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jueves, 11 de octubre de 2007

Poema de 'Luna-Hiena' de Alonso Cordel

La genética absurda de los ecos
no define al poeta, ni dá caza al gorila,

no resuelve el problema de la muerte,

ni dice nada nuevo: no incorpora
los últimos avances de la técnica

para hablar de los celos.
Tampoco sustituye o elimina
a los cajeros electrónicos
que me retienen cada tarde
pegado a la clepsidra del inodoro blanco,

o a la entrada del túnel sin retorno

de las imágenes televisivas.
—No le han dado más frutos al cerezo

los catódicos rayos, ni evitaron
que aquel tumor maligno
me dejara tan triste a Guillermina—.

Alonso Cordel, en Luna-Hiena, Colección Juan Alcaide, Ediciones del Excelentísmo Ayuntamiento de Valdepeñas, 1988.

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