Cada vez tardamos más en llegar a
la cama (Batania)
Qué se puede
hacer con una chica entre blanco y amarillo
que cursa en
primero de rebeldes y en quinto de filología,
una mujer como un
ramo de apio o como un cóleo sin maceta,
más bella que un
triciclo silvestre o un orfeón de romeros,
que piensa a puño
que Shakespeare no alcanza a Hemingway
y Cortázar
aventaja a Stendhal por más de tres submarinos,
qué se puede
hacer con esa chica si luce quince años menos
y te saca cinco
centímetros de risa y altura, y desde tan arriba
te ataca y dice
fuego a Tolstoi, abajo Hugo, cieno a Balzac,
fuera Propercio,
vinagre a Dickens y cinabrio a Catulo,
qué se puede
hacer salvo amarla, salvo apretar tu corazón prieto
sobre su corazón
prieto, salvo besarla sin camisa ni pantalones
y olvidar sus
calaveras de furia, gloriosa niña que te amo tanto
pero te crees la
petunia de la muerte, vamos a ver, sarampiona,
en qué planeta es
mejor tu Sallinger que mi Lope de Vega,
dios mío, qué
tontería, es que no puedo dejar de contestarte,
por tu puta culpa
cada vez tardamos más en llegar a la cama.g
Desnudar nombres (Agustín
Calvo Galán)
I. La espera
Los muchachos del
polígono
son de plumaje
oscuro
se acallan
silbidos, oraciones en voz baja
ondulan las voces
sobre el agua negra
espejeando
mientras, en las
esquinas, los contenedores
y las
furgonetas de los mossos
d'esquadra
se camuflan en verde y azul marino
y una colilla que olvida su humo y se ahoga en saliva.
Los muchachos se acurrucan en nidos
de alambres
y liman sus alas con esponjas y espanto
algunos se marchitan
bajo el óxido del atardecer
saben de esta hora, las luces que se van persiguiendo
hacia el límite de la ciudad
y un sinfín de mequetrefes que vendrán al insulto
en procesión de esvásticas
y puñales.
II. El encuentro
Por fin, en la madrugada se abren las puertas
del infierno,
y todos caen. Yo caigo tras ellos
preguntándoles
¿quiénes de vosotros
me reconocerá?
El amanecer
es una línea sobre la que se sostienen
las palabras del atrevimiento
unto mis manos con el eccema de sus plumas
¿quién de entre vosotros?
quiero su deseo gris, fugaz,
el escozor de este dolor humanizado
subiéndome por las fosas nasales
¿quién
me aguardará en su abrazo líquido?
el aire nos separa, su naturaleza
me niega, todo se despide ante mí,
ni siquiera me queda el peso de sus nombres
ascienden ligeros, ya sin añoranza
la coraza que sostiene mi mirar
no se disolvió ante su aletear de enamorados
y espío su extraño adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario