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viernes, 30 de septiembre de 2011

'Ciclón de poesía' en Chiclayo, 1 de octubre

“Ciclón de poesía
Estremecedora palabra en el aire

Golpe de agitado verso 
descendiendo sobre la tierra.”

Continúa el "Ciclón de poesía" en la ciudad de Chiclayo este sábado primero de octubre de 6:30 pm a 8:30 pm en el "Café 900", sito en Manuel María Izaga 900, Chiclayo.

En esta ocasión nos acompañarán a golpe de verso los poetas José Abad Ascurra (Cajamarca, 1979), miembro de "Signos"; Matilde Granados (Trujillo, 1986), coordinadora general de Kaipy Kani; Karina Bocanegra (Trujillo, 1986), gestora cultural de "Diablos azules" y Ernesto Facho (Trujillo, 1989).
Moderadores: Juan José Soto (organizador y coordinador del “Ciclón de poesía”) y Fernando Odiaga.

El afán mayor del "Ciclón de Poesía": promover la integración y el encuentro de poetas de la región Lambayeque y las diversas voces de las demás ciudades del país.

Enlace en facebook del evento:

David Carretero publica 'Autodefinido' con Amargord, pequeña muestra

Se encienden las primeras cocinas:
los edificios parecen crucigramas.
KARMELO C. IRIBARREN


EL MOTIVO

El viento juega a levantarle la falda a una mujer
que cruza apresuradamente la calle
acompañada de un hombre con un maletín en la cabeza,
la gente corre a resguardarse en los soportales
mientras las bolsas de plástico y las servilletas de los bares
se arremolinan en los rincones,
la tarde se da por vencida
y de repente desaparece devorada
por la oscuridad apocalíptica de un cielo desconocido.

Impasible y a la intemperie, en el centro de la plaza
contemplo el gran diluvio, junto a mis pies
una hoja suelta de periódico en la que leo:
no pienses, amor mío, que lo he dado todo por ti,
dame un cuchillo para abrirme el pecho
y entregarte lo único que me queda.


___

Porque creo en la palabra impronunciable
que me dicta de memoria su silencio, 
en el sentido de las historias que no tienen fin,
en el verso escrito en el aire
que hablará de nosotros cuando nadie nos nombre.


EN LA OSCURIDAD

Cierra los ojos cuando sonríe,
cuando estornuda,
cuando bosteza,
cuando sueña...

Cierra los ojos 
al buscar de memoria
mi boca en el aire,
cierra los ojos
cuando la encuentra
y nos besamos
y los relojes se detienen.

___

El recuerdo
nunca se apiadará del dolor.
Los muertos  
jamás desaparecerán de las fotografías.

___

escucho tras la puerta
el chispeante susurro de las llaves
que salen de su bolso.


INTERMITENTE VIDA EN COMÚN

Hay días que entra en mi casa por la ventana
como las corrientes repentinas de aire
que cierran las puertas de las habitaciones.
Acostumbra a instalarse en la incertidumbre
de mudanzas apresuradas que inventa
y a convivir durante una temporada conmigo
obstinada en hacerme creer
que el polvo que se acumula en los muebles
son las cenizas que deja el tiempo cuando pasa.

Hay noches que me observa al dormir
y enumera en mis ojos cerrados
las causas que pueden matar a un hombre dormido.
A veces la despierto al levantarme,
se pega a mí como una sombra incómoda
y avanza por delante del tiempo
con la intención de llegar antes que nadie
a desalojar de mi vida las cosas que importan.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Poesía científica: Ricardo López Arcilla, 'Pronósticos de Hipócrates'. Signos de los ojos

SIGNOS DE LOS OJOS

13

Si los ojos del enfermo
Se presentan lagrimosos,
Si se apartan presurosos
De los rayos de la luz,
Si se separan del eje
De su cóncavo recinto,
Si uno del otro es distinto
Con respecto a magnitud;
Si a toda su parte blanca
Cubre una tinta sangrienta,
Si se muestra amarillenta
De los párpados la tez,
Si lívidas, negras se hallan
En ellos todas las venas,
Si de manchas están llenas
Las dos córneas a la vez;
Si ambos ojos en las órbitas
Con frecuencia en torno giran,
O bien hinchados se miran
Con abatimiento asaz;
Si se muestran empañadas,
Sus membranas transparentes
Y muy poco relucientes
Bajo el párpado tenaz;
Si en el rostro del enfermo
Que antes luciera en bonanza,
Se percibe la mudanza:
Del animado color,
Deben tenerse por malas,
Y por muy perjudiciales
Todas aquestas señales
Que aprecia el observador.

14

Por lo tanto mientras duerme
El enfermo que está echado,
De los ojos el estado
Es necesario observar;
Porque si se hallan los párpados
Sin cerrarse exactamente,
Permitiendo claramente
Ver la blancura ocular
Sin que en esto haya influido
Ni purgante, ni diarrea,
Ni sustancia que posea
Tal virtud medicinal,
Ni el enfermo esté habituado
A dormir de aqueste modo,
Es un signo sobre todo
Peligroso, y aun mortal.

15

Si los párpados se tuercen,
O los labios, o narices;
Si tienen blancos matices ,
O bien lívido color;
Si acompaña aquestos signos
De los ya dichos alguno,
Presagiar es oportuno
Que anda la muerte en redor.
Y si los labios hermosos,
Que antes eran coralinos,
Se presentan blanquecinos,
Inmóviles, sin color,
Y ambos a dos suspendidos
De una y otra propia encía,
También anuncian que impía
Anda la muerte en redor.

martes, 27 de septiembre de 2011

Noticia de Augusto Ferrán. Su poesía (La pereza, 5)

La pereza (1870)

LXI

He averiguado, aunque tarde,
que yo mismo voy echando
leña al fuego de mis males.

LXII

Hasta mis ojos se acuerdan;
por eso, aunque estén cerrados,
te ven, causa de mis penas.

LXIII

Que me hayas querido
me causa tristeza;
pero me causa más grandes fatigas
que ya no me quieras.

LXIV

Cerca ya la muerte, quiero
figurarme que vendrás
sobre mi tumba olvidada
un día y otro a llorar.

Harto sé, pues te conozco,
que no has de venir jamás...
pero al morirme, yo quiero
figurarme que vendrás.

LXV

En la claridad vivía
en medio de tu querer;
a otro pusiste delante,
y en la sombra me quedé.

LXVI

«Siempre más, nunca bastante;
hay placer mientras hay vida.»
Esto pensaba yo antes.

«Nunca más, siempre ya menos;
ni hay vida ya ni placer.»
Esto pensaba yo luego.

LXVII

La flor que me diste en tiempo
de amorosa intimidad,
la arrojo al mar, y se pierde
entre las olas del mar.

Y este rizo que tu mano
cortó con amante afán,
lo arrojo al fuego, y el fuego
cenizas lo vuelve ya.

Y tus continuas promesas
de eterna fidelidad,
las doy al viento que pasa
y se las lleva fugaz.

Pero el recuerdo angustioso
¡ay! de tu engaño, por más
que se lo entrego a la tierra,
ella otra vez me lo da...

Viento y fuego y mar se duelen
compasivos de mi mal,
y solamente la tierra
de mí no tiene piedad.

LXVIII

El querer que yo te tuve
lo guardo en mi corazón,
porque entre cenizas siempre
se guarda el fuego mejor.

LXIX

Si era cariño o costumbre,
no lo sé; pero recuerdo
que por las mañanas siempre
decía: «hoy no te quiero.»

LXX

Por mí nunca temo
la muerte que llega:
yo marcho a gusto; pero ¡ay pobrecitos
de los que se quedan!

LXXI

Vendrás con las manos juntas,
mujer, pidiendo perdón,
y al mirarte tan humilde
te daré la absolución.

Y tú con la absolución
me engañarás otra vez;
y yo, olvidando tu engaño,
te perdonaré también.

Te perdonaré otra vez...
por supuesto, que al final
el perdón se irá acabando,
pero el engaño jamás.

LXXII

Yo no sé qué hacerme
con mi corazón,
cuando lo guardo se pierde lo mismo
que cuando lo doy.

LXXIII

No me puedo acostumbrar,
compañera de mi cuerpo,
a no quererte ya más.

LXXIV

Siempre que te veo
con tu novia hablar,
digo bajito: ¡ay! ¡yo la quería
mucho, mucho más!

LXXV

«Yo canto el cantar eterno,
el cantar del querer bien;
canto el cantar de la vida,
porque vivir es querer.»

Así en la noche que calla
para que se oigan mejor,
canta el ruiseñor sus quejas
con melancólica voz.

Su compañera le escucha,
y, en el nido, sin dormir,
los pequeñuelos aprenden
en el querer a vivir.

lunes, 26 de septiembre de 2011

'Palabras mortales', de Elvira Daudet

PALABRAS MORTALES

Todo estaba ordenado, recién hecho: la luz imprevisible, cegadora,
arrinconando sombras y tinieblas, desvelando las formas vírgenes de la tierra,
los astros cabalgando sobre la piel del cielo en callada armonía,
la cintura de espumas que separa los mares de la tierra,
el rocío cubriendo las praderas cual un velo de novia,
los peces arañando como dientes de plata el corazón del río,
los pájaros fugaces, capricho de cristal palpitante, tembloroso.
Todo era hermoso, pródigo e inútil, decorado vacío, y Dios se sintió solo.
A su imagen, que el río dibujaba, creó al hombre: un amante sin dudas,
con quien gozar aquellas belleza innumerabñe. Pero Adán, pese al amor divino,
se aburría; tenía una tristeza clandestina. Y Dios vio a Eva en su melancolía.

Éste era el escenario de la dicha y sus protagonistas, desnudos e inocentes,
descubriéndose a tientas y sin prisa bajo el ojo circunflejo del cíclope voyeur.
Entonces llegó ella, la serpiente hermosa y enigmática, silbando en sus oídos
palabras nunca dichas: beso, piel, sexo, amor. Mariposa saliendo de la boca.
Pudo llamarse libertad, o vida donde la luz se vierte tumultuosa,
pero Dios decidió que fuera muerte. Así nació Caín el fraticida,
huésped inesperado en la tragedia, marcado por el hierro candente de la culpa.

Posiblemente ya, en ese tiempo elástico y eterno que le es propio,
se mezclaban en la mente febril del Creador elpasado, el presente y el futuro
-¿qué ventana podría ser abierta a la unidad del tiempo sino la del Supremo?-,
confundiendo lo tierno y lo sangriento, iluminando rosas, dinosaurios,
primates decorando la caverna, la aurora virginal y la ciénaga
poblada de caimanes: camellos, proxenetas, profetas asesinos,
traficantes de órganos y de armas, ángeles de retablo bañándose en el lodo.
Legiones de guerreros destructores, con el hacha, la espada o los cañones
de la que fue llamada la "Gran guerra", antes de conocer la perfección atómica
que reventó Hiroshima y Nagasaki en sucesivas y perversas flores,
como un final de fiesta insuperable -tan pulcro y eficaz como las cámaras de gas
de Auswitchz y Matthausen-. Luego, la paz.
Atrás quedaron tumbas, inválidos, escombros; la lluvia enterró la memoria
bajo el barro, y no del barro cual Adán, sino de carne estremecida de mujer,
nacieron nuevos hombres, para ser ofrecidos a los dientes
de la devoradora maquinaria.
Prosiguieron los crímenes atroces: el NAPALM en Vietnam, abriendo ojos
horrendos en la delicadeza de los cuerpos; la sangría de América la dulce,
su corazón -cobre, esmeralda y oro-, fue pasto de voraces alimañas;
el exterminio de África, útero protector del primer hombre, belleza que agoniza,
despeinada, en la arena -¡ay de su negra trenza tejida con diamantes y jazmines!-.

Cabalgan los diablos victorioso sobre alados corceles impacientes: el hambre
-arma blanda de probada eficacia- que asesina seis niños por segundo; el Sida
-obscena peste de laboratorio-, virus mortal que anida en los cuerpos amantes,
en sus hijos, en todos los que sobran; las guerras programadas en la mesa
de quienes atesoran los bienes de la tierra. Y crecen sin descanso, como niños,
los muertos, números de tiza que se elevan, atónitos, sobre la gran pizarra de la noche,
hasta formar una gran cordillera, una constelación de estrellas apagadas
que desgarra la piel azul del cielo con el vidrio tenaz de sus pupilas.
Ojos desorbitados, cuyo terror no ha borrado la muerte,
testigos mudos del mayor fracaso.

Muertos por todas partes, lloviendo com piedras y ceniza, en Gaza, Nueva York,
Bagdad, Madrid, en mezquitas, rascacielos, trenes,plazas, escuelas.
Pavoroso espectáculo de sangre, todo en el mismo plano de una cinta continua,
que Dios omnipotente contemplaba y que creaba sólo con pensarlo.

Algunos poemas de 'Poetrastos' (6)

En Almería
(Ana Pérez Cañamares)

Yo leo a Zagajewski
y cuando no puedo soportar
el resplandor de las palabras
miro hacia el valle
tendido a mis pies
como una jarapa;

tú juegas con la play station
y cuando pierdes chistas
con la lengua y le das
un sorbo a su cerveza.

Cierro el libro abrumada
y tú apagas la consola, vencido.
Me miras a los ojos y
-no sé cómo lo haces, pero
este es nuestro seguro de vida-
lees en mi mirada
todos los poemas
con los que no puedo cargar
sola.


domingo, 25 de septiembre de 2011

Jesús Malia en 'Se buscan poet@s', martes 27 de septiembre

Invitado por Carlos Salem, el próximo martes, 27 de septiembre de 2011, abriré el foro de lectura de Diablos Azules. 20 minutos de lectura en que haré un breve repaso por lo más conocido de mi obra y algunos poemas recién escritos.
Puede seguirse por internet a través de www.LaHojaEnBlanco.es.

Diablos Azules
C/Apodaca, 6
Madrid, Metro: Tribunal
21 horas

viernes, 23 de septiembre de 2011

Poemad

Hoy 23 de septiembre (de 2011) y mañana 24, POEMAD en La Casa Encendida. Para empezar, Gamoneda y Mestre.
Programa completo.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Poemas de Eva Sarto en Ancú, próximamente publicado por Amargord

A pesar de lo imposible sostengo firmes los hombros sobre la cabeza
la cabeza sobre el suelo y los pies en agua fresca
Sumo dos más dos y me multiplico
A pesar de la utopía sostengo la antilucha hasta contra pistolas de agua
sostengo la revolución de la tela de araña que atrapa corazones contra cañones
Me elevo a infinito y me mareo
Pero suena de nuevo esa corriente subterránea, subcutánea
siento de nuevo que la paz del agua vuelve
y necesito sumergirme en corrientes de Ancú

___

Querría hablar mil lenguas
para pensar mil veces en lo mismo
pero no del mismo modo
Lo que pasa es que mi boca es roja y a veces muda
y mi cabeza no para de torturar pensamientos concéntricos
en duros centrifugados
entonces me hablan tus manos tu cuerpo
O lloro
Y también me hablan las lágrimas
Otras veces escupo aire frío y procesiones de pingüinos
Arranco mi alma, la pinto de rojo, me la pongo en la boca muda
Y empiezo el discurso

___

Viaja en aeroplano o en patines o en escoba
va sin brújula
porque sabe usarla

la observan siempre con curiosidad las veletas


Una vez viajó por dentro de su cuerpo,
a través de las corrientes viscosas de sus venas
a través de sus luminosos impulsos nerviosos
le dio asco y le sobrevino mareo crónico


Muy ligera de equipaje o cargada
-incluso hasta hundirse tres metros bajo tierrase
camufla detrás de algún viajero despistado
Se sujeta a sus zapatos y viaja el viaje de otro

otro presente otro futuro otro pasado

Viaja por el altiplano y los confines o por el barrio de al lado
Va surcando siempre las aceras
O las mareas o los charcos

___

Aceras
Calzadas
Ríos de luces como
Células que se reproducen
Como serpentina de luciérnagas
Que atraviesa los carriles de la noche
Semáforos Calzados
De los pies de los que paran a su lado
y también de los que se los saltan
Prisa Calzada de Inercia
de movimientos mecanizados de rutina asumida
Pies. Descalzos. En la hierba húmeda. O En las ardientes aceras
Por ahí arriba tejados mirando cielos. Terrazas. Antenas
Edificios enormes con millones de ojos de ventana como enjambres
Tapando mis nubes

Este poemario pertenece a la colección Hecho en Lavapiés, a cargo de Hipólito
García "Bolo". Gracias, Bolo, por compartirme las novedades.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Poesía científica: Ricardo López Arcilla, 'Pronósticos de Hipócrates'

7

Cuando síntoma alguno extraordinario
Las dolencias presentan en su faz,
Deducir de eso mismo es necesario
El remedio más pronto y eficaz.
Porque haciéndolo así, sobre este suelo
El respetable médico obrará
Con el juicio más grande, y un consuelo
Al doliente infeliz tal vez dará.
Pues el enfermo que conozca puede
Por algún tiempo con su mal vivir,
Conservará mejor, pues le concede
Cosa por cosa meditando ir.
Y así sabiendo y anunciando al paso
Los que salvarse o perecer podrán,
Evitar la calumnia podrá acaso
De los que en torno del enfermo están.

8

La cara observar conviene
Allá en los agudos males,
Y mirar si ella se aviene
Con la que el enfermo tiene
Cuando se halla sin los tales.
Esto el médico, presente
Debe siempre de tener,
Pues cuanto más diferente
Sea la cara del paciente
Tanto más hay que temer.
De esta diferencia son
Caractéres los siguientes,
Que por su exageracion
Llaman luego la atención
Al visitarlos dolientes.

9

Las narices afiladas,
Ojos cóncavos, hundidas
Ambas sienes, enfriadas
Las orejas, contraídas,
Y hacia delante inclinadas.

10

Dura, tensa, y resecada.
La piel de la extensa frente:
Toda la faz aplomada,
O lívida, o blanqueada,
O bien negra totalmente.

11

Y así, si aquestas señales
De la cara apareciesen
Al principio de los males,
Y las causas de las tales
Ni aun sospechar se pudiesen,
Es preciso averiguar
Si el triste enfermo ha sufrido
Vigilias a su pesar;
Si diarreas ha tenido,
O bien hambre que pasar.
Porque si la alteración
Del rostro depende de esto,
No hay peligro en conclusión;
Pues su mayor duración
Es de sol a sol ya puesto.
Mas si el enfermo dijere
Que nada de esto ha tenido,
Y en su rostro entristecido
Más la alteracion siguiere
Que el tiempo ya establecido,
Es preciso presagiar
Que en torno del blando lecho
La muerte debe de estar,
Reclamando sin cesar
Su imprescriptible derecho.

12

Pero si en una dolencia
Mostrase la faz humana
Tan morbosa diferencia,
Llevando ya de existencia
La mitad de una semana;
Entonces es importante
Dichos signos inquirir,
Y aquellos que del semblante
Con observación constante
Se llegan a deducir.
Los que toda la estrechura
Suministra exteriormente
Buscar también es cordura;
Observando especialmente
De los ojos la figura.

martes, 20 de septiembre de 2011

Noticia de Augusto Ferrán. Su poesía (La pereza, 4)

La pereza (1870)

XLVI

Ojos negros, labios rojos,
dientes blancos... no me basta,
morena, con eso sólo.

XLVII

Ponte donde no te vea,
que, sin tenerlas al lado,
quiero pensar en mis penas.

XLVIII

Vas tan enferma y caída,
que todos al verte dicen
por lo bajo: ¡Pobrecilla!

XLIX

Por la calle arriba,
por la calle abajo,
¡cómo enseñabas anoche ese cuerpo
que yo guardé tanto!

L

¡Qué alegre está el campo,
el cielo qué alegre!
aunque haya penas, ¡qué alegres están
los que bien se quieren!

LI

Ya se va acercando
la muerte, la muerte...
de veras digo que sólo me pesa
dejar de quererte.

LII

Este profundo pesar,
sola tú que me lo diste
me lo podrías quitar.

Ya ves si te quiero bien:
hasta para lo imposible
te creo yo con poder.

LIII

Vengan a mí las fatigas:
más descansado en la muerte
cuanto más cansado en vida.

LIV

No te comprendo, chiquita;
sólo te acuerdas de Dios,
cuando de Dios necesitas.

LV

Las golondrinas ya vuelven,
y se irán y volverán...
¡Y tú la misma de siempre!

LVI

¡Qué quieres que yo te diga,
si al pensar en que eres de otro
recuerdo que has sido mía!

LVII

Basta de llorar, mujer;
que lo hecho, ni Dios mismo
lo puede ya deshacer.

LVIII

Es lástima grande
que seas de otro;
¡qué acompañados los dos estaríamos
ahora que estoy solo!

LIX

Tengo arrugas en la frente
de tanto pensar en ti,
porque hasta mi pensamiento
se vuelve ya contra mí.

LX

Quisiera a veces fingir,
porque se vence fingiendo;
y también quisiera a veces
no sentir como yo siento.

Y hasta quisiera tener
odio, y no amor en el pecho,
al ver que en odio egoísta
se paga el amor sincero...

Pero no temas, son humo
estos malos pensamientos;
y por más que a veces quiera
ser otro que soy, no puedo.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Poemas de María Trujillo

Bastaría para sanarme

No es el amor,
es otra cosa lo que me mueve.
Es un sueño de tragedia,
una alegoría imposible,
es el deseo
de vivir otras vidas que no sean la mía
para olvidar lo absolutamente ordinaria
que esta vida es.

No es el amor
sino un sueño egoísta
de andar otras ciudades,
hablar otros idiomas,
alejarme del cotidiano eterno,
del calor, del frío, del tedio,
de mis propios deseos,
de mi forma de ser, que tanto aborrezco a veces,
o que tanto amo para no ver más allá de mí
y despreciar a todos por no ser actores de cine.
Por no ansiar la gloria me detesto,
por esperarla del otro, siempre del otro,
creyéndome al mismo tiempo
la única especial de mi entorno,
como si por soñar ya mereciera el premio
de un lugar diferente.

Este es el aburrimiento de los ricos,
el pasatiempo de quien todo lo tiene,
yo que tanto creía no ser como ellos
y que me vendría tan bien, ahora,
un Jesucristo,
que me devolviera la vista y me dejase ver
todo lo que el mundo y yo
podríamos darme.

Una palabra tuya
bastaría para
tanto…

Conclusión vana

Yo te miro
más allá de tus ojos,
te encuentro
más allá de tus manos.

Y esta capacidad mía
de verte
más allá de lo que me muestras
no me sirve absolutamente para nada.

Planchar para no pensar

Me gustan las conversaciones cara a cara,
no me resigno a los chat
aunque a veces
yo también caigo en la trampa
de una conversación de dos horas que habría sido,
dónde va a parar,
mucho más agradable en el banco de una plaza.

Recuerdo un tiempo en que
para ver al chico que te gustaba
tenías que esperar a verlo pasar por tu ventana
camino del gimnasio.
Ahora
esperas verlo conectarse al facebook.
Dentro de poco
será imposible pasar un día solo.
Espero no comprarme nunca un aifon
¿te imaginas? tol día con el what’s up
interrumpiendo pensamientos sin ningún interés
pero que al menos son tuyos,
pero que están ahí para algo,
para llenar tu vida de ti mismo,
eso de lo que todos huímos
con el facebook.

Yo también tengo mis técnicas:
planchar para no pensar,
planchar para no sentir.
Al menos no contamino
mi no sentir con ideas de otros,
con la excursión de fulana al Atacama,
con la pasión de mengana por la rumba.
Sed sinceros: no es lo mismo
que te lo cuente en persona marcándose unos pasos.
Como diría mi Sanz: es distinto.
Y a lo mejor me lo merezco.

Una más entre tantos millones

Me preocupa
la cantidad de seres humanos que, como yo,
se creen únicos,
inimitables, originales.
Aquí voy por el metro
y pasa uno y uno y uno,
de pronto, cientos de individuos,
¿será posible
que cada mundo interior sea tan grande como el mío?
que todos ellos tengan sueños, metas, ilusiones,
que recuerden su infancia,
que amen a su amado,
que sufran por sus pérdidas.

Os aseguro que este pensamiento
me hace dudar de mis propias ideas.
Será que todos creemos
que somos importantes,
cuando a la vista está que no es posible,
que somos figurantes
en la película de otro,
un hilito de alfombra,
un píxel entre tantos,
si acaso un megaperl, un planetilla
de sistema estelar.

Mi andén lleno de gente
que vamos hacia el norte, los de enfrente
igualmente esperando,
tal vez visualizando
su camino al trabajo
que está justo al otro lado
de la ciudad,
sin embargo para ellos es,
y esto sí que me fascina,
El Camino al trabajo, con mayúsculas.

Claro que también están
los que no tienen nada en la cabeza,
sólo el vestido que se pondrán mañana
o la canción siguiente de su ipod
(importante para mí, que también la escucho),
que no han reflexionado nunca
sobre un solo porqué.
Hasta ellos son diferentes
por mucho que querrían,
ellos sí que querrían,
parecerse a los otros,
esos otros tan cool, tan populares
de su barrio o entorno
(incluso de la tele).

Afortunadamente nos morimos,
imagina si no qué mogollón.
Cómo se hizo de bien este milagro
que entonces añoramos al ausente,
lloramos el vacío que dejó
como si nadie más,
de los seis mil millones,
lo pudiera llenar.

No entiendo al ser humano,
me sobrepasa
imaginar a los miles
que no conoceré pero que podrían,
perfectamente, ser
el amor de mi vida
cuando al mío lo encontré en mi pueblo
(un pueblo de ná),
los amigos con que formaría
una pandilla genial de afinidades.
Pero eso nunca pasará por estadística,
así que al ir en metro me conformo
con asumir que en mi vagón van otros treinta y cinco
y recordar que todos ellos
se creen tan especiales como yo.

Poemas de María Trujillo en VerdeAzulNaranja, su blog.

Algunos poemas de 'Poetrastos' (5)


reset
(José Luis Zúñiga)

Todo era triste entonces, eso lo supe luego.
Íbamos al colegio con aquellos
pantalones tan cortos. En el patio, el recreo
era un parque temático pero sin luz eléctrica.
Bailábamos peonzas, jugábamos al clavo,
siempre al fútbol con balones de trapo.
Llovía sin parar, todos los días,
una lluvia tenaz, torpe, liviana, que empapaba la ropa,
los chalecos de lana que mi madre tejía.

Todo era triste entonces, pero yo lo ignoraba,
yo era un niño feliz a pesar de los curas.
Era normal que cada invierno dieran la vuelta a los abrigos,
y cada primavera una modista gorda cambiara a las camisas
los cuellos y los puños. Los amigos
—ya nos vamos muriendo— eran algo intocable.

Todo era triste entonces, eso lo supe luego.
Todo era triste entonces y sigue siendo triste,
lo malo es que ahora sé lo que antes no sabía
y siento un malestar tripas adentro
cuando pienso en los días felices de mi infancia.

No puedo ser feliz. No quiero
haber sido feliz. Sigue lloviendo
y ahora el agua me cala hasta los huesos.
No tengo en la cabeza más que muertes
de efectos especiales. Muchas veces
me despierto en la noche envuelto en nieblas
de traición o de olvido. Me tomo dos pastillas
y me vuelvo a dormir; y me regreso
al patio del colegio, allí están todos.


sábado, 17 de septiembre de 2011

Madrid Cómico: 16 de julio de 1898 (2, y fin)



¿Cuál es más chistoso de los dos, el poema o la viñeta? La mucha cuerda que las gentes del Madrid Cómico dieron durante 1898 a Vicente Medina y sus Aires Murcianos hoy nos puede parecer difícil de creer. Pero en fin, así fue. Esta poesía iba muy con los tiempos. Un ejemplo sobresaliente de este cariz lo encontramos en Augusto Ferrán.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Poesía científica: Ricardo López Arcilla, 'Pronósticos de Hipócrates'

La poesía también ha sido considerada un recurso para hacer accesible, atractivo y fácilmente memorizable el conocimiento científico. Un notabilísimo ejemplo de esto es la versión en verso que Ricardo López Arcilla realizó en el siglo XIX de los 'Pronósticos de Hipócrates' (Hipócrates de Cos, padre de la medicina clínica). En este enlace accedes a una publicación de estos en tres lenguajes: con latinajos, en prosa castellana y en el verso de Arcilla.

Lo pondremos aquí en el verso de Arcilla. Una sola nota: he corregido la ortografía. No digo actualizado, digo corregido. Todas las faltas, me son achacables.

LIBRO PRIMERO

1

Nada juzgo del médico más justo
Mientras tenga en el mundo que vivir,
Que con prudencia y delicado gusto
Por do quiera saberse conducir.

2

Si las cosas presentes y futuras,
Las pasadas, y aquellas que el temor
Del enfermo reserva, y las oscuras
Junto al lecho angustiado del dolor
Con acento inspirado pronostica,
Creerán todos que conoce bien
El mal tremendo que el enfermo indica,
Y su remedio bienhechor también.

3

Y esta creencia hará que el que le escucha
En místico silencio en derredor,
Tenga en él siempre confianza mucha,
Y le mire cual nuncio protector.

4

Además, un juicioso tratamiento
Ya puede en adelante establecer,
Si el mal que venir puede en un momento
Le llega con cuidado a preveer.
Mas no siempre a los míseros mortales
Tornar puede la célica salud,
Aunque fuera mejor curar los males
Que el pronóstico hacer con certitud.

5

Muchos pierden a veces la existencia;
Los unos a la fuerza de su mal,
Aun antes que reclamen la asistencia
Del que ejerce la ciencia medical.
Los otros, aunque al Médico requieren
Y junto al lecho le consiguen ver,
En un instante de repente mueren
Sin poderlos la ciencia defender.
Otros apenas transcurrido un día
Hallan al cabo de su vida el fin;
Otros retienen la existencia pía
Poco más tiempo en su carnal confin.
Mas antes que la rápida dolencia
El médico principie a combatir
Con los grandes recursos de la ciencia,
Deja el mísero enfermo de existir.

6

Por eso es necesario de los males
La índole saber con perfección ,
Y conocer por ella si los tales
A la naturaleza superiores son.

martes, 13 de septiembre de 2011

Poemas de Emilio Porta en sus blogs

ANÁLISIS

Si la mente ya sabe

lo absurdo de aceptar

las percepciones simples.

Si conoce que el tacto

se destruye al nombrarlo.

Si la mirada es ciega

ante el fin y el origen.

Si un paso afirmativo

se niega ante si mismo.

Si nada nos permite

alcanzar el misterio.

Si la luz es la parte

exterior de las sombras.

Si el planeta es, tan sólo,

una pequeña esfera

girando sin certeza.

En http://pginapersonaldeemilioporta.blogspot.com

Luz que arrastra y penetra en la tierra

Solo la luz

capaz de penetrar

debajo de la tierra

y salir a la superficie

tras arrastrarse dentro

y atravesar la roca

y saltar sobre el agua,

solo esa luz, es capaz

de alumbrar más allá

del horizonte,

capaz de disolver

las sombras que el muro

proyecta contra

su propia realidad.


Cuando, tras una brizna

de tiempo, unos instantes,

miras tus manos

y ves en ellas

la claridad,

recogida en la paz

y en la memoria,

sabes que estás cerca

de comprender,

no toda la existencia,

pero, al menos,

una pequeña parte

de la vida.

En http://emilioporta.blogspot.com

Noticia de Augusto Ferrán. Su poesía (La pereza, 3)

La pereza (1870)

XXXI

No me beses en la frente,
porque así no podré nunca
besarte cuando me beses.

XXXII

Los cantares que yo escribo
bien sabes tú, compañera,
que antes los hago contigo.

XXXIII

Sueño que de veras
los dos nos queremos:
sueño que nunca nos hemos querido;
¡este sí que es sueño!

XXXIV

El dulce sonido
de tu voz alegre,
cuando te callas, se aleja despacio
hasta que se pierde.

Si de tu guitarra
una cuerda hieres,
como una queja resuena en el aire
que lenta se pierde.

Pues donde esa queja
y tu voz se mueren,
allí he soñado que nuestros amores
irán a perderse.

XXXV

Muerto ya, en el otro mundo
yo te seguiré queriendo,
con tal que se le parezca
un poco tu alma a tu cuerpo.

XXXVI

Yo no puedo acostumbrarme
a ver mentir unos labios
hechos para las verdades.

XXXVII

Tengo que hacer en el mundo
una cosa sin ejemplo;
te tengo que dar mi alma
para completar tu cuerpo.

XXXVIII

Eres de tierra y no más;
pero mujer de una tierra
donde es inútil sembrar.

XXXIX

Basta ya, basta de juegos;
pues si es verdad que me matas,
lo es también que no me muero.

XL

¡Qué frío va a parecerme,
acostumbrado a tus besos,
¡ay, el beso de la muerte!

XLI

Mientras anoche me hablaste
de nuestro antiguo querer,
estuve tan distraído,
que lo que hablaste no sé.

En verdad que no lo sé,
aunque me atrevo a decir
que lo que hablaste es mentira
desde el principio hasta el fin.

XLII

Por tan poco, dices,
no debo asustarme;
¡Ay! compañera, las cosas pequeñas
componen las grandes.

XLIII

Así me gusta, Mercedes;
que cuando puedes no quieras,
y quieras cuando no puedes.

XLIV

Tanto me lloraste anoche,
que no sé lo que me pasa;
creo que se me han subido
a la cabeza tus lágrimas.

XLV

Toda la noche he soñado
que volvías a quererme,
y he pasado todo el día
viendo que los sueños mienten.

Y así dormido o despierto
lo mismo he visto cien veces,
hasta que al fin he soñado
la verdad: que no me quieres.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Poemas (y dibujo) de María Trujillo


Mi primer original

Lo confieso, yo nunca
escribí para nadie.
Como el íntimo acto de cantar en la ducha
o de hablarle a la tele
este acto privado carece de distancia
suficiente
para ser
más allá de un momento
último
de un suspiro
antes.
Y así no me he atrevido
a abrir a toda página el libro de mi vida
a permitir otros ojos leyéndome el alma,
a contar una historia que no sea la mía.

Perdonadme entonces que me muestre abstraída.
No aspiro a ser poeta
sino a encontrar la copia exacta,
fiel a mí misma,
mi primer original.

Yo te amo, mi mar

Yo te amo, mi mar, aunque no lo parezca,
aunque lo disimule
tan bien que ni te toco.

Es mejor, es más fácil
amar desde esta orilla
contemplando de lejos tu voz y tu figura
y tu amor
y desde lejos.

Ah, qué dulce sentirse una así amada,
transformarse en arena bajo las frías olas
en cálido verano
me acaricias
suavemente esta pena
y te marchas.

Sí, qué sencillo amarte así,
de lejos,
amarte así esperando-sabiendo
que pronto volverás.

Queja a un jurado

Me refiero a esa idea de la gente
de rescatar esquemas del pasado,
como si no estuviese desfasado
poemar serventesios actualmente.

En lo que sí coincido plenamente
es en hacer trabajar a este taimado
grupo de poetillas que en privado
nunca han escrito una copla decente.

No me podrán decir que si me pongo
alejandrinos no halle por doquier
ni enhebre una quintilla y un cuarteto.

Porque ya sea en la China o en el Congo,
Señores del Jurado, que cualquier
mindundi en un ratino hace un soneto.

Gracias, María, por el dibujo.
Los poemas están publicados en VerdeAzulNaranja, su blog.

Algunos poemas de 'Poetrastos' (4)

(Hipólito García Fernández "Bolo")

el barrio se despereza.
la señora de la mercería canta.
el ferretero no encuentra la pintura blanca.

___

al otro lado de los melocotones.
rojo bastante.
tejado.
uralita.




Ahora no
Velpister (Peter Jensen)

Ahora ya no.
Alguien puede pensar que es una tontería,
Pero yo tardé años en conseguirlo.

Ya no huyo despavorido
Como una cucaracha aterrada
Dando bandazos en busca de un escondrijo.

Ahora no. Y es mejor así.
Casi siempre la cucaracha se esconde
bajo el zapato de quien la aplasta.

Ahora cuando escucho pasos en un pasillo,
pasos decididos, amenazadores,
que se dirigen hacia mi, ya no huyo.

Me quedo donde estoy y espero
sin moverme, encarando a la puerta.
Aunque sigo teniendo miedo.


viernes, 9 de septiembre de 2011

'Al pie de la letra', poemario de Rosario Castellanos: Piedra y Dos meditaciones

PIEDRA

La piedra no se mueve.
En su lugar exacto
permanece.
Su fealdad está allí, en medio del camino,
donde todos tropiecen
y es, como el corazón que no se entrega,
volumen de la muerte.

Sólo el que ve se goza con el orden
que la piedra sostiene.
Sólo en el ojo puro del que ve
su ser se justifica y resplandece.
Sólo la boca del que ve la alaba.

Ella no entiende nada. Y obedece.

DOS MEDITACIONES

I

Considera, alma mía, esta textura
áspera al tacto, a la que llaman vida.
Repara en tantos hilos tan sabiamente unidos
y en el color, sombrío pero noble,
firme, y donde ha esparcido su resplandor el rojo.

Piensa en la tejedora; en su paciencia
para recomenzar
una tarea inacabada.

Y odia después, si puedes.

II

Hombrecito, ¿qué quieres hacer con tu cabeza?
¿Atar al mundo, al loco, loco y furioso mundo?
¿Castrar al potro Dios?

Pero dios rompe el freno y continúa engendrando
magníficas criaturas,
seres salvajes cuyos alaridos
rompen esta campana de cristal.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Poesía Científica: Carolina Coronado


La hermosa mujer de la foto es Carolina Coronado, nuestra protagonista de hoy. Mujer de letras en el siglo XIX, no fue de las que reivindicó para la mujer el mismo sitio que los hombres: tradicionalista, ella, la mujer no puede estar a la altura del hombre.
Así no creo que le disguste a Carolina Coronado que comience por poner un verso de Espronceda loando su belleza, la de Coronado. Van el verso de Espronceda y un soneto de Coronado al submarino español; o sea, de Peral (que de los éxitos de nuestros científicos y laureles de nuestros poetas toda la sociedad se celebra, pero de sus miserias, nadie se ocupa). En este caso, pues, el poema como recurso para la loa y enaltecimiento patriótico.

José de Espronceda a Carolina Coronado

Dicen que tienes trece primaveras
y eres portento de hermosura ya,
y que en tus grandes ojos reverberas
la lumbre de los astros inmortal.

Juro a tus plantas que insensato he sido
de placer en placer corriendo en pos,
cuando en el mismo valle hemos nacido,
niña gentil, para adorarnos, dos.

Torrentes brota de armonía el alma;
huyamos a los bosques a cantar.
Dénos la sombra tu inocente palma,
y reposo tu virgen soledad.

Mas ¡ay! perdona virginal capullo,
cierra tu cáliz a mi loco amor.
Que nacimos de un aura al mismo arrullo,
para ser, yo el insecto, tú la flor.


AL TRIUNFO DEL SUBMARINO ESPAÑOL (Carolina Coronado)

Deescubríos, señores de los mares.
Bajad la frente saludando a España,
que la gloria de nuevo la acompaña
con su corte de genios seculares.

Alumbrado por sacros luminares,
lleve Colón sobre la mar su hazaña;
hoy de la mar bajo la misma entraña
navegan nuestros dioses titulares.

Guardad las flotas, hijos de la nieve,
bárbaros de los grandes océanos;
no vengáis en el siglo diez y nueve

a luchar con marinos castellanos:
¡qué no fue sólo conquistar un mundo:
han hecho la conquista del profundo!

martes, 6 de septiembre de 2011

Noticia de Augusto Ferrán. Su poesía (La pereza, 2)

La pereza (1870)

XVI

Si abres la ventana un poco,
entrará un rayo de luz
a ver lo que hacemos solos.

¡Cierra, por Dios, la ventana,
que en la oscuridad las horas
nos parecerán más largas!

XVII

¡Cuándo me veré, chiquita,
sin quehacer, para quererte
todas las horas del día!

XVIII

Vuelve esos ojitos
al cielo, morena;
quiero que el cielo, curioso de verlos,
a gusto los vea.

XIX

¡Con cuánto descaro
la luna nos mira;
por una nube daría ahora mismo
diez años de vida!

XX

Anoche soñando
decías bajito:
¡Cuánto me pesa tener que dejarte
al fin del camino!

XXI

¡Ay! Si se murieran todos...
¡qué a gusto nos quedaríamos
en el mundo tú y yo solos!

No sé si es amor o es odio;
¡pero no más por un día!
¡ay, si se murieran todos!

XXII

¡Contar los latidos
de mi corazón!
cuentas son esas que van a ponernos
tristes a los dos.

XXIII

Otro cantar, que yo quiero
ver cómo entornas los ojos
cuando te falta el aliento.

XXIV

Me llama holgazán tu madre;
¡como si el querer no fuera
una ocupación muy grande!

XXV

Si me robaste el sentido,
no hay razón para que vayas
diciendo que lo he perdido.

XXVI

Los cinco sentidos tengo
en ti puestos a la vez:
¡ay! ¡quién tuviera otros cinco
para ponerlos también!

XXVII

Es el mar tres veces
mayor que la tierra:
anda mareada, desde que lo sabe,
mi pobre morena.

XXVIII

Por más que lo veo,
yo no me acostumbro
a ver tan cerca, cada vez más cerca,
la pena del gusto.

XXIX

Yo no quiero que madrugues,
sino que al rayar el alba
abras tus ojos azules.

XXX

Con los ojos entornados
y los labios entreabiertos,
la vida me vas quitando.

Con los labios entreabiertos
y los ojos entornados,
la vida me vas volviendo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Algunos poemas de 'Poetrastos' (3)

(Rebeca Álvarez Casal del Rey)

No quiero ser
fémina–venado, me niego
a enfocar la cuestión desde el punto de vista de la presa.
Tampoco mujer–ostra
a la que pedir permiso,
con pudorosos bombones y florales ofrendas. Muchos
––pase usted delante, señorita.
La traigo, la llevo y la voy a buscar
y, por supuesto, la invito.

Taxista–monedero, abridor
sistemático de puertas,
a la espera de que el molusco condescienda
a ceder su perlita;
y entreabra las valvas, oferente,
toda ella
entrega y triunfo…
(ajeno).

He de añadir
que el papel de hembra–depredadora
tampoco me atrae, pura
tensión magnética,
toda enroscadas curvas y tacones;
afilados los dientes,
arrodillada se relame. Devota mantis...

¡No! jamás seré trofeo ni
taxidermista.

Prefiero, si acaso, callar,
medir nuestros resortes ante
una taza de té; hablando, si acaso, del tiempo,
de alguna noticia del telediario
y de las últimas cien páginas
de uno de los Trópicos.

Toda conversación
será segundo plano de ríos subterráneos.

Prefiero
el silencio y la cascada.
O un animal en celo
(basta con que lo sea
cualquiera de los dos).
Disfrutar
de la caza como de un caleidoscopio,
ser ojo, bala y desgarro; amasijo de
puntos de vista
a ambos lados de la escopeta.

Nunca otorgar
la satisfacción de la conquista (tan
berlusconiana, ella, tan
implacentera).
No permitir
que me claven banderas en las nalgas
(por el mero hecho de mostrarlas).

Pero a veces se adivina al hombre–hombre,
que sabe que no hay mayor placer que gozar
mientras su compañera de cama
se retuerce de gusto. Que no se siente
alimaña ni niño,
jugando a ser Napoleón en las pastelerías.

Pero a veces
se adivina al animal y merece la pena
(aunque sea un rato)
activar el resorte que cruza las piernas,
afila los oídos
y enciende los ojos.

Mientras se habla de política
o del circo, disfrutando
de los torrentes subterráneos y el deshielo
de una taza de té.
––Te dejo que me invites
con una condición,
la próxima vez
invito yo.

viernes, 2 de septiembre de 2011

'Al pie de la letra', poemario de Rosario Castellanos: Diálogo del sabio y su discípulo

DIÁLOGO DEL SABIO Y SU DISCÍPULO

-Cuando decimos "yo"
nos atamos al cuello una vocal redonda,
una cuerda de ahorcar; nos taladramos
la nariz con un aro como el que rige al buey;
nos ceñimos grillete de prisionero.

Círculo de exclusión, rómpelo, sáltalo.

Tus ojos son poliédricos como los de la avispa.
Cuando lo miras tú se quiebra el mundo.

Pero los cielos narran lo que saben:
"El tiempo no es la tenia que añade día a los días.
Su transcurrir continuo, su historia, es la de un río".
Y los del coro cantan:
"Aquí y allá; los cuatro
puntos; las dieciséis atmósferas; los siete
mares, los veinte climas,
lo numerable, en fin, es uno y único".

No estás solo y aparte.
Tú le dueles a Dios; el universo
se hace pequeño en ti; se hace ciego, borracho.
Y loco.

Algo te roban si una estrella cae.

Tu furia tiene hocico de tigre, tu memoria
cabeza de elefante y tu curiosidad
pescuezo de jirafa.
¿Dónde, para apuntar la flecha, está tu centro?
¿En quién te va a matar la muerte?
-En los que amo.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Ramón G. del Pomar publica 'Memorias de un PegaPlatos' con Amargord. Selección (4, y fin)

77
Más de una vez he visto turbada mi sonrisa de
hombre curioso, al preguntar si el frío salía
de las entrañas o era cosa de los cielos.

84
Difícil es desligar el corazón de los objetos físicos
siempre presentes. Evidencias visuales que a lo
mejor no son nada.

90
No siempre fui favorecido por el azar o los dioses.
De ahí que he probado a impulsarme en direcciones
opuestas
y casi siempre con riesgo.
Está claro que he evolucionado varias veces
en mi forma de pensar
y aún soy el ingeniero diseñando sistemas
de control para comunicarme.
Los problemas graves suelen venir cuando pierdo
los mandos y no sigo el mapa cognitivo
convirtiéndome en persona sin experiencia
que se guía por reflejos incondicionados.
Soy un animal llevado por los sentimientos
y confundido por los deseos y las ideas.
Una persona dispuesta a actuar según mi estado mental
razón por la que caigo en remolinos sin estructura
de equilibrio.
Hay veces que alcanzo lo previo de mis actos
y puedo producir una conducta observada
por la inteligencia.
Entonces me llaman frío y doy miedo porque
cuando esto ocurre
suelo guardar el corazón en el fondo del olvido
para que otros
por el azar o los dioses
no ilustren sus experiencias
pisoteando en mi cerebro los pasillos del alma
ilusionada.

92
Siento haber corrido tanto
y el haberte salpicado
con lo precipitado de mis ilusiones.
Aprender me convierte en miniatura.