Cuando me incorporé tuve la sensación de haber sido arrastrado por una corriente eléctrica. No puedo recordar cómo, cuándo o con exactitud dónde me enteré de que, al fin, todo estaba decidido. El sol, inmóvil y apagado, no alimenta rincón alguno del planeta. Todo lo que surgiera por el raro soplo del germen, los edificios, los árboles, los hombres, las aguas, el ruido del mar, todo parece concluido. Lejos de ser una sorpresa, la noticia confirmada representó para mí cierta liberación. Siempre vi cosas y gente donde otros apenas vieron nada. Estoy cansado, cansado de tener la razón.
Vine a Madrid porque me dijeron que aquí sería feliz. De esto hace ya mucho, no sabría decir cuándo, quizá más de una década.
La tormenta ha alcanzado el continente. Ninguna pestilencia o plaga ha sido antes tan mortal, tan terrible. Las cosas sucedieron como la caída de una casa de naipes, sin solución de continuidad. Lo que en otro lugar tardó quince días, aquí se destruyó en quince años. Sin embargo, en este último ataque, el avance y la culminación de la enfermedad fueron cuestiones de media hora. Nadie sabe quién ofrece estos juegos, quién va a la cabeza de esta procesión, aunque todos tiremos de su carro triunfal.
No estoy seguro de si hubo algo que se hubiese podido hacer al respecto (¿por qué persevera, entonces, este sentimiento inútil?). Los signos eran claros y los augurios los peores. Pude leer lo que engendraba el aire en las fuentes, en el movimiento de las copas de los árboles, en el fulgor de las entrañas de los peces. Intenté transmitir lo que mis sentidos, a su pesar, aceptaban. Me llené de datos y expuse alternativas en verbenas, corralas y bailes tan diversos como numerosos. Fui lo más exacto que permitían mis trazos, lo más reiterativo en mis colores. Pedí un nuevo inicio y fe en la actividad común: pinté un breve instante de amistad. Pero fue inútil, cierto furor los espantó, mis asociaciones no se comprendieron; me convertí en un hombre invisible. Pronto aquellos que creí cercanos me abandonaron, varios no tardaron en favorecerse de mi condición. Confundieron la urgencia con soberbia. De todas las traiciones, una fue la más inesperada. Su cuerpo prometía absoluto y su mente perplejidad, pero debo aceptarlo: tampoco ella tenía valor.
Entonces tuve un trabajo y lo que cualquiera cree tener derecho a soñar. Pero no me cuelgo méritos, simplemente cumplí con lo acordado. A pesar de mi origen, con esfuerzo y honestidad, lo había conseguido. Animado por tales logros, intenté cierta proyección común. Me topé con ellos, los que finalmente me harían descubrir mis propias limitaciones. Pensaba que compartíamos algo, ideales elevados, el aprecio por palabras y modos que llegaban desde lejos, la sensatez de proteger el presente, el intercambio de una conversación aguda… me siento tan ridículo al verme con una botella de vino para celebrar un fin de semana con aquellos que demostraron ser una horda de chacales. Pronto, a través de la intimidación y el control a distintos niveles, sin delegar nunca funciones y con falsas promesas, tomaron represalias. Su actitud fue la usual hacia quienes mostraban temor o rehusábamos reconocernos como inferiores: me hirieron con los medios de su círculo amplio y estrecho.
Los relámpagos anunciaron la llegada a mi casa de cuatro caballeros: un abogado, un banquero, un psiquiatra y un policía. Fueron implacables. No representó mayor esfuerzo para ellos demostrarme que mi vida era miserable. Una vez que lo hicieron se entretuvieron un rato largo. Nadie me defendió. Numerosos testigos, bienintencionados, decidieron que abstenerse era el modo de conservar su integridad. Recuerdo que sus versiones fluctuaban de un ‘es su problema’ a un ‘esas agresiones nunca existieron’. Incluso fueron pródigos con el cinismo, lo indeterminado y las teorías intelectualmente prodigiosas. La realidad adelgazó con el lenguaje.
Los dividendos para el día de hoy son húmeros, fémures, tibias y cráneos; hombres que buscaban retratarse con gente influyente, mujeres que simplemente querían ser madres y morir. Una nómina de huesos: por una deuda perpetua sepultados, encadenados a inversiones imaginarias.
Pese a mi apariencia poco conspicua, es hora de decirlo: yo soy el cordero del abismo. Fueron noches enteras en bares umbríos, a los que llegaba siguiendo ecos, susurros, silencios; confusos cantos de misticismo mundano. Algunos me recordarán como un monstruo por mi voracidad, pero en todo ese tiempo, una gran época, estuve malherido. Mis ojos antiguos me jugaron malas pasadas, con excesiva familiaridad transformé una fábrica de placer en una mezquita. Me hice experto en geografías extrañas, túneles sordos, feroces intercambios de lenguas. En cierto modo este fue un buen entrenamiento, comprobé que era factible tanto la duplicidad de la piel como su reversibilidad, y que mi cuerpo aún tenía peso y temperatura. Acepté que era imposible ser y practiqué lo inconfesable. Pero aún sentía mucha ternura en medio de la sordidez.
El tiempo se desintegra, la luz se oscurece, los niños ya no juegan en los parques. Más pronto que nunca, un río incesante de sangre hirviente y los contornos de la realidad definidos con un brochazo grueso, en contrastes insalvables de oro, ocre y negro. ¿Recordará alguien, cuando ya muchos estemos obligados a huir, aquellas lejanas ilusiones primeras o tendrán mejor suerte mis músicos, mis payasos tristes, mis muñecas monstruosas? Busco olvidarlos, tomar discretamente mi lugar en esta procesión. Al fin yacen inertes, para mí también, los viejos anhelos, la alegría, los sueños, el optimismo de cuando la fiebre de esta fiera era apenas un ser protoplasmático. Repitamos juntos, una vez más, la nómina de huesos: simulacros periodísticos y zares del ladrillo, editores millonarios y asignación de terrenos sin clasificar, aventuras transnacionales, chauvinismo, premios acordados, licitaciones dudosas, agentes literarios, concejales corruptos, escritorzuelos del populismo mediático, representantes y ciudadanos semianalfabetos,fotografías en ferias veraniegas con héroes deportivos y bailarinas… nuestro fin de siglo, su demagogia y clientelismo; las ruinas de lo ideológico y la especulación de lo simbólico, artífices de la transición política.
¡Actualidad! Tan fugaz/ En su cogollo y su miga,/ Regala a mi lentitud/ El sumo sabor a vida. Jorge Guillén
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miércoles, 31 de octubre de 2012
"Casos comunes" y "Lo que se dice y lo que se piensa", poemas de Bartrina. Seguimos con la extensa muestra
CASOS COMUNES
Juan envidia de Bruno la nobleza
y Bruno a Juan envidia la riqueza;
ambos envidian a Luis la calma,
y este envidia a los dos, con toda el alma,
honores y fortuna ¡qué simpleza!
Bruno con lo de Juan feliz sería,
Juan sería feliz con lo de Bruno;
lo de Luis a los dos contentaría
y a Luis feliz lo de los dos haría;
¡y con lo propio no es feliz ninguno!
Podemos deducir de esos extremos
que, de la vida atados en el potro,
felicidad es lo que no tenemos.
Tal vez mejor diremos:
felicidad es lo que tiene el otro.
LO QUE SE DICE Y LO QUE SE PIENSA
-Conque ¿te han dado un destino?,
¡lo mereces! (por pollino).
-Yo, no (tu envidia declaras).
-¡Me alegro! (¡así reventaras!).
---
-¿Y mis versos?
-A luz dalos,
están de poesía llenos.
-¡Son muy malos! (son muy buenos).
-¡Son muy buenos! (son muy malos).
-Tu opinión en mucho aprecio.
-Yo te los corrijo pronto.
-¡Ah!, mil gracias (es un tonto).
-¡Hombre!, al contrario (es un necio).
---
-Tú siempre hermosa, Enriqueta
(¡qué necia y que fastidiosa!).
-Y tú, Julia, siempre hermosa
(¡qué pesada y qué coqueta!).
---
-¿Me amas?
-¿Yo?, ¡más que a mi vida!,
¿y tú?
-¡Que si te amo yo!...
¿Me olvidarás nunca?
-¿cómo olvidarte, querida?
(y mi Julia que me espera).
(-Y mi Juan que ha de venir.)
-Sin ti no puedo vivir.
-Yo, sin ti, mi amor, muriera.
(¿Cómo echarle?)
(-¿Cómo irme?,
no quiero que Julia aguarde.)
-¿Tan pronto? (¿tan tarde?),
¿no tienes más que decirme?
-¡Ah!, sí; volveré muy pronto.
-¡Adiós! (la tonta, me ama...)
-¡Ay!, ¡adiós! (me adora, el tonto...)
Juan envidia de Bruno la nobleza
y Bruno a Juan envidia la riqueza;
ambos envidian a Luis la calma,
y este envidia a los dos, con toda el alma,
honores y fortuna ¡qué simpleza!
Bruno con lo de Juan feliz sería,
Juan sería feliz con lo de Bruno;
lo de Luis a los dos contentaría
y a Luis feliz lo de los dos haría;
¡y con lo propio no es feliz ninguno!
Podemos deducir de esos extremos
que, de la vida atados en el potro,
felicidad es lo que no tenemos.
Tal vez mejor diremos:
felicidad es lo que tiene el otro.
LO QUE SE DICE Y LO QUE SE PIENSA
-Conque ¿te han dado un destino?,
¡lo mereces! (por pollino).
-Yo, no (tu envidia declaras).
-¡Me alegro! (¡así reventaras!).
---
-¿Y mis versos?
-A luz dalos,
están de poesía llenos.
-¡Son muy malos! (son muy buenos).
-¡Son muy buenos! (son muy malos).
-Tu opinión en mucho aprecio.
-Yo te los corrijo pronto.
-¡Ah!, mil gracias (es un tonto).
-¡Hombre!, al contrario (es un necio).
---
-Tú siempre hermosa, Enriqueta
(¡qué necia y que fastidiosa!).
-Y tú, Julia, siempre hermosa
(¡qué pesada y qué coqueta!).
---
-¿Me amas?
-¿Yo?, ¡más que a mi vida!,
¿y tú?
-¡Que si te amo yo!...
¿Me olvidarás nunca?
-¿cómo olvidarte, querida?
(y mi Julia que me espera).
(-Y mi Juan que ha de venir.)
-Sin ti no puedo vivir.
-Yo, sin ti, mi amor, muriera.
(¿Cómo echarle?)
(-¿Cómo irme?,
no quiero que Julia aguarde.)
-¿Tan pronto? (¿tan tarde?),
¿no tienes más que decirme?
-¡Ah!, sí; volveré muy pronto.
-¡Adiós! (la tonta, me ama...)
-¡Ay!, ¡adiós! (me adora, el tonto...)
martes, 30 de octubre de 2012
'Alicia Primordial', 'Alicia y las lágrimas' y 'Conocimiento del Gato', poemas en "Alicia volátil" (2) de Sofía Rhei
Alicia Primordial
He caído
reconstruyendo la helicoide de una semilla voladora
para que la tierra no pueda más que aceptarme,
la humedad de la turba es mi misma humedad,
los gusanos nos remueven del mismo modo.
El impacto con el manto
burbujeante de posibilidades
ha convertido mis huesos rotos en raíces que se alejan,
en dedos blancos que buscan
multiplicarme.
Ahora soy un tallo que asciende,
que se yergue hacia la luz
estroboscópica.
Alicia y las lágrimas
No reaccionan igual que el agua. Ni siquiera brillan de la misma manera.
Una lágrima es a una gota lo que un diamante a un pedazo de vidrio.
Quisiera atesorarlas, pero están tan cargadas de recuerdos
que queman al tocarlas:
son el agua bendita de la memoria
sobre el demonio del presente.
Todas las Alicias lloran al mismo tiempo,
dibujan una melodía líquida
un contrapunto salino a su propia deriva
es una canción que cura los deseos,
una revolución perfectamente simétrica.
Si es cierto que el cuerpo está hecho de agua,
entonces está hecho de lágrimas.
Conocimiento del Gato
Tiene unos ojos que se mueven por dentro, como las canicas,
que se desplazan en dos ciclos, como los planetas.
No me hace falta verle
para saber cuánto me está mirando
o cuándo no.
He caído
reconstruyendo la helicoide de una semilla voladora
para que la tierra no pueda más que aceptarme,
la humedad de la turba es mi misma humedad,
los gusanos nos remueven del mismo modo.
El impacto con el manto
burbujeante de posibilidades
ha convertido mis huesos rotos en raíces que se alejan,
en dedos blancos que buscan
multiplicarme.
Ahora soy un tallo que asciende,
que se yergue hacia la luz
estroboscópica.
Alicia y las lágrimas
No reaccionan igual que el agua. Ni siquiera brillan de la misma manera.
Una lágrima es a una gota lo que un diamante a un pedazo de vidrio.
Quisiera atesorarlas, pero están tan cargadas de recuerdos
que queman al tocarlas:
son el agua bendita de la memoria
sobre el demonio del presente.
Todas las Alicias lloran al mismo tiempo,
dibujan una melodía líquida
un contrapunto salino a su propia deriva
es una canción que cura los deseos,
una revolución perfectamente simétrica.
Si es cierto que el cuerpo está hecho de agua,
entonces está hecho de lágrimas.
Conocimiento del Gato
Tiene unos ojos que se mueven por dentro, como las canicas,
que se desplazan en dos ciclos, como los planetas.
No me hace falta verle
para saber cuánto me está mirando
o cuándo no.
Dos sonetos de Quevedo y uno de Jesús Malia. Quevedo y yo
Al señor de un convite, que le porfiaba comiese mucho (Quevedo)
Comer hasta matar la hambre, es bueno;
mas comer por cumplir con el regalo,
hasta matar al comedor, es malo,
y la templanza es el mejor Galeno.
Lo demasiado siempre fue veneno:
a las ponzoñas el ahíto igualo;
si a costumbres de bestia me resbalo,
a pesebre por plato me condeno.
Si engullo las cocinas y despensas,
seré don Tal Despensas y Cocinas.
¿En qué piensas, amigo, que me piensas?
Pues me atiestas de pavos y gallinas,
dame, ya que la gula me dispensas,
el postre en calas, purga y melecinas.
Valimiento de la mentira (Quevedo)
Mal oficio es mentir, pero abrigado:
eso tiene de sastre la mentira,
que viste al que la dice; y aun si aspira
a puesto el mentiroso, es bien premiado.
Pues la verdad amarga, tal bocado
mi boca espuma con enojo e ira;
y ayuno, el verdadero, que suspira,
envidie mi pellejo bien curado.
Yo trocaré mentiras a dineros,
que las mentiras ya quebrantan peñas;
y pidiendo andaré en los mentideros,
prestadas las mentiras a las dueñas:
que me las den a censo caballeros,
que me las vendan Lamias halagüeñas.
Hasta aquí el repaso a los sonetos de Quevedo por ahora, que algunos quedan, pero ya le estamos dando mucho más protagonismo del que merecen y deseo que entre Sor Juana Inés de la Cruz. Y ha querido el azar que, al igual que Gutierre de Cetina me inspiró para hacer mi soneto 'Contra el soneto (de amor)', en estos momentos terminales Quevedo me haya inspirado para hacer el soneto amoroso que sigue: 'Y miento'.
Y miento (Jesús Malia)
Y miento cuando oculto mi querencia
y miento cuando callo mi dolor
y miento cuando juro no es amor
aquello que conmueve tu presencia.
Si miento es por celo y por prudencia,
si miento es por falta de valor,
si miento es que declaro mi pavor
a darte a conocer mi dependencia.
Y miento cuanto más doy en verdad
y miento cuanta más verdad anhelo
y miento como un tonto y un cobarde
(lo digo con perfecta puridad)
si vienes con tu mano hasta mi pelo
y finjo que no quema lo que arde.
Comer hasta matar la hambre, es bueno;
mas comer por cumplir con el regalo,
hasta matar al comedor, es malo,
y la templanza es el mejor Galeno.
Lo demasiado siempre fue veneno:
a las ponzoñas el ahíto igualo;
si a costumbres de bestia me resbalo,
a pesebre por plato me condeno.
Si engullo las cocinas y despensas,
seré don Tal Despensas y Cocinas.
¿En qué piensas, amigo, que me piensas?
Pues me atiestas de pavos y gallinas,
dame, ya que la gula me dispensas,
el postre en calas, purga y melecinas.
Valimiento de la mentira (Quevedo)
Mal oficio es mentir, pero abrigado:
eso tiene de sastre la mentira,
que viste al que la dice; y aun si aspira
a puesto el mentiroso, es bien premiado.
Pues la verdad amarga, tal bocado
mi boca espuma con enojo e ira;
y ayuno, el verdadero, que suspira,
envidie mi pellejo bien curado.
Yo trocaré mentiras a dineros,
que las mentiras ya quebrantan peñas;
y pidiendo andaré en los mentideros,
prestadas las mentiras a las dueñas:
que me las den a censo caballeros,
que me las vendan Lamias halagüeñas.
Hasta aquí el repaso a los sonetos de Quevedo por ahora, que algunos quedan, pero ya le estamos dando mucho más protagonismo del que merecen y deseo que entre Sor Juana Inés de la Cruz. Y ha querido el azar que, al igual que Gutierre de Cetina me inspiró para hacer mi soneto 'Contra el soneto (de amor)', en estos momentos terminales Quevedo me haya inspirado para hacer el soneto amoroso que sigue: 'Y miento'.
Y miento (Jesús Malia)
Y miento cuando oculto mi querencia
y miento cuando callo mi dolor
y miento cuando juro no es amor
aquello que conmueve tu presencia.
Si miento es por celo y por prudencia,
si miento es por falta de valor,
si miento es que declaro mi pavor
a darte a conocer mi dependencia.
Y miento cuanto más doy en verdad
y miento cuanta más verdad anhelo
y miento como un tonto y un cobarde
(lo digo con perfecta puridad)
si vienes con tu mano hasta mi pelo
y finjo que no quema lo que arde.
lunes, 29 de octubre de 2012
'Observaciones y máximas de Blas', de Noel Clarasó (46)
PADRES E HIJOS
Los padres, al tratar de los niños mal educados, tienen siempre la atención de referirse a los ajenos.
un niño siempre es más inteligente de lo que creen sus vecinos y menos inteligente de lo que creen sus padres.
En el conflicto de las generaciones siempre, a la larga, ganan los jóvenes; porque los viejos se mueren antes.
Cuando los niños piden una cosa solo hay dos soluciones: dársela o no dársela; con ambas soluciones se llega al mismo resultado, que los niños, a los diez minutos, piden otra cosa.
Dos padres bastan para encauzar a doce hijos; y un hijo basta para desencauzar a dos padres.
Los hijos tienen porvenir, pero no tienen pasado; esta feliz circunstancia facilita mucho el trabajo de educarlos.
Los niños son un bien para sus padres; y con ellos se aprende a no desear los bienes ajenos.
Hasta a los padres feos les halaga más que sus hijos se les parezcan a ellos, que no que se parezcan a otro.
Cada uno de los padres se da cuenta de la razón que tiene el hijo cuando el conflicto es entre el hijo y el otro padre.
PERROS
No tener perro no es en ningún caso una defensa contra los perros; porque siempre son los perros ajenos los que nos molestan.
Los perros que ladran, no muerden; pero para nuestra seguridad hace falta que tampoco muerdan los perros que no ladran.
Un hombre vagabundo suele tener perro y un perro vagabundo nunca tiene hombre; en esto se diferencian.
Nadie se enfada con su perro si molesta a otra persona; pero todos se enfadan con la otra persona si no sabe aguantar las impertinencias del perro.
Nadie aguantaría de un amigo lo que le parece natural que los amigos aguanten de su perro.
El perro es tal vez despreciado por los otros animales, precisamente por culpa de su amistad con el hombre.
Los hombres alaban la destreza de sus perros que les devuelven una piedra que ellos tiran lejos; lo raro sería que se la comieran.
La naturaleza del hombre es más adaptable que la del perro; el perro nunca consigue parecerse a su dueño, y el hombre acaba muchas veces por parecerse a su perro.
Si el perro de tu amigo te muerde y te quieres vengar, muerde a tu amigo; los perros están muy duros.
Los padres, al tratar de los niños mal educados, tienen siempre la atención de referirse a los ajenos.
un niño siempre es más inteligente de lo que creen sus vecinos y menos inteligente de lo que creen sus padres.
En el conflicto de las generaciones siempre, a la larga, ganan los jóvenes; porque los viejos se mueren antes.
Cuando los niños piden una cosa solo hay dos soluciones: dársela o no dársela; con ambas soluciones se llega al mismo resultado, que los niños, a los diez minutos, piden otra cosa.
Dos padres bastan para encauzar a doce hijos; y un hijo basta para desencauzar a dos padres.
Los hijos tienen porvenir, pero no tienen pasado; esta feliz circunstancia facilita mucho el trabajo de educarlos.
Los niños son un bien para sus padres; y con ellos se aprende a no desear los bienes ajenos.
Hasta a los padres feos les halaga más que sus hijos se les parezcan a ellos, que no que se parezcan a otro.
Cada uno de los padres se da cuenta de la razón que tiene el hijo cuando el conflicto es entre el hijo y el otro padre.
PERROS
No tener perro no es en ningún caso una defensa contra los perros; porque siempre son los perros ajenos los que nos molestan.
Los perros que ladran, no muerden; pero para nuestra seguridad hace falta que tampoco muerdan los perros que no ladran.
Un hombre vagabundo suele tener perro y un perro vagabundo nunca tiene hombre; en esto se diferencian.
Nadie se enfada con su perro si molesta a otra persona; pero todos se enfadan con la otra persona si no sabe aguantar las impertinencias del perro.
Nadie aguantaría de un amigo lo que le parece natural que los amigos aguanten de su perro.
El perro es tal vez despreciado por los otros animales, precisamente por culpa de su amistad con el hombre.
Los hombres alaban la destreza de sus perros que les devuelven una piedra que ellos tiran lejos; lo raro sería que se la comieran.
La naturaleza del hombre es más adaptable que la del perro; el perro nunca consigue parecerse a su dueño, y el hombre acaba muchas veces por parecerse a su perro.
Si el perro de tu amigo te muerde y te quieres vengar, muerde a tu amigo; los perros están muy duros.
Zhivka Baltadzhieva publica "Fuga a lo real" con Amargord en edición bilingüe. Algunos poemas (2)
NOSOTROS
Puerto total, territorio agónico de frecuencias enloquecidas,
anclado en su propia expansión,
hipnótico sueño, descarado y áspero,
en la espiral de la escurridiza mañana
entre resplandecientes helechos e higueras olorosas.
Artefacto, creado por la suma de neutrinos +
hidrógeno + helio + elementos pesados + estrellas
+ 95 % de fuerza oscura.
¿Qué alucinamos con las rocas, las lluvias torrenciales
y los ocasos que hierven
en la constelación de Pegaso?
Multitudes de Casandras con el corazón ametrallado
por el precario
devenir.
НИЕ
Проход към всичко, агонизиращи в подлуднали честоти територии,
закотвени в собственото си разрастване,
сън хипнотичен, нагъл и сух,
в спиралата на изплъзващата се утрин
между изгрева на мъховете и острия аромат на смоковница.
Машинка, сглобена от сбора на неутрино +
хидроген + хелий + тежки елементи + звезди
+ 95 % тъмна енергия.
Какво халюцинираме със скалите, дъждовете тропически,
или залеза, който ври
в съзвездието Пегас?
Тълпи от Касандри със сърце прорешетено
от оскъдни откоси
бъдеще.
METAMORFOSIS
Las cosas que sueñas se cumplen a veces.
Y las sobrevives.
Ocurren simple y llanamente.
En mitad de un gesto habitual irrumpen.
¿Y ahora?, te preguntas. Pero sólo es un instante
el pánico.
Después todo sigue su corriente. Como siempre
la hierba se regenera del frío y del invierno, y tú
sigues mortal
y
mortal.
МЕТАМОРФОЗИ
Нещата, които сънуваш, се сбъдват понякога.
И ги надживяваш.
Случват се просто и без много шум.
Насред един жест привичен избликват.
И сега? – ти се питаш. Но само миг
суматохата трае.
После – всичко по реда си. Както винаги
тревата се възстановява след студа и поледиците
и ти си оставаш смъртен
и
смъртоносен.
Puerto total, territorio agónico de frecuencias enloquecidas,
anclado en su propia expansión,
hipnótico sueño, descarado y áspero,
en la espiral de la escurridiza mañana
entre resplandecientes helechos e higueras olorosas.
Artefacto, creado por la suma de neutrinos +
hidrógeno + helio + elementos pesados + estrellas
+ 95 % de fuerza oscura.
¿Qué alucinamos con las rocas, las lluvias torrenciales
y los ocasos que hierven
en la constelación de Pegaso?
Multitudes de Casandras con el corazón ametrallado
por el precario
devenir.
НИЕ
Проход към всичко, агонизиращи в подлуднали честоти територии,
закотвени в собственото си разрастване,
сън хипнотичен, нагъл и сух,
в спиралата на изплъзващата се утрин
между изгрева на мъховете и острия аромат на смоковница.
Машинка, сглобена от сбора на неутрино +
хидроген + хелий + тежки елементи + звезди
+ 95 % тъмна енергия.
Какво халюцинираме със скалите, дъждовете тропически,
или залеза, който ври
в съзвездието Пегас?
Тълпи от Касандри със сърце прорешетено
от оскъдни откоси
бъдеще.
METAMORFOSIS
Las cosas que sueñas se cumplen a veces.
Y las sobrevives.
Ocurren simple y llanamente.
En mitad de un gesto habitual irrumpen.
¿Y ahora?, te preguntas. Pero sólo es un instante
el pánico.
Después todo sigue su corriente. Como siempre
la hierba se regenera del frío y del invierno, y tú
sigues mortal
y
mortal.
МЕТАМОРФОЗИ
Нещата, които сънуваш, се сбъдват понякога.
И ги надживяваш.
Случват се просто и без много шум.
Насред един жест привичен избликват.
И сега? – ти се питаш. Но само миг
суматохата трае.
После – всичко по реда си. Както винаги
тревата се възстановява след студа и поледиците
и ти си оставаш смъртен
и
смъртоносен.
Brevísima muestra del ultraísmo, poemas de César A. Comet
PAISAJE HÚMEDO
La espuma del Sol
-color de azúcar-
crece y se torna greda
Y el sol es el timbal
de un músico borracho
El gran espejo donde
el Océano se miraba
se ha roto en innúmeros fragmentos
de vuelos fracasados
(¿Estros de astros para el sistro
que tañe Dios?)
Desde aquí nada se ve
Pero yo veo más que si viese
VEO VEO
Las grandes cafeteras de los tejados
destilan el oscuro líquido
en las cocinas
ESTANCIA
En un rincón sufrido
de este cuarto sin alas
sobre la mesa ciega
mira, seca, la lámpara.
Es de polvo y de sombra
esta abúlica calma,
en la cual se fabrican
horas desvencijadas.
Crujen muchas ausencias
entre las cosas áridas;
consumen los periódicos
sus luces apagadas;
se emperezan los libros,
todos con llave echada,
y se enreda una lluvia
de tierna y fina agua
en el tronco de sombra
que ha mustiado sus ramas.
Hay un sopor de amnesia
en el aire sin alma;
los sonidos enfermos
sus deliquios apagan,
y la flor que no nace
llora desde la nada.
La espuma del Sol
-color de azúcar-
crece y se torna greda
Y el sol es el timbal
de un músico borracho
El gran espejo donde
el Océano se miraba
se ha roto en innúmeros fragmentos
de vuelos fracasados
(¿Estros de astros para el sistro
que tañe Dios?)
Desde aquí nada se ve
Pero yo veo más que si viese
VEO VEO
Las grandes cafeteras de los tejados
destilan el oscuro líquido
en las cocinas
ESTANCIA
En un rincón sufrido
de este cuarto sin alas
sobre la mesa ciega
mira, seca, la lámpara.
Es de polvo y de sombra
esta abúlica calma,
en la cual se fabrican
horas desvencijadas.
Crujen muchas ausencias
entre las cosas áridas;
consumen los periódicos
sus luces apagadas;
se emperezan los libros,
todos con llave echada,
y se enreda una lluvia
de tierna y fina agua
en el tronco de sombra
que ha mustiado sus ramas.
Hay un sopor de amnesia
en el aire sin alma;
los sonidos enfermos
sus deliquios apagan,
y la flor que no nace
llora desde la nada.
sábado, 27 de octubre de 2012
viernes, 26 de octubre de 2012
En 'Versiones' de Rosario Castellanos St.-John Perse (21)
XII (4)
Innumerable la imagen y pródigo el metro. Pero también llega la hora de conducir el coro al circuito de la estrofa.
Gratitud del coro al paso de la oda soberana. Y la recitación vuelve a tomarse en honor de la mar.
El recitante se enfrenta aún a la extensión de las aguas. Mira inmensamente la mar de mil pliegues,
como la túnica infinitamente plegada del dios en las manos de las doncellas de los santuarios,
o sobre los declives de hierba pobre, la amplia red de la mar comunitaria, en las manos de las hijas y las viudas de los pescadores.
Y de malla a malla se repite la inmensa urdimbre prosódica: la mar misma sobre su página como un recitativo sagrado:
Mar de Baal, mar de Mammon, mar de toda edad y de todo nombre; oh mar de otra parte y de siempre: oh mar, promesa del más largo día y la que sobre pasa toda promesa porque es promesa de extranjera. ¡Mar innumerable del relato, oh mar, prolijidad sin nombre!
¡En ti, movible, nos movemos y te decimos inmutable: mudable y móvil en tus mutaciones, inmutable e igual en su masa; diversidad en el rpincipio y par en el ser; veracidad en la mentira y traición en el mensaje; presencia total y total ausencia; paciencia y negación totales; ausencia, presencia, orden y demencia, licencia!
¡Oh mar, fulguración durable, rostros golpeado de un singular resplandor, espejo ofrecido al más allá del sueño y mar abierta a ultramar, como el címbolo único, remotamente apareado. Herida abierta en el flanco terrestre para la intrusión sagrada; desencadenamiento de nuestra noche y claridad en la otra noche; piedra de umbral lavada de amor y sitio terrible de la execración!
(Inminencia, ¡oh peligro! Y el beso traído desde lejos como a los desiertos insumisos; y la pasión traída desde lejos como a las esposas solicitadas de otros tálamos... Región de los grandes, hora de los grandes -la penúltima y después la última, y esta misma que mostramos aquí, infinitamente durable bajo el relámpago.)
Innumerable la imagen y pródigo el metro. Pero también llega la hora de conducir el coro al circuito de la estrofa.
Gratitud del coro al paso de la oda soberana. Y la recitación vuelve a tomarse en honor de la mar.
El recitante se enfrenta aún a la extensión de las aguas. Mira inmensamente la mar de mil pliegues,
como la túnica infinitamente plegada del dios en las manos de las doncellas de los santuarios,
o sobre los declives de hierba pobre, la amplia red de la mar comunitaria, en las manos de las hijas y las viudas de los pescadores.
Y de malla a malla se repite la inmensa urdimbre prosódica: la mar misma sobre su página como un recitativo sagrado:
Mar de Baal, mar de Mammon, mar de toda edad y de todo nombre; oh mar de otra parte y de siempre: oh mar, promesa del más largo día y la que sobre pasa toda promesa porque es promesa de extranjera. ¡Mar innumerable del relato, oh mar, prolijidad sin nombre!
¡En ti, movible, nos movemos y te decimos inmutable: mudable y móvil en tus mutaciones, inmutable e igual en su masa; diversidad en el rpincipio y par en el ser; veracidad en la mentira y traición en el mensaje; presencia total y total ausencia; paciencia y negación totales; ausencia, presencia, orden y demencia, licencia!
¡Oh mar, fulguración durable, rostros golpeado de un singular resplandor, espejo ofrecido al más allá del sueño y mar abierta a ultramar, como el címbolo único, remotamente apareado. Herida abierta en el flanco terrestre para la intrusión sagrada; desencadenamiento de nuestra noche y claridad en la otra noche; piedra de umbral lavada de amor y sitio terrible de la execración!
(Inminencia, ¡oh peligro! Y el beso traído desde lejos como a los desiertos insumisos; y la pasión traída desde lejos como a las esposas solicitadas de otros tálamos... Región de los grandes, hora de los grandes -la penúltima y después la última, y esta misma que mostramos aquí, infinitamente durable bajo el relámpago.)
jueves, 25 de octubre de 2012
"Viejo mundo", por Camarón
Colaboración entre Omar Khayyam, Kiko Veneno y Camarón de la Isla. Omar escribió los versos, Kiko los recopiló, Camarón... es Camarón.
viejo mundo
que el caballo blanco y negro
del día y de la noche
atraviesa al galope
eres el triste palacio
donde cien príncipes soñaron con la gloria
donde cien reyes soñaron con el amor
y se despertaron llorando.
___
Un poco de pan, un poco de agua fresca,
la sombra de un árbol y tus ojos!
Ningún sultán es más feliz que yo.
Ningún mendigo es más triste.
___
El vasto mundo: un grano de polvo en el espacio.
Toda la ciencia de los hombres: palabras.
Los pueblos, las bestias y las flores de los siete climas: sombras.
El resultado de tu meditación perpetua: nada.
___
Quiero al amante que gime de felicidad
y desprecio al hipócrita que reza una plegaria.
"Luna" y "Osram", poemas de Vicente Huidobro en "Poemas árticos" (edición de 1918)
LUNA
Estábamos tan lejos de la vida
Que el viento nos hacía suspirar
LA LUNA SUENA COMO UN RELOJ
Inútilmente hemos huído
El Invierno cayó en nuestro camino
Y el pasado lleno de hojas secas
Pierde el sendero de la floresta
Tanto fumamos bajo los árboles
Que los almendros huelen a tabaco
Media Noche
Sobre la vida lejana
Alguien llora
Y la luna olvidó dar la hora
OSRAM
Dame tus collares encendidos
Bajo el azul simétrico
En el árbol inverso
Donde nacen las lluvias
Un ruiseñor en su cojín de plumas
Tanto batió las alas
Que desató la nieve
Y los pinos blancos allá sobre los lagos
Eran mástiles reflorecidos
Jarcias bajo la bruma
Jarcias entre la espuma
En las olas gastadas
Cuerdas de arpas naufragadas
ALUMBRA EL FARO BOREAL
Mira las islas que danzan sobre el mar
Nunca fuiste tan bella
Al borde del camino arrojas una estrella
VAMOS
Mi clarín llamando hacia los mares árticos
Y tu pupila abierta para todos los náufragos
Estábamos tan lejos de la vida
Que el viento nos hacía suspirar
LA LUNA SUENA COMO UN RELOJ
Inútilmente hemos huído
El Invierno cayó en nuestro camino
Y el pasado lleno de hojas secas
Pierde el sendero de la floresta
Tanto fumamos bajo los árboles
Que los almendros huelen a tabaco
Media Noche
Sobre la vida lejana
Alguien llora
Y la luna olvidó dar la hora
OSRAM
Dame tus collares encendidos
Bajo el azul simétrico
En el árbol inverso
Donde nacen las lluvias
Un ruiseñor en su cojín de plumas
Tanto batió las alas
Que desató la nieve
Y los pinos blancos allá sobre los lagos
Eran mástiles reflorecidos
Jarcias bajo la bruma
Jarcias entre la espuma
En las olas gastadas
Cuerdas de arpas naufragadas
ALUMBRA EL FARO BOREAL
Mira las islas que danzan sobre el mar
Nunca fuiste tan bella
Al borde del camino arrojas una estrella
VAMOS
Mi clarín llamando hacia los mares árticos
Y tu pupila abierta para todos los náufragos
miércoles, 24 de octubre de 2012
Jueves 25 de octubre, Asociación de Escritores y Artistas Españoles (C/ Leganitos, 10, 1º derecha, Madrid), Colección pi de poesía
Si Amargord hubiese tirado 400 ejemplares de πoetas (tirada habitual de poesía) nuestra antología ya sería inencontrable. Aforunadamente nos quedan algunos ejemplares, y con parte de ellos, mañana queremos contarte en vivo, por última, algunos de sus autores, qué hicimos, por qué y para qué. El para quién está claro, para ti.
Carmen Garrido Ortiz nos dará su visión del trabajo y haremos su defensa Javier Moreno, Julio Reija y yo mismo (Jesús Malia). ¿Cómo? Con nuestro verso, principalmente.
Además, Luis Luna os motivará a conocer Codex Mundi, de Ramon Dachs, el segundo pero no último volumen de nuestra Colección pi de poesía.
Te ofrecemos nuestra palabra, necesitamos tu compañía.
Un poema en 'Codex de los placeres y los encantos' (3) de Martín Rodríguez-Gaona
VIII. CODA
Cuatrocientos años de la muerte de quien dominó al mundo:
«Hispaniarum et Indiarum Rex». Y unas cuantas palabras
frente a tus sentidos
de impasible metal precioso.
En las sombras se dan la mano
vencedores y vencidos,
y hasta el océano, cortés cómplice,
duerme a pierna suelta acariciado
por el viento–
Cojeando,
de la nube hemos descendido.
Dominar todas las extensiones conocidas del planeta,
¿para qué? Sólo busco un cuerpo
proporcional al mío:
Algo
que me invite a descansar.
Quiero el Poder
para prescindir hasta de esto
y así quizá
a la muerte dominar.
En mis hermosos jardines bien floridos,
con los gentiles y sus hierbas,
cuenta por cuenta,
voy andando, jugando, floreciendo,
voy llamando
los poderes y los encantos,
Huaca Prieta, Huaca del Sol, y Huaca de la Luna,
con la hierba del hombre,
con la hierba del león,
con la hierba de la coqueta,
voy cantando–
Que mi buen remedio viene ya.
Cuatrocientos años de la muerte de quien dominó al mundo:
«Hispaniarum et Indiarum Rex». Y unas cuantas palabras
frente a tus sentidos
de impasible metal precioso.
En las sombras se dan la mano
vencedores y vencidos,
y hasta el océano, cortés cómplice,
duerme a pierna suelta acariciado
por el viento–
Cojeando,
de la nube hemos descendido.
Dominar todas las extensiones conocidas del planeta,
¿para qué? Sólo busco un cuerpo
proporcional al mío:
Algo
que me invite a descansar.
Quiero el Poder
para prescindir hasta de esto
y así quizá
a la muerte dominar.
"Lógica extraña", poema de Joaquín María Bartrina
LÓGICA EXTRAÑA
-Todo, todo en el mundo
crece cuarenta metros por segundo.
Esto decía un loco a cierto sabio
que visitaba un día el manicomio,
y al oír inferir tan rudo agravio
al sentido común, con vehemente
celo, digno de encomio,
quiso pulverizar rápidamente
a afirmación absurda del demente.
...Inútilmente, en vano busco el modo:
cortole el paso esta verdad probada:
-"A crecer cuanto ve nuestra mirada,
creciendo nuestros ojos, como todo,
no crecería a nuestros ojos nada".
Pensó que si el absurdo aconteciera,
creciendo todo en proporción debida,
eternamente igual la razón fuera
entre lo mensurable y la medida.
No encontró medio el sabio
de combatir del loco el desvarío,
y dijo al fin con balbuciente labio:
-Por más que me es sensible
tu afirmación extravagante y vana,
yo no puedo probar que es imposible...
¡Es limitada la razón humana!
¡Dios la hizo así!
-¡No hay Dios!
- ¡Cállate, impío!
¿Podrás probarme acaso
que Dios no existe?
-Y de que yo no pueda
probarlo ¿no resulta el mismo caso
de antes? ¿O quieres que a tu juicio ceda?
Hay Dios: corriente; concedido queda,
pues no puedo probar que Dios no existe;
pero te exijo -y la razón me asiste,
y así, en tu misma lógica me fundo-
que has de admitir el hecho extraordinario,
de que todo en el mundo
crece cuarenta metros por segundo,
pues no puedes probarme lo contrario.
-Todo, todo en el mundo
crece cuarenta metros por segundo.
Esto decía un loco a cierto sabio
que visitaba un día el manicomio,
y al oír inferir tan rudo agravio
al sentido común, con vehemente
celo, digno de encomio,
quiso pulverizar rápidamente
a afirmación absurda del demente.
...Inútilmente, en vano busco el modo:
cortole el paso esta verdad probada:
-"A crecer cuanto ve nuestra mirada,
creciendo nuestros ojos, como todo,
no crecería a nuestros ojos nada".
Pensó que si el absurdo aconteciera,
creciendo todo en proporción debida,
eternamente igual la razón fuera
entre lo mensurable y la medida.
No encontró medio el sabio
de combatir del loco el desvarío,
y dijo al fin con balbuciente labio:
-Por más que me es sensible
tu afirmación extravagante y vana,
yo no puedo probar que es imposible...
¡Es limitada la razón humana!
¡Dios la hizo así!
-¡No hay Dios!
- ¡Cállate, impío!
¿Podrás probarme acaso
que Dios no existe?
-Y de que yo no pueda
probarlo ¿no resulta el mismo caso
de antes? ¿O quieres que a tu juicio ceda?
Hay Dios: corriente; concedido queda,
pues no puedo probar que Dios no existe;
pero te exijo -y la razón me asiste,
y así, en tu misma lógica me fundo-
que has de admitir el hecho extraordinario,
de que todo en el mundo
crece cuarenta metros por segundo,
pues no puedes probarme lo contrario.
martes, 23 de octubre de 2012
"Alicia volátil" (1) de Sofía Rhei, aquí: 'Alicia Ícaro', 'Alicia Newton', Alicia Einstein'
Sofía Rhei ha escrito el magnífico libro Alicia volátil, que ha publicado con Cangrejo pistolero ediciones. Para celebrar este libro y su edición (insustituible, pues se lee con gafas 3D), te doy una muestra de él.
Alicia Ícaro
Perder pie
y caer hacia dentro:
el agujero me engulle con el aliento de las leyes de la naturaleza.
Nada más dulce que el abandono,
el convertir el cuerpo en peso muerto,
tan libre como la caída,
la oscuridad tiñe como un imán,
disuelve en el vértigo;
la velocidad me arranca jirones de placer,
no puede haber mejor amante
que la torsión, el rozamiento, el viento
de la gravitación universal.
Ser recibida por el colchón de la gravedad,
la blandura del final inminente.
Los sonidos,
incluso los que nacen dentro de mi cuerpo,
se van quedando atrás en la caída:
la carne lleva ventaja ante la muerte.
Caer, caer, caer
hacia mi propio centro.
Alicia Newton
Nunca podré decidir lo que es arriba
lo que es abajo
si yo soy la manzana,
¿quién me estará mirando para saberme,
para entender el universo a partir de mi caída?
Si soy la que se hunde,
si todo gira conmigo,
no sé hacia dónde estoy cayendo.
Alicia Einstein
En una caída tan rápida que la luz no puede atraparme
mis siete años y medio se conservan deliciosamente
como las frambuesas dentro de un frasco de confitura.
Si estuviera creciendo sin detenerme,
no podría darme cuenta de que todo a mi alrededor aumenta al unísino
el acordeón del universo me arrastra en su inmesidad que se bifurca,
aleatorio
como un jardín de rosas a medio pintar.
Alicia Ícaro
Perder pie
y caer hacia dentro:
el agujero me engulle con el aliento de las leyes de la naturaleza.
Nada más dulce que el abandono,
el convertir el cuerpo en peso muerto,
tan libre como la caída,
la oscuridad tiñe como un imán,
disuelve en el vértigo;
la velocidad me arranca jirones de placer,
no puede haber mejor amante
que la torsión, el rozamiento, el viento
de la gravitación universal.
Ser recibida por el colchón de la gravedad,
la blandura del final inminente.
Los sonidos,
incluso los que nacen dentro de mi cuerpo,
se van quedando atrás en la caída:
la carne lleva ventaja ante la muerte.
Caer, caer, caer
hacia mi propio centro.
Alicia Newton
Nunca podré decidir lo que es arriba
lo que es abajo
si yo soy la manzana,
¿quién me estará mirando para saberme,
para entender el universo a partir de mi caída?
Si soy la que se hunde,
si todo gira conmigo,
no sé hacia dónde estoy cayendo.
Alicia Einstein
En una caída tan rápida que la luz no puede atraparme
mis siete años y medio se conservan deliciosamente
como las frambuesas dentro de un frasco de confitura.
Si estuviera creciendo sin detenerme,
no podría darme cuenta de que todo a mi alrededor aumenta al unísino
el acordeón del universo me arrastra en su inmesidad que se bifurca,
aleatorio
como un jardín de rosas a medio pintar.
Quevedo se 'Burla de las amenazas cuando se toca la campana de velilla' y de una 'Vieja vuelta a la edad de las niñas'
Burla de las amenazas cuando se toca la campana de velilla
Conozcan los monarcas a Velilla,
por la superstición de la campana;
que a mí, por una pícara aldeana,
me la dio a conocer la seguidilla.
Crédulo, ¿por qué pasas a Castilla
agüeros de Aragón? ¡Oh plebe insana!
Siempre ceñuda con la alteza humana,
nunca propicia a la primera silla.
Yo temo que se toquen las mujeres,
que denota los moños y arracadas,
apretador y cintas y alfileres.
Mas tocarse campanas apartadas
de mi sueño y mi casa y mis placeres,
aquí, y en Aragón, son badajadas.
Vieja vuelta a la edad de las niñas
¿Para qué nos persuades eres niña?
¿Importa que te mueras de viruelas?
Pues la falta de dientes y de muelas
boca de taita en la vejez te aliña.
Tú te cierras de edad y de campiña,
y a que están por nacer, chicota, apelas;
gorgeas con quijadas bisagüelas
y llamas metedor a la basquiña.
La boca, que fue chirlo, agora embudo,
disimula lo rancio en los antaños,
y nos vende por barbas el engrudo.
Grandilla (porque logres tus engaños),
que tienes pocos años no lo dudo,
si son los por vivir los pocos años.
Conozcan los monarcas a Velilla,
por la superstición de la campana;
que a mí, por una pícara aldeana,
me la dio a conocer la seguidilla.
Crédulo, ¿por qué pasas a Castilla
agüeros de Aragón? ¡Oh plebe insana!
Siempre ceñuda con la alteza humana,
nunca propicia a la primera silla.
Yo temo que se toquen las mujeres,
que denota los moños y arracadas,
apretador y cintas y alfileres.
Mas tocarse campanas apartadas
de mi sueño y mi casa y mis placeres,
aquí, y en Aragón, son badajadas.
Vieja vuelta a la edad de las niñas
¿Para qué nos persuades eres niña?
¿Importa que te mueras de viruelas?
Pues la falta de dientes y de muelas
boca de taita en la vejez te aliña.
Tú te cierras de edad y de campiña,
y a que están por nacer, chicota, apelas;
gorgeas con quijadas bisagüelas
y llamas metedor a la basquiña.
La boca, que fue chirlo, agora embudo,
disimula lo rancio en los antaños,
y nos vende por barbas el engrudo.
Grandilla (porque logres tus engaños),
que tienes pocos años no lo dudo,
si son los por vivir los pocos años.
lunes, 22 de octubre de 2012
'Observaciones y máximas de Blas', de Noel Clarasó (45)
HUÉSPEDES
Los huéspedes nos proporcionan siempre, por lo menos, una satisfacción: la de irse.
El huésped que ha sido invitado es un hombre tímido que no ha sabido decir que no; solo el huésped que se ha invitado a sí mismo es un héroe.
Si es cierto que el hombre solo se divierte fastidiando al prójimo, el huésped en casa ajena es el ser más feliz de la creación.
MÚSICA
La música siempre merece capítulo aparte porque hace más ruido que cualquiera otra de las bellas artes. Mil cuadros en el interior de un museo no influyen en el hombre de la calle, pero un solo piano puede molestar a todos los vecinos del inmueble.
Oír música no es molesto; lo único molesto es que la música nos impida oír otra cosa al mismo tiempo.
No puede ser más clara la diferencia entre el ruido y la música; el ruido despierta a los que duermen, y la música duerme a los que están despiertos.
Hablar durante un concierto es inútil porque se lleva la de perder; siempre es la música la que suena más fuerte.
Por mucho que se hable de la música nunca se hará tanto ruido como los que la tocan.
¿Qué pensarían de nosotros si hiciéramos sin música lo que, al bailar, hacemos a su compás?
Los que se quejan, en los conciertos, de que los otros hablan en voz alta, no tienen en cuenta que si hablaran en voz baja con el ruido de la música no se oirían.
Hablar durante los conciertos es completamente inútil siempre que no se grite lo bastante para ahogar la música.
Los huéspedes nos proporcionan siempre, por lo menos, una satisfacción: la de irse.
El huésped que ha sido invitado es un hombre tímido que no ha sabido decir que no; solo el huésped que se ha invitado a sí mismo es un héroe.
Si es cierto que el hombre solo se divierte fastidiando al prójimo, el huésped en casa ajena es el ser más feliz de la creación.
MÚSICA
La música siempre merece capítulo aparte porque hace más ruido que cualquiera otra de las bellas artes. Mil cuadros en el interior de un museo no influyen en el hombre de la calle, pero un solo piano puede molestar a todos los vecinos del inmueble.
Oír música no es molesto; lo único molesto es que la música nos impida oír otra cosa al mismo tiempo.
No puede ser más clara la diferencia entre el ruido y la música; el ruido despierta a los que duermen, y la música duerme a los que están despiertos.
Hablar durante un concierto es inútil porque se lleva la de perder; siempre es la música la que suena más fuerte.
Por mucho que se hable de la música nunca se hará tanto ruido como los que la tocan.
¿Qué pensarían de nosotros si hiciéramos sin música lo que, al bailar, hacemos a su compás?
Los que se quejan, en los conciertos, de que los otros hablan en voz alta, no tienen en cuenta que si hablaran en voz baja con el ruido de la música no se oirían.
Hablar durante los conciertos es completamente inútil siempre que no se grite lo bastante para ahogar la música.
Zhivka Baltadzhieva publica "Fuga a lo real" con Amargord en edición bilingüe. Algunos poemas
Los pormenores son lo más importante.
Una carta olvidada en el bolsillo e ilegible
después de pasar por la lavadora,
la mirada en la que no me he fijado,
la voz de lo no dicho, el aliento del campo temblando
en resonancias momentáneas,
el cotidiano y único rostro de mi madre que se ha ido.
Los pormenores son lo amado.
Cada vez quedan menos en este mundo civilizado.
Industria, grandes cantidades de lo mismo.
Y ni gota de lo otro. Pensaba el retrato
del exánime dedo meñique de tu mano izquierda
en el museo de los más íntimos recuerdos,
pero reproducirán mi mente y mi corazón huidizo
y no sé dónde protegerte.
***
Подробностите са най-важното.
Писмото, забравено в джоба, неразчетимо
след като е преминало през пералнята,
погледът, който отминах без внимание,
гласът на неизреченото, дъхът на полето трептящо
в светкавични отзиви,
всекидневното единствено лице на майка, която си отиде.
Подробностите са което обичаме.
Все по-малко остават в света цивилизован.
Индустрия, несметни количества от все същото.
И ни капка друго. Мислех портрета
на изнемощялото малко пръстче на лявата ти ръка
в музея на най-интимните спомени,
но ще репродуцират моят ум и сърцето ми
и не зная къде да те съхраня.
___
Observo.
Ningún umbral se advierte,
ni entrada en lo otro
y el ser.
Planea impune
alguna respuesta predeterminada
y barre pájaros, flores,
caminos.
Me enferma. Me enferma.
Me enferma.
¿Observar
a dónde me lleva?
***
Наблюдавам.
Не дава сигнал никакав праг,
ни в другото вход
и в съществото.
Кръжи безнаказано
някакъв отговор предпоставен
и смита птици, цветя,
пътища.
Поболява ме. Поболява ме.
Поболява ме.
Да наблюдавам
къде ме отвежда?
Una carta olvidada en el bolsillo e ilegible
después de pasar por la lavadora,
la mirada en la que no me he fijado,
la voz de lo no dicho, el aliento del campo temblando
en resonancias momentáneas,
el cotidiano y único rostro de mi madre que se ha ido.
Los pormenores son lo amado.
Cada vez quedan menos en este mundo civilizado.
Industria, grandes cantidades de lo mismo.
Y ni gota de lo otro. Pensaba el retrato
del exánime dedo meñique de tu mano izquierda
en el museo de los más íntimos recuerdos,
pero reproducirán mi mente y mi corazón huidizo
y no sé dónde protegerte.
***
Подробностите са най-важното.
Писмото, забравено в джоба, неразчетимо
след като е преминало през пералнята,
погледът, който отминах без внимание,
гласът на неизреченото, дъхът на полето трептящо
в светкавични отзиви,
всекидневното единствено лице на майка, която си отиде.
Подробностите са което обичаме.
Все по-малко остават в света цивилизован.
Индустрия, несметни количества от все същото.
И ни капка друго. Мислех портрета
на изнемощялото малко пръстче на лявата ти ръка
в музея на най-интимните спомени,
но ще репродуцират моят ум и сърцето ми
и не зная къде да те съхраня.
___
Observo.
Ningún umbral se advierte,
ni entrada en lo otro
y el ser.
Planea impune
alguna respuesta predeterminada
y barre pájaros, flores,
caminos.
Me enferma. Me enferma.
Me enferma.
¿Observar
a dónde me lleva?
***
Наблюдавам.
Не дава сигнал никакав праг,
ни в другото вход
и в съществото.
Кръжи безнаказано
някакъв отговор предпоставен
и смита птици, цветя,
пътища.
Поболява ме. Поболява ме.
Поболява ме.
Да наблюдавам
къде ме отвежда?
Brevísimo repaso al ultraísmo, versos José de Ciria y Escalante
José de Ciria y Escalante (1903-1924)
RELOJ
La madre abadesa
reza
con voz de estrella
Las novicias se han dormido
soñando
con los trasnochadores
La pantalla cinematográfica
aborta
un paisaje lunar
Y en lo alto del FARO
el torero y su novia
se dan un beso en la boca
Los luceros agitan
las campanillas
ESTANCIA
Los poemas aún no nacidos
gimen bajo la lámpara
Sobre mi frente
se deshojan como flores
tus palabras
Las canciones perdidas
sueñan en la ventana
El silencio
en el espejo
naufraga
Un lucero extraviado nos canta
junto a la almohada
RELOJ
La madre abadesa
reza
con voz de estrella
Las novicias se han dormido
soñando
con los trasnochadores
La pantalla cinematográfica
aborta
un paisaje lunar
Y en lo alto del FARO
el torero y su novia
se dan un beso en la boca
Los luceros agitan
las campanillas
ESTANCIA
Los poemas aún no nacidos
gimen bajo la lámpara
Sobre mi frente
se deshojan como flores
tus palabras
Las canciones perdidas
sueñan en la ventana
El silencio
en el espejo
naufraga
Un lucero extraviado nos canta
junto a la almohada
sábado, 20 de octubre de 2012
Colección pi de poesía, última oportunidad en Madrid para escuchar a sus autores sobre πoetas
Javier Moreno, Julio Reija y Jesús Malia defenderán su trabajo en πoetas acompañados por Carmen Garrido Ortiz, que ha escrito la más completa, acertada y sentida reseña sobre la antología.
Asimismo, Luis Luna presentará Codex Mundi. Escritura Fractal Completa de Ramon Dachs. Nadie del verso tan sensible a esta simbiosis de los lenguajes que rompe la sintaxis para adentrarse en la imagen como Luis Luna.
Jueves 25 de octubre, 20H
Asociación de Escritores y Artistas Españoles
C/ Leganitos, 10, 1º Derecha
19 de noviembre de 1898 (3), Madrid Cómico
El soneto El beso, firmado por JRD es realmente de Tomás Redondo, según se enmienda en el número del día 10 de diciembre de 1898 de Madrid Cómico.
viernes, 19 de octubre de 2012
En 'Versiones' de Rosario Castellanos St.-John Perse (20)
XII (3)
Mar de la fiesta y del resplandor, he aquí que Dios, el indiviso, gobierna sus provincias. Y la mar entra en liza a los campos de brasa del amor. Devoradora de malvas y de maravillas, ¡oh mar, devoradora de adormideras de oro en las praderas iluminadas de un oriente eterno! ¡Lavadora de oros en las arenas diligentes y Sibila diluida en las arcillas blancas de la bahía! ¡Eres tú, tú y tus honores los que van, oh limpiadora de tumbas en todos los puntos de la tierra, oh suscitadora de llamas en todas las puertas de la arena!
Los viejos masticadores de cenizas y de cortezas se ponen de pie, con los dientes negros, para saludarte antes del día. Y nosotras que estamos aquí hemos visto, entre las palmas, la aurora enriquecida por las obras de tu noche. Y tú misma, al amanecer, toda laqueada de negro como la virgen prohibida en quien crece el dios.
Pero a mediodía, corroída de oros, como la montura con caparazón del dios, que ninguno monta ni engancha; la pesada bestia bajo sus gualdrapas regias, engastadas de pedrerías y realzadas de plata, que mece a los fuegos del día su altorrelieve de imágenes sorprendentes y sus grandes placas labradas de orfebrería sacra.
O bien la ruda bestia arqueada, edificada de torres avizoras y bajo sus grandes amuletos de guerra abrochados de oro que transporta -entre sus broqueles de honor y sus garfios de enganchamiento- el rico cargamento de mallas, de eslabones y de anzuelos de bronce; la cota de la armadura y los hermosos hierros bélicos ensebados de usura entre las sisas infladas de sus grandes mandiles de cuero; como un montón de entrañas y de algas.
O mejor aún, y entre nosotras, la dulce bestia desnuda en su color de asfalto y teñida con grandes trazos de arcilla fresca y de ocre, portadora únicamente del cetro de la joya roja. Votiva, maciza y pesada, que danza sola entre la marea de la multitud, y pasa para su dios entre la multitud no turbada.
Y mar también de la acción, he aquí que nosotros buscamos nuestras lanzas, nuestras milicias y esta punzadora del corazón que incita al arrojo... ¡Mar infatigable del aflujo, mar infalible del reflujo! ¡Oh mar violencia del bárbaro y mar tumulto de un orden, mar incesante bajo la armadura, oh, más activa y fuerte que el sobresalto del amor, oh libre y orgullosa en tus ímpetus! Que nuestro grito responda a tu exultación, mar agresiva de nuestras escalinatas, y tú serás para nosotras, mar atlética de la Liza.
Porque tu placer está en tu masa y en tu propensión divina; pero tu delicia está en la punta del arrecife, en la frecuentación del resplandor y en la frecuentación de la espada; y se te ha visto, mar de violencia y mar ebria, entre tus grandes escurrimientos de naftas luminosas y entre tus grandes rosas de betún, rodar hasta las bocas de tu noche como las santas ruedas de molino marcadas del hexagrama impuro; las pesadas piedras lavadas de oro y tus tortugas gigantes.
Y tú misma, movible en tus coberturas de escamas y tus vastas esclavaduras, mar incesante bajo la armadura y mar potencia agilísima, oh maciza, total, luciente y curva sobre tu volumen y como hinchada de orgullo y batida de la alta resaca de tu fauna guerrera; tú, mar de pesada fundación y mar elevada al más grande orden. Oh triunfo, oh cúmulo, conducido por el mismo flujo, que te hinchas y te alzas hasta el colmo de tu oro, como la ancila tutelar sobre su baldosa de bronce...
¡Las ciudadelas desmanteladas al son de flautas de guerra no colman un sitio tan vasto para la resurrección de los muertos! A las claridades del yodo y de la sal negra del sueño mediador, el anillo terrible del que sueñas encierra el instante en un espanto inmortal: el inmenso patio adoquinado de hierro de los lugares prohibidos y el rostro repentino del mundo revelado que ya no leeremos por el anverso...
¿Y qué nos vendrá del poeta, del poeta mismo en esta búsqueda temible, en esta contienda luminosa? Ten las armas en la mano y se te dirá esta noche.
Mar de la fiesta y del resplandor, he aquí que Dios, el indiviso, gobierna sus provincias. Y la mar entra en liza a los campos de brasa del amor. Devoradora de malvas y de maravillas, ¡oh mar, devoradora de adormideras de oro en las praderas iluminadas de un oriente eterno! ¡Lavadora de oros en las arenas diligentes y Sibila diluida en las arcillas blancas de la bahía! ¡Eres tú, tú y tus honores los que van, oh limpiadora de tumbas en todos los puntos de la tierra, oh suscitadora de llamas en todas las puertas de la arena!
Los viejos masticadores de cenizas y de cortezas se ponen de pie, con los dientes negros, para saludarte antes del día. Y nosotras que estamos aquí hemos visto, entre las palmas, la aurora enriquecida por las obras de tu noche. Y tú misma, al amanecer, toda laqueada de negro como la virgen prohibida en quien crece el dios.
Pero a mediodía, corroída de oros, como la montura con caparazón del dios, que ninguno monta ni engancha; la pesada bestia bajo sus gualdrapas regias, engastadas de pedrerías y realzadas de plata, que mece a los fuegos del día su altorrelieve de imágenes sorprendentes y sus grandes placas labradas de orfebrería sacra.
O bien la ruda bestia arqueada, edificada de torres avizoras y bajo sus grandes amuletos de guerra abrochados de oro que transporta -entre sus broqueles de honor y sus garfios de enganchamiento- el rico cargamento de mallas, de eslabones y de anzuelos de bronce; la cota de la armadura y los hermosos hierros bélicos ensebados de usura entre las sisas infladas de sus grandes mandiles de cuero; como un montón de entrañas y de algas.
O mejor aún, y entre nosotras, la dulce bestia desnuda en su color de asfalto y teñida con grandes trazos de arcilla fresca y de ocre, portadora únicamente del cetro de la joya roja. Votiva, maciza y pesada, que danza sola entre la marea de la multitud, y pasa para su dios entre la multitud no turbada.
Y mar también de la acción, he aquí que nosotros buscamos nuestras lanzas, nuestras milicias y esta punzadora del corazón que incita al arrojo... ¡Mar infatigable del aflujo, mar infalible del reflujo! ¡Oh mar violencia del bárbaro y mar tumulto de un orden, mar incesante bajo la armadura, oh, más activa y fuerte que el sobresalto del amor, oh libre y orgullosa en tus ímpetus! Que nuestro grito responda a tu exultación, mar agresiva de nuestras escalinatas, y tú serás para nosotras, mar atlética de la Liza.
Porque tu placer está en tu masa y en tu propensión divina; pero tu delicia está en la punta del arrecife, en la frecuentación del resplandor y en la frecuentación de la espada; y se te ha visto, mar de violencia y mar ebria, entre tus grandes escurrimientos de naftas luminosas y entre tus grandes rosas de betún, rodar hasta las bocas de tu noche como las santas ruedas de molino marcadas del hexagrama impuro; las pesadas piedras lavadas de oro y tus tortugas gigantes.
Y tú misma, movible en tus coberturas de escamas y tus vastas esclavaduras, mar incesante bajo la armadura y mar potencia agilísima, oh maciza, total, luciente y curva sobre tu volumen y como hinchada de orgullo y batida de la alta resaca de tu fauna guerrera; tú, mar de pesada fundación y mar elevada al más grande orden. Oh triunfo, oh cúmulo, conducido por el mismo flujo, que te hinchas y te alzas hasta el colmo de tu oro, como la ancila tutelar sobre su baldosa de bronce...
¡Las ciudadelas desmanteladas al son de flautas de guerra no colman un sitio tan vasto para la resurrección de los muertos! A las claridades del yodo y de la sal negra del sueño mediador, el anillo terrible del que sueñas encierra el instante en un espanto inmortal: el inmenso patio adoquinado de hierro de los lugares prohibidos y el rostro repentino del mundo revelado que ya no leeremos por el anverso...
¿Y qué nos vendrá del poeta, del poeta mismo en esta búsqueda temible, en esta contienda luminosa? Ten las armas en la mano y se te dirá esta noche.
jueves, 18 de octubre de 2012
"Astro" y "Gare", poemas de Vicente Huidobro en "Poemas árticos" (edición de 1918)
ASTRO
El libro
Y la puerta
Que el viento cierra
Mi cabeza inclinada
Sobre la sombra del humo
Y esta página blanca que se aleja
Escucha el ruido de las tardes vivas
Reloj del horizonte
Bajo la niebla envejecida
Se diría un astro de resorte
Mi alcoba tiembla como un barco
Pero eres tú
Tú sola
El astro de mi plafón
Yo miro tu recuerdo náufrago
Y aquel pájaro ingenuo
Bebiendo el agua del espejo
GARE
La tropa desembarca
En el fondo de la noche
Los soldados olvidaron sus nombres
Bajo aquel humo cónico
El tren se aleja como un mensaje telefónico
En las espaldas de un mutilado
Las dos pequeñas alas se han plegado
Y en todos los caminos se ha perdido una estrella
Las nubes pasaron
Balando hacia el Oriente
Alguien busca su propia huella
Entre las alas olvidadas
Uno
Dos
Diez
Veinte
Y aquella mariposa que jugó entre las flores de los cuadros
Revolotea en torno de mi cigarro
El libro
Y la puerta
Que el viento cierra
Mi cabeza inclinada
Sobre la sombra del humo
Y esta página blanca que se aleja
Escucha el ruido de las tardes vivas
Reloj del horizonte
Bajo la niebla envejecida
Se diría un astro de resorte
Mi alcoba tiembla como un barco
Pero eres tú
Tú sola
El astro de mi plafón
Yo miro tu recuerdo náufrago
Y aquel pájaro ingenuo
Bebiendo el agua del espejo
GARE
La tropa desembarca
En el fondo de la noche
Los soldados olvidaron sus nombres
Bajo aquel humo cónico
El tren se aleja como un mensaje telefónico
En las espaldas de un mutilado
Las dos pequeñas alas se han plegado
Y en todos los caminos se ha perdido una estrella
Las nubes pasaron
Balando hacia el Oriente
Alguien busca su propia huella
Entre las alas olvidadas
Uno
Dos
Diez
Veinte
Y aquella mariposa que jugó entre las flores de los cuadros
Revolotea en torno de mi cigarro
miércoles, 17 de octubre de 2012
Un poema de 'Codex de los placeres y de los encantos'(2), Martín Rodríguez-Gaona
IV. ILUSTRE EN SANGRE, PERITO EN LETRAS, VALIENTE EN ARMAS
Y si salen con victoria los dan por valientes
y si mueren en ella los tienen por locos.
Sonaron palabras de nuevo nacimiento
pero el nombre del juego es nunca llamar
a las cosas por su nombre.
Erigirse como el punto más alto desde
una espléndida torre de lodo,
hasta que los ineptos vean
lo que tú y yo somos.
Bayly no cree en nada,
ni en la estrechez de corazón,
ni en la fatalidad de ser un maldito
sudaca:
toda su vida dedicada
a no bailar con los que sobran.
Fruta, la exportación mayor y el orgullo
de Chile
–desaparecieron los desaparecidos–
y llegan así a nuestras costas
supermercados y estafadores, agencias de banca
y prostitutas.
Jugoso contrato
lleva uno de los libros de Bayly al cine
(Drogas, sexo ligero, algún
apellido ostentoso)
después de recibir, en España, el premio
de novela Herralde.
‘Los Prisioneros’, ya olvidados, preferirían
que le otorgaran
algo que tuviese que ver con ellos.
Quizá el PlanETA.
Sigue, sigue adelante,
y no regreses,
fiel a tu vuelta
alrededor de las sábanas.
Sobre la mesa de noche, una lámpara
insomne y libros a medio leer
(‘Nada es lo suficientemente bueno,
ni siquiera yo mismo’).
En los cajones
ínfimos pedazos de papel
llenos de apuntes
en rápidos colores
acerca de imposibles temas,
el número que en sus manos pone
la suerte–
Sin grandes énfasis
y sin erratas, aquí
llegamos todos.
Con un mensaje al móvil,
amigos y noticias envueltos
en frases de escarnio
alcanzan a saludarlo: Tiempos
de mentira,
muerte y desesperación.
Aquellos que busquen la gloria
descubrirán sus nombres
entre horrores y estiércol.
Y si salen con victoria los dan por valientes
y si mueren en ella los tienen por locos.
Sonaron palabras de nuevo nacimiento
pero el nombre del juego es nunca llamar
a las cosas por su nombre.
Erigirse como el punto más alto desde
una espléndida torre de lodo,
hasta que los ineptos vean
lo que tú y yo somos.
Bayly no cree en nada,
ni en la estrechez de corazón,
ni en la fatalidad de ser un maldito
sudaca:
toda su vida dedicada
a no bailar con los que sobran.
Fruta, la exportación mayor y el orgullo
de Chile
–desaparecieron los desaparecidos–
y llegan así a nuestras costas
supermercados y estafadores, agencias de banca
y prostitutas.
Jugoso contrato
lleva uno de los libros de Bayly al cine
(Drogas, sexo ligero, algún
apellido ostentoso)
después de recibir, en España, el premio
de novela Herralde.
‘Los Prisioneros’, ya olvidados, preferirían
que le otorgaran
algo que tuviese que ver con ellos.
Quizá el PlanETA.
Sigue, sigue adelante,
y no regreses,
fiel a tu vuelta
alrededor de las sábanas.
Sobre la mesa de noche, una lámpara
insomne y libros a medio leer
(‘Nada es lo suficientemente bueno,
ni siquiera yo mismo’).
En los cajones
ínfimos pedazos de papel
llenos de apuntes
en rápidos colores
acerca de imposibles temas,
el número que en sus manos pone
la suerte–
Sin grandes énfasis
y sin erratas, aquí
llegamos todos.
Con un mensaje al móvil,
amigos y noticias envueltos
en frases de escarnio
alcanzan a saludarlo: Tiempos
de mentira,
muerte y desesperación.
Aquellos que busquen la gloria
descubrirán sus nombres
entre horrores y estiércol.
Poema "Íntimas" de Bartrina (2, y fin)
Íntimas [selección]
El ansia de saber, ansia infinita
en que siempre mi espíritu se agita,
no hallara paz, sastisfacción ni calma,
aunque supiera el para qué del mundo,
las leyes de la física del alma,
el origen fatal de la existencia...,
cuanto no sabe ni sabrá la ciencia.
El ansia de gozar que me devora
no quedara tampoco satisfecha,
si al fin llegara la anhelada hora
de contemplar, sentada en mis rodillas,
la mujer ideal que yo he soñado,
de pálidas mejillas
y de mirar sensual y apasionado,
de pechos mal cubiertos por el traje
que en dureza y color mármol parecen
que no ceden al peso del ropaje
y a la presión de un beso se estremecen,
llena de amor, de fe, de poesía...
la que busca y no encuentra el alma mía.
Anhelo ciencia y goce,
goce y ciencia imposibles, si me afano
buscándolos, mi espíritu conoce
que fatalmente habrá de ser en vano.
Si alguna vez alcanzo lo que ansío
y ávida al fin lo estrecha ya mi mano,
a la palabra mágica de "¡es mío!",
la posesión transfórmase en hastío.
___
Para matar la inocencia,
para envenenar la dicha,
es un gran puñal la pluma
y un gran veneno la tinta.
___
Graba bien esta máxima en tu mente,
consuelo del mortal atribulado:
"No hay bien como el ajeno y el pasado,
y no hay mal como el propio y el presente".
___
Si no hay alma, ni hay Dios, ni hay otra vida
después de la terrena,
¿por qué, para qué, quién a este terrible
suplicio de la vida nos condena?
¿Por qué esta aspiración al infinito
que dentro de mí siento,
no puedo dominar, y encuentro en ella
a la par mi esperanza y mi tomento?
El latir de mi pecho fatigado
¿es tal vez el ruido
del batir de las alas de una ave
que se ensaya a volar dentro su nido?
El ansia de saber, ansia infinita
en que siempre mi espíritu se agita,
no hallara paz, sastisfacción ni calma,
aunque supiera el para qué del mundo,
las leyes de la física del alma,
el origen fatal de la existencia...,
cuanto no sabe ni sabrá la ciencia.
El ansia de gozar que me devora
no quedara tampoco satisfecha,
si al fin llegara la anhelada hora
de contemplar, sentada en mis rodillas,
la mujer ideal que yo he soñado,
de pálidas mejillas
y de mirar sensual y apasionado,
de pechos mal cubiertos por el traje
que en dureza y color mármol parecen
que no ceden al peso del ropaje
y a la presión de un beso se estremecen,
llena de amor, de fe, de poesía...
la que busca y no encuentra el alma mía.
Anhelo ciencia y goce,
goce y ciencia imposibles, si me afano
buscándolos, mi espíritu conoce
que fatalmente habrá de ser en vano.
Si alguna vez alcanzo lo que ansío
y ávida al fin lo estrecha ya mi mano,
a la palabra mágica de "¡es mío!",
la posesión transfórmase en hastío.
___
Para matar la inocencia,
para envenenar la dicha,
es un gran puñal la pluma
y un gran veneno la tinta.
___
Graba bien esta máxima en tu mente,
consuelo del mortal atribulado:
"No hay bien como el ajeno y el pasado,
y no hay mal como el propio y el presente".
___
Si no hay alma, ni hay Dios, ni hay otra vida
después de la terrena,
¿por qué, para qué, quién a este terrible
suplicio de la vida nos condena?
¿Por qué esta aspiración al infinito
que dentro de mí siento,
no puedo dominar, y encuentro en ella
a la par mi esperanza y mi tomento?
El latir de mi pecho fatigado
¿es tal vez el ruido
del batir de las alas de una ave
que se ensaya a volar dentro su nido?
martes, 16 de octubre de 2012
Una exposición de matemáticas y poesía (7, y fin)
Y para cerrar, poemas de uno de los profesores protagonistas de este colectivo, Antonio Ledesma. Un saludo para él.
Quevedo 'Significa la interesable correspondencia de la vida humana' y 'Diferencia de dos viciosos en el apetito de las mujeres'
Significa la interesable correspondencia de la vida humana
El ciego lleva a cuestas al tullido:
dígola maña, y caridad la niego;
pues en ojos los pies le paga al ciego
el cojo, solo para sí impedido.
El mundo en estos dos está entendido,
si a discurrir en sus astucias llego:
pues yo te asisto a ti por tu talego;
tú, en lo que sé, cobrar de mí has querido.
Si tú me das los pies, te doy los ojos:
todo este mundo es trueco interesado,
y despojos se cambian por despojos.
Ciegos, con todos hablo escarmentado:
pues unos somos ciegos y otros cojos,
ande el pie con el ojo remendado.
Diferencia de dos viciosos en el apetito de las mujeres
Por más graciosa que mi tronga sea,
otra en ser otra tronga es más graciosa;
el mayor apetito es otra cosa,
aunque la más hermosa se posea.
La que no se ha gozado, nunca es fea;
lo diferente me la vuelve hermosa;
mi voluntad de todas es golosa:
cuantas mujeres hay, son mi tarea.
Tú, que con una está amancebado,
yo, que lo estoy con muchas cada hora,
somos dos archidiablos, bien mirado.
Mas diferente mal nos enamora:
pues amo yo, glotón, todo el pecado;
tú, hambrón de vicios, una pecadora.
El ciego lleva a cuestas al tullido:
dígola maña, y caridad la niego;
pues en ojos los pies le paga al ciego
el cojo, solo para sí impedido.
El mundo en estos dos está entendido,
si a discurrir en sus astucias llego:
pues yo te asisto a ti por tu talego;
tú, en lo que sé, cobrar de mí has querido.
Si tú me das los pies, te doy los ojos:
todo este mundo es trueco interesado,
y despojos se cambian por despojos.
Ciegos, con todos hablo escarmentado:
pues unos somos ciegos y otros cojos,
ande el pie con el ojo remendado.
Diferencia de dos viciosos en el apetito de las mujeres
Por más graciosa que mi tronga sea,
otra en ser otra tronga es más graciosa;
el mayor apetito es otra cosa,
aunque la más hermosa se posea.
La que no se ha gozado, nunca es fea;
lo diferente me la vuelve hermosa;
mi voluntad de todas es golosa:
cuantas mujeres hay, son mi tarea.
Tú, que con una está amancebado,
yo, que lo estoy con muchas cada hora,
somos dos archidiablos, bien mirado.
Mas diferente mal nos enamora:
pues amo yo, glotón, todo el pecado;
tú, hambrón de vicios, una pecadora.
lunes, 15 de octubre de 2012
'Observaciones y máximas de Blas', de Noel Clarasó (44)
ENFERMEDAD
Todas las enfermedades atacan un poco la cabeza y por esto los enfermos se empeñan en saber exactamente lo que tienen, sin contar que, mientras no lo saben, pueden consolarse pensando que tienen otra cosa que les guste más.
Las enfermedades del corazón siempre son mortales, a la larga; se ha demostrado que todos los enfermos del corazón, aunque vivan cien años, mueren porque se les ha parado el corazón.
La medicina, como ciencia, será siempre tan moderna que nunca dirá la última palabra. La medicina, como arte, es muy antigua, y, como en todas las artes, el éxito depende siempre de la naturaleza del modelo.
En las clínicas las cosas van al revés: son los médicos los que deberían pagar a los enfermos para que se dejaran operar. Preguntaríais: ¿Cómo se ganarían entonces la vida los médicos? Y yo pregunto: ¿Cómo se la ganan ahora los enfermos?
Yo soy médico y, aunque apenas ejerzo mi carrera, sospecho por la experiencia que ya tengo que, si en vez de tratar siempre con enfermos, tratáramos con personas sanas, tendríamos mucho más éxito.
Hasta la gente que no cree en los médicos, cuando está enferma sigue sus consejos al pie de la letra; tal vez es para convencerse de que los médicos se equivocan siempre.
Es bueno comprar todo lo que recetan los médicos y es bueno no tomarlo; todos hemos de vivir.
FELICIDAD
En este mundo hay dos cosas igualmente importantes para la felicidad: no proponernos nunca una cosa determinada y hacer siempre aquello que nos hemos propuesto.
La felicidad es una cosa de la que se habla mucho, como el tiempo; y por mucho que se hable no se cambia nada, también como el tiempo.
La felicidad existe, desde el momento que tanto se habla de ella, y casi todo el mundo le conoce la cara; lo malo es que casi todo el mundo le conoce también la espalda.
La felicidad no existe, es cierto, pero hay tantos substitutivos que no vale la pena romperse la cabeza buscando la delicidad.
Todas las enfermedades atacan un poco la cabeza y por esto los enfermos se empeñan en saber exactamente lo que tienen, sin contar que, mientras no lo saben, pueden consolarse pensando que tienen otra cosa que les guste más.
Las enfermedades del corazón siempre son mortales, a la larga; se ha demostrado que todos los enfermos del corazón, aunque vivan cien años, mueren porque se les ha parado el corazón.
La medicina, como ciencia, será siempre tan moderna que nunca dirá la última palabra. La medicina, como arte, es muy antigua, y, como en todas las artes, el éxito depende siempre de la naturaleza del modelo.
En las clínicas las cosas van al revés: son los médicos los que deberían pagar a los enfermos para que se dejaran operar. Preguntaríais: ¿Cómo se ganarían entonces la vida los médicos? Y yo pregunto: ¿Cómo se la ganan ahora los enfermos?
Yo soy médico y, aunque apenas ejerzo mi carrera, sospecho por la experiencia que ya tengo que, si en vez de tratar siempre con enfermos, tratáramos con personas sanas, tendríamos mucho más éxito.
Hasta la gente que no cree en los médicos, cuando está enferma sigue sus consejos al pie de la letra; tal vez es para convencerse de que los médicos se equivocan siempre.
Es bueno comprar todo lo que recetan los médicos y es bueno no tomarlo; todos hemos de vivir.
FELICIDAD
En este mundo hay dos cosas igualmente importantes para la felicidad: no proponernos nunca una cosa determinada y hacer siempre aquello que nos hemos propuesto.
La felicidad es una cosa de la que se habla mucho, como el tiempo; y por mucho que se hable no se cambia nada, también como el tiempo.
La felicidad existe, desde el momento que tanto se habla de ella, y casi todo el mundo le conoce la cara; lo malo es que casi todo el mundo le conoce también la espalda.
La felicidad no existe, es cierto, pero hay tantos substitutivos que no vale la pena romperse la cabeza buscando la delicidad.
Algunos de poemas de Alejandro Marzioni
El ahogado
El ahogado baila un descenso lento
en su frío lago; lentamente gira,
como si mirase, sueñas que te mira
con dulzura amarga y hondo abatimiento.
Sus cabellos tratan de envolver los peces
y hay una sonrisa que se le deshace.
Quieres abrazarlo, quieres que te abrace,
esto lo has soñado tantas, tantas veces.
El ahogado baila un descenso suave
como si supiera lo que ya no sabe,
como si bebiera lo que ya no bebe.
Gira lentamente, yo también lo veo,
yo también lo sueño y también deseo
alcanzar su mano para que me lleve.
Versos del desasosiego
El polen de las flores que algún oculto viento
dispersa por el aire muriendo en el ocaso.
No ser ni querer nada, no dar un solo paso,
pensar las emociones, sentir el pensamiento.
La dulce melodía que duerme al que está hambriento
o la canción del ciego; del sordo, los colores.
Ser un tranquilo lago, vecino de las flores
que el sol ha cultivado con rayos de alimento.
Al borde del hastío, al borde, sin pisarlo,
ir cerca del vacío pero jamás mirarlo,
ser culto como un libro que nunca ha sido abierto.
Y no insistir en nada, y ser algo tan bello
como las huellas vanas que deja algún camello
sin carga ni destino que va por el desierto.
___
Hay un grupo de niñas, de nenas muy contentas
que van tomando juntas la curva del camino.
Sus voces son tan dulces que pronto me imagino
un coro de felices e ingenuas Cenicientas.
Las veo que se alejan, ¿serán ellas dichosas
tal como son sus voces cantando en el sendero?
Las veo que se alejan, la vista es bella pero
de pronto siento un triste pesar por muchas cosas.
¿Será por el futuro que acaso les aguarda?
¿Por la inconciencia pura que ahora las resguarda
hasta que un día nunca más vuelva a ser así?
Ignoro cuál ha sido la causa de mis penas,
no sé si fue por ellas, aquel grupo e nenas,
o al verme frente a ellas sentí pena por mí.
___
La muerte hasta mi puerta llegó parsimoniosa
y desplegó la seda, su alfombra y sus damascos.
Me dijo que en sus ojos no habrá dolor ni atascos
para lo que deseo, que quiere ser mi esposa.
"Yo soy la clara lumbre de los oscuros lechos,
el pan de mesas pobres, la más fiel compañera
del solitario triste, el fin de toda espera,
la mano delicada que enfría ardientes pechos",
me dijo la intocable, la de los ojos bellos,
que va tocando a todos, que roza los cabellos
del hombre desvelado logrando que sosiegue.
Muy cerca de mi puerta me dijo que me ama
y que todas las noches me sigue y que me llama
para partir con ella cuando el momento llegue.
El ahogado baila un descenso lento
en su frío lago; lentamente gira,
como si mirase, sueñas que te mira
con dulzura amarga y hondo abatimiento.
Sus cabellos tratan de envolver los peces
y hay una sonrisa que se le deshace.
Quieres abrazarlo, quieres que te abrace,
esto lo has soñado tantas, tantas veces.
El ahogado baila un descenso suave
como si supiera lo que ya no sabe,
como si bebiera lo que ya no bebe.
Gira lentamente, yo también lo veo,
yo también lo sueño y también deseo
alcanzar su mano para que me lleve.
Versos del desasosiego
El polen de las flores que algún oculto viento
dispersa por el aire muriendo en el ocaso.
No ser ni querer nada, no dar un solo paso,
pensar las emociones, sentir el pensamiento.
La dulce melodía que duerme al que está hambriento
o la canción del ciego; del sordo, los colores.
Ser un tranquilo lago, vecino de las flores
que el sol ha cultivado con rayos de alimento.
Al borde del hastío, al borde, sin pisarlo,
ir cerca del vacío pero jamás mirarlo,
ser culto como un libro que nunca ha sido abierto.
Y no insistir en nada, y ser algo tan bello
como las huellas vanas que deja algún camello
sin carga ni destino que va por el desierto.
___
Hay un grupo de niñas, de nenas muy contentas
que van tomando juntas la curva del camino.
Sus voces son tan dulces que pronto me imagino
un coro de felices e ingenuas Cenicientas.
Las veo que se alejan, ¿serán ellas dichosas
tal como son sus voces cantando en el sendero?
Las veo que se alejan, la vista es bella pero
de pronto siento un triste pesar por muchas cosas.
¿Será por el futuro que acaso les aguarda?
¿Por la inconciencia pura que ahora las resguarda
hasta que un día nunca más vuelva a ser así?
Ignoro cuál ha sido la causa de mis penas,
no sé si fue por ellas, aquel grupo e nenas,
o al verme frente a ellas sentí pena por mí.
___
La muerte hasta mi puerta llegó parsimoniosa
y desplegó la seda, su alfombra y sus damascos.
Me dijo que en sus ojos no habrá dolor ni atascos
para lo que deseo, que quiere ser mi esposa.
"Yo soy la clara lumbre de los oscuros lechos,
el pan de mesas pobres, la más fiel compañera
del solitario triste, el fin de toda espera,
la mano delicada que enfría ardientes pechos",
me dijo la intocable, la de los ojos bellos,
que va tocando a todos, que roza los cabellos
del hombre desvelado logrando que sosiegue.
Muy cerca de mi puerta me dijo que me ama
y que todas las noches me sigue y que me llama
para partir con ella cuando el momento llegue.
Brevísimo repaso al ultraísmo, poemas de Rogelio Buendía y Rafael Cansinos Asens
Rogelio Buendía (1891-1969)
LA RUEDA DE COLOR
3
La zambra de estrellas
lanzaba sus sones
en la algarabía
de la noche.
DIAGRAMAS DEL SUEÑO
6
Espacio sin espacio
la nueva dimensión
la da el tic-tac isócrono
de nuestro corazón.
15
Por el mar
iba la luna caminando
y no la quise despertar.
Rafael Cansinos Assens (1883-1964)
MAYO
Los relojes de Mayo
han sembrado la tarde
de rosas y de pájaros.
Sobre cada árbol
tiembla una noche de luceros verdes.
La aurora empieza a elevarse
de las piernas de las mujeres.
Tan pronto...
El agua está llena
de abanicos rotos.
LA RUEDA DE COLOR
3
La zambra de estrellas
lanzaba sus sones
en la algarabía
de la noche.
DIAGRAMAS DEL SUEÑO
6
Espacio sin espacio
la nueva dimensión
la da el tic-tac isócrono
de nuestro corazón.
15
Por el mar
iba la luna caminando
y no la quise despertar.
Rafael Cansinos Assens (1883-1964)
MAYO
Los relojes de Mayo
han sembrado la tarde
de rosas y de pájaros.
Sobre cada árbol
tiembla una noche de luceros verdes.
La aurora empieza a elevarse
de las piernas de las mujeres.
Tan pronto...
El agua está llena
de abanicos rotos.
sábado, 13 de octubre de 2012
viernes, 12 de octubre de 2012
En 'Versiones' de Rosario Castellanos St.-John Perse (19)
XII (2)
¡Libre carrera a tu gloria, potencia! ¡Oh primero y soberano! El distrito es inmenso y la jurisdicción plenaria; y ya es demasiado para nosotros, en tu energía, mendigar el servicio y la exención.
¡Oh, mar sin guardias ni clausura, oh mar sin viñas ni cultivos, donde se extiende la sombra carmesí de los Grandes!
Sentados en tus confines de piedra, como perros con cabeza de monos, dioses semitejidos de arcilla y de tristeza,
sobre todas las pendientes que se desbarrancan; sobre todos los declives calcinados con el calor de las heces, nosotras te soñamos, última sesión; y tenemos para ti este sueño de una más alta instancia:
la asamblea de largos pliegues, desde las más altas cimas de la tierra, como una anfictionía sagrada de los más grandes Sabios instituidos -toda la tierra en silencio, vestida con sus túnicas doctorales, toma sitio y asiento en el hemiciclo de piedra blanca.
Con estos que, al marcharse, dejan en las arenas sus sandalias; y con aquellos que guardan silencio, se abren los caminos del sueño sin retorno.
Nosotras, nosotras, nos hemos transportado un día hacia ti, vestidas de fiesta, mar, inocencia del solsticio, mar, indiferencia del acogimiento, y ya no sabemos dónde se detendrán nuestros pasos...
¿O bien eres tú, humareda del umbral, que subes de ti mismo hasta nosotros como el espíritu sagrado del vino en las vajillas de madera morada en el momento de los astros rojizos?
¡Nosotros te asediamos, esplendor! Y parasitaremos en ti, colmena de los dioses, ¡oh mil y mil cámaras de espuma donde llega a su consumación el delito! ¡Sé con nosotros, risa de Cumas y último grito del Efesio!
Así dice el conquistador, bajo su pluma de guerra, en las últimas puertas del santuario: "Yo habitaré las cámaras prohibidas y me pasearé..."
¡Betún de los puertos, tú no eres el abono de estos lugares!
¡Y tú, tú nos asistirás contra la noche de los hombres, lava espléndida a nuestro umbral, oh mar, abierta al triple drama: mar de la zozobra y del delito; mar de la fiesta y del resplandor; y mar también de la acción!
Mar de zozobra y del delito, he aquí que nosotras franquearemos, por fin, el verde majestuoso del quicio; y, haciendo más que soñarte, nosotras te pisoteamos, fábula divina. En las claridades submarinas se esparce el astro sin cara; el alma, más que el espíritu, se mueve con celeridad. Y tú nos eres gracia de otra parte. En ti, movible, nos movemos, apuramos la ofensa y el delito, ¡oh mar del inefable acogimiento y mar total de la delicia!
Nosotras no hemos mordido el acitrón verde de África ni hemos frecuentado el ámbar fósil engastado de alas de efímeras. Pero vivimos, nos despojamos de nuestras ropas, allá donde la carne misma ya no es carne y donde el fuego mismo cesa de ser llama y aun la savia radiosa y la simiente preciosísima; en todo ese limbo de alba verde, como una sola y vasta hoja, traspasada de amanecer, luminosa.
¡Unidad vuelta a encontrar, presencia recobrada! Oh mar, instancia de luz y carne de enorme lunación. Eres la claridad hecha sustancia para nosotras, y lo más claro del ser expuesto al día, como cuando la espada se desliza fuera de su vaina de seda verde: el ser sorprendido en su esencia y el dios mismo consumido bajo sus especies más santas, al fondo de palmares sagrados... ¡Visitación del príncipe en las cacerías de su gloria! ¡Que el huésped, en fin, se ponga a la mesa con sus comensales!
Y la alianza se consuma, la colusión perfecta. Y henos aquí, entre el pueblo de tu gloria como la espina en el corazón de la visión.
¿Es preciso gritar? ¿Es preciso alabar? ¿Quién entonces nos pierde en este instante -o quién nos gana? Ciegos, alabamos. Y te suplicamos, muerte visitada de las gracias inmortales. Velando nuestras frases en el canto con el movimiento de los labios agraciados ¡quién pudiera significar más, oh dioses!, más de lo que es lícito al sueño imitar.
Hay en el lugar de las espumas y de las aguas verdes, como en las ardientes claridades de la matemática, verdades más sombrías a nuestra aproximación que el cubil de las bestias fabulosas. Y repentinamente allí, perdemos pie. ¿Eres tú, memoria y mar, todavía a tu imagen de mar?
Te vas aún y te nombras y, todavía mar, te nombramos porque no tenemos más que palabras. Y nosotros podríamos aún soñar en ti y, por muy poco tiempo más, nombrarte...
¡Libre carrera a tu gloria, potencia! ¡Oh primero y soberano! El distrito es inmenso y la jurisdicción plenaria; y ya es demasiado para nosotros, en tu energía, mendigar el servicio y la exención.
¡Oh, mar sin guardias ni clausura, oh mar sin viñas ni cultivos, donde se extiende la sombra carmesí de los Grandes!
Sentados en tus confines de piedra, como perros con cabeza de monos, dioses semitejidos de arcilla y de tristeza,
sobre todas las pendientes que se desbarrancan; sobre todos los declives calcinados con el calor de las heces, nosotras te soñamos, última sesión; y tenemos para ti este sueño de una más alta instancia:
la asamblea de largos pliegues, desde las más altas cimas de la tierra, como una anfictionía sagrada de los más grandes Sabios instituidos -toda la tierra en silencio, vestida con sus túnicas doctorales, toma sitio y asiento en el hemiciclo de piedra blanca.
Con estos que, al marcharse, dejan en las arenas sus sandalias; y con aquellos que guardan silencio, se abren los caminos del sueño sin retorno.
Nosotras, nosotras, nos hemos transportado un día hacia ti, vestidas de fiesta, mar, inocencia del solsticio, mar, indiferencia del acogimiento, y ya no sabemos dónde se detendrán nuestros pasos...
¿O bien eres tú, humareda del umbral, que subes de ti mismo hasta nosotros como el espíritu sagrado del vino en las vajillas de madera morada en el momento de los astros rojizos?
¡Nosotros te asediamos, esplendor! Y parasitaremos en ti, colmena de los dioses, ¡oh mil y mil cámaras de espuma donde llega a su consumación el delito! ¡Sé con nosotros, risa de Cumas y último grito del Efesio!
Así dice el conquistador, bajo su pluma de guerra, en las últimas puertas del santuario: "Yo habitaré las cámaras prohibidas y me pasearé..."
¡Betún de los puertos, tú no eres el abono de estos lugares!
¡Y tú, tú nos asistirás contra la noche de los hombres, lava espléndida a nuestro umbral, oh mar, abierta al triple drama: mar de la zozobra y del delito; mar de la fiesta y del resplandor; y mar también de la acción!
Mar de zozobra y del delito, he aquí que nosotras franquearemos, por fin, el verde majestuoso del quicio; y, haciendo más que soñarte, nosotras te pisoteamos, fábula divina. En las claridades submarinas se esparce el astro sin cara; el alma, más que el espíritu, se mueve con celeridad. Y tú nos eres gracia de otra parte. En ti, movible, nos movemos, apuramos la ofensa y el delito, ¡oh mar del inefable acogimiento y mar total de la delicia!
Nosotras no hemos mordido el acitrón verde de África ni hemos frecuentado el ámbar fósil engastado de alas de efímeras. Pero vivimos, nos despojamos de nuestras ropas, allá donde la carne misma ya no es carne y donde el fuego mismo cesa de ser llama y aun la savia radiosa y la simiente preciosísima; en todo ese limbo de alba verde, como una sola y vasta hoja, traspasada de amanecer, luminosa.
¡Unidad vuelta a encontrar, presencia recobrada! Oh mar, instancia de luz y carne de enorme lunación. Eres la claridad hecha sustancia para nosotras, y lo más claro del ser expuesto al día, como cuando la espada se desliza fuera de su vaina de seda verde: el ser sorprendido en su esencia y el dios mismo consumido bajo sus especies más santas, al fondo de palmares sagrados... ¡Visitación del príncipe en las cacerías de su gloria! ¡Que el huésped, en fin, se ponga a la mesa con sus comensales!
Y la alianza se consuma, la colusión perfecta. Y henos aquí, entre el pueblo de tu gloria como la espina en el corazón de la visión.
¿Es preciso gritar? ¿Es preciso alabar? ¿Quién entonces nos pierde en este instante -o quién nos gana? Ciegos, alabamos. Y te suplicamos, muerte visitada de las gracias inmortales. Velando nuestras frases en el canto con el movimiento de los labios agraciados ¡quién pudiera significar más, oh dioses!, más de lo que es lícito al sueño imitar.
Hay en el lugar de las espumas y de las aguas verdes, como en las ardientes claridades de la matemática, verdades más sombrías a nuestra aproximación que el cubil de las bestias fabulosas. Y repentinamente allí, perdemos pie. ¿Eres tú, memoria y mar, todavía a tu imagen de mar?
Te vas aún y te nombras y, todavía mar, te nombramos porque no tenemos más que palabras. Y nosotros podríamos aún soñar en ti y, por muy poco tiempo más, nombrarte...
jueves, 11 de octubre de 2012
Lo que no fue del libro de Céspedes
Ninguno de estos es el diseño de cubierta del libro de Céspedes. Reija nos lo puso difícil con la elección.
No desesperes. A la próxima, noticia: cubierta y muestra del contenido. Pero... será otro jueves, el 18 de octubre.
"Camino" y "Cantar de los cantares", poemas de Vicente Huidobro en "Poemas árticos" (edición de 1918)
CAMINO
Un cigarro en el vacío
A lo largo del camino
He deshojado mis dedos
Y jamás mirar atrás
Mi cabellera
Y el humo de esta pipa
Aquella luz me conducía
Todos los pájaros sin alas
En mis hombros cantaron
Pero mi corazón fatigado
Murió en el último nido
Llueve sobre el camino
Y voy buscando el sitio
donde mis lágrimas han caído
CANTAR DE LOS CANTARES
Cantar
Todos los días
Cantar
Ella vendrá tan rápida
Que su sombra se quedará olvidada
Sin poderla encontrar
En el camino
Las nubes hidrófilas
Se rasgan en las cimas de las hojas
La lluvia
Detrás del agua
El sol
Al final de una canción
Alguien doblará los años
Y caerá en mis brazos
Un cigarro en el vacío
A lo largo del camino
He deshojado mis dedos
Y jamás mirar atrás
Mi cabellera
Y el humo de esta pipa
Aquella luz me conducía
Todos los pájaros sin alas
En mis hombros cantaron
Pero mi corazón fatigado
Murió en el último nido
Llueve sobre el camino
Y voy buscando el sitio
donde mis lágrimas han caído
CANTAR DE LOS CANTARES
Cantar
Todos los días
Cantar
Ella vendrá tan rápida
Que su sombra se quedará olvidada
Sin poderla encontrar
En el camino
Las nubes hidrófilas
Se rasgan en las cimas de las hojas
La lluvia
Detrás del agua
El sol
Al final de una canción
Alguien doblará los años
Y caerá en mis brazos
miércoles, 10 de octubre de 2012
A, y de, Martín Rodríguez-Gaona
Ya lo he dicho, no sé si en el blog, y lo repito ahora: Martín Rodríguez-Gaona me dio algunos de los nombres que forman parte de mi antología de poesía con matemáticas. Pertenece Martín a ese raro espectro de poetas que no solo buscan medrar, sino, y sobre todo, el crecimiento de la poesía y el conocimiento de todas sus vertientes.
Hablar de poesía con Martín es sentirse apabullado por su inmeso conocimiento, y no porque sea un soberbio que le guste señarlarse, sino porque Martín tiene un profundo amor a la poesía y un interés sin tasa por aprehenderla. Y decir amor a la poesía, no es equivoquéis, no es amor al aplauso, sino una atención perenne a todo lo que sucede en este campo y a sus protagonistas. Martín escucha, rarísima cualidad en este país, no solo entre pretendidos poetas. Por eso Martín, que está llamado a ser uno de nuestros popes en la prensa escrita (cuando se aventure a dar un puñetazo sobre la mesa y exigir para sí lo que sería provecho de todos), no hay foro, alto o bajo, al que no acuda con toda discreción y respeto.
Así que desde aquí lanzo un brindis por Martín Rodríguez- Gaona, poeta, amante de la poesía y, como profundo y tenaz estudioso, realmente atento con/a todo ser humano.
Gracias, Martín, no sé si Madrid te habrá hecho feliz como esperabas, pero ten la certeza de que Madrid gana mucho contigo. Lo siento por Lima.
Y tras este panegírico, del que puedo decir 'el' porque no he hecho otro a ninguna persona (no digo obra ni autor), su verso. Codex de los poderes y de los encantos lo publicó en abril de 2011 con Olifante. A continuación la cubierta y algunos versos. Cada miércoles a las 21 horas, más.
III. EL VIAJE DE LOS MITIMAES*
Cuando la católica fe, desterrada de Inglaterra
y del septentrión, se va de un polo a otro
a residir con los antípodas.
Dispuesto el objetivo a capturar un gesto alegre,
la música se pierde en lo profundo del mar.
Hace calor y no es necesariamente el respeto
a la vida animal lo que ha guiado mi patrón
alimenticio.
¿Cómo se supone que he de hablar de aquello
que no se descubrió?
Seres y objetos están en movimiento, mezclándose
y cambiando,
apareciendo y desapareciendo, plegándose,
despegando. Las frases se funden, viajan
y se pierden unas en otras.
El amor es un intercambio de lenguas.
¿Quién busca quedarse inmóvil
si puede alcanzar los límites, tocar el horizonte,
su barco ebrio, explorar las líneas de la costa?
1987, verano, hemisferio norte:
Estás en el jardín de tu
familia-inglesa-de-clase-obrera,
es un día soleado y te sientes
deportiva.
La cabellera al viento
y los ojos clavados en el vacío.
El atuendo escogido es una combinación
de celeste y rosado,
pero las extremidades son fuertes,
hechas para saltar vallas
y dejar huellas.
Una nube te transporta
a un punto sin retorno:
Piensas en el futuro.
LAS FIESTAS EN BATH
LAS NOCHES EN PARÍS
LA LLUVIA EN AMSTERDAM
Allí donde al fin no importe tu belleza,
la feroz necesidad de amar.
Qué poco tengo para contar, Pies
viajeros,
o que alguien quiera oír
hoy en día–
Ese aroma
imposible de nombrar:
espero pronto te abandone
y amanezcas varada como un trapo sucio.
¿Mis pasos hallaré en la arena
o sobre una piedra?
Desde 1967
Manny no regresa al Perú.
Sus historias recurrentes
empiezan con una chica de Chaclacayo
que conoció en Nueva York.
«Le gustaba tirar
a la Carmencita,
era más puta
que una gallina,
paisano».
En mis manos pone las llaves de
un mundo
que nos han pedido vivir
nuevamente.
Los libros de texto
dibujan barbas en la Bahía de Cochinos,
Woodstock en las estrofas de alguna canción
psicotrópica,
Mayo del 68, sus gendarmes
y adoquines–
Los males endémicos del Tercer Mundo.
«Cuando pasa algo,
en Lima dicen: ‘Ya está, ya
se ha jodido’.
Dime tú
si no es así. ¿Has visto
a algún peruano
reconocer: ‘Fui yo, he sido yo,
hermanito’».
Muchas encomiendas quedarían inútiles
y mucha tierra despoblada y todo beneficio
perecería sin ningún remedio.
Lo mejor que puede hacer un padre
al nacer su hijo
es morir.
«Soy cosmopolita,
ciudadano del mundo.
Imagínate
qué es estar en lugares
en los que toda la ropa es para gente
de tu talla,
donde terminas
por hacer tuya la lengua,
además…»
Esta temporada
–Mediterráneo ayúdame–
la lista en los periódicos
es interminable: Pinochet,
Fujimori, Chávez.
Cooperación Internacional
inaugura una escuela técnica
en las minas de Bolivia.
«Hablamos tanto de pérdida
y lo curioso del caso
es que ignoramos nombrar
todo lo que no se escribe
con esas letras,
¿para qué mentir?
La realidad
siempre fue así».
Siento que la vida me falta, que quise hacer más
de lo que la razón
o las buenas formas han permitido.
Ostensible y memorable pieza de alquiler
frente a la confianza de las nuevas generaciones:
Cursos de verano en el Palacio de la Magdalena
(Otorgado por voluntad popular a Alfonso XIII
en 1911).
El mar tiene un azul postal y sobre él
los rayos de sol se cortan en miles
de cristales
–¿una herida infinita?–
Ayer escuché a un nativo en mal inglés:
«It’s easy to win in the Third World»,
pero yo busco amor, el mismo
del chico de la cabellera larga y cuidada
que abraza, dulcemente, los hombros
dorados de quien deja
sin pensar
la niñez.
Contra los peñascos, las olas chocan
y su constante caricia
algún día será un paisaje
de alegría y destrucción.
Posible mente éste sea el origen, pero
hoy eres forastero,
hijo de ningún lugar.
*En el Tahuantinsuyo, los Incas, al anexar a los pueblos sometidos, creaban una nueva clase social, los llamados «mitimaes», individuos indeseables por su potencial desestabilizador, condenados al exilio, a las arduas fronteras del Imperio. Nunca pudieron imaginar que también ellos serían víctimas, y que no podrían gozar del consuelo de sus seres amados.
Hablar de poesía con Martín es sentirse apabullado por su inmeso conocimiento, y no porque sea un soberbio que le guste señarlarse, sino porque Martín tiene un profundo amor a la poesía y un interés sin tasa por aprehenderla. Y decir amor a la poesía, no es equivoquéis, no es amor al aplauso, sino una atención perenne a todo lo que sucede en este campo y a sus protagonistas. Martín escucha, rarísima cualidad en este país, no solo entre pretendidos poetas. Por eso Martín, que está llamado a ser uno de nuestros popes en la prensa escrita (cuando se aventure a dar un puñetazo sobre la mesa y exigir para sí lo que sería provecho de todos), no hay foro, alto o bajo, al que no acuda con toda discreción y respeto.
Así que desde aquí lanzo un brindis por Martín Rodríguez- Gaona, poeta, amante de la poesía y, como profundo y tenaz estudioso, realmente atento con/a todo ser humano.
Gracias, Martín, no sé si Madrid te habrá hecho feliz como esperabas, pero ten la certeza de que Madrid gana mucho contigo. Lo siento por Lima.
Y tras este panegírico, del que puedo decir 'el' porque no he hecho otro a ninguna persona (no digo obra ni autor), su verso. Codex de los poderes y de los encantos lo publicó en abril de 2011 con Olifante. A continuación la cubierta y algunos versos. Cada miércoles a las 21 horas, más.
III. EL VIAJE DE LOS MITIMAES*
Cuando la católica fe, desterrada de Inglaterra
y del septentrión, se va de un polo a otro
a residir con los antípodas.
Dispuesto el objetivo a capturar un gesto alegre,
la música se pierde en lo profundo del mar.
Hace calor y no es necesariamente el respeto
a la vida animal lo que ha guiado mi patrón
alimenticio.
¿Cómo se supone que he de hablar de aquello
que no se descubrió?
Seres y objetos están en movimiento, mezclándose
y cambiando,
apareciendo y desapareciendo, plegándose,
despegando. Las frases se funden, viajan
y se pierden unas en otras.
El amor es un intercambio de lenguas.
¿Quién busca quedarse inmóvil
si puede alcanzar los límites, tocar el horizonte,
su barco ebrio, explorar las líneas de la costa?
1987, verano, hemisferio norte:
Estás en el jardín de tu
familia-inglesa-de-clase-obrera,
es un día soleado y te sientes
deportiva.
La cabellera al viento
y los ojos clavados en el vacío.
El atuendo escogido es una combinación
de celeste y rosado,
pero las extremidades son fuertes,
hechas para saltar vallas
y dejar huellas.
Una nube te transporta
a un punto sin retorno:
Piensas en el futuro.
LAS FIESTAS EN BATH
LAS NOCHES EN PARÍS
LA LLUVIA EN AMSTERDAM
Allí donde al fin no importe tu belleza,
la feroz necesidad de amar.
Qué poco tengo para contar, Pies
viajeros,
o que alguien quiera oír
hoy en día–
Ese aroma
imposible de nombrar:
espero pronto te abandone
y amanezcas varada como un trapo sucio.
¿Mis pasos hallaré en la arena
o sobre una piedra?
Desde 1967
Manny no regresa al Perú.
Sus historias recurrentes
empiezan con una chica de Chaclacayo
que conoció en Nueva York.
«Le gustaba tirar
a la Carmencita,
era más puta
que una gallina,
paisano».
En mis manos pone las llaves de
un mundo
que nos han pedido vivir
nuevamente.
Los libros de texto
dibujan barbas en la Bahía de Cochinos,
Woodstock en las estrofas de alguna canción
psicotrópica,
Mayo del 68, sus gendarmes
y adoquines–
Los males endémicos del Tercer Mundo.
«Cuando pasa algo,
en Lima dicen: ‘Ya está, ya
se ha jodido’.
Dime tú
si no es así. ¿Has visto
a algún peruano
reconocer: ‘Fui yo, he sido yo,
hermanito’».
Muchas encomiendas quedarían inútiles
y mucha tierra despoblada y todo beneficio
perecería sin ningún remedio.
Lo mejor que puede hacer un padre
al nacer su hijo
es morir.
«Soy cosmopolita,
ciudadano del mundo.
Imagínate
qué es estar en lugares
en los que toda la ropa es para gente
de tu talla,
donde terminas
por hacer tuya la lengua,
además…»
Esta temporada
–Mediterráneo ayúdame–
la lista en los periódicos
es interminable: Pinochet,
Fujimori, Chávez.
Cooperación Internacional
inaugura una escuela técnica
en las minas de Bolivia.
«Hablamos tanto de pérdida
y lo curioso del caso
es que ignoramos nombrar
todo lo que no se escribe
con esas letras,
¿para qué mentir?
La realidad
siempre fue así».
Siento que la vida me falta, que quise hacer más
de lo que la razón
o las buenas formas han permitido.
Ostensible y memorable pieza de alquiler
frente a la confianza de las nuevas generaciones:
Cursos de verano en el Palacio de la Magdalena
(Otorgado por voluntad popular a Alfonso XIII
en 1911).
El mar tiene un azul postal y sobre él
los rayos de sol se cortan en miles
de cristales
–¿una herida infinita?–
Ayer escuché a un nativo en mal inglés:
«It’s easy to win in the Third World»,
pero yo busco amor, el mismo
del chico de la cabellera larga y cuidada
que abraza, dulcemente, los hombros
dorados de quien deja
sin pensar
la niñez.
Contra los peñascos, las olas chocan
y su constante caricia
algún día será un paisaje
de alegría y destrucción.
Posible mente éste sea el origen, pero
hoy eres forastero,
hijo de ningún lugar.
*En el Tahuantinsuyo, los Incas, al anexar a los pueblos sometidos, creaban una nueva clase social, los llamados «mitimaes», individuos indeseables por su potencial desestabilizador, condenados al exilio, a las arduas fronteras del Imperio. Nunca pudieron imaginar que también ellos serían víctimas, y que no podrían gozar del consuelo de sus seres amados.
Más versos de Bartrina
Íntimas [selección]
Milloncito de mi alma,
mi amor escribir no sé,
papel y pluma me sobran;
solo lo escribiera bien
a ser la pluma mis labios
y tus labios el papel.
___
¿Por qué es menor el placer
que el deseo, en el amor?
Porque el fruto no ha de ser
tan bello como la flor.
___
A la luz de la pasión,
los seres que nos rodean
vemos, en torpe ficción,
como queremos que sean,
nunca tales como son.
___
¿Que por qué no te echo flores
después que me has dado un beso?...
Pues... por eso.
___
Que es una gran verdad veo,
aunque tarde se conoce,
que más aún que en el goce
está el goce en el deseo.
___
Si yo quisiera matar
a mi mayor enemigo,
me habría de suicidar.
Milloncito de mi alma,
mi amor escribir no sé,
papel y pluma me sobran;
solo lo escribiera bien
a ser la pluma mis labios
y tus labios el papel.
___
¿Por qué es menor el placer
que el deseo, en el amor?
Porque el fruto no ha de ser
tan bello como la flor.
___
A la luz de la pasión,
los seres que nos rodean
vemos, en torpe ficción,
como queremos que sean,
nunca tales como son.
___
¿Que por qué no te echo flores
después que me has dado un beso?...
Pues... por eso.
___
Que es una gran verdad veo,
aunque tarde se conoce,
que más aún que en el goce
está el goce en el deseo.
___
Si yo quisiera matar
a mi mayor enemigo,
me habría de suicidar.