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martes, 11 de febrero de 2014

"Puede en amor la discreción obrarse..." y "Amor, pues me guiaste a vela y remo...", sonetos de Hernando de Acuña

Puede en amor la discreción obrarse        
cuando se siente amor tibio o ligero,        
que no teme peligro el verdadero        
ni puede con razones desviarse.        

Es allegarse más el apartarse,
y el duro corazón más fuerte y fiero        
viene a encenderse más que de primero        
con lo que más espera remediarse.        

Por donde, en este mal tan congojoso,        
sufrir es el más sano regimiento,
pues otro que aproveche no se halla;        

y el que en buscar remedio es presuroso        
sé que vendrá a sentir lo que yo siento,        
que la salud más cierta es no buscalla.


Amor, pues me guiaste a vela y remo        
por el dichoso mar de la esperanza,        
¿cómo permites que de tal bonanza        
se levante fortuna en tal extremo?        

Si el grado en mi esperar fuera supremo,
pudiérasle bajar con tal mudanza,        
mas dime en qué fundaste tu venganza,        
si tanto no esperé cuanto ahora temo.        

Responder se me puede de tu parte        
que todo lo que digo y lo que siento
es tratar de razón do no hay ninguna;        

mas quiero en pago de esto asegurarte        
que nunca mudarán mi pensamiento        
tu bonanza jamás, ni tu fortuna.

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