto
busco el algoritmo
como gota de agua en el fondo del mar
de las contradicciones
distante vibra
ajeno a mí
mi propio deseo
en la flor
está la semilla
Recorrido por "Sombra del Paraíso" de Vicente Aleixandre. Hoy "Mensaje"
MENSAJE
Amigos, no preguntéis a la gozosa mañana
por qué el sol intangible da su fuerza a los hombres.
Bebed su claro don, su lucidez en la sombra,
en los brazos amantes de ese azul inspirado,
y abrid los ojos sobre la belleza del mar, como del amor,
ebrios de luz sobre la hermosa vida,
mientras cantan los pájaros su mensaje infinito
y hay un presentimiento de espuma en vuestras frentes
y un rapto de deseo en los aires dichosos,
que como labios dulces trémulamente asedian.
Vosotros venís de la remota montaña,
quieta montaña de majestad velada,
pero no ignoráis la luz, porque en los ojos nace
cada mañana el mar con su azul intocable,
su inmarcesible brío luminoso y clamante,
palabra entera que un universo grita
mientras besa a la tierra con perdidas espumas.
Recogiendo del aire una voz, un deseo,
un misterio que una mano quizá asiera un día entre un vuelo de pájaros,
contempláis el amor, cósmico afán del hombre,
y esa fragante plenitud de la tierra
donde árboles colmados de primavera urgente
dan su luz o sus pomas a unos labios sedientos.
Mirad el vasto coro de las nubes,
alertas sobre el mar,
enardecidas reflejar el mensaje
de un sol de junio que abrasado convoca
a una sangre común con su luz despiadada.
Embebed en vuestra cabellera el rojo ardor de los besos inmensos
que se deshacen salpicados de brillos,
y destelle otra vez, y siempre, en vuestros ojos el verde piafador de las playas,
donde un galope oculto de mar rompe en espumas.
Besad la arena, acaso eco del sol, caliente a vino, a celeste mensaje,
licor de luz que en los labios chorrea
y trastorna en la ebria lucidez a las almas,
veladoras después en la noche de estrellas.
¡Ah! Amigos, arrojad lejos, sin mirar, los artefactos tristes,
tristes ropas, palabras, palos ciegos, metales,
y desnudos de majestad y pureza frente al grito del mundo,
lanzad el cuerpo al abismo de la mar, de la luz, de la dicha inviolada,
mientras el universo, ascua pura y final, se consume.
Amigos, no preguntéis a la gozosa mañana
por qué el sol intangible da su fuerza a los hombres.
Bebed su claro don, su lucidez en la sombra,
en los brazos amantes de ese azul inspirado,
y abrid los ojos sobre la belleza del mar, como del amor,
ebrios de luz sobre la hermosa vida,
mientras cantan los pájaros su mensaje infinito
y hay un presentimiento de espuma en vuestras frentes
y un rapto de deseo en los aires dichosos,
que como labios dulces trémulamente asedian.
Vosotros venís de la remota montaña,
quieta montaña de majestad velada,
pero no ignoráis la luz, porque en los ojos nace
cada mañana el mar con su azul intocable,
su inmarcesible brío luminoso y clamante,
palabra entera que un universo grita
mientras besa a la tierra con perdidas espumas.
Recogiendo del aire una voz, un deseo,
un misterio que una mano quizá asiera un día entre un vuelo de pájaros,
contempláis el amor, cósmico afán del hombre,
y esa fragante plenitud de la tierra
donde árboles colmados de primavera urgente
dan su luz o sus pomas a unos labios sedientos.
Mirad el vasto coro de las nubes,
alertas sobre el mar,
enardecidas reflejar el mensaje
de un sol de junio que abrasado convoca
a una sangre común con su luz despiadada.
Embebed en vuestra cabellera el rojo ardor de los besos inmensos
que se deshacen salpicados de brillos,
y destelle otra vez, y siempre, en vuestros ojos el verde piafador de las playas,
donde un galope oculto de mar rompe en espumas.
Besad la arena, acaso eco del sol, caliente a vino, a celeste mensaje,
licor de luz que en los labios chorrea
y trastorna en la ebria lucidez a las almas,
veladoras después en la noche de estrellas.
¡Ah! Amigos, arrojad lejos, sin mirar, los artefactos tristes,
tristes ropas, palabras, palos ciegos, metales,
y desnudos de majestad y pureza frente al grito del mundo,
lanzad el cuerpo al abismo de la mar, de la luz, de la dicha inviolada,
mientras el universo, ascua pura y final, se consume.
miércoles, 5 de marzo de 2014
"Cantos de Amor" de Ausias March, en traducción de Jorge de Montemayor, "Canto XVII"
CANTO XVII
Si prés g-rans Inals un bém será gwardat
Si en tanto mal un bien se me recresce,
mi planto en gran plazer será tornado;
qu'el gozo a par del mal, mejor paresce,
y tanto vale el bien como es preciado.
Con un pequeño don que se le offresce
a un pobre, queda príncipe en su estado;
y a un rico avaro, el oro y la riqueza
no pueden defendelle de pobreza.
El modo de sacar contentamiento
d'allí, mi pensamiento mide y piensa;
Amor de verlo muerto está contento,
¡ved si hay poder suffrir tan grand'offensa!
Muda sus leyes en mí, por más tormento,
y contra sus decretos va y dispensa;
la esperiencia en mí faltó de presto,
y Amor no quiere ser señor en esto.
Quanto criado está debaxo el cielo,
calienta el sol, de invierno y en estío,
y Amor los coraçones de buen zelo,
si no es el vuestro, qu'en estremo es frío;
¿d'adónde procedió tal nieve o yelo,
que al fuego del Amor le da desvío,
pues echa de su celda al hermitaño,
y aun entra por allí deleyte estraño?
Phedra de puro amor de su entenado
en bivo fuego ardía y se abrasava,
y Lançarote fue tan bien amado,
qu'en fin murió por él quien le matava.
Crueles hados, vos que havéys juzgado
que amasse un coraçón de fiera brava,
hazelde blando, porque yo no basto
a resistir un rostro hermoso y casto.
Mil sinrazones haze Amor contino,
mas nunca tan injustas como agora;
de gran dolor me muero y desatino,
y vos muy más cruel de hora en hora.
En vos estoy, en vos sola ymagino,
y no hay salir de allí; mas, ¡o, señora!,
que en no querer mirarme veo y siento
quán libre tenéys siempr'el pensamiento.
Harán, si fuere amado, muy gran fiesta,
pues de tan mal estado havré salido;
y pues la hazen todos manifiesta
en ver ganar aquel que fue perdido,
los músicos no callen, noche y siesta.
Afilen los poetas su sentido,
los aldeanos salten, luchen, canten,
y los que bien amaren no s'espanten.
Cien mil se vanaglorian y levantan,
diziendo que al Amor han conoscido;
mas por oýdas solas lo han sentido,
y de sus hechos hablan y s'espantan.
Si prés g-rans Inals un bém será gwardat
Si en tanto mal un bien se me recresce,
mi planto en gran plazer será tornado;
qu'el gozo a par del mal, mejor paresce,
y tanto vale el bien como es preciado.
Con un pequeño don que se le offresce
a un pobre, queda príncipe en su estado;
y a un rico avaro, el oro y la riqueza
no pueden defendelle de pobreza.
El modo de sacar contentamiento
d'allí, mi pensamiento mide y piensa;
Amor de verlo muerto está contento,
¡ved si hay poder suffrir tan grand'offensa!
Muda sus leyes en mí, por más tormento,
y contra sus decretos va y dispensa;
la esperiencia en mí faltó de presto,
y Amor no quiere ser señor en esto.
Quanto criado está debaxo el cielo,
calienta el sol, de invierno y en estío,
y Amor los coraçones de buen zelo,
si no es el vuestro, qu'en estremo es frío;
¿d'adónde procedió tal nieve o yelo,
que al fuego del Amor le da desvío,
pues echa de su celda al hermitaño,
y aun entra por allí deleyte estraño?
Phedra de puro amor de su entenado
en bivo fuego ardía y se abrasava,
y Lançarote fue tan bien amado,
qu'en fin murió por él quien le matava.
Crueles hados, vos que havéys juzgado
que amasse un coraçón de fiera brava,
hazelde blando, porque yo no basto
a resistir un rostro hermoso y casto.
Mil sinrazones haze Amor contino,
mas nunca tan injustas como agora;
de gran dolor me muero y desatino,
y vos muy más cruel de hora en hora.
En vos estoy, en vos sola ymagino,
y no hay salir de allí; mas, ¡o, señora!,
que en no querer mirarme veo y siento
quán libre tenéys siempr'el pensamiento.
Harán, si fuere amado, muy gran fiesta,
pues de tan mal estado havré salido;
y pues la hazen todos manifiesta
en ver ganar aquel que fue perdido,
los músicos no callen, noche y siesta.
Afilen los poetas su sentido,
los aldeanos salten, luchen, canten,
y los que bien amaren no s'espanten.
Cien mil se vanaglorian y levantan,
diziendo que al Amor han conoscido;
mas por oýdas solas lo han sentido,
y de sus hechos hablan y s'espantan.
Poemas de Elías Nandino (9), "Autodefensa" y "Poema en las sombras"
AUTODEFENSA
Un día
la voz de la conciencia
me laceraba tanto
que, desperado,
me coloqué
frente al espejo
y discutí...
(Salí absuelto
y los dos terminamos
llorando...)
POEMA EN LAS SOMBRAS
Los dos como sonámbulos buscando en las sombras
el pulso de una estrella nacida de nosotros,
que juntos, con el goce, gozando asesinamos.
A oscuras, tropezando, tocamos lo invisible
que las tinieblas forman con sus muros de asedio,
y tan sOlo encontramos la soledad desnuda
exhalando en silencio sus latidos vacíos.
Ya nada existe ahora y los dos ambulamos
por caminos distintos y dolores iguales,
buscando sin sosiego la vida luminosa
de la frágil estrella que los dos apagamos.
Un día, sin esfuerzo, los dos nos cansaremos
de andar solos a solas por esta noche eterna,
y solos rodaremos a nuestras muertes solas;
pero entonces las muertes, con una nueva vida,
salvarán de las sombras la estrella que perdimos,
y en su luz ya seremos amor indivisible.
Un día
la voz de la conciencia
me laceraba tanto
que, desperado,
me coloqué
frente al espejo
y discutí...
(Salí absuelto
y los dos terminamos
llorando...)
POEMA EN LAS SOMBRAS
Los dos como sonámbulos buscando en las sombras
el pulso de una estrella nacida de nosotros,
que juntos, con el goce, gozando asesinamos.
A oscuras, tropezando, tocamos lo invisible
que las tinieblas forman con sus muros de asedio,
y tan sOlo encontramos la soledad desnuda
exhalando en silencio sus latidos vacíos.
Ya nada existe ahora y los dos ambulamos
por caminos distintos y dolores iguales,
buscando sin sosiego la vida luminosa
de la frágil estrella que los dos apagamos.
Un día, sin esfuerzo, los dos nos cansaremos
de andar solos a solas por esta noche eterna,
y solos rodaremos a nuestras muertes solas;
pero entonces las muertes, con una nueva vida,
salvarán de las sombras la estrella que perdimos,
y en su luz ya seremos amor indivisible.
martes, 4 de marzo de 2014
“Oscuro dominio” (2, y fin), Juan Larrea
Diente por diente
I
En el país de la risa la ceniza precede al fuego
La nieve precede al pájaro
Las lágrimas a sus tronos
Lo que es esperanza en un comienzo se hace huella en el
camino
Lo que ocurre deja los colores desunidos
Pero sujetos a una especie de impostura oscura
Para perder la vida no hay mas que un motivo el cielo
Las bocas huelen al deseo de descubrir un hermoso crimen
Un café nunca está lejos
Unidos por una misma tendencia
Cuando el alba paga las nubes con su vida
Unidos por el bajo relieve de una voz venida a menos
Unidos como monedas en el precio de una mujer desnuda
Los miembros de un hombre no dejan allí nada que desear
Como eclipses parciales
Como solos de arpa
Como tiros al aire
Como cerillas
III
Tanto progreso introducido en
nuestra jaqueca pálida miseria de estufa
sin dolor sin domador sin
nada parecido a vientre maternal ni
a tesoros ocultos
viejos lobos de esperanza fumando
en el origen de las lágrimas lejos de las
montañas que sangran por la nariz de las flores
amargura reemplaza las úlceras de lacre
los cangrejos en las tardes de lluvia
las mujeres perdidas en cada
emboscada de frío que
sobresale aun de las ramas disfrazadas de estatura
mercancías luminosas de sus rodillas
dispuestas a caer al borde de la sombra en llamas
como grúas de sinceros impulsos
cadenas de los siempre incomprendidos
IV (fragmentos)
Las alas nos son contagiosas porque el alma no es sino una
costumbre de cuanto se siente capaz de sufrir.
Están ocurriendo días en los que nuestra sangre por mucho
que nos palpa ya no nos reconoce. Gira a una velocidad tan distinta a la de
nuestras frentes que toda noción puede prácticamente darse por perdida. Un confuso
torbellino traslada al infinito el punto matemático donde nuestras vísceras se
juntan.
Las alas siguen siéndonos contagiosas y casi siempre
mortales.
"Ruido o luz", Daniel Bellón, Carlos Bruno, Ernesto Suárez (1)
Publicado por Amargord en el año 2013
MIRAN LOS NIÑOS LA CÚPULA
del planetario
El cielo dibujado
cuenta una historia
que ya apenas recuerda
la memoria de la especie,
cuando caminábamos tras una estrella
cruzando la sabana
hacia el norte
Por mucho que tensan los ojos
los pibitos no ven
o no recuerdan
Solo ven puntos
Desordenados
LA LUZ NOS OCULTA LA LUZ
para ver
hacemos uso de lo oscuro
EL UNIVERSO ES UNA FRASE
lo primero antes
de su mayúscula
el fogonazo sin atrás de quella única
letra exacta
los dones se iniciaron con una sola espiración sola
y que permanece
de ella somos un espejo
como nuestro aliento de nosotros
lo será después
DE UN GOLPE VENIMOS DE LA REVENTAZÓN
de un tiempo y un espacio encerrados
en apenitas un casi nada De una violencia
original nacimos y vamos repitiendo
la onda expansiva
Matando por miedo a la muerte
esta abstracción se concreta
en las páginas de nuestros diarios
MIRAN LOS NIÑOS LA CÚPULA
del planetario
El cielo dibujado
cuenta una historia
que ya apenas recuerda
la memoria de la especie,
cuando caminábamos tras una estrella
cruzando la sabana
hacia el norte
Por mucho que tensan los ojos
los pibitos no ven
o no recuerdan
Solo ven puntos
Desordenados
LA LUZ NOS OCULTA LA LUZ
para ver
hacemos uso de lo oscuro
EL UNIVERSO ES UNA FRASE
lo primero antes
de su mayúscula
el fogonazo sin atrás de quella única
letra exacta
los dones se iniciaron con una sola espiración sola
y que permanece
de ella somos un espejo
como nuestro aliento de nosotros
lo será después
DE UN GOLPE VENIMOS DE LA REVENTAZÓN
de un tiempo y un espacio encerrados
en apenitas un casi nada De una violencia
original nacimos y vamos repitiendo
la onda expansiva
Matando por miedo a la muerte
esta abstracción se concreta
en las páginas de nuestros diarios
lunes, 3 de marzo de 2014
Selección de la "Décima poesía vertical" de Roberto Juarroz (2)
6
Desmoronamientos de la memoria,
torres que nunca llegaron a ser torres,
bambalinas hundidas
por la fuerza de las propias escenas
que se jugaron entre ellas.
Los desmoronamientos del cuerpo y de las cosas
no podrán nunca sorprendernos del todo.
La memoria se les ha anticipado
y hasta les roba su inminencia,
su cruel presentimiento,
como si ella fuera el pontífice
de un culto de ruinas.
Pero hay todavía
otros desmoronamientos más secretos,
atrás de la memoria,
en su matriz más callada,
en el fondo de hundimientos de donde provenimos
y que prefigura como un espejo envuelto
el derrumbe final de toda cosa.
Basta para probarlo
desenvolver ese espejo.
7
Los gestos absurdos,
los discursos absurdos,
los que deforman el rostro en el espejo
o el espejo ante el rostro,
no resuelven el mundo,
pero a veces consuelan
del sinsabor nauseoso
de este gran sinsentido.
Los gestos absurdos,
los discursos absurdos,
son justamente el sentido
allí donde no existe.
Una mueca en el espejo,
una torsion en el lenguaje
o un rictus en el fondo de dios o del hombre
endereza por lo menos un tallo
que sostiene a menudo una flor
de la cual el sol no se acuerda.
8
Pensar es una incomprensible insistencia,
algo así como alargar el perfume de la rosa
o perforar agujeros de luz
en un costado de tiniebla.
Y es también trasbordar algo
en insensata maniobra
desde un barco inconmoviblemente hundido
a una navegación sin barco.
Pensar es insistir
en una soledad sin retorno.
Desmoronamientos de la memoria,
torres que nunca llegaron a ser torres,
bambalinas hundidas
por la fuerza de las propias escenas
que se jugaron entre ellas.
Los desmoronamientos del cuerpo y de las cosas
no podrán nunca sorprendernos del todo.
La memoria se les ha anticipado
y hasta les roba su inminencia,
su cruel presentimiento,
como si ella fuera el pontífice
de un culto de ruinas.
Pero hay todavía
otros desmoronamientos más secretos,
atrás de la memoria,
en su matriz más callada,
en el fondo de hundimientos de donde provenimos
y que prefigura como un espejo envuelto
el derrumbe final de toda cosa.
Basta para probarlo
desenvolver ese espejo.
7
Los gestos absurdos,
los discursos absurdos,
los que deforman el rostro en el espejo
o el espejo ante el rostro,
no resuelven el mundo,
pero a veces consuelan
del sinsabor nauseoso
de este gran sinsentido.
Los gestos absurdos,
los discursos absurdos,
son justamente el sentido
allí donde no existe.
Una mueca en el espejo,
una torsion en el lenguaje
o un rictus en el fondo de dios o del hombre
endereza por lo menos un tallo
que sostiene a menudo una flor
de la cual el sol no se acuerda.
8
Pensar es una incomprensible insistencia,
algo así como alargar el perfume de la rosa
o perforar agujeros de luz
en un costado de tiniebla.
Y es también trasbordar algo
en insensata maniobra
desde un barco inconmoviblemente hundido
a una navegación sin barco.
Pensar es insistir
en una soledad sin retorno.