martes, 25 de marzo de 2014

De "La musa sensata", hoy Horacio

HORACIO

Mi excelente padre me acostumbró a huir de los vicios señalándome cada uno con ejemplos.

¿Cómo es que nadie vive contento con la suerte que le ha procurado su decisión o la que le ha deparado el azar, y en cambio alaba a los que siguen caminos distintos?

¿Qué impide que se diga la verdad con risas?

La pequeña hormiguita de trabajo grande.

¿De qué te ríes? Con el nombre cambiado, de ti habla la fábula.

Para evitar unos vicios, los tontos caen en los contrarios.

Me perdono a mí mismo.

Sacúdete a ti mismo.

Miembros despedazados del poeta.

Por no haberme quedado quieto en mi propia piel.

Como si criticaras lunares diseminados en un cuerpo hermoso.

La vida no ha dado nada a los hombres sin gran esfuerzo.

El humor casi siempre salva con más fuerza y mejor que la acritud los grandes asuntos.

Llevar leña a un bosque.

Corrige a menudo si vas a escribir obras dignas de ser releídas y no te esfuerces por que te admire el vulgo.

El lobo ataca a dentelladas, el toro a cornadas.

Un estómago en ayunas raramente desprecia lo vulgar.

Te faltará hasta el as que vale la cuerda.

No sirve de nada un ejemplo que resuelve un problema con otro.

Aguanta y resiste.

¿Qué fiera está tan embrutecida que, tras escapar una vez, vuelva a sus cadenas rotas?

Este hombre o delira o hace versos.

La adversidad suele poner al descubierto el ingenio, la prosperidad lo oculta.

Es virtud huir del vicio y la primera sabiduría haberse librado de la necedad.

Asustan las huellas.

Derriba, construye, vuelve cuadrado lo redondo.

El que empieza tiene la mitad hecha.

Atrévete a pensar.

El palurdo aguarda a que deje de fluir el río.

La vasija conservará largo tiempo el olor del que una vez se impregnó recién hecha.

Puerco de la piara de Epicuro.

Todo lo que está bajo tierra, lo sacará a la luz el tiempo.

Emprende la tarea el primero y déjala el último.

Al pequeño le cuadra lo pequeño.

Puedes rechazar a la naturaleza con una horca, que ella volverá siempre.

Manda u obedece a cualquiera el dinero ganado.

Cambian de cielo, no de carácter, los que corren al otro lado del mar.

Los buenos odian el pecado por amor a la virtud. Tú no te permitirás ninguno por miedo al castigo.

Mezclarás lo sagrado con lo profano.

A menudo se discute por lana de cabra.

Las riquezas hacen tolerable la necedad.

Piensa mucho qué dices, de quién lo dices y a quién lo dices.

Una palabra, dicha una sola vez, vuela sin retorno.

El apartado camino o la senda de la vida retirada.

No pueden gustar ni pervivir mucho los poemas escritos por bebedores de agua.

¡Oh imitadores, atajo servil!

Quema con su brillo quien deja sentir su peso sobre los talentos inferiores al suyo.

Solo después de muerto será amado.

Grecia cautiva cautivó a su fiero vencedor.

Casta irritable de los poetas.

Me esfuerzo por ser breve: me vuelvo oscuro.

Somos deudores de la muerte, nosotros y nuestras cosas.

Se pondrán de parto los montes, nacerá un ridículo ratón.

Los poetas quieren ser útiles o agradar.

Sea cual sea tu precepto, sé breve.

La poesía, igual que la pintura.

Esto repetido diez veces seguirá gustando.

Voz que se deja suelta no sabe volver.

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