lunes, 30 de septiembre de 2013

Matemáticas a la moda (2)





Poesía ultraísta, "Cuando dan las seis" y "Madrugada", poemas de Eduardo de Ontañón (2, y fin)

CUANDO DAN LAS SEIS

Cuando dan las seis
despiden las campanas
a la tarde.
    -Pero la tarde
    no quiere irse
    y se agarra a los árboles-
   Cuando dan las seis
tocan las pianolas
de los bares.
    -Pero la tarde
    no quiere irse
    y se agarra a los árboles-
Cuando dan las seis
se encienden los focos
de todas las calles.
    -Y la tarde
    -la pobre!-
    tiene que irse
    sin que la defienda nadie-.


MADRUGADA

Ha alborozado la calle
el primer tranvía de la mañana
        Las palabras de la noche
        se van como palomas
asustadas

(Pero la noche se ha quedado
en los escaparates encendidos)

Las ventanas
tendrán ojeras
hasta que no entre la mañana.

Madrugada
urbana
rociada de anís!
madrugada
con golfas escarchadas!

jueves, 26 de septiembre de 2013

“Manual de espumas”(2), Gerardo Diego. Hoy, "Mesa", "Fuente" y "Paraíso".



MESA
A Waldemar George

Yo recorrí los mares
embarcado en tu mano
y en los manteles puse un sabor de oceano*

Los peces giran en torno de mi faro
Pero los barcos naufragaban en el mapa
y el rumor de las olas desplegaba mi capa

El mar ya no se cuida de ser redondo

No penséis en la muerte

No es fácil llegar al fondo
ni hacer de nuestra alfombra la rueda de la suerte

El sol nace en la mesa
y el árbol del poniente pierde las hojas viejas

                        Esta es la cruz del mar
                        Nunca crece ni mengua

Esperad que la lámpara se oriente

Y entonces nuestros platos
girarán bellamente
a la música exacta de los astros

*océano, textual, no océano.


FUENTE

Mecanismo de amor
Mi grifo versifica mejor que el ruiseñor

Y eras tú y tu vestido
lo que todos los días he bebido

                                               camino de la noche
                                                  junto al árbol real
                                      mientras el viento espera
                                    la hora de abrir el hospital

Pero tus ojos ya no vuelan
y las últimas ventanas están muertas

El agua en el balcón
como un perro olvidado

Mi corazón y el baño se vacían

Puedes dormir tranquila
                                   No hay cuidado


PARAÍSO (ya recogido en Poesía Abierta con anteriorida. Este es el orden que le corresponde en el poemario.)

Vienen curvas con Sol LeWitt (4)




Juan Eduardo Cirlot escribió "Del no mundo" (1969, edición del autor). Al completo en 2 entradas (2, y fin)



Algo que viene al ser-dejando-de-ser-rodeado-de-no-ser, que es el tiempo existencial (= la existencia temporal). Ignoramos si la fase negra, u oculta (no existir) de lo que llega  a ser (desde su cese) tiene un secreto modo de hilarse con lo otro advenido o adviniente. La conciencia individual (en todos los casos) es discontinua. Por eso, el existente es un ser condenado a saber que dejará de ser, paradoja y contradicción insultante, origen de toda sublevación contra lo-que-es.

Los instrumentos (espada, radar) son elementos que intentan movilizar (¿transformar?) la discontinuidad. Oír otros mundos (lejanos), matar a otros seres (y disolver su aparente unidad), no son actividades demasiado contradictorias en cuanto a su motivación-origen.

El estructuralismo, que parece funcional, es metafísico. Intentando comprenderlo (o convertirlo) todo en componentes intercambiables, quiere convencernos de la unidad subyacente bajo la dialéctica de los complejos universales (signos matemáticos, palabras, actos, formas).

El abandono de la simbólica por la semiótica es síntoma de “civilización”, en el sentido en que lo es el abandono de lo natural por lo artificial, de lo vital por lo mecánico. Aunque no exista absoluta solución de continuidad.

El origen del mal no es un misterio tan insondable como el origen de “lo otro”. ¿Cómo Él pudo desear algo, si deseo es carencia?

Somos lo que tenemos más o menos continuamente. Lo que “poseemos” discontinua o infrecuentemente crea un vacío en nuestro tener ( = ser) proporcional a su rareza (en nuestro tiempo).

El arte es necesario en la medida que facilita sucedáneos (a veces trasfigurados, nunca equivalentes) de ciertas de nuestras carencias dominantes. También es necesario (o concebible) en la medida que “re-presenta” nuestro acaecer.

La vida: una música que crea esculturas que, por seguir siendo música, se desarrollan, culminan, cambian, decaen, cesan.

Paradójicamente, y por antítesis, la conciencia de vivir lanza a la muerte. Solo vive lo inconsciente.

No me identifico con mi ser; mucho menos con la inteligencia de que dispongo. Yo soy mucho más que yo. Mejor dicho, soy “otra cosa”.

Lo que llamo Bronwyn, en poesía, es el centro del “lugar” que, dentro de la muerte, se prepara para resucitar; es lo que renace eternamente.

Vivimos en la nada, no es que caigamos en la nada al morir. La muerte solo es la zona oscura de la vida. En ella algo empuja hacia el resurgir. Ese algo (anima = mater) es como un hilo enterrado en la sombra.

Si la vida es nada es porque en ella no lo somos todo. Y ser un “trozo” (de espacio, de tiempo, de vida, de materia) no basta. La vida es carencia. Por eso es dinamismo.

La sexualidad y la arqueología son lo mismo, o, mejor dicho, surgen de lo mismo. De la noción de que en la materia está ello (el secreto de la vida eterna).

La “duración” de ciertos objetos arqueológicos (sílex con 200.000 años de antigüedad) nos afecta por nuestra limitación temporal, en la medida que está actúa sobre la capacidad de ideación. El pensamiento humano soportará probablemente las mismas torturas que hoy, bajo x envoltura, dentro de 2.000.000 de años x n.

El deseo, necesario para que exista algo ( = todo), no terminará nunca, sino terminaremos con el universo, no ya con el planeta.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

"Hélices", Guillermo de Torre, Editorial Mundo Latino, 1923 (2)



CIRCUITO
(A Rafael Cansinos-Assens)

El ente errátil que serpeó el Zodíaco
                                   se ha abatido en espiral sobre mi hangar

              Sobre su torso
                                   etiquetas de los equipajes
                                   en los f. c. interplanetarios
                                   eran condecoraciones solares

                 Su mímica cosmopolita
                        traducía los colores de los faros

                 En la estela de sus miradas
                        había un álbum de paisajes cósmicos

                 Entre su cabellera albina
                       afloraban las hebras
                             de los glaciares astrales

            De su verbo fílmico manaba
                             el ciclo de las estaciones

                                   Su espíritu nómada impulsaba
                             l a s   h é l i c e s    d e l   e s p a c i o

                        Y los paisajes múltiples se desenrollaban
                             por la manivela de sus labios
                                    con un ritmo cinemático


     Yo vivo dionisíacamente
                                   las horas helicoidales

            Mis ojos tejen caleidoscópicos
                                   la red arácnida de los circuitos

            A través de mi prisma
                        se descomponen las edades líricas

     Mis manos luminosas
                 barajan las trayectorias increadas

     Mis rayos de lucífero
                 perforan los países nocturnos

      S o y   e l   j i n e t e   d e   l o s   m e r i d i a n o s
                
                 Y mi sed intersticial
                 apura los continentes olvidados

                                               Sobre mis hombros
                                               saltan los puentes trasatlánticos

                                   Entre mis piernas
                                   permutan su cauce los ríos

                 Y en las antenas de mi oídos
                        vibra el Zodíaco

                 Mis pupilas radiográficas
                             perforan los senos lunarios
                             y auscultan las palpitaciones selenitas

                                   Sobre el tapete de las ciudades
                                   manejo los edificios transeúntes

                        He ahí mi circuito


     Y   a   l a   l u z   d e   l o s   v i o l i n e s   s i d é r e o s
     r e c o r t o   u n   p u z l e   d e   r e c u e r d o s


Sobre cubierta
                             una canción evadida
                             incendiaba los horizontes trasmarinos

                        Una noche                   en la Costa Azul
                        abordé el navío de los dollars
                        que encalló en las ruletas de Sagitario

                 Sobre las terrazas colgantes
                 multísonas orquestas negras
                        frivolizan el tango de los instantes

                             En los descotes de las sombras
                                   triangulicé el área de los besos

                                Y en la terraza polar
                                        paladeé un cóctel de azul y nieve


                                                                       Hoy
                             como un gigante al despertar
                             la ciudad descontorsiona sus rieles

                        Las cosmogonías reflorecen
                        en los carteles eléctricos

                    Y los paisajes neoyorquinos
                            vibran orquestados
                                   en ritmos maquinísticos

            Aviones huelguistas
                        triscan en las praderas equinoccionales
           
                    En el boscaje microfónico
                        nidifican los óvulos
                        del Verbo Nuevo

                    En los laboratorios marcianos
                                        los endocrinólogos
                        cultivan la partenogénesis astral

                    Y los hombres mecanicistas
                             desarraigan su estirpe terrenal

Balando entre el brumario
                    espíritus aurorales
                                               solicitan de los intérpretes
                                               el reino de la cuarta dimensión

Los ríos eróticos
                        se desangran en espumas cardíacas

Como solloza entre las olas
                        la sirena de cabellera sinfónica

     Una amada candorosa
            rima mis sístoles emotivas

Franjas de carne aurirrosada
            acentúan la morbidez del panorama

                       
                      
       Dónde has anclado?
   Mujer de sonidos iridiscentes
Se fue a pique tu sonrisa


Frente a mí
                 la andreídica Eva edissoniana
                 modula sus gestos cinéticos

     De sus senos voltaicos
            exprimo una euforia luminosa

     Y sugerido por su voz eléctrica
            s a l t o   a   l a   c o m b a
               c o n   e l   a r c o   i r i s   p o r v e n i r i s t a

     La guillotina del crepúsculo
                        vierte sus arias melancólicas

            La avidez nómada se remansa
                 en un espejo giratorio

                        En todas las rutas fragantes
                        hay células de mis alas

                 Y al descender en paracaídas
                 mi efigie prismática
                 arroja                     cenizas de trayectorias

"Patrimonio" y "Los compases heredados" (con matemáticas), poemas de Ida Vitale



PATRIMONIO

Solo tendremos lo que hayamos dado.
¿Y qué con lo ofrecido y aceptado,
qué con aquello que el desdén reduce
a vana voz, sin más,
ardiente ántrax que crece,
desatendido, adentro?

La villanía del tiempo,
el hábito sinuoso
del tolerar paciente,
difiere frágiles derechos,
ofrece minas, socavones, grutas:
oscuridad apenas para apartar
     vagos errores.

El clamor, letra a letra,
del discurso agorero
no disipa ninguna duda;
hace mucho que sabes:
     ninguna duda te protege.


LOS COMPASES HEREDADOS
                        A Adolfo Nigro

No te amargues el mar,
acompásate con la hora que,
involuntario y cruel, nadie trasmuta;
ríete de los antológicos traspiés
del mínimo común nominador,
de todo el trafalgar
en que un traidor se anega.
Prémiate con recordar que siempre
huiste de él como de un eufonium.

"A más cómo, menos por qué" es un libro de aforismos de Jorge Wagensberg (2)

El gozo: lo bello y lo inteligible

La belleza es orden entre las partes de un todo.

La inteligibilidad es orden entre diferentes todos.

La armonía es repetir en el espacio.

El ritmo es repetir en el tiempo.

La belleza no es necesaria en arte, ni la inteligencia en ciencia.

La grandeza del científico es que puede comprender sin necesidad de intuir.

La grandeza del artista es que puede intuir sin necesidad de comprender.

La grandeza del creyente está en la interpretación y es una combinación de grandezas científicas y de grandezas artísticas.

La relación menos banal entre ciencia y arte se da cuando el artista provee de intuiciones científicas al científico o cuando el científico provee de inteligibilidades artísticas al artista.

Un buen conocimiento y una buena salsa se obtienen por el mismo procedimiento: la reducción.

En una buena clasificación, la palabra que nombra un objeto real puede ser anterior a que tal objeto acceda a la realidad o a que alguien lo descubra en ella (algunos elementos de la tabla periódica).

El pulmón necesita aire, el corazón sangre, la boca saliva, el cerebro cambio.

El cerebro, ante la falta de incertidumbre, se ofende.

El cerebro, ante el exceso de incertidumbre, se frustra.

El primer gesto de higiene de un científico, antes de levantarse por la mañana, es reírse de su maestro.

El último gesto de higiene de un científico, antes de acostarse por la noche, es reírse de sí mismo.

Existe la duda de científico, la duda de artista y la duda de creyente.

El científico trata sus dudas conversando con la realidad y, ante la duda, prima la realidad.

El artista trata sus dudas conversando con su obra y, ante la duda, prima el artista.

El creyente trata sus dudas conversando con su creencia y, ante las dudas, prima la creencia.

Lo improbable asombra a todo el mundo, lo cotidiano solo al genio.

martes, 24 de septiembre de 2013

Las matemáticas para Novalis (3)



Concepto de factor, cociente, suma, resta, potencia, raíz, logaritmo, función, serie, etc. Fracción – exponente.

De igual forma que el mero tamaño de los límites no determina la magnitud del espacio encerrado en ellos, tampoco sucede lo contrario. Si poseo la ley de la aproximación, conozco también la naturaleza de la magnitud infinita.
Toda magnitud puede ser expresada mediante una serie. Si la serie es cerrada, determinada, la magnitud será determinada – si la serie es infinita, la magnitud lo será también. Toda magnitud es un agregado – una cantidad divisible, una serie, cadena – no existe una magnitud meramente simple.

Cuanto más pequeño sea un sector circular, tanto más se acerca a la línea recta – un arco infinitamente pequeño es una línea recta. Aquí puede aplicarse el teorema de Pitágoras.

En el álgebra pura no intervienen los números.

De la misma forma que es posible hallar otras magnitudes -también debe ser posible calcular fórmulas. - Arte de inventar fórmulas. (Arte de inventar instrumentos.) Quizás haga esto el análisis combinatorio. En ese caso sería muy elevado. El análisis combinatorio de la física sería el arte de la invención indirecta que buscaba Bacon.

La reflexión es al mismo tiempo una potencia sintetizadora y analítica.

¿Es solamente cuantitativa toda diferencia? Incluso la que existe entre Dios y yo. Absolutización de las matemáticas.

Contar es una operación sintética y analítica. Es la unificación de un conjunto. Es al mismo tiempo una homogeneización - una captación y una diferenciación a la vez - y alternativamente.
Todo cálculo es igualmente una operación compuesta. Una operación solamente se compone de operaciones. La composición solo es posible a través de una polarización de las operaciones elementales – porque solamente a través de ella se hacen componibles. Cálculo indeterminado – cálculo determinado.
Una forma de cálculo es una manera especial de calcular – una modificación individual del cálculo en general.
El cálculo perfecto no tiene ninguna modificación.
El cálculo imperfecto es un cálculo – en el que las operaciones elementales del cálculo están separadas – en donde la modificación de una operación elemental no está representada por la operación inversa y viceversa - en donde se produce irregular – e irrazonablemente – en donde todo análisis no es al mismo tiempo la correspondiente síntesis y a la inversa – en donde los elementos actúan y simultanean sin relación.
Un cálculo imperfecto se anula en parte a sí mismo – y va en contra de su propia finalidad.
Si se pudiese polarizar perfectamente el cálculo imperfecto, cabría suprimir un error gracias a otro – y la conjunción de ambas escalas arrojaría un resultado en el que los errores se anularían mutuamente y en el que el valor sería el objetivo puro, buscado y perseguido por ambas. Este cálculo podría recibir el nombre de cálculo indirecto. Un ejemplo es el cálculo integral y diferencial.

Poemas de Clara Janés en "Fractales" (1), hoy "Línea divisoria" y "Canción de cuna"



LÍNEA DIVISORIA

No hay palabra
que lanzar al aire
como tizón encendido
en la oscuridad.

El mediodía
abre el anillo del espacio.
Teclea la cogujada
ecos de agua
sobre la madera.
Asombro del verde inicial.
Y el gualdo y el rosa de los campos
tejen la red del encuentro.
Mas quien lamenta lejanía,
no deja de alejarse.
Inexorable es
la línea divisoria de sus hombros.

Y dispone el pedregal
la calma posible de la piedra,
los ojos cerrados,
el mar de lajas
sin reflejos.

Digo a la tierra:
abre un hueco
para mis lazos amantes,
una cueva de leones
y de espejos...


CANCIÓN DE CUNA

Entra en la nervadura
de una hoja,
por los caminos de la savia
hacia el sosiego vegetal.
Donde enmudece la tormenta
se abren las condensaciones blancas
que dicen: ya voy, ya voy.
Alegría carmín,
una cereza,
danza radiante de Bach
hasta la asunción púrpura
del sueño.
 

María de Zayas y Sotomayor en sonetos

Los tres sonetos de María de Zayas y Sotomayor (1590-1661) que siguen los extraigo de su obra dramática La traición en la amistad.Para más información, sobre la autora, consultar Wikipedia, y, para más contenido, la Biblioteca Virtual Cervantes, aunque pronto te daré aquí su obra de teatro.

Goce su libertad el que ha tenido
voluntad y sentidos en cadena,
y el condenado en la amorosa pena
al dudoso favor que ha pretendido.

En dulces lazos pues leal ha sido,
de mil gustos de amor el alma llena,
el que tuvo su bien en tierra ajena
triunfe de ausencia sin temor de olvido.

Viva el amado sin favor, celoso,
y venza su desdén el despreciado;
logre sus esperanzas el que espera.

Con su dicha se alegre el venturoso
y con su amada el vencedor amado,
y el que busca imposibles, cual yo, muera.


Amar el día, aborrecer el día,
llamar la noche y despreciarla luego,
temer el fuego y acercarse al fuego,
tener a un tiempo pena y alegría.

Estar juntos valor y cobardía,
el desprecio cruel y el blando ruego,
temor valiente, entendimiento ciego,
atada la razón, libre osadía.

Buscar lugar donde aliviar los males
y no querer del mal hacer mudanza,
desear sin saber qué se desea.

Tener el gusto y el disgusto iguales
y todo el bien librado en esperanza,
si aquesto no es amor, no sé qué sea.


Gallarda condición, Cupido, tengo,
muchos amantes en mi alma caben,
mi nuevo amartelar todos alaben
guardando la opinión que yo mantengo.

Hombres, así vuestros engaños vengo;
guardémonos de necias que no saben,
aunque más su firmeza menoscaben,
entretenerse como me entretengo.

Si un amante se ausenta, enoja o muere,
no ha de quedar la voluntad baldía,
porque es la ociosidad muy civil cosa.

Mal haya la que solo un hombre quiere,
que tener uno solo es cobardía;
naturaleza es vana y es hermosa.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Matemáticas a la moda (1)






Poesía ultraísta, "Ventana iluminada", "Taberna en el muelle" y "Alborada", poemas de Eduardo de Ontañón (1)

VENTANA ILUMINADA

La ventana
se ha clavado
en la noche urbana
                        -Los faroles la miran asustados-

¡Ventana,
palomar para miradas
noctivagas!
                (Ventana,
                 puñalada
                 de la noche provinciana).

Estaré pensando en ti
toda la noche.
                    -Tu obsesión quedará en mí
                    clavada
                    hasta la mañana...
                                            "Anoche
                                             me dio una puñalada
                                             una ventana iluminada".


TABERNA EN EL MUELLE
Saltan
palabras cosmopolitas
entre los vasos de vino
y las canciones dormidas.

Por una ventana el mar
con su sonrisa
fingida.
    -El mar me llena los ojos-.
En mis pupilas
un sueño nauta
suspira.
        ...Habrá un sol de primavera
        en una ciudad perdida...


ALBORADA

Tejas sonrosadas
Olor de la amanecida.
             (Los caminos de la noche
              me trajeron tus sonrisas).

Se abren al sol las ventanas
con sonrisitas
de niña.

La veleta de la iglesia
espantó a las estrellitas.

viernes, 20 de septiembre de 2013

"La traición en la amistad", de María de Zayas y Sotomayor

La traición en la amistad
Doña María de Zayas y Sotomayor
Versión y dramaturgia: Mariano de Paco Serrano

Los que hablan en ella
MARCIA
FENISA
BELISA
LAURA
LISEO
GERARDO
DON JUAN
LUCÍA


JORNADA PRIMERA
Salen MARCIA y FENISA.

MARCIA
Vi, como digo, a Liseo
en el Prado el otro día
con más gala que Narciso,
más belleza y gallardía.
Puso los ojos en mí 5
y en ellos mismos me envía
aquel veneno que dicen
que se bebe por la vista;
fueron los míos las puertas,
pues con notable osadía 10
se entró por ellos al alma
sin respetar a sus niñas.
Siguiome y supo mi casa,
y por la nobleza mía
apareció el ciego lazo 15
que sólo la muerte quita.
Solicitome amoroso,
hizo de sus ojos cifras
de las finezas del alma
ya por mil partes perdida. 20
Yo, Fenisa, enamorada
tanto como agradecida
estimo las de Liseo
más de lo justo.

FENISA
Me admira,
Marcia, de tu condición. 25

MARCIA
No te admires, sino mira,
Fenisa, que amor es dios,
cuya grandeza ofendida
con mi libre voluntad,
desta suerte me castiga. 30
Ya hizo el alma su empleo,
ya es imposible que viva
sin Liseo, que Liseo
es prenda que el alma estima;
y mientras mi padre asiste, 35
como ves, en Lombardía,
en esta guerra de amor
he de emplearme atrevida.
Si tú pretendes que crea
que eres verdadera amiga, 40
no me aconsejes que deje
esta empresa a que me obliga,
no la razón, sino amor.

FENISA
Mal dices, siendo mi amiga,
poner duda en mi amistad; 45
mas si a lo cierto te animas,
justo será, Marcia amada,
que temas y no permitas
arrojar al mar de amor
tu mal regida barquilla. 50
Considera que te pierdes
y a las penas que te obligas
en mar de tantas borrascas,
confusiones y desdichas.
¿Qué piensas sacar de amar 55
en tiempo que no se mira
ni belleza, ni virtudes?
Sólo la hacienda se estima.

MARCIA
Nadie puede sin amor
vivir.

FENISA
Confieso; mas mira, 60
bella Marcia, que te enredas
sin saber por dó caminas.
El laberinto de Creta,
la casa siempre maldita
del malicioso Atalante, 65
el jardín de Falerina,
no tienen más confusión.
Lástima tengo a tu vida.

MARCIA
Espantada estoy de verte,
Fenisa, tan convertida; 70
¿haste confesado acaso?
Ya me cansa tu porfía.
¿No aman las aves?

FENISA
Sí aman,
y no te espante que diga
lo que escuchas, pues amor 75
esta ciencia me practica.
Ya sé que la dura tierra
tiene amor, y que se crían
con amor todos sus frutos,
pues sabe amar aunque es fría. 80

MARCIA
Pues, ¿por qué ha de ser milagro
que yo ame, si me obliga
toda la gala que he visto?
Y para que no prosigas
verás en aqueste naipe 85
un hombre donde se cifran
todas las gracias del mundo;
él responda a tu porfía.

FENISA
¡Ay de mí!

MARCIA
Ya te suspendes;
dime ahora, por tu vida, 90
¿qué pierdo en ser de unos ojos
cuyas agradables niñas
tienen cautivas más almas
que tiene arenas la Libia,
estrellas el claro cielo, 95
rayos el sol, perlas finas
las margaritas preciosas,
plata las fecundas minas,
oro Arabia....

FENISA
(Aparte.) (¡Ay Dios! ¿Qué he visto?
¿Qué miras, alma, qué miras? 100
¿Qué amor es este? ¡Oh, qué hechizo!
Tente, loca fantasía.
¡Qué máquina, qué ilusión!
Marcia y yo somos amigas;
fuerza es morir. ¡Ay, amor! 105
¿Por qué pides que te siga?
¡Ay, ojos de hechizos llenos!)

MARCIA
Suspensa estás; ¿qué imaginas?
Fenisa, ¿no me respondes?
¿No hablas?

FENISA
¿Llamas, amiga? 110

MARCIA
No estoy muy bien empleada.

FENISA
(Aparte.) (Yo le vi, por mi desdicha,
pues he visto con mirarle
el fin de mi triste vida.)
Digo, Marcia, que es galán; 115
mas cuando pensé que habías
hecho a Gerardo tu dueño,
¿olvidas lo que te estima?
¿No estimas lo que te adora,
siendo obligación?

MARCIA
No digas, 120
que a nadie estoy obligada
sino a mi gusto.

FENISA
(Aparte.) (Perdida
estoy por Liseo; ¡ay Dios!
Fuerza será que le diga
mal dél, porque le aborrezca.) 125
¿Cuidado de tantos días
como el del galán Gerardo
por el que hoy empieza olvidas?
Demás, que de aqueste puedes,
fingiendo amor, cortesía, 130
estimación y finezas,
burlarte; y es más justicia
estimar a quien te quiere,
más que a quien quieres.

MARCIA
¡Que digas
razones tan enfadosas! 135
Alguna cosa te obliga
a darme, Fenisa, enojos.
¿Qué pensamientos te animan?

FENISA
No te enojes.

MARCIA
¿Cómo pides
que no me enoje, si quitas 140
a mis deseos las alas,
a mi amor la valentía,
a mis ojos lo que adoran
y a mi alma su alegría?
¿Quiéresle, acaso?

FENISA
¿Yo, Marcia? 145
¡No está mala la malicia!
MARCIA
No es malicia, sino celos.
¿Por qué el retrato me quitas?
Muestra que tú de Liseo
valor ni parte no estimas, 150
y si le estimas procuras
que yo le aborrezca.

FENISA
Amiga
Marcia, escucha, no te vayas,
aguarda por vida mía;
oye, por tu vida, escucha. 155

MARCIA
Muy enojada me envías;
quien dice mal de Liseo
pierda de Marcia la vista.

(Se va MARCIA.)

FENISA
Pierda la vista de Marcia
quien piensa ganar la vista 160
de la gala de Liseo.
¿Hay más notable desdicha?
¿Soy amiga? Sí; pues, ¿cómo
pretendo contra mi amiga
tan alevosa traición? 165
Amor, de en medio te quita.
¡Jesús! El alma se abrasa.
¿Dónde, voluntad, caminas
contra Marcia, tras Liseo?
¿No miras que vas perdida? 170
El amor y la amistad
furiosos golpes se tiran;
cayó el amistad en tierra
y amor victoria apellida.
Téngala yo, ciego Dios, 175
en tan dudosa conquista.

(Sale DON JUAN.)

DON JUAN
Marcia me dijo, Fenisa,
que estabas aquí, y así
a ver tus ojos subí.

FENISA
Siempre el corazón avisa, 180
el bien y el mal, y así a mí
el corazón me decía,
mi Don Juan, con su alegría,
que tú llegabas aquí.

DON JUAN
Bien mi voluntad merece 185
tu favor, Fenisa mía;
mas el alma desconfía,
con que mil penas padece.

FENISA
(Aparte.) (Aunque a Don Juan digo amores
el alma en Liseo está 190
que en ella posada habrá
para un millón de amadores;
mas quiérole preguntar
quién es este por quien muero
nuevamente.)

DON JUAN
Pues no quiero 195
verte así contigo hablar
si no es que a ti te enamoras,
porque yo no te merezco.

FENISA
¿Celos, Don Juan?

DON JUAN
Yo padezco
y tú mi dolor ignoras. 200
Maldiciones de Fenisa
son estas. Tú pagas mal
mi amor.

FENISA
Y tú, desleal,
¿eso dices a Fenisa,
a quien por quererte ha sido 205
una piedra helada y fría
con los hombres?

DON JUAN
Una harpía,
un desamor, un olvido,
dirás, Fenisa, mejor;
ya sé tus tretas, sirena, 210
que ya en tu engaño y mi pena
hace sus suertes amor,
y eres....

FENISA
Basta, no haya más,
que estás en quejarte extraño.
(Aparte.) (Desta manera le engaño. 215
¡Ay Liseo! ¿Dónde estás?)
Que yo te diré en qué estaba,
como viste, divertida.

DON JUAN
¡Dilo presto, por tu vida,
que la mía se me acaba! 220

FENISA
¿Tú muerto? Mil años vivas.
Di: ¿conoces a un galán
en quien cifradas están
las pretensiones altivas
de las damas desta corte? 225

DON JUAN
¿Qué dices? ¿Qué es lo que veo?
Respondes a mi deseo,
mas quieres que pague el porte.

FENISA
Escucha, así Dios te guarde,
que yo te diré el deseo 230
que me mueve, y es Liseo
su nombre.

DON JUAN
¡Ay, amor cobarde,
qué presto desmayas! Fiera,
¿tal me preguntas a mí?

FENISA
No pienses, Don Juan, que en ti 235
hay causa de tal quimera.
¿De ti mismo desconfías,
cuando tus partes están
por gentil hombre y galán,
venciendo damas?

DON JUAN
¿Porfías 240
en darme la muerte, ingrata?

FENISA
(Aparte.) (Mejor, Don Juan, lo dijeras,
triste de mí, si supieras
que este Liseo me mata;
mas amor manda que calle; 245
disimular quiero.)

DON JUAN
A fe
que ya en tus ojos se ve,
fiera, que debes de amalle.

FENISA
Tu engaño, Don Juan, me obliga
a descubrirte el secreto, 250
por lo que quise saber
quién es el galán Liseo.
Pretende de Marcia bella
el dichoso casamiento,
siendo, por fuerza de estrellas, 255
conformes en los deseos.
Quíseme informar de ti
si es noble, porque discreto
y galán, ella me ha dicho
que es de aquesta corte espejo; 260
y tú, sin mirar que soy
la que te estima por dueño,
estás con celos pesado,
pidiendo sin causa celos.
No me verás en tu vida, 265
y pues celos de Liseo
te obligan a esta locura,
yo haré que tus pensamientos
tengan, por locos, castigos,
pues de hoy más quererle pienso. 270
Y así servirá a los hombres
tu castigo de escarmiento,
que no se ha de despertar
a las mujeres del sueño
que firmes y descuidadas 275
dulcemente están durmiendo.

DON JUAN
Aguarda.

FENISA
No hay que aguardar;
de Liseo soy; el cielo
lo haga.

DON JUAN
Tras ti voy, fiera,
que por amarte me has muerto. 280

(Se va FENISA, sale LISEO.)

DON JUAN
Contento vienes, como si ya fueras
señor del mundo, por haberte dicho
la bella Marcia que te adora y quiere.

LISEO
¿No te parece que de un bello ángel
se han de estimar favores semejantes, 285
y engrandecer el alma, porque en ella
quepa la gloria de merced tan grande?
Pero mira al balcón: ¿es Marcia aquella?

DON JUAN
No es sino Fenisa, amiga suya.

(Sale FENISA al balcón.)

FENISA
Don Juan, llama a Liseo.

DON JUAN
Señor, llega, 290
que la hermosa Fenisa quiere hablarte.

FENISA
(Aparte.) (Dichosa es la que merece amarte.)

LISEO
¿Qué mandáis, Fenisa hermosa,
pues por mi dicha merezco
que de Marcia hermosa el alma 295
tenga de hablarme deseo?
Hablad, señora, por Dios,
y no tengáis más suspenso
a quien os adora a vos
por estrella de su cielo; 300
y si sois de aquella diosa
en quien adoro....

FENISA
(Aparte.) (¿Qué espero?
[Dejé a M arcia con Don Juan
y vengo llena de miedo
a ver de mi dulce dueño 305
la gala que no merezco.
Hurtando a Marcia sus glorias,
las cortas horas al tiempo,
escribí un papel, y en él
mi amor y ventura apuesto. 310
Enojada me fingí
y con este engaño dejo
a Don Juan pidiendo a Marcia
que desta paz sea tercero,
y] aunque a mi Don Juan adoro, 315
quiero también a Liseo
porque en mi alma hay lugar
para amar a cuantos veo.
Perdona, amistad, que amor
tiene mi gusto sujeto, 320
sin que pueda la razón,
ni mande el entendimiento;
tantos quiero cuantos miro,
y aunque a ninguno aborrezco
este que miro me mata.) 325

LISEO
Fenisa, con tu silencio
no dilates más mis glorias;
dime si traes de mi dueño
algún divino mensaje.

FENISA
(Aparte.) (Amistad santa, no puedo 330
dejar de seguir a amor.)
De aqueste papel, Liseo,
sabrás lo que me preguntas;
léelo, que te prometo
que me cuesta harto cuidado 335
la travesura que he hecho;
y queda adiós.

LISEO
¿Ya te vas?
Aguarda, por Dios.

FENISA
No puedo.
¡Ay, ojos, en cuyas niñas
puso su belleza el cielo! 340
Adiós.

LISEO
Id con él, señora.
Dulce papel de mi dueño,
no carta de libertad
sino de más cautiverio.
Si merezco, papel mío, 345
saber lo que tienes dentro,
romperé para gozarlo
aqueste divino sello.
No es esta letra de Marcia.
“Supe, gallardo Liseo, 350
tu nobleza, tu valor,
y tu gran merecimiento.
En tu retrato miré
las partes que te dio el cielo
y al fin por ojos y oídos 355
me dio el amor su veneno,
y aunque entiendo quien te adora,
hoy a quererte me atrevo,
que amor no mira amistades
ni respeta parentescos. 360
Dirás que fuera mejor
morir; pues tú me has muerto,
no se queda sin castigo
mi amoroso atrevimiento.
Y si quieres de más cerca 365
oír mis locos deseos,
escuchar mis tristes quejas
y amorosos pensamientos,
vivo a San Ginés. ¡Ay Dios!
Si no vivo, ¿cómo miento? 370
Vivo sólo donde estás,
porque donde no estás muero.
En unos hierros azules
dadas las doce te espero
donde perdones los míos, 375
pues vienen de amor cubiertos.”
Divina Marcia, perdona
si en no ser leal te ofendo,
que a Fenisa voy a ver,
y aun a engañarla si puedo. 380
Si no te viere esta noche,
no te enojes, que el que pierdo
soy yo que pierdo tu vista.

(Se va y sale GERARDO.)

GERARDO
Goce su libertad el que ha tenido
voluntad y sentidos en cadena, 385
y el condenado en la amorosa pena
al dudoso favor que ha pretendido.
En dulces lazos pues leal ha sido,
de mil gustos de amor el alma llena,
el que tuvo su bien en tierra ajena 390
triunfe de ausencia sin temor de olvido.
Viva el amado sin favor, celoso,
y venza su desdén el despreciado;
logre sus esperanzas el que espera.
Con su dicha se alegre el venturoso 395
y con su amada el vencedor amado,
y el que busca imposibles, cual yo, muera.

(GERARDO se pasea.)

¿Por qué, divina Marcia,
de mis ojos te ausentas
y en tanto desconsuelo 400
triste sin ti me dejas?
Si leona no eres,
si no eres tigre fiera,
duélete, desdén mío,
de mis rabiosas penas. 405

(A la ventana BELISA y MARCIA.)

BELISA
Llega, querida prima,
así tus años veas
logrados y empleados
en quien más te merezca.
Escucha cómo cantan. 410

GERARDO
(Canta.) ¡Ay, celoso tormento!
¡Ay, traidora sospecha!
Ya que me olvida Marcia,
¿por qué tú me atormentas?

BELISA
¡Oh, prima de mis ojos! 415
Buena ocasión es esta.

MARCIA
Calla, que me disgustas,
o diré que eres necia.

GERARDO
(Canta.) Amigo pensamiento
tras esta ingrata vuela, 420
dulce dueño que el alma
tanta pasión le cuesta.
(Aparte.) (En el balcón hay gente;
será mi Marcia bella.
Mas no soy tan dichoso 425
que tal favor merezca.)
¡Ay, que a mi ingrata bella
más la endurecen mis rabiosas penas!

BELISA
Amada prima mía.

MARCIA
¿Qué me vaya deseas? 430

BELISA
Pues en esto me hablas,
no te vayas; espera.

(Se va MARCIA.)

Sabe el cielo, Gerardo,
cuanto el veros me pesa,
en tan grande desdicha. 435

GERARDO
¿Sois vos, Belisa bella?
¿Y mi Marcia divina?

BELISA
Aquí estaba, y roguela
que tu pasión mirase,
mas cruel persevera. 440
Mas no es justo desmayes,
que aunque más me aborrezca
he de hacer vuestras partes;
tened, señor, paciencia.

(Se va BELISA.)

GERARDO
¡Ay, señora! Así vivas; 445
mi desdicha remedia.
y no quieras dejarme
sólo con mis tristezas.
¡Oh Dafne fugitiva
y aun más ingrata que ella, 450
pues huyes de tu amante
cuando amarle debieras,
plegue a Dios que el que amares
te deje cual me dejas,
pues a mí que te adoro 455
desdeñosa desprecias.
De mi pasión se duelen
hasta las duras piedras,
y de ella enternecidas
ablandan su dureza. 460
Mis lágrimas son tantas
que el reino que gobierna
el sagrado Neptuno
no tiene más arenas;
dejad los hilos de oro 465
en que ensartáis las perlas
y ayudadme llorando,
del mar bellas sirenas.
Plegue a los cielos, Marcia,
pues mi pasión te alegra, 470
que ante tus fieros ojos
muerto a Gerardo veas.

(Salen LAURA y DON JUAN.)

DON JUAN
Dímelo, así Dios te guarde.

LAURA
¿Qué te tengo de decir?
Que soy, Don Juan, desdichada, 475
que sin ventura nací.

DON JUAN
No es sin causa esta pasión;
fíate, Laura, de mí,
que si puedo remediarla
lo haré aunque entienda morir. 480
Mil días ha que te veo
desconsolada vivir.

LAURA
¿Vivir? Don Juan, si viviera
no fuera malo.

DON JUAN
¿Es así?
¿Qué tienes, señora mía? 485
Bien me lo puedes decir,
que contado el mal, se alivia.

LAURA
Es verdad; escucha.

DON JUAN
Di.

LAURA
Ya conoces a Liseo;
pues de aqueste, Don Juan, fui 490
requebrada y pretendida.

DON JUAN
¿Eso no más?

LAURA
¡Ay de mí!
amele.

DON JUAN
¿Pues que le ames
por eso pierdes?

LAURA
Perdí
en amarle, Don Juan mío, 495
más que piensas.

DON JUAN
Eso di.

LAURA
Diome palabra de esposo
y con esto me rendí
a entregarle....

DON JUAN
No te pares.

LAURA
Dile...

DON JUAN
...Prosigue.

LAURA
¡Ay de mí! 500
Mi honra le entregué, Don Juan,
joya hermosa, y que nací
sólo obligada a guardarla,
y con esto me perdí
cuando pretendió mi amor. 505
Amante y tierno le vi
cuanto ahora desdeñoso,
pues no se acuerda de mí.
Dime, ¿qué será la causa?
Que si acaso viene aquí, 510
es cuando luego me dice:
Laura, yo voy a morir.
Si ve mis ojos llorosos
y el gusto para morir,
ni me pregunta la causa, 515
ni la consiente decir.
Cuando le escribo y me quejo
de ver que me trata así,
no responde; antes se enfada
de verme siempre escribir. 520
Si busco lugar de darle
el favor que ya le di,
regatea el recibirle
y él queda conmigo aquí.
Dormido anoche en mis brazos 525
con ansia empezó a decir:
Marcia y Fenisa me adoran.
¡Oh, amor, y lo que sentí!
Y al fin, asiendo sus manos,
llorando, le estremecí, 530
diciendo: Amado Liseo,
mira que estás junto a mí.
Si a Marcia y Fenisa quieres,
mira, ingrato, que por ti
a mí misma me aborrezco 535
desde el día que te vi.
Respondiome airado: Laura,
ya no te puedo sufrir.
De todo tienes sospechas;
presto quieres ver mi fin. 540
Esta noche le aguardaba,
Don Juan; pues no viene aquí,
alguna dama le tiene,
más dichosa que yo fui.
Estos son, Don Juan, mis males; 545
aquesto me tiene así
atormentándome el alma
sin descansar ni dormir.

DON JUAN
Desa suerte, hermosa Laura,
muy bien te puedo decir: 550
las tres de la noche han dado,
mi señora, y no dormís;
sentid, pues fuiste la causa,
del dolor que os da a sentir
aquel corazón de piedra 555
cruel, pues os trata así.
Llorad, bellísimos ojos.

LAURA
Mi Don Juan, harelo así
hasta que acabe la vida,
que presto será su fin. 560
Pluguiera al cielo, Liseo,
dura piedra para mí,
que fuera el fin de mis días
el día que yo te vi.
¡Piadoso cielo, duélete de mí, 565
que amando, aborrecida muero al fin! (Llora.)

DON JUAN
Baste, mi señora, baste,
no quieras tratar así
aquesos bellos luceros,
que aunque yo muera por ti 570
en cuanto basten mis fuerzas
me tienes seguro aquí.
Suspende tu pena ahora;
acuéstate y fía de mí,
que yo sabré por qué causa 575
Liseo te trata así;
[que la deuda que a tus padres
tengo desde que nací
fuera negarla si ahora
te desamparara a ti.] 580
Queda en buen hora, que el cielo
cansado ya de sufrir
te vengará deste ingrato,
que yo le voy a seguir.

LAURA
¡Piadoso cielo, duélete de mí, 585
que amando, aborrecida muero al fin.

(Se va DON JUAN.)

Que muera yo, Liseo, por tus ojos
y que gusten tus ojos de matarme;
que quiera con tus ojos alegrarme
y tus ojos me den cien mil enojos. 590
Que rinda yo a tus ojos por despojos
mis ojos, y ellos en lugar de amarme
pudiendo con sus rayos alumbrarme
las flores me convierten en abrojos.
Que me maten tus ojos con desdenes, 595
con rigores, con celos, con tibieza,
cuando mis ojos por tus ojos mueren.
¡Ay! Dulce ingrato, que en los ojos tienes
tan grande deslealtad, como belleza,
para unos ojos que a tus ojos quieren. 600

(Se va LAURA; con que se da fin a la primera jornada.)








Jornada Segunda

Sale MARCIA, sola.

MARCIA
Amar el día, aborrecer el día,
llamar la noche y despreciarla luego,
temer el fuego y acercarse al fuego,
tener a un tiempo pena y alegría.
Estar juntos valor y cobardía, 605
el desprecio cruel y el blando ruego,
temor valiente, entendimiento ciego,
atada la razón, libre osadía.
Buscar lugar donde aliviar los males
y no querer del mal hacer mudanza, 610
desear sin saber qué se desea.
Tener el gusto y el disgusto iguales
y todo el bien librado en esperanza,
si aquesto no es amor, no sé qué sea.

(Sale BELISA.)

¿Búscasme, prima?

BELISA
Una dama 615
bizarra y de lindo talle
te quiere hablar. ¿Quieres dalle
licencia? Que es de la fama
y muestra su gallardía
ser hermosa.

MARCIA
Pues, ¿qué quiere? 620

BELISA
Marcia, hablarte.

MARCIA
Sea quien fuere,
dile que entre, prima mía.
¿Viene sola?

BELISA
Un escudero
una silla, mucha seda,
buen brío, y tan cerca queda, 625
que con su presencia espero
sacarte de confusión.
Entrad, gallarda señora.

(Sale LAURA con manto.)

MARCIA
No sale, prima, el aurora
con tan grande presunción. 630
¡Buen talle! Seáis bien venida.

LAURA
Y vos, señora. ¡Ay, amor!
Ya el ánimo y la color
tengo de verla, perdida.

MARCIA
Parece que se ha turbado, 635
Belisa, en sólo mirarme.

LAURA
Marcia hermosa, perdonadme,
que es vuestro talle extremado;
me ha turbado, y casi estoy
muerta de amores, en veros. 640
No hay más bien que conoceros;
dichosa en miraros soy.

MARCIA
Para serviros será,
que lo haré, así Dios me guarde.

LAURA
(Aparte.) (¿Qué tiemblo? ¿Qué estoy cobarde?) 645

MARCIA
Confusa, Belisa, está.
Descubríos, que los ojos
me tienen enamorada.

LAURA
Sólo en el ser desgraciada
soy hermosa, y si en despojos 650
el alma, señora, os doy,
tomad el rostro también.

MARCIA
Hermosa sois.

LAURA
No hay más bien
que ver cuando viendo estoy
tal belleza. El cielo os dé 655
la ventura cual la cara;
si hombre fuera, yo empleara
en vuestra afición mi fe.

LAURA
Bésoos, señora, las manos.

MARCIA
Señora, pues me buscáis, 660
razón será que digáis
quién sois.

LAURA
Pues las tres estamos
solas, quien soy os diré
y a lo que vengo.

MARCIA
¿Os llamáis?

LAURA
Laura.

BELISA
Con razón tomáis 665
tal nombre, pues ya estaré
segura que a Dafne veo
hoy en laurel convertida.

MARCIA
Laura bella, por mi vida
que no tengáis mi deseo. 670

LAURA
Mas confieso, Marcia bella,
¿es esta dama Fenisa?

MARCIA
No, Laura, porque es Belisa,
mi prima.

LAURA
Ya mi amor sella
con mis brazos su amistad. 675

BELISA
Soy vuestra servidora,
y a fe que desde esta hora
cautiváis mi voluntad.

LAURA
Yo la acepto, y porque está
suspensa Marcia, os diré 680
a lo que vengo.

MARCIA
Estaré
atenta. ¡Ay Dios, qué será!

LAURA
Sabed, bellísimas primas,
cuyos años logre el cielo,
cómo nací en esta corte 685
y es noble mi nacimiento.
Mis padres, que el cielo gozan,
me faltaron a tal tiempo
que casi no conocí
a los que vida me dieron. 690
Quedé niña, sola y rica
con un noble caballero
que tuvo gusto en criarme
por ser de mi madre deudo.
Puso los ojos en mí 695
un generoso mancebo,
tan galán como alevoso,
desleal y lisonjero;
como mi esposo alcanzó
los favores, con que pienso 700
que si tuve algún valor
sin honra y sin valor quedo.
Cuando entendí que mi amante
trataba de casamiento,
trató, Marcia, de emplearse 705
en otros cuidados nuevos.
Yo, sintiendo su tibieza
y mi desdicha sintiendo,
le hice seguir los pasos
para averiguar mis celos. 710
A pocos lances hallé
que este mi tirano dueño,
Nerón cruel que a mi alma
puso como a Roma incendio.
¡Ay, Marcia, supe...! (Llora.)

MARCIA
Pues dilo 715
y deja ese sentimiento.

BELISA
Ya no sirve enternecerte.
Lágrimas viertes, ¿qué es esto?

LAURA
¿No quieres, divina Marcia,
que tema el decir?

MARCIA
¡Ay cielo! 720

BELISA
Laura, confusa me tienes.
Aquí no te conocemos
si es vergüenza.

LAURA
No es vergüenza
sino pensar que me pierdo.
Sólo digo....

MARCIA
Acaba, amiga. 725

LAURA
Supe, Marcia, que Liseo,
que este es el traidor ingrato
que en tal ocasión me ha puesto,
te adora a ti. Esta es
la causa por qué temiendo 730
estaba de declararme.

MARCIA
Laura, si tu sentimiento
es ese, puedo jurarte
que no le he dado a Liseo
favor que no pueda al punto 735
quitársele. Yo confieso
que le tengo voluntad;
mas, Laura hermosa, sabiendo
que te tiene obligación
desde aquí de amarle dejo, 740
en mi vida le veré.
¿Eso temes? Ten por cierto
que soy mujer principal
y que aqueste engaño siento.

LAURA
Espera amiga que hay más, 745
que es justo porque tomemos
venganza las dos, que sepas
que este cruel lisonjero
si a mí me desprecia, a ti
te engaña, pues sé por cierto 750
que ama a Fenisa tu amiga,
que a ti te engaña cumpliendo
con traiciones, que Fenisa
es su gusto y pasatiempo.
Desde que sale en Oriente 755
el rubio señor del cielo
hasta que sale la luna,
está en su casa Liseo
embebecido, hechizado,
y de muy amante necio. 760
Bien sé, Marcia, que contigo
era sólo pasatiempo
lo que el ingrato trataba,
mas con Fenisa yo pienso
que pasa más que a servirla. 765
Marcia, dame tu consejo,
que si Liseo se casa
bien ves cuán perdida quedo.
¡Ay, bella M arcia!

MARCIA
No llores,
que ya he pensado el remedio 770
tal que he de dar a Fenisa
lo que merece su intento.
¿Podrás quedarte conmigo?

LAURA
Sí, amiga, porque no quiero
vida, hacienda y gusto, honor 775
si a mi dueño ingrato pierdo;
[mas para que con mi honra
pueda cumplir, Marcia, quiero
que digas que eres mi deuda
y que en ese monasterio 780
me has conocido, y Leonardo,
creyendo ser parentesco,
me dejará que contigo
viva, señora, algún tiempo.]

MARCIA
Pues, Laura, quítate el manto, 785
sosiega y éntrate dentro,
que no quiero que te vea
que estás conmigo, Liseo,
y déjame el cargo a mí.

LAURA
Déjame besar el suelo 790
adonde pones las plantas.

MARCIA
Alza, amiga, que no quiero
que gastes tanta humildad,
que no es razón; mas pensemos
si Liseo te buscase 795
qué has de decir a Liseo.

LAURA
Yo le escribiré un papel
y en él le diré que quiero,
cansada de sus crueldades,
ser religiosa, y con esto 800
yo sé que su poco amor
dará lugar a mi enredo.

MARCIA
Bien haya tu discreción.
¿Qué dices, prima?

BELISA
Que pierdo
el juicio, imaginando 805
tal traición, y que si puedo
le he de quitar a Don Juan
mi antiguo y querido dueño,
que también le persuadió
a que no me viese.

LAURA
¡Ay cielo! 810
¿También tú estás agraviada?

MARCIA
Muy fácil está el remedio.
Procura, prima, que vuelva
a su posada, deseo
que fácil será de hacer 815
con persuasiones y ruegos.
Vamos, Laura ¡y tal maldad!
Así paga los extremos
de mi voluntad, Fenisa.
Mal haya quien en tal tiempo 820
tiene amigas.

BELISA
Don Juan viene;
vete, por Dios, que si puedo
he de intentar mi venganza.

MARCIA
Vamos, que sus pasos siento.

LAURA
La traición en la amistad 825
puede llamarse este cuento.

(Se van MARCIA y LAURA, y queda BELISA sola.)

BELISA
Quien no sabe qué es celos no se alabe
que ha tenido dolor mi descontento,
porque basta un celoso pensamiento
para matar a quien sufrir no sabe. 830
¡Oh, yugo del amor dulce y suave!
Sólo por ti se tiene sufrimiento,
que celos es tirano tan violento
que atemoriza con su aspecto grave.
No sé, amor, cómo el verle no te espanta, 835
siendo como eres niño y temeroso,
antes le tienes por leal amigo.
Más es sirena que cantando encanta,
que para ti Cupido es amoroso
cuanto cruel y desleal conmigo. 840
Sea de esto testigo
la crueldad con que me das tormento,
fuego rabioso en que abrasarme siento.
Y si alguno pregunta
de qué son mis desvelos, 845
le pueden responder que tengo celos.

(Sale DON JUAN.)

DON JUAN
¿Será preguntar, locura,
a tu divina hermosura,
discretísima Belisa,
si está con Marcia Fenisa? 850

BELISA
Es tal tu desenvoltura
que no me espanto que a mí
llegues a mostrar que fuiste
quien, con saber que por ti
vivo congojosa y triste 855
de lo que no merecí.
Que si yo fuera mujer
que a tu ingrato proceder
hubiera dado el castigo,
no tuvieras, enemigo, 860
tal libertad y poder.
Por Fenisa me preguntas,
tirano, y no miras juntas
mi ofensa y libertad;
no conoces tu maldad 865
y mi rigor no barruntas.
Solicitaste mi amor
y cuando de su favor
eras, ingrato, admitido,
me trataste con olvido, 870
propio pago de traidor.
Mudo estás, tienes razón,
pero ya de tu traición
el cielo y tu infame prenda,
mi agravio y tu olvido tenga. 875

DON JUAN
Escucha.

BELISA
¿Por qué razón?
Si escuchándote perdí
la libertad que era en mí,
libre, exenta y no pechera,
pues ¿por qué quieres que muera 880
tornándote a escuchar, di?
Déjame, no me detengas,
que aunque no quieres me vengas
tú mismo traidor, de ti.

DON JUAN
¿Pues cómo, señora, así 885
me tratas?

BELISA
Ya tus arengas
para mí son invenciones.

DON JUAN
¡Oh amor, qué ocasión me pones!
¡Que por mi culpa perdiese
tu gracia!

BELISA
¡Si yo te viese 890
tan cercado de pasiones,
enemigo, como estoy!
Mas ¿por qué tan necia soy
que pudiendo yo vengarme,
dejo que torne a engañarme 895
tu maldad?

DON JUAN
Si yo te doy
enojos, Belisa mía,
mátame.

BELISA
Yo, bien querría.

DON JUAN
Con tus ojos, pues que soy
su esclavo.

BELISA
¡Qué hechicería! 900
Calla, alevoso perjuro,
y no irrites mi venganza,
sino mira tu mudanza
y que con razón procuro
tu muerte.

DON JUAN
¡Qué hermosa estás! 905
Parece que con enojos
hacen más tus bellos ojos
con que la muerte me das
llevando el alma en despojos.
Mira que muero por ti. 910

BELISA
¿Eso me dices así,
cuando adoras a Fenisa,
por quien mi gusto perdí,
y enamoras a Belisa?
Véngueme el cielo de ti; 915
mas ella te habrá encerrado,
pues mientras tú descuidado
otro sus umbrales pisa
y engaña con falsa risa
a quien a mí me ha engañado. 920

DON JUAN
No sé qué tienen tus ojos
que en esas hermosas niñas
parece que miro el alba
cuando hermosa, crespa y linda
por los balcones de Oriente 925
nos muestra su hermosa risa.
Fenisa tiene la culpa,
mas si me agravia Fenisa,
vengada quedas, señora,
yo, ofendido como pintas. 930
Mas dime, ¿quién es el hombre,
sólo para que le diga
que solos tus ojos bellos
son los que Don Juan estima?

BELISA
Basta, Don Juan, que me tienes 935
por necia, pues que a mí misma
me preguntas esas cosas
y en que las diga porfías.
Hante picado los celos
y quieres por causa mía 940
vengarte del que te ofende.
Harto donaire sería;
no tienes que preguntarme
ni presumas que me obligas
con tus engaños, pues bastan 945
tus falsas hechicerías.
Vete con Dios, que me cansas,
que rosas y perlas finas
para Fenisa las guarda
a quien con gusto te inclinas. 950

DON JUAN
¿Por qué te vas desa suerte?
¡Aguarda, señora mía,
fénix, cielo, primavera,
cuando abril sus campos pisa!
Accidente fue el querer 955
a esa mujer; mi desdicha
me obligó a tales locuras,
mas ya el alma arrepentida,
a ti, que es su centro, vuelve.

BELISA
¡Tente, Don Juan, no prosigas, 960
que parece que es verdad
tus palabras, y es mentira,
y podrá ser que me venzas,
que la mujer más altiva
rendirá fuertes de honor 965
si acaso escucha caricia!
Goza tu prenda, que es justo,
que ella misma te castiga,
pues te paga con engaños
la verdad con que la estimas. 970

DON JUAN
Si a Fenisa no aborrezco,
aquí se acabe mi vida,
aquí me destruya un rayo,
aquí el cielo me persiga,
aquí me mate mi amigo, 975
y con esta espada misma,
y aquí me desprecies tú,
y aquí me quiera Fenisa.
Dame de amiga la mano,
rosa hermosa, clavellina, 980
y te la daré de esposo
a tus plantas, de rodillas.

BELISA
¿Cómo te podrá creer
quien teme que tu malicia,
como primero, me engaña? 985

DON JUAN
No digas eso, Belisa.

BELISA
¡Ay, mi Don Juan, que en mirarte
casi me tienes rendida!

DON JUAN
Amor te doy por fiador
y a tu hermosura divina. 990

BELISA
¿Qué me dices, pensamiento?
¿Qué pides, afición mía?
¿Qué me dices, voluntad,
que parece que te inclinas,
porque al fin todas las cosas 995
vuelven a lo que solían?
Los ojos se van tras ti,
la boca a decir se inclina,
mi Don Juan, que yo soy tuya
mientras yo tuviere vida. 1000

DON JUAN
Por este favor te beso
las manos, prenda querida.
Vamos, mi señora, adentro,
que quiero ver a tu prima.

BELISA
Vamos, que ya estoy vengada. 1005

DON JUAN
¿Contenta estás?

BELISA
Así vivas
los años que yo deseo,
como temo tus mentiras
Mas porque Fenisa pierda
la gloria que en ti tenía, 1010
vuelvo de nuevo a engolfarme.

DON JUAN
No más engaños, Fenisa.

(Se van, y sale LISEO.)

LISEO
Cansada Laura ya de mis tibiezas,
quiere escoger tan recoleta vida,
aborreciendo el mundo y sus grandezas. 1015
Es Marcia de mi amor prenda querida
y Fenisa adorada en tal manera,
que está mi voluntad loca y perdida.
Laura ya no es mujer, es una fiera;
Marcia es un ángel, mi Fenisa diosa; 1020
estas vivan, Señor, y Laura muera.
Marcia está a mis requiebros amorosa;
Fenisa a mi afición está rendida.
Marcia será, por fin, mi amada esposa.
Amor, si yo a Fenisa galanteo, 1025
es con engaños, burlas y mentira,
no más de por cumplir con mi deseo,
a sola Marcia mi nobleza aspira;
ella ha de ser mi esposa, que Fenisa
es burla.
[...]
¡Acaba!, y ese papel mira. 1030
[...]
¿Qué he de verle, Señor, si en él me avisa
las cansadas quimeras con que suele?
[...]
Mi condición, por Dios, me mueve a risa.
¡Qué te tenga apetito desa suerte!
Papel, ¡sólo en mirarte me das muerte! 1035

(Lee.) Cansada de sufrir tus sinrazones y viendo que ya en ellas no habrá enmienda, estoy determinada a cerrar los ojos al mundo y abrirlos para Dios, y así hoy me voy a un monasterio, fuera de la corte, para dejar que goces en ella tus nuevos empleos y estorbar que lleguen a tus oídos nuevas de mi nombre, ni a los míos las de tu libertad.

Laura escoge lo mejor.
¡Vive el cielo que en el alma,
siento, Señor, sus desdichas
nacidas de mi mudanza!
Pues yo, mi amor, olvidado, 1040
por su condición pesada,
de la obligación que tengo,
sus penas estimo en nada.
Viva mi amada Fenisa,
estime mis penas Marcia 1045
y haga de sí lo que dice
la ya aborrecida Laura.
No haya miedo que la estorbe
elección tan justa y santa,
que fuera delito feo: 1050
hoy para conmigo acaba,
y así este papel y ella
quedarán por esta causa
borrados de mi memoria,
como escritos en el agua. 1055

(Rompe el pliego. Sale FENISA.)

FENISA
¡Tente, señor, por tu vida!
¿Es acaso de una dama?
Si será ¡tanta crueldad!
¡Así sus favores rasgas!
Coge, señor, los pedazos. 1060
¿Cuánto diera vuesarced
porque al salir se cegaran
mis ojos y no le vieran?

LISEO
Basta, mi Fenisa, basta.
No te enojes, que por ti, 1065
por tu hermosura y tus gracias,
hoy papel y dueño mueren.

FENISA
¡Aparta, cruel, aparta!
Parida leona soy
cuando sus hijos le faltan; 1070
pues es Marcia la que estimas,
déjame, y vete con Marcia.

LISEO
¡Ah Circe!; ¡ah fiera Medea!
Más que Anajareta ingrata,
deja a Marcia, no la culpes, 1075
pues que no ha sido la causa.
Coge, ingrata, los pedazos
y en ellos verás que Laura,
mujer que no la merezco
ni con ninguna se iguala, 1080
cansada de mis tibiezas
y de mi rigor cansada,
me dice que a Dios escoge
y de mi rigor se aparta
y a servirle en un convento 1085
del mundo engañoso escapa,
valiéndose en tal sagrado
del rigor con que la tratas;
que tú eres la causa desto
y de que yo mi palabra 1090
quiebre a Dios, a Laura, al mundo.

(Se va FENISA.)

LISEO
¿Qué es esto, Fenisa amada,
no merezco que me creas?
(FENISA calla.)
¿Qué es esto, mi bien, no hablas,
no basta lo que he jurado? 1095
Acaba, no seas pesada.

FENISA
Por fuerza habré de creer.

LISEO
(Aparte.) (¡Gracias a Dios!)
No te cansas
de matarme, pues tus ojos
con su belleza me matan. 1100
(Aparte.) (Pluguiera a Dios te murieras
y que el diablo te llevara.)
Ven aquí, estemos en paz.

FENISA
¡Qué tibiamente me abrazas!
¿Estás también enojado? 1105

LISEO
¡Ah, sirena, cómo encantas!
Tiénesme muy ofendido,
y así en tus brazos desmaya
el amor; mas estoy loco.

FENISA
(Aparte.) (Mal haya quien no te ata.) 1110
¿Somos amigos?

LISEO
¿Pues no?

FENISA
¿Y Marcia?

LISEO
Deja ahora a Marcia.

FENISA
¿Y a Laura?

LISEO
Por Dios, señora,
si la nombras que me vaya.

FENISA
Esta noche voy al prado, 1115
allá, Liseo, me aguarda.

LISEO
¿Dónde?

FENISA
A la huerta del Duque
me hallarás, mi bien, sentada.

LISEO
En Santa Cruz hay gran fiesta.

FENISA
Pues verela de pasada. 1120
Vete, porque la merienda
a prevenirla me llama.

LISEO
Adiós, dulce dueño mío.

FENISA
Adiós, señor de mi alma.

LISEO
(Aparte.) (Adiós, diablo arañador 1125
y engarrafadora gata.)

(Se va LISEO.)

FENISA
Gallarda condición, Cupido, tengo,
muchos amantes en mi alma caben,
mi nuevo amartelar todos alaben
guardando la opinión que yo mantengo. 1130
Hombres, así vuestros engaños vengo;
guardémonos de necias que no saben,
aunque más su firmeza menoscaben,
entretenerse como me entretengo.
Si un amante se ausenta, enoja o muere, 1135
no ha de quedar la voluntad baldía,
porque es la ociosidad muy civil cosa.
Mal haya la que sólo un hombre quiere,
que tener uno solo es cobardía;
naturaleza es vana y es hermosa. 1140

(Sale LUCÍA.)

LUCÍA
Gerardo está allá fuera y quiere hablarte,
Don Juan ha más de una hora que te aguarda.

FENISA
Sean muy bien venidos. Di, Lucía,
que entre Gerardo y me aguarde Don Juan.

LUCÍA
¿Tanto estimas la vista de estos hombres? 1145

FENISA
Sólo porque me aguardan. ¿No te digo,
Lucía, lo que estimo su presencia?
Anda, no aguarden, di a Gerardo que entre.

LUCÍA
Notable condición, Fenisa, tienes;
¿mas no te he dicho cómo cuando estabas 1150
hablando con Liseo, vino Celia,
la criada de Marcia?

FENISA
Y bien, ¿qué dijo?

LUCÍA
Saber la causa por qué estás extraña
en visitarla.

FENISA
No me espanto deso;
bien parece, Lucía, que la ofendo, 1155
pues nunca he vuelto a verla desde el día
que le quité a Liseo.

LUCÍA
Mal has hecho;
mucho disimularas si la vieras.

FENISA
No tengo cara para ver su cara
Demás de esto, Liseo me ha mandado 1160
que cuanto pueda su visita excuse.
¿Qué le dijiste a Celia?

LUCÍA
Que dormías
la siesta y que más tarde te vería.

FENISA
Es linda cosa;
los amantes, Lucía, han de ser muchos.

LUCÍA
Así decía mi agüela, que Dios haya, 1165
que habían de ser en número infinitos,
tantos como los ajos que poniendo
muchos en un mortero reunidos
salte aquel que saltare, que otros quedan,
que si se va o se muere nunca falte. 1170

FENISA
Brava comparación. Llama a Gerardo,
que si puedo he de hacerle mi cofrade,
sin que Don Juan se escape de lo mismo.
¿En qué parará, amor, tan loco embuste?
Diez amantes me adoran, y yo a todos 1175
los adoro, los quiero, los estimo,
y todos juntos en mi alma caben
aunque Liseo como rey reside.
Estos llamen desde hoy, quien los supiere
los mandamientos de la gran Fenisa, 1180
tan bien guardados que en ninguno peca,
pues a todos los ama y los adora.

LUCÍA
Entrad, que aquí os aguarda mi señora.

(Entra GERARDO.)

GERARDO
Alma de aquella alma ingrata
que en penas mi alma tiene, 1185
a ti me vengo a quejar,
si de mi dolor te dueles;
a ti, estrella de aquel sol,
a ti, pues su amiga eres,
pido que a mi Marcia ingrata 1190
mi fiero dolor le cuentes;
a ti, Fenisa, que miras
contino su rostro alegre,
porque a mí no quiere oírme,
a ti, que tanto te quiere, 1195
te escuchará más piadosa.

FENISA
Enternecida me tienes.
Conoces que Marcia ingrata
disgusto recibe en verte
y que en otro gusto ha puesto 1200
el gusto que a ti te debe;
sabes que a Liseo adora
y con él casarse quiere,
y tú pasas a su causa
esa pasión que encareces. 1205
Mil veces, Gerardo, he dicho,
y tú escucharme no quieres,
que padezco por tu causa
lo que por Marcia padeces,
y por esos ojos juro 1210
adorarte si me quieres,
regalarte si me estimas.
Mirar por tu gusto siempre;
que decirle yo a esa ingrata
que tu cuidado remedie, 1215
es pedir al sol tinieblas,
luz a las tinieblas fuertes.
Yo te quiero, señor mío.
¿Por qué, mi bien, no pretendes
olvidarla, y de mi amor 1220
recibir lo que te ofrece?
Sea, mi Gerardo, yo
el templo santo a do cuelgues
la cadena con que escapas
de prisiones tan crueles. 1225
¡Acaba, dame esos brazos!

GERARDO
¡Calla, lengua de serpiente!
¡Calla, amiga destos tiempos!
¡Calla, desleal, y advierte
que he de adorar a aquel ángel! 1230
Jamás mi fe se arrepiente
de un ángel, de un serafín.
¿Con aquesa lengua aleve
osas hablar, y yo escucho
tal sin cortarla mil veces? 1235
Por ser mujer Marcia bella
y deber a las mujeres,
sólo por ellas respeto,
será mejor que te deje.

(Se va GERARDO.)

FENISA
¡Gerardo, Gerardo, escucha! 1240
¡Óyeme, señor, y vuelve,
que con aquesas injurias
amartelada me tienes!

LUCÍA
Señora, ¿por qué haces esto,
y sin mirar lo que pierdes? 1245

FENISA
Tienes razón. ¡Ay, Lucía,
enredo notable es este!
¡Traición en tanta amistad!
Mas, discurso sabio, ¡tente,
que no hay gloria como andar 1250
engañando pisaverdes!

LUCÍA
Mira que Don Juan te aguarda.

FENISA
Vamos.

LUCÍA
Temeraria eres.

FENISA
Calla, que en esto he de ser
extremo de las mujeres. 1255

(Se van y salen MARCIA, BELISA y LAURA.)

BELISA
¡Bravos sucesos, prima, por mi vida!

MARCIA
Y tales, que parecen que las fábulas
del fabuloso Esopo se han venido;
Liseo, que mis partes pretendía
en la mar de Fenisa sumergido, 1260
debiendo a Laura su nobleza y honra.
Déjalo estar, que si mi poder basta...

LAURA
¡Ay, Marcia! ¡Ay, mi señora, mi mal mira!

MARCIA
¡Calla, amiga, no llores! ¡Calla, amiga,
no has de quedar perdida si yo puedo. 1265

BELISA
De Don Juan, a lo menos, tú no dudes,
que si quiero casarme aquesta noche
ajustara su gusto con el mío.

MARCIA
¿Ya tan grato le tienes?

BELISA
Bueno es eso.
Dice que ya me adora y que reniega 1270
del tiempo que Fenisa y sus engaños
le tuvieron tan ciego.

MARCIA
Al fin te quiere.

BELISA
M e adora, me requiebra y pide humilde
le perdone el delito cometido
contra el amor que a mi firmeza debe. 1275

LAURA
Dichosa tú que tal ventura alcanzas.

BELISA
Yo espero que has de ser también dichosa.

MARCIA
Mucho gusto me has dado; así yo viera,
pues Don Juan te merece que le quieras,
para que cuando Laura con Liseo 1280
se casen, tú y Don Juan hagáis lo mismo.

LAURA
Basta, que piensa mi cruel Liseo
que eres tú, bella Marcia, la que hablas
cada noche en la reja.

MARCIA
Yo te juro
que él caiga de tal suerte, si yo puedo, 1285
que en lazo estrecho de Liseo goces.
Ya te digo, Belisa, a Don Juan ama.

BELISA
Prima, Don Juan fue siempre de mi gusto,
y así es fuerza que siga tras mi estrella.

MARCIA
¿Sabes, prima, que siento y que me tiene 1290
cuidadosa de ver que no parece
el discreto Gerardo, que te juro
que me siento en extremo descontenta?
Porque viendo, Belisa, los engaños
de los hombres de ahora, y conociendo 1295
que ha siete años que este mozo noble
me quiera sin que fuerza de desdenes
hayan quitado su afición tan firme,
ya como amor su lance había hecho
en mi alma en Liseo transformada, 1300
conociendo su engaño, en lugar suyo
aposento a Gerardo, y así tiene
el lugar que merece acá en mi idea.

BELISA
¡Oh, prima mía! ¡Oh, mi señora! Dadme
en nombre de Gerardo los pies tuyos. 1305

LAURA
El parabién te doy, divina Marcia.

MARCIA
Alza del suelo, mi querida prima,
y cree que Gerardo está en mi alma.
Toma a tu cargo el que te busque y dile
que ya el amor, doliéndole su pena, 1310
quiere darle el laurel de su victoria,
y que el laurel es Marcia. Vamos, Laura.

LAURA
Vamos, señora mía, y quiera el cielo
que goces de Gerardo muchos años.

MARCIA
Esos vivas, amiga, con Liseo. 1315

(Se van.)

BELISA
Dichoso dueño de tu nuevo empleo,
gracias, amor, a tus aras,
a tu templo, a tu grandeza,
a tu divina hermosura,
a tus doradas saetas, 1320
pues ya Marcia de Gerardo
estima las nobles prendas.
¿Hay tal bien? ¿Hay tal ventura?

(Sale DON JUAN.)

DON JUAN
Mi bien, mi ventura sea
ver, mi Belisa, tus ojos 1325
en cuyas niñas risueñas
vengo a gozar de mi gloria.

BELISA
Don Juan, bien venido seas.
¿Cómo estás?

DON JUAN
Como tu esclavo.

BELISA
¿Y cómo estoy?

DON JUAN
Como reina 1330
de mi alma y de mi vida
y de todas mis potencias.

BELISA
Y Fenisa, mi señora,
¿no me dirás cómo queda?

DON JUAN
Sí, amores, que a tu pregunta 1335
es muy justo dar respuesta.
Habrá, mi Belisa, una hora
que estando en mi casa, llega
Lucía que de Fenisa
sabes que es fiel mensajera, 1340
a decirme que en el prado
en medio de su alameda
su señora me aguardaba,
que allí me llegase a verla;
yo fui, no por ofenderte, 1345
sino sólo porque seas
de todo punto mi dueña,
que aun faltaba esta fineza.
Apenas vi las murallas
de la celebrada huerta 1350
cuando vide, mi Belisa,
con Fenisa, esa Medea,
a Liseo, ese mancebo
que con Fenisa pasea.
Como ya el señor del cielo 1355
daba fin a su carrera
y la luna sale tarde,
pude llegarme bien cerca.
Oíles dos mil amores
y de sus palabras tiernas 1360
conocí amor en el uno
y en la otra falsas tretas.
Ellos eran dos, yo solo,
y así estar quedo fue fuerza
si bien el ardor andaba 1365
riñendo con la paciencia.
Antes que a casa llegasen,
veinte pasos de su puerta
lo despidió, que su madre
siempre por coco la enseña. 1370
Así a la calva el copete
y fingiéndole ternezas
llegué diciendo: Fenisa,
vengas muy enhorabuena.
Fueme a decir: mi Don Juan. 1375
Yo entonces la mano puesta
en la daga, quise darle.

BELISA
Alma y corazón me tiembla.
¿Dístela?

DON JUAN
Túvome el brazo
conocer que era mi prenda 1380
y que te han de dar la culpa
sin que tú la culpa tengas.

BELISA
Bien hiciste, que es crueldad;
y a las mujeres de prendas
les basta para castigo 1385
no hacer, Don Juan, caso de ellas.

DON JUAN
Dejé sangrientas venganzas
y para mayor afrenta
con la mano, de su cara
saqué por fuerza vergüenza, 1390
diciendo: así se castigan
a las mujeres que intentan
desatinos semejantes
y que a los hombres enredan.
Y siguiendo tras Liseo 1395
le hallé y metí en una iglesia
y le conté este suceso
con razones bien resueltas.
Esto ha pasado, señora,
y pues ya Fenisa queda 1400
como merece pagada,
seré tuyo hasta que muera.

BELISA
¿Es posible que esto has hecho?
Es mujer al fin; me pesa.
Que no hiciera estas locuras 1405
mi Don Juan, si se entendiera.
Don Juan, ninguna mujer,
si se tiene por discreta,
pone en opinión su honor
siendo joya que se quiebra. 1410

DON JUAN
Pues si lo fuera Fenisa
esos engaños no hiciera,
pues al fin pone su fama
en notables contingencias.
Nunca me quiso creer, 1415
siempre dije que no es buena
la fama con opiniones;
a su condición paciencia.

BELISA
Ya es hecho y por los deseos
con que por vengarme fuerzas 1420
el amor que le tuviste,
darte mil mundos quisiera;
mas pues soy pequeño mundo
corona dél tu cabeza,
que con darte aquesta mano 1425
soy tuya.

DON JUAN
Gloria como esta
sólo con Marcia es razón
que se goce.

BELISA
Y será prueba
del oro de tu afición
de mi prima la presencia, 1430
y contarásle ese cuento
que con donaire le cuentas.

DON JUAN
Tú me prestas de los tuyos;
vamos, Belisa.

BELISA
Quisiera
que buscaras a Gerardo 1435
porque mi prima desea
tratar con él ciertas cosas
de importancia.

DON JUAN
M i bien, entra
y dirase por los dos
lo de César darlo a César. 1440

(Se van, con que se da fin a la segunda jornada.)






Jornada Tercera

Sale LAURA sola.

LAURA
¿Qué pecado he cometido
para tan gran penitencia?
¿Por qué acabas mi paciencia,
celos, verdugo atrevido?
Dime, ¿qué es esto, Cupido, 1445
qué gente metiste en casa
que en fiera llama me abrasa?
Bástame, amor, la tuya;
no sé qué diga ni arguya
de tu condición escasa. 1450
Recibite en mi posada
por verte niño y desnudo;
ya mi libertad la mudo
con ser de mí tan amada.
Dite la casa colgada 1455
de muy rica colgadura,
dite cama de ternura
y colchones de afición
y mandele a la ocasión
que de ti tuviese cura. 1460
Ha dos días que aquí entraste,
sin mirar que huésped eras
y de mi afición las veras.
Con ausencia te casaste,
toda la casa ocupaste 1465
con sus penas y tormentos
que son de ausencia allegados,
hijos, parientes, criados
que jamás están contentos.
¡Celos! ¿Qué tienes conmigo? 1470
¿Por qué me tratas tan mal?
Bástete verme mortal,
déjame, fiero enemigo.
¿Qué rigor es, qué castigo
es este en que estoy metida? 1475
¿Para qué contra mí espadas
en tu rigor afiladas,
con que me quitas la vida?

(Sale DON JUAN.)

DON JUAN
¿No sabes lo que pasa?

LAURA
¡Ay, Don Juan mío! 1480
El corazón y el alma me has turbado,
que en tu cara te veo que las nuevas
que me vienes a dar no son de gusto.

DON JUAN
Liseo se ha casado con Fenisa.

LAURA
¡Ay de mí desdichada! ¡Ay de mí triste! 1485
Esta sospecha misma es la que siempre
me atormentaba el alma.

DON JUAN
Desmayose.
¡Ah, Laura! ¡Ah, mi señora! Marcia, Marcia
llamad a Marcia presto, que se muere
la desdichada Laura. 1490

(Sale BELISA.)

BELISA
¿Qué es esto, Don Juan? Laura, Laura mía.

LAURA
¡Ay, Belisa!

BELISA
¿Qué tienes?

LAURA
Muerte, rabia,
cuidados, ansias y tormentos, celos,
cuyo dolor por sólo que se acabe
será pasarme el pecho el más piadoso 1495
remedio. ¡Ay, mi Belisa! ¡Ay, que se acaba
la mal lograda vida que poseo!

BELISA
¿Qué tiene Laura, Don Juan?

DON JUAN
¿Ya no dice
que tiene celos, cuyo mal rabioso
causa esas bascas, como al fin veneno? 1500

BELISA
¿Celos? Acaba, dímelo.

DON JUAN
Ha sabido
que Fenisa y Liseo anoche fueron
a tomarse las manos a la audiencia
del vicario.

BELISA
¡Jesús, y qué mentira!
Eso no puede ser. ¿No sabes, Laura, 1505
lo que pasó a Fenisa con Liseo
y Don Juan? No lo creas. Calla, amiga.

LAURA
¡Ay, Belisa del alma! ¡Ay, que me acabo!

BELISA
No llores, no maltrates esos ojos,
guárdalos para ver a tu Liseo
en tus brazos, pues ha de ser tu esposo. 1510

(Sale GERARDO.)

GERARDO
¿Está mi Marcia aquí?

BELISA
Señor Gerardo,
seáis muy bien venido. Vamos, Laura,
y llamaré a mi prima.

LAURA
¡Ay, santos cielos,
qué rabioso mal es el de celos!

(Se van LAURA y BELISA, y sale MARCIA.)

GERARDO
Dueña del alma mía, 1515
a darme gloria bien venida seas;
de mi gusto alegría,
prenda del corazón que ya hermoseas,
hermosísimos ojos
más bellos que los rayos del sol rojos, 1520
goce yo de tus brazos
ceñir mi cuello tan dichosos lazos.

MARCIA
Dulce Gerardo amado,
del alma gusto y de mi gusto empleo,
pues tan dichosa he estado 1525
gozo teniendo en ti todo el deseo.
Con mis brazos recibo
el cuerpo amado en quien por alma vivo,
y tan eternos sean
como las almas de los dos desean. 1530

GERARDO
Este bien que poseo
teme perderle mi contraria suerte,
y así, mi bien, deseo
que estando como estoy venga la muerte,
pues muriera dichoso 1535
entre mis brazos este cuerpo hermoso.
¡Ay, divina señora!
Tus pasados rigores temo agora.

MARCIA
Si por haberte sido
en los tiempos pasados rigurosa, 1540
te temes de mi olvido,
no señor, ya mi bien es otra cosa.
Ya conozco que gano
en darte como esposa aquesta mano;
no temas más enojos. 1545

GERARDO
Alza a mirarme aquesos dulces ojos;
haga eterno los cielos,
esposa amada, este dichoso lazo,
no le adelgace celos
ni le rompa el mortal y duro plazo. 1550

MARCIA
Yo la que gano he sido.

GERARDO
Yo, mi bien, en ser de ti querido.

MARCIA
Venturosos amores.

GERARDO
Yo lo soy en gozar estos favores.
Si mil almas tuviera, 1555
todas, dulce señora, en ti empleara;
si Rey del mundo fuera,
el cetro y la corona te entregara;
si fuera justa cosa,
mi diosa fuera mi querida esposa. 1560
Quisiera ser Homero
para cantar que por amarte muero.

MARCIA
Para sólo mirarte,
quisiera de Argos los volantes ojos.

GERARDO
Yo para regalarte 1565
y darte de riqueza mil despojos,
ya que tal bien poseo,
que el oro fuera igual a mi deseo.

MARCIA
Pues yo ser sol quisiera
para darte los rayos de mi esfera; 1570
de todo ser señora,
para hacerte de todo rico dueño;
por recrearte, aurora.

GERARDO
Yo para darte gusto mi fe empeño,
dulce amor, que quisiera 1575
ser la fértil y hermosa primavera,
tierra para tenerte,
y cielo, para siempre poseerte.

(Sale DON JUAN.)

DON JUAN
A llamarte me envía,
Marcia bella, Belisa mi señora, 1580
porque hablarte quería,
que de venir Liseo es ya la hora.

MARCIA
Vamos, Gerardo amado,
remediemos a Laura su cuidado.

DON JUAN
Fortuna, estate queda 1585
y no des vuelta a tu inconstante rueda.

(Se van y sale LISEO.)

LISEO
Vengativo eres, amor,
no hay quien contra ti se atreva,
desdichado del que prueba 1590
de tu venganza y furor.
Dejé a Laura que me amaba,
traté a M arcia con engaño
y todo sale en mi daño,
pues ya mi fingir se acaba, 1595
pues Fenisa, más ingrata
que Medusa y más cruel,
aprieta tanto el cordel
que con tal rigor me mata.
¡Oh, Laura! Tus maldiciones 1600
me alcancen, pues sin razón
traté tan mal tu afición,
olvidando obligaciones.
¡Ay, Fenisa fementida,
mas taimada y embustera! 1605
¡Oh, si Marcia lo supiera,
te castigara, atrevida!
¡Con qué gusto me engañaba!
¿Hay más extraño fingir?
Casi me mueve a reír 1610
ver el engaño en que estaba.
Si Laura no hubiera dado
santo fin a su afición,
cumpliera mi obligación
a su firmeza obligado. 1615
Ya, pues Laura se acabó,
será Marcia mi mujer,
cuyo entendimiento y ser
con extremo me agradó;
el reloj da; doce son. 1620
En cuidado me ha metido
viendo cómo no ha salido
a esta hora a su balcón;
mas, ¿si sabe alguna cosa?
Que ya me ha dicho Fenisa 1625
que Don Juan ama a Belisa,
de mi Marcia prima hermosa;
mas ya veo en el balcón
que mi sol hermoso sale.
Alma, adelántate y dale 1630
nuevamente el corazón.

(En la ventana MARCIA y LAURA. MARCIA finge ser BELISA y LAURA ser MARCIA.)

MARCIA
Ten ánimo, prima amada,
deja esos cansados celos,
que antes de mucho los cielos
te harán de todo vengada. 1635

LAURA
¡Ay, Marcia!

MARCIA
Jesús, ¿qué dices?
Belisa me has de llamar.

LAURA
Estoy tan triste que hablar
no puedo.

MARCIA
Mucho desdices
de quien eres. ¿Qué es aquesto? 1640

LISEO
Marcia mía, ¿cómo estás?
Habla, mi bien, que jamás
en tal confusión me has puesto.
¿Qué es esto? ¿Callando quieres
aumentar más mi cuidado? 1645

MARCIA
Lisonjas has estudiado;
bien lo dices, lindo eres.
A Marcia habemos tenido
por saber cierto cuidado
tuyo, que lástima ha dado 1650
verla una hora sin sentido.

LISEO
¿Cuidado mío, Belisa,
cuándo el alma vive en ti?
(Aparte.) (¡Ay Dios! Si sabe, ¡ay de mí!
la voluntad de Fenisa). 1655
(A MARCIA, que cree BELISA.)
Matarme será favor
en desdichas semejantes.

MARCIA
Nunca matan los amantes,
que es padre piadoso amor.

LISEO
Marcia mía, ¿qué pretende 1660
tu crueldad? Dime tu pena,
que mi voluntad y espada
sabrán vengarte.

MARCIA
No enfada,
que es padre que al hijo ofende.

(LAURA que se finge MARCIA.)
LAURA
Cansada barca mía, 1665
pues ya a seguirte la tormenta empieza
y tan sin alegría
surcando vas por mares de tristeza,
despídete del puerto
en quien pensaste descansar muy cierto 1670
y dile adiós, ingrato
que no puedo sufrir tu falso trato;
de tus falsos engaños
me alejo, desleal, no quiero verte,
y en la flor de mis años 1675
quiero rendirme a la temprana muerte.
Sigue tras tus antojos
por quien son ríos de llorar mis ojos,
que yo pienso dejarte
y recogerme a más segura parte. 1680
Tirano, no son celos,
aunque pudiera dármelos Fenisa;
no quiero mas desvelos.
Vamos, prima, de aquí. Vamos, Belisa.

LISEO
Marcia divina, escucha. 1685

LAURA
No puedo, falso, que mi pena es mucha.

LISEO
Así tus años goces
que no te aflijas, llores, ni des voces.

LAURA
Cierra esa infame boca
que no es quimera, no, traidor, mi queja. 1690

MARCIA
Está de pena loca.
Prima querida, esas razones deja;
basta, por vida mía.

LAURA
Déjame, prima; apártate, desvía.

LISEO
Ea, mi cielo, acaba, 1695
que miente quien te ha dicho que la amaba.

LAURA
Aquesa ingrata veas
hacer favores a quien más te ofende;
de ella olvidado seas.

LISEO
Hermosa Marcia, mi disculpa entiende. 1700

LAURA
Y cuando más te quiera,
muerte cruel entre tus brazos muera,
y si es aborrecida
en tu poder alcance larga vida.

(LAURA se va.)

LISEO
Tenla, hermosa Belisa. 1705

BELISA
No la puedo tener, que va furiosa.

LISEO
¡Oh, mal hayas, Fenisa,
que así estorbes mi suerte venturosa!

BELISA
Bien dijo quien decía
mal haya la mujer que en hombres fía. 1710

LISEO
Belisa, mortal quedo.

BELISA
¿En qué vendrá a parar tan loco enredo?
Una mujer celosa
es peor que la víbora irritada,
pero haz una cosa 1715
si quieres que yo pueda confiada
tratar aquestas paces
y decirle el favor que tú le haces;
promete ser su esposo
y amansarás su rostro desdeñoso, 1720
en un papel firmado
en que diga: prometo yo, Liseo,
por dejar confirmado
con mi amor y firmeza mi deseo
ser, señora, tu esposo, 1725
pena de que me llamen alevoso;
con que podré segura
hacer por ti lo que mi amor procura.

LISEO
Sí hiciera, ¿más ahora
cómo podré escribir eso que pides? 1730
Da una traza, señora,
pues tu favor con mis deseos mides.

BELISA
Allégate a la puerta,
que por servirte al punto será abierta;
enviarete un criado 1735
mientras veo si Marcia se enternece,
y te dará recado
para que escribas, pues tu suerte ofrece
que dichoso poseas
en matrimonio la que más deseas. 1740

LISEO
Ve, señora, al momento,
que no me da mi pena sufrimiento.

(Sale MARCIA, fingiéndose BELISA, a la puerta.)

MARCIA
Cé, Liseo

LISEO
¡Norte mío!

MARCIA
Qué lo soy, cierto confío;
entra y escribe.

LISEO
Ya voy; 1745
vamos que de Marcia soy;
di Belisa, ¿qué hace ahora?

MARCIA
¿Quién?

LISEO
Mi Marcia.

MARCIA
Gime y llora
tu engañoso proceder.

LISEO
En ella mi alma adora. 1750

MARCIA
(Aparte.) (Laura será tu mujer
a quien es tu fe deudora.
que si engañando has vivido
y de ti engañada ha sido,
hoy tu engaño pagarás, 1755
y por engaño serás
a tu pesar, su marido.)

(Se van y salen FENISA y LUCÍA.)

LUCÍA
Como te cuento, he sabido
este caso.

FENISA
Al fin Don Juan
es de Belisa galán 1760
y por ella le he perdido.

LUCÍA
Días y noches está.
entretenido en su casa,
señal que su amor le abrasa
y que olvidándote va. 1765

FENISA
Cuando anteanoche le vi
tan vengativo y furioso,
no le culpé por celoso,
y porque la causa fui.
Mas viendo que no ha tornado, 1770
conozco que fue venganza,
y más era su mudanza
que su grande desenfado.
Belisa lo mandaría
y por eso se atrevió. 1775

LUCÍA
Eso no lo dudo yo.

FENISA
No hay que dudar, mi Lucía,
ya parece que Cupido
ofendido de mí está,
y a todos mandando va 1780
que me traten con olvido.
Tres días ha que Liseo
ni me visita, ni escribe,
Don Juan con Belisa vive,
y sola males poseo; 1785
Don Juan con Belisa amigo,
habiendo por mí olvidado
su amistad.

LUCÍA
Caso pesado
de tu condición castigo,
pues del amor te burlabas, 1790
y a tu servicio admitías,
a todos cuantos querías,
puesto que a ninguno amabas.

FENISA
¿A ninguno? por los cielos,
que a todos quiero, Lucía, 1795
a todos juntos quería;
si no, míralo en mis celos.

LUCÍA
Pues no te osaba decir
cómo ya Marcia y Liseo
se gozan.

FENISA
¡Ay de mí! Creo 1800
que estoy cerca de morir.
¡Marcia y Liseo! ¿Hay tal cosa?
Y Belisa con Don Juan
bien concertados están. (Llora.)

LUCÍA
Ella es historia donosa; 1805
no llores.

FENISA
Yo he de vengarme
Lucía, no hay que tratar;
yo los tengo de matar.
No tienes que aconsejarme.

LUCÍA
¿A todos?

FENISA
A todos, pues. 1810

LUCÍA
¡Jesús!

FENISA
No te escandalices.

LUCÍA
Mira, por Dios, lo que dices.

FENISA
Calla, y lo verás después.
Dame mi manto, Lucía,
y toma el tuyo, que quiero 1815
ver a Liseo la cara.

LUCÍA
Míralo mejor primero,
y no te arrojes, por Dios,
que el daño después de hecho,
aunque quieras remediarle, 1820
no tiene ningún remedio.

FENISA
Trae los mantos, esto pido,
que no te pido consejos,
porque tal estoy, Lucía,
que ya no son de provecho. 1825

LUCÍA
Con todo quiero pedirte
que escojas uno de aquestos
y no traigas tantos hombres
danzando tras tu deseo.

FENISA
Es imposible, Lucía, 1830
proseguir, que es desvarío
quererme quitar a mí
que no tenga muchos dueños.
Estimo a Don Juan, adoro
a mi querido Liseo, 1835
gusto de escuchar a todos
y por ellos yo me pierdo.
Y si apartase de mí
cualquiera destos sujetos,
quedaría despoblado 1840
de gente y gusto mi pecho.
Acaba. ¿No traes el manto?
Que estoy rabiando de celos.

LUCÍA
Ya voy.

(Se va.)

FENISA
Camina, que amor
venganza me está pidiendo. 1845
Si quiere amor, un alma porque tiene
sufrimiento en sus penas y tormentos,
yo, amor, que amando a muchos mucho, siento;
no es razón que tu audiencia me condene;
razón más justa, amor, será que pene 1850
la que tiene tan corto pensamiento
que no caben en él amantes ciento
y amando a todos juntos se entretiene;
si quien sólo uno ama premio espera,
con más razón mi alma le merece, 1855
pues tengo los amantes a docenas.
Dámele, ciego Dios, y considera
si con uno sólo se padece,
yo padezco con tantos muchas penas.

(Sale LUCÍA.)

LUCÍA
Liseo quiere hablar si gustas dello; 1860
a la puerta abriré que están llamando.

FENISA
Jesús, Lucía, ¿a Liseo niegas
la entrada, pues la tiene ya en mi alma?

LUCÍA
Como estás disgustada, yo creyera
que te faltara gusto y desenfados 1865
para engañar a todos, como sueles.

FENISA
¿Qué cosa es engañar? Ya no te he dicho
que a todos quiero y a ninguno engaño.

LUCÍA
¿Pues como puede ser que a todos quieras?

FENISA
No más de como es. Ve y abre, vamos 1870
y no quieras saber, pues eres necia,
de qué manera a todos los estimo
a todos cuantos quiero yo me inclino,
los quiero, los estimo y los adoro;
a los feos, hermosos, mozos, viejos, 1875
ricos y pobres, sólo por ser hombres.
Tengo la condición del mismo cielo,
que como él tiene asiento para todos
a todos doy lugar dentro en mi pecho.

LUCÍA
También en el infierno hay muchas sillas 1880
y las ocupan más que no en el cielo.
Según esto serás de amor infierno,
que si allá van los hombres por delitos,
también vienen a ti estos pecadores
por los que ellos cometen cada día. 1885

FENISA
Deja quimeras, y llámalo, necia,
que yo soy blanco del rapaz Cupido.

LUCÍA
Entrad, señor; ya viene. Al cielo ruego
que no te quedes, como pienso, en blanco.

(Entra LISEO.)

LISEO
¿Cómo tan sola, Fénix de hermosura? 1890
Más será por decir que sola eres
del mundo asombro y de belleza reina.

FENISA
Basta, señor, lisonjas. No me quieres,
pues conmigo las gastas sin pedirlas.

LISEO
Pluguiera a Dios, Fenisa, no quisiera 1895
como quiero, pues es tan sin remedio.

FENISA
¿Pues cómo sin remedio, señor mío?

LISEO
¿Tuyo, Fenisa? Pues si tuyo fuera,
no viniera a decirte lo que vengo.

FENISA
¿Por qué lo dices señor? ¿No te he dicho 1900
que ya he pedido a todos que me dejen?
Mas di, amor, a qué vienes, y perdona
que no me siento, porque estoy de paso,
que voy a ver a Marcia.

LISEO
No hay conmigo
cumplimientos, señora; acá me envía 1905
el honor, a que te diga que te cansas
con recados, mensajes y papeles,
gastando el tiempo en cosas sin remedio.
Que aquella noche que sólo en el Prado
contigo estuve, apenas te apartaste 1910
cuando llegando a San Felipe, llegó
Don Juan, un caballero que conoces,
y me pidió le oyese dos palabras,
en las cuales me dijo que tú eras
por cuyo amor dejó a Belisa, prima 1915
de la gallarda Marcia, amiga tuya;
que de la misma suerte salteaste
a su amor, como al suyo desta dama.
También me dijo cómo aquella noche
en el Prado, a tu causa, perder quiso 1920
con disgusto la vida y aun la honra.
Mas viendo que la culpa tú la tienes,
tomó como tú sabes la venganza,
y me contó lo que decir no quiero,
que bastan los colores de tu cara 1925
sin que yo saque más; al fin, señora
digo que te entretengas en tus gustos,
pues son tan varios, y que de mi no esperes
otra cosa jamás; yo, que te amaba,
no te aborrezco, mas al fin te dejo. 1930
Yo voy, pues lo permiten tú y los cielos,
a llorar y sentir aquestos celos.

(Se va.)

FENISA
Mi señor, escucha, espera.
¿Fuese?

LUCÍA
Sí, ¿mas qué pretendes
en tantos males hacer? 1935

FENISA
Dame el manto y no me dejes,
que ya no puedo, Lucía,
sufrir los males presentes;
yo me tengo de perder.

LUCÍA
Alto, las armas previene, 1940
que yo me pondré a tu lado
haciendo lo que tú hicieres.
Buena te ponen los hombres,
pero no es mucho que penes,
que dar gusto a tantos hombres, 1945
imposible me parece.

FENISA
Deja las burlas, Lucía.

LUCÍA
Ya veras llamarlas puedes
las que dan tanto pesar,
y si por burlas las tienes, 1950
no hay sino tener amantes
y sufrir lo que viniere.
Burlas, yo las doy al diablo.
Señoras, las que entretienen,
tomen ejemplo en Fenisa; 1955
huyan destos pisaverdes.

FENISA
Acábate de cubrir;
Lucía, pesada eres.
Cuando reventando estoy
con gracias te desvaneces. 1960

(Se va FENISA.)

LUCÍA
Camina, señora mía.
Digan señoras, ¿no miente
en decir que quiere a todos?
Cosa imposible parece;
mas no quiera una mujer 1965
que vive mintiendo siempre
pedir verdad a los hombres.
Necias serán si lo creen.

(Se va LUCIA y sale DON JUAN.)

DON JUAN
Dulce Belisa, ¿aquí estás?

BELISA
Aquí estoy, amada prenda, 1970
esperando a ver tus ojos.

DON JUAN
Pues ya vengo a que me veas
y me mandes como a esclavo.

BELISA
¿Quién es quien queda a la puerta?

DON JUAN
Gerardo, señora mía. 1975

BELISA
Gerardo, ¿por qué no entras?

(Sale GERARDO.)

GERARDO
Por dar lugar a Don Juan.

BELISA
No ofenderá a tus orejas
oír hablar dos amantes.

GERARDO
Antes oírlos me alegra. 1980

BELISA
Espera, ¿qué ruido es este?

(Salen FENISA y LUCÍA.)

LUCÍA
Camina, señora, allega,
Don Juan está con Belisa.
Famosa ocasión es esta.

FENISA
Traidor, ¿en aquesta casa 1985
he de hallarte, cuando deja
mi voluntad ofendida,
mi rostro lleno de ofensas?
¡Vive Dios, que he de quitarte
con estas manos, con estas, 1990
esa infame y falsa vida!

BELISA
Paso, Fenisa, está queda,
que tiene en corte parientes
que por el contrato vuelvan.

FENISA
Belisa, apártate a un lado; 1995
no des lugar que te pierda
el respeto, y que te diga
que fue por tu gusto hecha
en mi persona venganza.

BELISA
Mientes, villana grosera. 2000

FENISA
Ahora verás quien soy.

DON JUAN
Esta es mucha desvergüenza,
Fenisa.

BELISA
Déjala, calla,
diremos, viva quién venza,
si llegamos a las manos; 2005
tú, Lucía, estate queda,
o, ¡vive Dios! que los ojos
allá al cogote te meta
de una estocada.

(Sale MARCIA.)

MARCIA
¡Está queda!
¿Qué es esto, qué grita es esta, 2010
Fenisa, pues tú en mi casa
loca y atrevida llegas
y con mi prima te pones
en iguales competencias?
Vuelve en ti, que estás sin seso. 2015

FENISA
Marcia, no puede mi ofensa
dejar la venganza.

MARCIA
Quita,
¿qué venganza? Si tuvieras
tu juicio, ante mis ojos
en tu vida parecieras. 2020
Quita, prima, que es infamia
que con mujer tan resuelta
te pongas.

BELISA
Déjame, prima.

DON JUAN
¡Por Dios! que si no viniera,
ellas, con hermoso brío, 2025
se asían de las melenas!

FENISA
Esa es discreta razón,
Marcia, que niegue tu lengua
la obligación a mi amor.

MARCIA
¿Hay desvergüenza como esta? 2030
¿Tu amistad, tu amor? No digas,
Fenisa, aquesa blasfemia,
sino dime a que has venido.

FENISA
A quejarme que consientas
que Don Juan hable a tu prima 2035
siendo mi esposo.

DON JUAN
Que mientas
en cosa que tanto importa,
¡por Dios, Fenisa, me pesa!

(Sale LISEO.)

LISEO
Si quien viene arrepentido
tiene de hablarte licencia, 2040
escúchame, bella M arcia.

GERARDO
¿Qué es esto, mi Marcia bella?

MARCIA
Ten ánimo y no desmayes
aunque más sucesos veas.
Liseo, pues tras Fenisa 2045
te vienes a mi presencia....

LISEO
¿Yo tras Fenisa, señora?
Si tal vengo, con aquesta
espada a traición me maten.

FENISA
Ya que descubierto queda 2050
todo el engaño, Liseo,
¿por qué tus ojos me niegas?
Vuelve a mirar a Fenisa.

LISEO
De Marcia soy, no pretendas
estorbar mi casamiento. 2055

LAURA
Eso será cuando quiera
Laura la licencia darte.

LISEO
¡Cielos! ¿Qué visión es esta?
Laura, ¿no eras religiosa?

LAURA
No, Liseo, que fue treta 2060
de Marcia, para engañarte
y dar remedio a mi pena.
No te enfades ni te enojes,
yo he sido la que en las rejas
te habló, fingiendo ser Marcia, 2065
y porque mejor lo creas
¿esta firma es tuya?

LISEO
Sí,
porque aunque negarla quiera
es Belisa buen testigo,
pues ella me mandó hacerla. 2070

MARCIA
Liseo, cosa imposible
es apartar lo que ordena
el cielo. Pues Laura es tuya,
por mí tu mano merezca.

FENISA
Liseo, pues eres mío, 2075
lo que haces considera,
cumple con mi obligación.

MARCIA
¿Qué ha de cumplir? Calla, necia,
que sólo por ser mujer
no te echo por la escalera. 2080
¿Dudas, Liseo, qué es esto?
Pues para que ejemplo tengas,
mira cómo doy mi mano
a Gerardo, porque sea
premiada su voluntad. 2085

GERARDO
De rodillas en la tierra
la recibo, Marcia mía;
al fin venció mi paciencia.
¡Bien empleados trabajos!

LISEO
Laura, mi ventura es esta. 2090

LAURA
No dirás sino la mía.

LISEO
Esta es mi mano, y con ella
el alma, pues, será tuya.

FENISA
¡Que aquesto mis ojos vean!
Dame la mano, Don Juan, 2095
pues quiere el cielo que sean
tuyas mis humildes partes.

DON JUAN
Di a Belisa que consienta
en ello.

FENISA
Sólo tu gusto,
Don Juan, puede hacerte fuerza. 2100
Acaba, dame tu mano.

BELISA
Desvíate a un lado, necia,
que Don Juan no ha de ser tuyo
mientras el cielo me tenga
viva, porque es ya mi esposo. 2105

DON JUAN
Yo soy, Belisa discreta,
el que gano en tal partido.

FENISA
Todos habéis sido ingratos
a mi favor y finezas.
Justicia, cielos, justicia 2110
sobre aquesta casa venga.

MARCIA
Fenisa, tus maldiciones
que nos alcancen no creas,
pues de tu mal nadie tiene
la culpa, sino tú mesma. 2115
Las amigas desleales
y que hacen estas tretas,
pocos son estos castigos.
Consuélate y ten paciencia.

LAURA
Amor a todos se llega, 2120
a todos amor alcanza.
No juzgues quién no lo tenga,
nunca pierde la esperanza.
No hay muro que amor no venza;
como sepas vive y ama. 2125
De amor vamos en procura
por los desiertos del alma.