5
Una diosa
desde el tronco de un árbol
me hace señales.
¿Qué indica con tanta insistencia?
¿Cómo entrar
en el círculo de sus vasos leñosos?
Ella sabe ser raíz y hoja,
quedarse y caer
y llenarse de canto
cuando el viento
la roza,
y ser a la vez
la muda quietud
que lo sostiene.
Ven, escíndete
de las pautas del tiempo,
y aprende la fuerza
de no dar un paso.
Vivir es seguir,
seguir respirando
hasta convertirse en el susurro
del espíritu del bosque
y llamear verde
como el ramaje,
sin saber
y sin preguntarse.
6
¿Por qué no cesa?
¿Qué hace con la nube?
El sol absorbió
el silencio indiferenciado
para transformarlo
en lluvia de nombres
al azar del viento.
Y el viento todo lo mezcla
en la dimensión del aire
que no se detiene.
Y los nombres se vacían
al caer sobre la tierra.
Así juega un dios.
Sin nombres
quedan las cosas perplejas.
Calma, dice el aliento,
y emite una línea de oro
que da vueltas:
nace la sílaba OM
sigilosa
en las tinieblas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario