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viernes, 27 de junio de 2014

Enrique Jardiel Poncela, "Máximas mínimas y otros aforismos" (19, y fin)

Obra inédita (1967)

PENSAMIENTOS SOBRE DIVERSAS MATERIAS, HASTA...

1308. Ha pasado el predominio de los privilegiados, pero no ha sido sustituido por el de los eminentes.

1314. Para el equilibrio del alma, el pasado tiene que tener igual peso que el presente y que el futuro.

1316. Los animales domésticos son un depósito confiado a los hombres por Dios.

1319. Cuando un hombre viene hacia mí con demasiada velocidad le dejo paso.

1328. Lo que se guarda, se pierde. Lo que se da, se guarda.

1338. La personalidad es una fuerza acentuada sobre los demás.

1340. Aterra pensar lo que hubiera sido del cristianismo si en lugar de Cristo hubiera estado un cristiano.

1354. Ganar el favor de los jefes es intriga, y solo produce resultados secundarios; ganar el favor de las multitudes es el éxito del ingenio y acaba por hacer variar la naturaleza de las cosas.


REFLEXIONES TEATRALES PARA USO DE LOS AUTORES NOVELES QUE PIDEN OPINIÓN SOBRE SUS COMEDIAS Y SE LAMENTAN DE NO PODER ESTRENAR

1366. Lograr estrenar la primera comedia sería lo más grave que puede ocurrir al autor novel, de no darse la circunstancia de que lo más grave que puede ocurrirle al autor novel es que la primera comedia estrenada constituya un gran triunfo.

1370. El crítico más exacto es el propio autor, y el camino más acertado el que él mismo se marca, y la luz que mejor le ilumina, la que lleva dentro de sí.


DICCIONARIO DEL AUTOR NOVEL RETIRADO DE LA LUCHA PORQUE NO HA LOGRADO ESTRENAR

1371. Donde dice: "No tuve suerte", debe decir: "No tuve condiciones".

1372. Donde dice: "No me ayudó nadie", debe decir: "No me ayudé a mí mismo".

1373. Donde dice: "Lo mío valía tanto o era igual que lo de los otros, y sin embargo...", debe decir: "Lo mío tenía que haber valido más o ser diferente a lo de los otros, y entonces...".

1375. Donde dice: "No tuve amistades ni dinero, y por eso...", debe decir: "Ninguno tuvo amistades ni dinero y a pesar de eso...".

1376. Donde dice: "Como mis padres no me dejaron que me dedicase a escribir...", debe decir: "Como yo no tenía ni vocación, ni carácter para oponer mi voluntad a la de mis padres...".

jueves, 26 de junio de 2014

Enrique Jardiel Poncela, "Máximas mínimas y otros aforismos" (18)

Obra inédita (1967)

VARIACIONES SOBRE UN MISMO TEMA TIPOGRÁFICO

1186. Siempre se tiene la esperanza de que la errata que ha aparecido en un libro o en una revista no aparezca en todos los ejemplares de la revista o del libro en cuestión.

1187. La errata de la prosa lanza su culpabilidad sobre el tipógrafo; la errata del verso lanza su culpabilidad sobre el poeta.

1192. La errata tiene un muelle que la hace saltar en cuanto se llega a la página donde se esconde.

1204. La fe de erratas sirve para que el lector que ya ha terminado el libro se dé cuenta de que el libro tenía erratas.


NUEVAS MÁXIMAS MÍNIMAS

DE LA DUDA

1237. Solo se duda de aquello de que se está absolutamente convencido.


DEL AMOR

1243. El amor, el tabaco, el café y, en general, todos los venenos que no son lo bastante fuertes para matarnos en un instante, se nos convierten en una necesidad diaria.


DEL HUMORISMO Y LA VERDAD

1261. Basta decir una gran verdad para que todo el mundo se ría pensando que se trata de un rasgo de humorismo.


DE LA FILOSOFÍA

1264. Para ver las cosas tal como son -filosofía- lo primero que es preciso es que la temperatura del clima sea igual que la de nuestro cuerpo: que no sintamos ni frío ni calor.

1265. El alma en que se impone lo arcaico es la del poeta. En la que se impone lo religioso, la del santo. Y en la que la razón impera sobre las dos, la del filósofo.


DE TEATRO

1270. Para no fracasar en Arte, hay que tener en cuenta que el público es más bruto que uno.


OJEADAS ALREDEDOR

1277. Sin desproporción no hay belleza posible.

1279. El amor crea obstáculos; el cariño da facilidades.

1284. El espectáculo más triste es el de una mujer ciega con un espejo en la mano.

1288. Si tienes razón, si eres fuerte, si eres guapo o si eres inteligente, nunca dejará de discutírsete en vida.

1290. El amor nos da fuerzas, debilitándonos un poco más cada día.

1291. Si el gobernante no encanece al gobernar, es que no gobierna.

1295. El que se queja de su Patria es siempre un descontento de sí mismo.

1300. España no tiene necesidad de invertir millones y millones en intentar dividir el átomo, porque nuestros átomos, por el único hecho de nacer españoles, nacen ya divididos.

1303. En todas las ciudades del mundo existe una población fija y otra flotante, si se exceptúa Venecia, en la que es flotante toda la población.

miércoles, 25 de junio de 2014

Enrique Jardiel Poncela, "Máximas mínimas y otros aforismos" (17)

Aforismos intertextuales

826. El humorismo es el padre de todo, puesto que es la esencia concentrada de todo y porque el que hace humorismo piensa, sabe, observa y siente.

858. El azar y el absurdo juegan al fútbol diariamente con el planeta.

864. Un hombre que se enamora es siempre un imbécil elevado al cubo.

867. El valor consiste en olvidar los defectos ajenos y en no ocultar los propios.

884. La felicidad del amor reside en la condescendencia y en la tolerancia.

894. Pudrirse es una costumbre muy arraigada entre los humanos.

968. Lo que busca el hombre normal al aproximarse a la mujer es crear niños y niñas o tranquilizar su ánimo alterado. Y cuando ha logrado ambas cosas -o una de ellas- el hombre normal vuelve a sus ocupaciones.

973. Las mujeres quieren hacerlo todo eterno, a excepción de sus sombreros y sus vestidos.

985. Los pinos llevan el cabello a lo garzón.

986. Del Amor y la Ilusión, dos seres hermanos, nace siempre un hijo horrible: el Hastío.

998. La honradez es un cáncer que lleva a la tumba entre los sufrimientos del desengaño y los dolores del arrepentimiento.

1003. La bondad hace nacer la ingratitud; de suerte, que la verdadera bondad consiste en ser malo para evitar que los demás caigan en el horrible vicio de ser ingratos.

1006. El instante de seducir a la mujer es aquel momento en que su belleza nos tienta, y el instante de abandonarla es aquel momento en que su suerte empieza a preocuparnos.

1010. Los perfumes más delicados nacen de la materia que ya se pudre.

1011. Las flores más divinas brotan en las charcas infectas.

1015. El amor entre hombre y mujer tiene dos únicas trayectorias: o empieza con una carcajada para acabar en sollozo, o empieza con un juramento para acabar en una blasfemia.

1020. Cuando los hombres galantes convidan a almorzar a una mujer le halagan el estómago con la esperanza puesta en otros órganos.

1021. Teniendo en cuenta que el sufrimiento es inexorable en la vida, siempre es preferible que sufran los demás a sufrir uno mismo.

1031. Lo pájaros cantan sus romanzas en el pentagrama de los hilos del telégrafo.

1051. Los literatos son gentes que no conocen el amor más que de referencia, por lo cual desvirtúan su realidad con fantasías estúpidas.

1064. Las ideas están en el aire, como el agua, y un día se condensan y caen.

1065. Las galanterías aparecen siempre en el principio y en el final de las historias de amor...

1073. Los hombres están construidos "en serie", como los automóviles Chevrolet y solo se diferencias de ellos en que no tienen piezas de repuesto.

1081. Al que se dedica a escribir para que le lean los demás es demasiado pedirle que lea lo que los demás escriben.

1090. Los dolores del parto son dolores-tómbola: dolores con premio.

1092. Uno debe sacrificarse por las cosas que no compensan.

1096. El murciélago es trapecista del día y avión de la noche.

1103. Existen personas que llaman destino a sus equivocaciones.

1111. Donde esté una mujer, que se quite todo...

1114. Una mujer te inspirará una obra de arte, pero no te dejará realizarla.

1120. Si los viejos poseyeran verdadera experiencia de la vida, no le tendrían el miedo que le tienen a morirse.

1125. Cuando una mujer suspira mientras rodea con sus brazos el cuello de un hombre, debe uno darse por enterado de que la dama tiene gana de suspirar.

1126. El hombre es un león con cuello planchado.

1133. En la vida de los hombres, para retratar a un ser desdeñable, se dice "un hombre".

1138. El camino más seguro para perder un afecto es frecuentarlo.

1149. El corazón es frágil pero está muy bien embalado.

1155. Parece más fácil morir por una mujer que vivir con ella.

1163. En todos los laberintos que nos armamos los hombres hay siempre una mujer, salvo en los casos en que hay dos.

1165. Para aguantar medicinas hay que estar muy bien de salud.

1175. Todo el mundo se expresa mejor siempre por escrito... si se exceptúa, naturalmente, a la mayor parte de los escritores.

1181. El amor solo se obtiene renunciando.

martes, 24 de junio de 2014

Enrique Jardiel Poncela, "Máximas mínimas y otros aforismos" (16)

Obras teatrales escogidas. 87 reflexiones teatrales

GENERALIDADES

717. Solo el autor teatral posee el valor bastante para equivocarse en público.


MAYORÍAS Y MINORÍAS

735. Hablar un lenguaje que solo entienden los selectos quiere decir selección. Hablar un lenguaje que solo entienden los no selectos se llama falta de selección. Hablar un lenguaje que entienden los selectos y los no selectos solo tienen un nombre: genialidad.

736. Cuando un escritor no interesa más que a una minoría acaba creyendo que él escribe exclusivamente, y de un modo deliberado, para minorías.


DE LO DRAMÁTICO Y LO CÓMICO

743. Solo hay dos géneros teatrales que merezcan el nombre: el trágico y el cómico. El drama es el "quiero y no puedo" de la tragedia.


DE LOS AUTORES NOVELES

763. Ningún autor novel acaba de comprender que todos los autores famosos fueron también noveles un día.

766. Quien da a leer una comedia afirmando que desea una opinión, lo que en realidad desea siempre es un elogio.

776. La facultad de invención crece inventando; por eso, ningún autor se ha agotado por escribir mucho; pero muchos se han agotado  por escribir poco.

778. La jornada de ocho horas no reza ni para escribir Teatro ni para realizar ningún arte. El artista que piensa, como un obrero, en límites de tiempo para su trabajo, no es un obrero ni es un artista: es un miserable.

781. El arte de escribir comedias está constituido por condiciones innatas y por condiciones que hay que adquirir escribiendo comedias.

784. No hay más juicio que el propio. No hay más luz que la que se lleva dentro.


DE LOS RUMBOS NUEVOS

789. El autor teatral que no es artista se dirige al público existente; el autor teatral que es realmente artista tiene que hacerse un público que no existe aún.

792. El verdadero revolucionario del arte no lucha por destruir lo viejo, sino que lucha por construir lo nuevo, consciente de que, en cuanto actúa lo nuevo, lo viejo queda automáticamente destruido.

795. En la gramática del autor teatral no deben existir más que dos verbos: escribir y romper.

797. Lo original repugna a los públicos. Una comedia jamás gusta por ser original, sino a pesar de ser original.

lunes, 23 de junio de 2014

Enrique Jardiel Poncela, "Máximas mínimas y otros aforismos" (15)

Sugerencias

DEL SOLITARIO

676. El hombre solitario atrae de tal modo a las gentes, que rara vez puede seguir siendo solitario.


DE LA CONFORMIDAD DEL HUMOR

678. El humor posee como nada un poder confortador, y que consiste en dar de lado al mundo para reírse de sus indicios espantables. Supremo ejemplo de esto es aquel gitano a quien llevaban a ahorcar en lunes, y que por el camino iba diciendo: "¡Bien empieza la semana!"


DE LA EXPERIENCIA

684. La experiencia es un fenómeno del espíritu, no una secreción de la vejez.


DE LA DENSIDAD DE POBLACIÓN

690. A mayor abundancia de médicos, menor número de habitantes.


DE LA ELECCIÓN

693. Hay que elegir entre la soledad o la vulgaridad.


DE LA SIMPATÍA

695. Se simpatiza al punto con aquellos a quienes se compadece.


 
Quisicosas y cosasquisis

SERES REPUGNANTES (FILOSOFÍA BARATA)

706. Hay dos clases de seres repugnantes: los hombres que presumen, sin ser verdad, de haber logrado el amor de una mujer, y las mujeres que, siendo verdad, niegan haber concedido su amor a un hombre.


AMAR (MÁXIMA)

713. Amar es perder el tiempo creyendo que lo ganamos.

viernes, 20 de junio de 2014

Enrique Jardiel Poncela, "Máximas mínimas y otros aforismos" (14)

Exceso de equipaje

DEL ROMANTICISMO Y DEL REALISMO

634. En el interior del ser humano, romanticismo y realismo deben hallarse en partes iguales y al fiel; cuando la balanza cae de un lado o del otro, es que algo se ha podrido en aquel alma.

635. El cristianismo es romanticismo puro; el islamismo es realismo en esencia.


DEL PERFUME

637. Todo el mundo percibe en el acto el perfume que usa una mujer menos su marido.


DEL ÉXITO

649. El éxito adormece; el fracaso excita.


DE LA POESÍA

652. La poesía es, ante todo, incoherencia.

653. La poesía es un pecado de juventud; un poeta viejo es un monstruo.

654. El poeta es siempre un ser de alma antipoética.


DE LA MÚSICA

656. La música es admirable para hablar de otras cosas mientras suena.

657. Desconfíese de la bondad de aquellas personas que aman la música; siempre tienen algo de fieras.


DEL PATRIOTISMO

663. Inmortal realmente tiene que ser España para no haber sucumbido ya a tanto daño como le han hecho, al través de la Historia, los españoles.


DE LA IMAGINACIÓN

665. La imaginación falla cuando se trata de calcular los sufrimientos ajenos.


DE LA HISTORIA

666. Historia es, desde luego, exactamente lo que se escribió, pero ignoramos si es exactamente lo que sucedió.


DE LA DUDA Y LA CERTEZA

669. Lo incierto es peor que lo real.

jueves, 19 de junio de 2014

Epicteto (7, y fin)


MÁXIMAS DIVERSAS

3. Igual que los centinelas, pide el santo y seña a cuantos se relacionen contigo, con objeto de que jamás te veas sorprendido.

5. ¿Qué ocurriría en una ciudad regida de acuerdo con las máximas de Epicuro? Pues que todo en ella andaría al revés: ni habría sociedad propiamente dicha, ni casamientos, ni magistrados, ni colegio, ni policía, ni urbanización. En ellas todos sustentarían opiniones que ahora ni las mujerzuelas más descocadas se atreverían a sostener. Por el contrario, en una ciudad donde imperen las máximas que dicta la razón, reinará la decencia y el orden. Todo el mundo obrará guiado por opiniones sanas; se verán honradas todas las virtudes; la justicia florecerá por sí sola; la policía estará bien reglamentada; los ciudadanos se casarán, tendrán hijos, los educarán y todos se esforzarán en servir a los dioses. El marido se contentará con su mujer, sin codiciar la del prójimo; con sus bienes, sin ambicionar los ajenos. En una palabra, todos los deberes serán cumplidos y todas las relaciones sociales debidamente conservadas.

8. Una dama romana quería enviar una importante cantidad de dinero a cierta amiga suya llamada Gratila, a la cual había desterrado Domiciano. Y como alguien le hiciese observar que de enterarse el emperador la interceptaría y confiscaría, replicó la dama: "¡No importa! Prefiero que Domiciano lo robe a no mandarlo".

11. Vespasiano ordenó un día a Prisco Helvidio que se abstubiese de asistir al Senado. -Puedes -le replicó Helvidio- despojarme de mi cargo de senador; pero mientras no lo hagas no he de dejar de concurrir, pues tengo derecho. -Pues no olvides, si asistes, de permanecer mudo. -No me preguntes mi opinión y no despegaré los labios. -Es que si estás presente no tendré más remedio que preguntarte tu parecer. -Y yo no tendré más remedio que contestarte lo que me parezca justo. -Entonces me veré obligado a matarte. -¿Te he dicho, acaso, que soy inmortal? Haremos, pues, ambos lo que esté en nuestra mano: tú, ordenar mi muerte; yo, soportarla sin quejarme.
Me preguntas ahora: ¿Qué ganó Helvidio con oponerse solo contra el príncipe? Pues bien, yo te digo a ti: ¿Qué gana la cenefa de púrpura con ser sola en la túnica? Gana el embellecerla, el adornarla, el inspirar a quienes la contemplan deseos de poseer otra igual.

13. Acusar a los demás de nuestras adversidades es propio de ignorantes; culparnos de ellas a nosotros mismos es señal de que empezamos a instruirnos; no acusarnos ni a nosotros mismos ni a los demás, he aquí lo propio de un hombre ya completamente instruido.

14. Así como existe un arte de bien hablar, existe también un arte de bien escuchar.

15. Si consigues demostrar al malvado que hace lo que no quiere y que no hace lo que quisiere hacer, lograrás corregirle. Pero si no sabes demostrárselo, no te quejes de él, sino de ti mismo.

19. Escribimos máximas muy hermosas; bien está. Pero ¿estamos bien pentrados de ellas y las ponemos en práctica? Y lo que se decía de los lacedemonios, "que eran unos leones en sus casas y unos monos en Éfeso", ¿no puede aplicarse a la mayor parte de los filósofos? Por regla general, somos unos leones ante nuestro reducido auditorio, pero unos monos en público.

22. [...] Porque yo no llamo laborioso al hombre que pasa la noche rondando a su querida, sino simplemente enamorado. De modo que si pasas la noche en vela atento solo atu gloria, te llamaré ambicioso; si con el fin de ganar dinero, avariento o interesado. Solo si lo haces con el fin de cultivar y formar tu razón y acostumbrarte a obedecer a la Naturaleza y a cumplir tus deberes, te llamaré laborioso: porque este trabajo es el único digno del hombre.

24. Nada sujeta tanto a los animales como su propia utilidad. Todo cuanto le priva de lo que le es útil -padre, hermano, hijo, amigo- le es insoportable; porque no ama más que su utilidad, que para él equivale a padre, hermano, hijo, amigo, aprentela, patria y aun Dios.

27. Lo más insufrible para el hombre razonable es lo que carece de razón.

29. Si tu razón, que es quien ordena todos tus actos, está desordenada, ¿quién la ordenará?

31. No hay que tener miedo de la pobreza, ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo.

32. A Paris le pareció bien robar a Helena y a Helena seguir a Paris. Si a Menelao le hubiese parecido bien, asimismo, prescindir de una mujer infiel, ¿qué hubiera sucedido? Pues nos hubiésemos quedado sin Ilíada y sin Odisea; lo demás no tiene importancia.

33. El sabio salva la vida al perderla.

41. Dos cosas hay que quitarles a los hombres: la vanidad y la desconfianza.

42. Nada grande se realiza de golpe y porrazo, ni una manzana, ni tan siquiera una uva. Si me dices: "Quiero ahora mismo una manzana", te contestaré: Aguarda a que nazca, a que crezca y a que madure; da tiempo al tiempo. Y si esto es con los frutos de la tierra, ¿quieres que el espíritu dé de repente los suyos?

44. Diógenes [...] "Sé, pues, como una moneda de oro, que por sí sola se recomienda a cualquiera que sepa distinguir el oro bueno del falso".

49. La grandeza del entendimiento no se mide por su extensión, sino por la justeza y verdad de sus opiniones.

55. El príncipe ha devuelto la paz a la tierra; no más guerras ni combates, no más pillaje ni piraterías. A todas horas y en todas partes puede uno ir por donde le plazca sin temor. Pero, ¿puede el príncipe, lo mismo que la paz, librarnos de las enfermedades, naufragios, incendios, terremotos y rayos? No; esta paz tan solo los dioses pueden darla, y el heraldo que la publica es la razón. El que disfruta de esta paz sí que va tranquilo y solo sin peligro durante toda su vida.

57. [...] Porque no es la presencia de un hombre lo que destruye la soledad, sino la de un hombre virtuoso, fiel y caritativo. Además, ¿de veras te crees solo alguna vez? Dios, contento siempre de sí mismo, consigo vive eternamente. Procura, pues, asemejarte a él, que esto sí está en tu mano. Habla contigo: ¡tienes tanto que decirte y que pedirte! [...]

miércoles, 18 de junio de 2014

Epicteto (6)


DE LA VERDADERA FILOSOFÍA

4. Puesto que compadeces a los ciegos y a los cojos, ¿por qué no compadeces también a los malvados? ¿No comprendes que lo son a pesar suyo, como los cojos y los ciegos?

6. ¿Qué adelantarías con injuriar a una piedra que es incapaz de oírte? Pues bien: imita a la piedra y no oigas las injurias que te dirijan.

9. Cuando alguno te maltrata de obra o de palabra, acuérdate de que lo hace porque se cree con derecho a ello. Es decir, que no obra según tu juicio, sino según el suyo propio. De modo que si te juzga mal, él solo se perjudica, ya que él solo se engaña. Porque si alguien acusa de falso un silogismo justo y admitido por todo el mundo, no es el silogismo el atropellado, sino el que se engaña juzgándolo mal. Aprende a servirte bien y siempre de esta regla y podrás soportar con paciencia a cuantos hablen mal de ti, ya que cada vez que ocurra podrás decirte: Si tal dice es porque buenamente lo cree.

11. Si alguno te trae la noticia de que otro ha hablado mal de ti, no te complazcas en refutar lo que haya dicho; al contrario, limítate a contestar con sencillez: "El que te ha hablado de mí en estos términos ignoraba, sin duda, mis otros vicios y defectos, pues, a no ser así, no se hubiera contentado con citar únicamente estos".

DE LA AMISTAD

1. La amistad es atributo solo del sabio. ¿Cómo sería capaz de amar quien no sabe distinguir lo bueno de lo malo?

5. El alma del vicioso es incapaz para la amistad por lo mismo que, entregada a la inconstancia y al desenfreno, va siempre de un lado para otro empujada por sus opiniones y jamás satisfecha.

SOBRE LA OPINIÓN ENGAÑOSA DE LAS COSAS

1. Lo que perturba a los hombres no son precisamente las cosas, sino la opinión que de ellas se forman. Por ejemplo: la muerte en modo alguno es un mal; no obstante, opinamos todo lo contrario, y esto sí que es un verdadero mal. Así, pues, cuando nos sintamos torturados, meditabundos o tristes, no acusemos de ello a nadie, sino a nosotros mismos, es decir, a nuestras propias opiniones.

3. ¡Cómo no hemos de estar llenos de falsos prejuicios si no nos enseñan otra cosa desde nuestra infancia! La nodriza, apenas empezamos a caminar, si tropezamos con una piedra y rompemos en llanto, lejos de reñirnos riñe a la piedra y hace como que le pega. ¡Por todos los dioses! ¿Habrá algo más insensato? ¿Qué mal ha hecho la pobre piedra? ¿Es que tenía que prever que íbamos a tropezar con ella y debió cambiar de sitio? [...] así como hablando de las letras o de la música se llama niño al que no las sabe o las sabe mal, así en la vida es eternamente niño quien no sabe vivir o vive con opiniones falsas e insanas.

7. ¿Que fue una gran desgracia para Paris el que los griegos entrasen en Troya, la pasasen a sangre y fuego, exterminaran a la familia de Príamo y se llevaran cautivas a todas las mujeres? Te equivocas, amigo mío. La gran desgracia de Paris fue el haber perdido el pudor, la fidelidad, la modestia y el respeto a la sagrada hospitalidad, que violó inicuamente. [...]

10. Dices que si Sócrates, en vez de negarse a huir de la prisión se hubiese puesto en salvo, aún hubiera sido útil a los hombres. Pues bien: no, amigo mío. Lo que Sócrates dijo e hizo negándose a ponerse a salvo y muriendo por la justicia, nos es mucho más útil que cuanto hubiera podido decir y hacer si se hubiese escapado.

16. Se equivocan los que creen que soy enemigo de la elocuencia y que condeno el arte de bien decir y de escribir elegantemente. No; lo que condeno es que se consideren estas cosas como lo principal. Este tampoco; hay algo mucho más importante.

DE LA MUERTE

1. Temes nombrar la muerte, cual si solo su nombre fuese cosa de augurio funesto. Sin embargo, mal puede haber augurio funesto en lo que no hace sino expresar un acto de la Naturaleza. La pereza, la pusilanimidad, la cobardía, la impudicia, la lujuria, todos los vicios, en una palabra, son los que verdaderamente llevan en sí el mal augurio. Pero tampoco su nombre en sí, sino el caer en ellos; evítalos y no temas pronunciarlos.

2. ¿Cómo te gustaría que te sorprendiese la muerte? En lo que a mí respecta, yo quisiera que me sorprendiese ocupado en algo grande y generoso, en algo digno de un hombre y útil a los demás; no me importaría tampoco que me sorprendiese ocupado en corregirme y atento a mis deberes [...]

3. Las espigas nacen para ser segadas una vez maduras, y a nadie se le ocurre dejarlas en los campos, cual si fuesen cosas sagradas e intangibles. Es más, ellas mismas, de tener sentidos, harían votos para que su destino se cumpliese, y considerarían como una verdadera maldición el no ser segadas. Del mismo modo, no hay hombre sensato que no considere como una maldición la posibilidad de no morir, pues para ellos no morir sería como para la espiga no ser segada.

5. Cuando sea llegada mi hora, moriré; pero moriré como debe morir un hombre que no hace más que devolver lo que se le confió.

martes, 17 de junio de 2014

Epicteto (5)


SOBRE LA RESIGNACIÓN

1. No pidas nunca que sucedan las cosas como tú deseas, sino que desea que sucedan como suceden, y prosperarás siempre.

6. Nunca ni por motivo alguno debes decir: he perdido tal cosa, sino la he devuelto. ¿Ha muerto tu mujer? La has devuelto. ¿Te han desposeído de tu hacienda? Has hecho una simple restitución. ¿Que el que te desposeyó es un malvado? ¡Y a ti qué te importa de qué manos se sirvió el que te dio los bienes para desposeerte luego de ellos! De modo que no te quejes y disfruta de la vida, como el viajero disfruta de la posada que el camino le depara, mientras te permita hacerlo.

8. Si quieres ver a un hombre contento con su suerte y que se conforma con que todo suceda como sucede, vuelve los ojos hacia Agripino. Cuando le anunciaron que el Senado estaba reunido para juzgarle, dijo: Sea en buena hora. Voy a prepararme para tomar el baño como de costumbre. Apenas salía del baño recibió la noticia de que había sido condenado. -¿A muerte o a destierro? -preguntó. -A destierro. -¿Y han dispuesto que me confisquen los bienes? -No, tus bienes serán respetados. -Partamos, pues, sin dilación. ¡Ea!, a comer a Aricia, que lo mismo se come en Aricia que en Roma.

SOBRE LA FILOSOFÍA Y LOS FILÓSOFOS

1. Los espíritus débiles escapan a los preceptos de la filosofía como los pececillos jóvenes a los anzuelos.

4. El comienzo de la filosofía es conocer nuestra debilidad y nuestra ignorancia y los deberes necesarios e indispensables.

5. ¿Qué es un filósofo? Un hombre a quien si escuchas te hará seguramente más libre que todos los pretores juntos.

8. La escuela del filósofo, como el gabinete de un médico, son lugares adonde se acude no para disfrutar los placeres sino, lo que vale más, saludables dolores. Al luxado, al que padece un absceso, al que atormenta una fístula y al que sufre de una úlcera, no el placer, sino el dolor, ha de curarlos.

10. ¿Te empeñas en ser filòsofo? Sea; pero disponte a ser el hazmerreír de todos y a que la multitud te silbe y diga: ¡He aquí un filósofo que ha brotado de repente! ¿De dónde habrá sacado esa ridícula arrogancia? De modo que, en vez de ese aire vanidoso, procura adaptarte a las máximas que estimes mejores y más hermosas, y no olvides que si permaneces fiel observador de ellas, los mismos que antes se burlaban de ti te admirarán más tarde; al paso que, si cedes a sus insultos, se burlarán de ti dos veces.

11. No olvides que cuando por complacer a los demás mires hacia afuera, lo que haces, en realidad, es descender de la altura en que te encontrabas. No dejes, pues, por nada ni por nadie de ser filósofo, y si además de serlo quieres parecerlo, conténtate de que esto sea a tus propios ojos solamente. Ello basta, créeme.

13. No olvides nunca lo que decía Eúfrates: que le había ido muy bien ocultando durante mucho tiempo que era filósofo; porque, aparte de estar convencido de que, obrando así, no había hecho nada para llamar la atención de los hombres y sí de los dioses, había tenido el consuelo de que, como combatía solo, solo se exponía, sin exponer ni al prójimo ni a la filosofía con los errores que podía haber cometido, y, sobre todo, que había podido gozar del secreto placer de ser tenido por filósofo a causa de sus acciones y no de su traje.

17. No hay arte ni ciencia que no sea despreciada y menospreciada por la ignorancia y los ignorantes. ¿Por qué, pues, la filosofía ha de ser una excepción haciéndoles caso y dejándose conmover por sus prejuicios y reproches?

18. Un médico visita a un enfermo y le dice: Como tienes calentura, abstente de tomar alimento alguno y no bebeas sino agua. El enfermo obedece al pie de la letra sus palabras, le paga y aún queda agradecido. En cambio, cuando un filósofo dice a un ignorante: Tus deseos son inmoderados; tus temores, bajos y serviles, y tus opiniones, falsas, se enfurece y se aparte de él asegurando que ha sido insultado. ¿De qué puede provenir esta diferencia? Sencillamente, de que el enfermo siente su mal y el ignorante no siente el suyo.

23. ¿Por qué los hombres no juzgan la filosofía como las demás artes? Si un obrero hace mal el trabajo, a él solo se le echa la culpa; todos dirán que es un mal obrero, pero a nadie se le ocurrirá por ello difamar de su oficio. En cambio, si un filósofo comete una falta, nadie dice: ¡Es una mal filósofo!, ¡un filósofo de pega!, sino que dicen todos: ¡Valiente estupidez es la filosofía! ¿De qué proviene semejante injusticia? De que no hay arte ni oficio que los hombres no cultiven mejor que la filosofía o, más bien, de que la pasión no ciega a los hombres respecto a las artes que les halagan o les son de visible utilidad y que, en cambio, les ciega respecto al que les molesta, les combate y les condena.

24. Hay gentes tan ciegas que ni al mismo Vulcano considerarían buen herrero de no verle tocado con su gorro de forjador. Necedad es, pues, quejarse de ser desconocido de un necio; de esos que únicamente distinguen a los hombres por sus trajes y sus atributos. He aquí por qué sócrates fue desconocido por la mayoría de sus conciudadanos. A él, que era el filósofo por excelencia, acudían para que les llevase a algún filósofo; a lo que él accedía sin ofenderse, de buen grado. Y jamás se quejó de que no le considerasen como filósofo. Jamás puso rótulo en su puerta. Siempre estuvo satisfecho de ser filósofo sin parecerlo. Y, no obstante, ¿quién mejor que él, vuelvo a repetir, puede ostentar tan noble título? Haz, pues, tú otro tanto: que tu filosofía no se deje traslucir más que en tus actos.

DE LAS MUJERES

1. [...] No es negando la belleza como se sustrae el hombre a sus encantos, el mérito está en resisitr reconociéndola.

DE LOS CUIDADOS DEL CUERPO

1. Señal evidente de un espíritu torpe es consagrar un tiempo excesivo al cuidado del cuerpo, al ejercicio, a la comida y a la bebida, o a cualquiera otra de las necesidades corporales. Todos estos cuidados no deben constituir lo principal, sino lo secundario de nuestra vida, y hay que tenerlos, por tanto, como de paso. Porque nuestra grande y activa e incesante preocupación debemos consagrarla al espíritu.

4. ¿Cómo podrían atraerme, por hermosas que fuesen, las sentencias de un filósofo si él se me presentaba sucio, desaseado y tan horrible como un criminal que sale de la mazmorra? ¿Cómo podría hacerme amar una doctrina de la que él era tan desagradable representante? Por nada del mundo me resignaría a escucharle, y mucho menos a relacionarme con él. Cuidemos, pues, de la limpieza y de la decencia exterior. Y lo que digo de los maestros, dicho queda de los discípulos. [...]

lunes, 16 de junio de 2014

Epicteto (4)


DE LA LIBERTAD Y DE LAS ESCLAVITUDES

1. El ser libres o esclavos no depende de la ley ni del nacimiento, sino de nosotros mismos; porque todas las cadenas y todo el peso de ciertas prescripciones legales serán siempre mucho más leves que el dominio brutal de las pasiones no sometidas, de los apetitos insanos no satisfechos, de las codicias, de las avaricias, de la envid

ias y demás desenfrenos. Que aquellas, cuando más, solo podrán pasar sobre el cuerpo, y estas, además, sobre el espíritu. Por malo que sea el amo a que aquellas nos sometan, siempre tendremos momentos de respiro y esperanzas de manumisión; estas nos someten a tantos y tan crueles, que generalmente solo la muerte puede librarnos de su yugo.
2. El que se somete a los hombres se somete previamente a las cosas.

3. Aleja tus deseos y tus temores y no existirá para ti tirano alguno. Si tienes amor a tu cuerpo y a tus bienes, estás perdido; ya eres esclavo. Ello es tu verdadera cadena, tu punto vulnerable.

5. [...] Desengáñate, amigo mío, la verdadera libertad consiste en querer que las cosas sucedan no como se te antoja sino como suceden.

6. [...] No consiste la felicidad en adquirir y gozar, sino en no desear. En esto es en lo que verdaderamente consiste ser libre.

10. Recuerda que el deseo de honores, dignidades y riquezas no es el único que nos esclaviza; el deseo de reposo, de solaz, de los viajes, en una palabra, todas las cosas exteriores nos someten y esclavizan desde el momento en que las codiciamos. Pero como el único y verdadero dueño de todos nosotros es aquel que tiene el poder de darnos o de quitarnos lo que queremos y lo que no queremos, todo hombre que quiera ser libre, deje de anhelar o de rehuir lo que no depende de él, pues, de lo contrario, forzosamente será esclavo.

11. [...] ¿No comprendes que temores y deseos son los sicarios que tus amos mantienen en tu corazón, como en una ciudadela, para sujetarte? Echa fuera esa guarnición, entra en posesión de esa fortaleza, que es tuya, y serás libre.

14. ¿Quieres dejar de pertenecer al número de los esclavos? Rompe tus cadenas y desecha de ti todo temor y todo despecho. Arístides, Epaminondas y Licurgo fueron llamados el justo, el libertador y el dios, respectivamente, no porque poseyeran muchas riquezas y muchos esclavos, sino porque aun siendo pobres dieron la libertad a Grecia.

19. Diógenes decía -y decía muy bien- que el único medio de conservar la libertad es estar siempre dispuesto a morir sin pesar.

22. No enseñan los filósofos al decir que el hombre es libre a que desprecien la autoridad del emperador. Ningún filósofo ha enseñado jamás a rebelarse contra su soberano, ni a negar a su poder cuanto le es debido. En lo que a mí atañe, mi cuerpo, mis bienes, mi reputación y mi familia en sus manos están, y si alguna vez enseño a los demás a retener estas cosas contra su voluntad, que se me condene a muerte. Pero no, no es esto lo que yo predico a quienes quieren escucharme: yo lo único que les enseño es la conservación de su pensamiento, que este sí, este es libre, enteramente libre, porque a la Divinidad le plugo hacerles exclusivos de él.

23. La esclavitud del cuerpo es obra de la fortuna; la del alma lo es del vicio. El que conserva la libertad del cuerpo pero tiene el alma esclava, esclavo es; pero el que conserva el alma libre, goza de absoluta libertad, aunque esté cargado de cadenas. A la esclavitud del cuerpo tan solo una cosa pone término: la muerte; a la del alma, en todo monento, la virtud.

DE LA RELIGIÓN Y DE LOS DIOSES

2. Siempre prefiero lo que sucede, porque estoy persuadido de que lo que los dioses quieren es mejor para mí que lo que yo quisiera. A ellos, pues, mis movimientos, mis voluntades, mis temores. En una palabra: quiero lo que ellos quieren.

5. [...] Además, ¿de qué me serviría tratar de oponerme a vuestros designios? ¿No me vería obligado, a la postre, a obedeceros a pesar mío?

6. [...] que todos tus pensamientos, todas tus palabras y todos tus actos sean los actos, pensamientos y palabras de un hombre que quiere imitar a Dios y parecérsele.

22. La Divinidad te ha dotado de armas para hacer frente aun a los acontecimientos más espantables. Tales armas son, entre otras, la grandeza de espíritu, la fuerza, la paciencia y la constancia. Sírvete, pues, de ellas, y si no lo haces, confiesa, en vez de lamentarte, que has arrojado las armas con que te había hecho fuerte.

31. Los soldados que se alistan en los ejércitos del César están obligados a prestar determinado juramento. ¿Qué dice este juramento? Que para ellos es el César antes que toda otra cosa; que el obedecerán en todo y que incluso están dispuestos a morir por él. Pues bien: piensa ahora en ti, y después que desde que naciste estás ligado a la Divinidad, no solo por haber nacido en sus filas, sino por los muchos beneficios que le debes, ¿no prestarás idéntico juramento? Y, una vez, prestado, ¿serás capaz de quebrantarlo? Porque, ¿te has dado cuenta de la diferencia que hay entre ambos juramentos? El soldado jura que preferirá el bien del emperador a toda otra cosa en el mundo; pero tú lo que juras es preferir a todo tu propio y mayor bienestar.

39. ¿De qué te quejas? La Divinidad te ha concedido lo más grande, lo más noble, lo más excelso, lo más divino de que disponía; el poder de hacer buen uso de tus opiniones y el de encontrar en ti mismo tus verdaderos bienes. ¿Qué más quieres? Vive, pues, contento y no ceses de agradecer y de rogar a un padre tan magnánimo y bondadoso.

viernes, 13 de junio de 2014

Enrique Jardiel Poncela, "Máximas mínimas y otros aforismos" (13)

Exceso de equipaje

DE LA CIENCIA Y LA POLÍTICA

602. La ciencia es el sentido común organizado.

603. Las ciencias exactas no pueden progresar por su naturaleza, porque son exactas.

604. En política, las conversaciones son siempre mentira.


DE LA GUERRA Y EL GOBIERNO

607. Si al pueblo se le da la razón, la pierde.


DE LA ABOGACÍA

609. Al abogado deben decírsele las cosas bien claras para que él puede embrollarlas con su intervención.


DEL ESCRITOR

611. El escritor, al escribir, enseña, y al descansar, aprende.


DE LA SOLTERÍA

614. El hombre suele quedarse soltero por estar enamorado de un ideal.


DEL AGRADO

617. Para ser agradable a una persona basta con elogiarle aquello para lo que no sirve.


DE LAS LEYES

623. El despotismo de las leyes evita la arbitrariedad de los hombres.


DE LA MALEDICENCIA

626. La mujer empieza a pregonar los escándalos ajenos cuando ya no tiene edad para producir escándalos propios.

627. Muchas veces se habla bien de las gentes: y es simple calumnia.

628. Si tienes razón o eres fuerte, verás siempre regateados tus méritos.


DE LA GLORIA

633. Se llama gloria a la adhesión de unos y al odio de todos los demás.

miércoles, 11 de junio de 2014

lunes, 9 de junio de 2014

Epicteto (3)


SOBRE EL PROPIO PERFECCIONAMIENTO

1. Partes para Roma y emprendes tan largo viaje para alcanzar en tu patria un empleo más lucrativo que el que desempeñas. Pero, dime, ¿qué viaje has emprendido jamás para mejorar tus opiniones y sentimientos? ¿Se te ocurrió consultar a alguien siquiera una vez para ver de corregir tus defectos? ¿En qué tiempo ni a qué edad te has tomado el trabajo de examinar tus opiniones? Recorre los años de tu vida y verás que siempre has hecho lo mismo que haces hoy.

3. Estamos compuestos de dos naturalezas perfectamente distintas: de un cuerpo que nos es común con los animales y de un espíritu que nos es común con los dioses. Pero unos tienden hacia el primer parentesco, si así puede decirse, parentesco desdichado y muerto, y otros tienden hacia el segundo, hacia el feliz y divino; de aquí proviene que unos piensen noblemente, mientras los otros -la inmensa mayoría- no conciben más que pensamientos bajos e indignos. En lo que a mí respecta, ¿qué soy? Un pobre desdichado, y estas carnes que componen mi cuerpo, algo enfermizo y miserable. Pero algo hay en mí mucho más noble que esta carne; ¿por qué, pues, apartándome de aquel tan elevado principio, doy a lo bajo, a la carne, tanta importancia? He aquí la pendiente por donde se dejan resbalar la casi totalidad de los hombres; y he aquí por qué se encuentran entre ellos tantos monstruos, tantos lobos, tantos leones, tantos tigres y tantos cerdos. Ten cuidado, pues, y procura no aumentar el número de los brutos.

7. No olvides que eres actor en una obra, corta o larga, cuyo autor te ha confiado un papel determinado. Y bien sea este papel de mendigo, de príncipe, de cojo o de simple particular, procura realizarlo lo mejor que puedas. Porque si ciertamente no depende de ti escoger el papel que has de representar, sí el representarlo debidamente.

8. Si quieres no ser jamás vencido, no tienes sino escoger combates en los que de ti dependa exclusivamente el salir victorioso.

9. Si te propones desempeñar un papel superior a tus fuerzas, no solamente lo desempeñarás mal, sino que dejarás de representar aquel que hubieras desempeñado bien.

11. Has sufrido quebrantos de fortuna, no has podido asistir a tales juegos o tal concierto o a determinados placeres, y de tal modo te duele esta pérdida, que te muestras inconsolable. En cambio, después de haber perdido la fidelidad, el pudor, la dulzura o la modestia, diríase, de tal modo estás tranquilo que nada hubieses perdido... Y, sin embargo, los bienes exteriores, aquellos, los perdemos por una causa ajena a nosotros; es decir, de modo involuntario, y, por consiguiente, no es vergonzoso perderlos. En cambio, estos últimos -los bienes inferiores- no los perdemos sino por nuestra culpa; y si vergonzoso y reprochable es el no poseerlos, aún es más digno de reproche y de vergüenza el, teniéndolos, dejarlos perder.

13. No tienes que librar a la tierra de monstruos porque no naciste Hércules ni Teseo; pero puedes imitarlos librándote tú mismo de los monstruos formidables que llevas en ti. En tu interior hay un león, un jabalí, una hidra; pues bien, procura dominarlos. Procura dominar el dolor, el miedo, la codicia, la envidia, la malignidad, la avaricia, la pereza y la gula. Y el único medio de vencer a estos monstruos es tener siempre muy presentes a los dioses, serles afecto y fiel y obedecer ciegamente sus mandatos.

17. Un niño introduce su mano en un frasco de abertura angosta que contiene golosinas, y de tal modo y tantas coge, que luego le es imposible sacarla, viéndose precisado, entre lágrimas, a soltar la mayor parte para conseguirlo. Tú eres este niño: deseas mucho, y no puedes obtenerlo; desea menos, modera tu ambición, y verás colmados tus deseos.

18. Cuando se echa al populacho higos y avellanas, los muchachos se golpean y empujan por recogerlas; pero los hombres no hacen de ello el menor caso. Distribuyen gobiernos de provincias, reparten pretorías y consulados, y los hombres se vuelven niños por atrapar lo que, bien mirado, no vale más que aquellos higos y avellanas. En cuanto a mí, si por casualidad ha venido a caer algo entre los pliegues de mi vestido, lo cojo y me lo como. No lo desprecio; pero ni he de empujar a nadie ni tan siquiera bajarme para recogerlo.

27. Los hombres se fijan ellos mismos su precio -alto o bajo, según mejor les parece-, y nadie vale sino lo que se hace valer. Tásate, por lo tanto, como libre o como esclavo, ya que en tu mano está.

28. Tu gusto es parecerte a la mayor parte de los hombres como un hilo de tu túnica se parece a los demás hilos de que está tejida. Mi gusto es muy otro: yo prefiero parecerme a esa franja de púrpura que no tan solo resplandece por sí misma, sino que hermosea la túnica sobre que está colocada. ¿Por qué, pues, me aconsejas que sea como los demás? Si fuese como el hilo, no sería como la púrpura.

29. He aquí una hermosa frase de Agripino: "Jamás seré un obstáculo para mí mismo".

35. Si alguien entregara tu cuerpo a la merced del primero que llegase, te irritarías. Pues ¿cómo no te avergüenza entregar tu alma al primer advenedizo?

37. ¿Qué hombre hay invencible? Únicamente aquel que está firme en sus convicciones y que no vacila por ninguna de las cosas que dependen de nosotros; este y únicamente él debe ser admirado como un verdadero atleta. No basta haber sostenido un combate victorioso, es preciso sostener un segundo; no basta resistir la tentación del oro si no se resiste la de la carne; no es suficiente sostenerse a plena luz y cuando las miradas están fijas en nostros, es preciso hacerlo a solas y en las tinieblas de la noche; hay que resistir a la gloria como a la calumnia y a la miseria, a la lisonja y a la muerte. En una palabra: hay que salir siempre victorioso, hasta en sueños. Este y no otro es el atleta que yo busco.

47. Si te encontrases preso y en vísperas de ser juzgado por una acusación grave, ¿podrías soportar que un hombre viniera a decirte: "Quieres que te lea unos versos que he compuesto"? "Amigo mío, le contestarías, ¿por qué vienes a importunarme con semejante despropósito? ¿Crees que no tengo en qué pensar sino en esas futilidades? ¿Ignoras que voy a ser juzgado mañana?" Pues bien: Sócrates, preso y en vísperas de ser condenado, ¡componía himnos!

53. Conviene examinar a los hombres -sus palabras y sus acciones-, no para zaherirlos, sino para instruirse a sus expensas y tomarlos de ejemplo. Y observando sus faltas hay que decirse: ¿Cometeré  yo las mismas? Si las cometo, ¿cuándo dejaré de cometerlas? ¿Cuándo me corregiré? Y cuando, avergonzados, nos hayamos enmendado, demos gracias por ello a los dioses.

54. No te envanezcas porque hayas llegado a acostumbrarte a llevar una existencia frugal y a tratar a tu cuerpo con rigor; si no bebes más que agua, no vayas pregonándolo por todas partes. Pues si quieres para tu propia satisfacción ejercitarte en la paciencia y en la tolerancia, cuando la sed te atormente llénate de agua la boca y luego escúpela sin que nadie lo sepa.

57. No asistas a las lecturas y declamaciones a que tan aficionadas son cierta clase de gentes; mas si, a pesar tuyo, te vieras obligado a asistir, conserva la gravedad y la moderación, y aun cierta dulzura que no deje traslucir ni malestar ni fastidio.

58. Son señales inequívocas de que un hombre adelanta en el camino de la sabiduría: el no censurar ni alabar a nadie; el no quejarse ni acusar a nadie; el no hablar de los demás; el no censurar ni culpar a otro de los obstáculos que se oponen a sus deseos, el burlarse en secreto de quienes le alaban y lisonjean; el no tratar de justificarse y ensalzarse si se ve reprendido; antes por el contrario, callar cual el convaleciente que teme con una imprudencia estropear el principio de su curación; el haber extirpado toda clase de deseos y el haber renunciado enteramente a cuantas cosas no dependen de nosotros; el cuidar de que todos sus impulsos sean moderados y sumisos; en no acongojarse al verse tratado de necio o ignorante; en una palabra: el estar siempre en guardia contra sí mismo, como contra quien de continuo le tiende lazos y es su más peligroso enemigo.

59. Si ves a alguien entrar en el baño muy de mañana, no digas que hace mal en meterse en el agua antes de tiempo; di simplemente esto: que se baña a destiempo, pero sin meterte a juzgar si hace bien o mal. ¿Que uno bebe mucho? No digas que hace mal en beber, sino que bebe mucho. Porque sin conocer la causa que le impulsa a obrar, ¿cómo te atreves a decir que obra mal? No juzgues, pues, de este modo; que puede ocurrir que veas una cosa y juzgues otra.

61. [...] Alejaos del sol mientras no tengáis sino opiniones de cera.

64. No intentes pasar por sabio, y si ciertas gentes te consideran como tal, desconfía de ti mismo. Porque has de saber que no es fácil conservar la voluntad propia de acuerdo con las cosas exteriores; necesariamente, de atender a estas, descuidarás aquellas.

69. No es el trato cosa indiferente. Si frecuentas a un vicioso, a no ser que tengas absoluto dominio de ti mismo, más fácil es que te corrompa que no que tú le corrijas. Y pues hay tanto peligro en el comercio con los ignorantes, preciso es obrar en él con gran prudencia y sabiduría.

70. [...] Así es como se templan los caracteres: que la simiente permanece largo tiempo en la tierra, y hasta llegar a su madurez se desarrolla lentísimamente, pues si por casualidad da una espiga antes de que el tallo sea robusto, seguramente o aquella será imperfecta o este quebrado. Así, si el deseo de vanagloria te hace aparecer antes de tiempo, perecerás de frío o de calor. Y aunque parezcas vivo porque tu cabeza eche algunas flores, en realidad estarás muerto, pues tu raíz se habrá secado.

71. [...] Lo que verdaderamente instruye no son los libros, sino las ocasiones.

73. No te desanimes por nada ni en ocasión alguna; imita, por el contrario, a los maestros de pugilato, que cuando ven a un novato rodar por el suelo le obligan a levantarse y volver a la lucha. Pues del mismo modo debes hacer con tu espíritu, nada hay más dócil que el espíritu humano: no hay más que querer, lo demás se hace solo. Pero si te acobardas, estás perdido, pues no volverás a levantarte en tu vida. Cuidado, pues, que tu pérdida o tu salvación están en tu mano.

83. Porque has oído decir a los filósofos que hay que tener el valor de sostener las opiniones adoptadas, te empeñas en permanecer firme en tus juicios erróneos, en tus equivocaciones y en tus locuras. [...]

85. [...] Cuando un criado del vecino le rompe una copa, en seguida, al oírle lamentarse, le dices que es un accidente vulgar y sin importancia; pues bien: si el percance te ocurre a ti, acostúmbrate a mirarlo con la misma tranquilidad e indiferencia que si se tratase de tu vecino. Y no dejes de aplicar este método aun en las cosas de mayor importancia. Cuando fallece la mujer de otro, en seguida le decimos que no se desespere, ya que se trata de algo inevitable e inherente a la condición humana; en cambio, si se trata de la nuestra, sin escuchar razones ni consuelos, nos deshacemos en gemidos y en llanto. Pues bien: se trata precisamente de acordarnos en las desgracias propias del estado de conformidad con que miramos las ajenas, si queremos ser menos desgraciados.

89. Te pregunto qué progresos has hecho en el camino de la virtud y de la sabiduría, y como respuesta me muestras un libro de Crisipo que te precias de entender. Me haces el efecto de un atleta que al tratar yo de conocer su fuerza me enseñase sus guanteletes en lugar de sus brazos nervudos y su torso poderoso. Y del mismo modo que me gustaría saber qué había hecho el atleta en cuestión con sus guanteletes, quisiera saber qué has hecho tú con este libro. [...]

91. [...] ¿Quién fue más desdichado, en tu opinión: Sócrates o quienes le condenaron? El peligro no lo es, por tanto, para ti, sino para los jueces; porque tú no puedes, en modo alguno, morir culpable; en cambio ellos pueden hacer morir a un inocente.

viernes, 6 de junio de 2014

Enrique Jardiel Poncela, "Máximas mínimas y otros aforismos" (12)

Exceso de equipaje

DE LA POLÍTICA

562. El político tiene que ser vil: tratar a sus amigos como si hubieran sido sus enemigos y a sus enemigos como si hubieran de llegar a ser sus amigos.


DE LA VIDA

569. Donde hay vida hay misterio.

570. La vida es inevitable.

571. El que quiera vivir mucho tiempo, que no lo pierda.


DEL HUMORISMO

574. Humorismo es reasociar elementos previamente disociados.

575. El humorismo, como toda planta ligera, tiene raíces profundas.


DE LA ADMIRACIÓN

576. Si se ha de ser admirado hay que permanecer inaccesible.

579. En toda admiración hay un resentimiento callado.


DEL FÚTBOL

581. El fútbol es el bacilo de la guerra civil.


DEL APROVECHAMIENTO DEL TIEMPO

583. El que no hace alguna cosa por falta de tiempo es porque jamás tendría tiempo suficiente para hacerla.


DE LA JUVENTUD Y LA VEJEZ

584. La juventud pesa más que la vejez porque esta está vacía de deseos, y la otra, rebosante de ansias.


DEL DEBER

587. Los deberes ajenos se nos aprecen siempre clarísimos.


DE LO INDECIBLE

591. El que habla de lo indecible hace paradojas.


DEL DESTINO

592. El destino es siempre cruel e implacable con quienes proceden obedeciendo a un criterio extraño.


DEL OBRAR

594. En Arte, en Política y en Amor hay que obrar bien sin esperanza.

Selección de versos de Jorge Riechmann (8)





LOS HOMBRES y mujeres no somos recursos humanos        

Los árboles no son capital natural        
Los animales no son biomaterial        

y las palabras no son solamente        
cuchillos que estrangulan        
cuerdas que degüellan        
bombas que irradian.


INCONDICIONALMENTE        
fiel        
a nada        
—salvo los cuerpos vulnerables        
uno a uno.        
Para todo lo demás        
criterios        
salvedades        
condiciones.


DESEAR        
que siga existiendo el mundo para que siga existiendo        
toda la belleza del mundo        
es una ingenuidad        

a la que no renunciamos.


NO CONSTRUYÁIS estatuas:        
sembrad jardines.


PIEDAD, PIEDAD, médulas del invierno.        
Piedad, marcas borradas, inscripciones furiosas.

"Reflexión" y "Abstracción", Rocío Peñalta Catalán en Andar "por casa" (5 y fin)



Reflexión



Por un momento, la había confundido conmigo. Pero no era yo. Era otra, y bien distinta. La prueba de ello es que si yo guiñaba mi ojo derecho, ella me guiñaba el izquierdo; si yo levantaba la mano izquierda, ella saludaba con mi derecha. Era zurda y siniestra para todo lo que yo soy recta y diestra.

Intenté un diálogo. En vano. No era una cuestión de primera y segunda personas, como yo había pensado al principio. Era una tercera persona, una extraña. Y no me entendía.

Totalmente ajena a mi presencia, se miraba en mi reflejo y ensayaba muecas y ademanes. ¿Se estaba burlando de mí?

Entonces, se puso seria. ¿Me habría oído? ¿Había escuchado mis pensamientos?

Poco a poco, las que me habían parecido diferencias evidentes se iban desdibujando, y los rasgos comunes me resultaban cada vez más desconocidos.

Nadie me había obligado, pero ahí estaba yo, repitiendo cada uno de sus movimientos, como si no tuviese voluntad propia. Que ella sacaba la lengua, yo la imitaba. Si arqueaba las cejas, yo hacía lo mismo. Si se encogía de hombros, yo repetía su gesto con igual indiferencia.

Así hemos estado un buen rato. Hasta que se ha cansado y se ha marchado del cuarto de baño. Y yo he hecho lo mismo.



Abstracción

Mi móvil es una caracola.
    Hay días en que recibo llamadas cargadas de buenas noticias. Otras veces descuelgo, y escucho el mar.

lunes, 2 de junio de 2014

Epicteto (2)


DE LA FELICIDAD

1. Las cualidades esenciales de la verdadera felicidad son la duración y la estabilidad; durar siempre y que ningún contratiempo pueda perturbarla. La que no reúne estos caracteres no es sino una engañosa felicidad.

3. El deseo y la felicidad no pueden vivir juntos.

7. ¿Es infeliz el caballo por no poder cantar? En modo alguno. Lo sería, en tal caso, por no poder correr libremente. ¿Lo es el perro por no poder volar? Tampoco; lo que tal vez deplorase sería la falta de sentimiento. ¿Será desgraciado el hombre por no poder despedazar leones o ejecutar otras empresas tan enormes y contrarias a su naturaleza? De ninguna manera, puesto que no es para tales cosas para lo que fue creado. En cambio, bien desgraciado será, y como tal debe considerarse, si pierde el pudor, la bondad, la fidelidad, la justicia y cuantas excelencias imprimieron en su alma los dioses.


DE LAS RIQUEZAS

2. No está en nuestras manos el ser ricos, pero sí el ser felices. Además, las riquezas no son siempre un bien, sobre que suelen ser poco duraderas. En cambio, la felicidad que proviene de la sabiduría dura siempre.

5. Tan difícil es para los ricos adquirir la sabiduría como para los sabios adquirir la riqueza.

6. No es la miseria la que verdaderamente nos aflige, sino la avaricia; asimismo, no son las riquezas las que nos preservan de los mil temores que emsombrecen nuestra vida, sino la razón.

DEL CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO

1. Amigo mío: considera en primer lugar qué es lo que deseas y examina luego tu propia naturaleza, para ver si posees la fuerza necesaria para llevar a cumplimiento tus deseos. ¿Quieres ser atleta o gladiador? Pues mira tus brazos, palpa tus muslos, considera la robustez y resistencia de tus espaldas, que no todos hemos nacido para llevar a cabo las mismas empresas. [...] no seas filósofo hoy, sicario mañana, pretor al otro día y finalmente privado del príncipe. Mira que todas estas cosas se avienen muy mal entre sí. Es indipensable que seas un solo hombre, bueno o malo. Es preciso que te apliques a estudiar lo que corresponde a tu naturaleza y disposición y que trabajes por adquirir los bienes interiores o los exteriores; en una palabra, que te manifiestes con el carácter de un filósofo o con el de un hombre vulgar.

5. ¡Cuán ciego e injusto eres! En ti está no depender más que de ti mismo, y te esfuerzas en depender de un millar de cosas que te son ajenas y que te alejan de todo verdadero bien.