¡Actualidad! Tan fugaz/ En su cogollo y su miga,/ Regala a mi lentitud/ El sumo sabor a vida. Jorge Guillén
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jueves, 3 de septiembre de 2015
Poemas de Sara Castelar en "El corazón y los helechos"(1)
I
Despiertas, y la luz
es una niña blanca que te escribe
cartas de amor y precipicio.
Tú cruzarás su pecho y sus manos de nieve,
ella cosecha el fuego y la palabra tierra
y ya no tiene miedo,
la noche hace un ovillo con los huesos que ama.
IV
La noche es el camino,
la serpiente,
el niño que me tiembla,
la flor menguada,
el diente de los años,
la casa,
el idioma perdido,
la roca,
el corazón vendado,
las voces que tropiezan,
el vuelo anciano,
el padre incomprensible,
la salvación,
el silencio,
sobre todo el silencio.
VIII
El amor es un niño, en la extensión terrible
de lo tierno y su perenne golpe,
niño-herida
que deletrea años en el frío
y deambula solo con la memoria blanca,
su afilada inocencia te traspasa
y te odias,
odias sentir el hilo con que amarra tus pasos,
la mirada que ahueca tu sangre entristecida
y ablanda,
lentísima
tu coraza de nieve:
siervo corazón que venera su jaula.
DECLARACIÓN DE INTENCIONES
Mi intención es errar, escapar al orden,
descubrir el interior del miedo y abrazarlo despacio,
como a un hombre,
descomponer el óxido y la duda
sobre la misma lágrima.
Mi intención es herrar
al caballo dormido
sobre la pesadumbre.
UNA POÉTICA
NOmbro aire y aceite y cántaro,
nombro la palabra lleno de cerrojos
que la razón descifra como trabalenguas sucios,
nombro la estructura enferma de los puentes
y su polilla sorda,
la cáscara en que flota mi país cansado
en el que nadie estuvo,
ni lloró,
ni engendraron campanas las catedrales secas.
Yo no sé dónde muere el grillo y dónde
alguien, alguna vez, amara en mi lenguaje
a las palomas frías que crujen en la médula;
la indómita ternura del carbón
y la ceniza.
Aire a aire me respiro sola,
en la siega triste de la cosecha triste
y en las frutales formas de la noche,
a veces alimento a este animal de lluvia
y a veces
él ama la pregunta que me hierve
desde la niñez al sueño, acecha en mis contornos,
vive
y siento en mí que todo se avecina,
pero tarda.
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