sábado, 28 de agosto de 2010

"Una bofetada al gusto del público", manifiesto de los futuristas rusos

A quienes lean nuestra Nueva Primera Inesperada.

Solamente nosotros somos la imagen de nuestro Tiempo. El corno del tiempo resuena en nuestro arte verbal.

El pasado es estrecho. La Academia y Pushkin menos comprensibles que jeroglíficos.

Puskin, Dostoievski, Tolstoi, etcétera, etcétera, deben ser tirados por la borda del vapor del Tiempo Presente.

Quien no olvida su primer amor no vivirá el último.

¿Quién será tan crédulo para entregarle su ultimo amor a la perfumada lujuria de Balmont.? ¿Acaso encontrará allí un reflejo del valeroso animo del día de hoy?

¿Quién será tan cobarde que no se atreverá a arrancar la coraza de papel del negro frac del guerrero Briùsov? ¿Encontrá allí acaso la aurora de una belleza desconocida?

Lavaos la mano que han tocado la porquería de los libros escritos por intocables Leónidas Andreyevs.

Todos esos Máximos Gorkis, Kuprins, Blocks, Sologubs, Remizov, Averchenckos, Chornys, Kuzmins, Bunins, etcétera, etcétera;sólo necesitan quintas a la orilla de un río. Así recompensas el destino a los sastres.

¡ De la altura de los rascacielos miramos su pequeñez !...

Exigimos que se respeten los siguientes derechos de los poetas:

1. Ampliar el volumen de su vocabulario con palabras arbitrarias y derivadas.

2. Rechazar el odio invencible al idioma que existía antes de ellos.

3. Arrancar con horror de sus orgullosas frentes la corona de gloría de a centavo tejida de varas de abedul propias de los baños.

4. Tenerse de pie en la roca de la palabra “nosotros” en medio del mar de silbidos y ultrajes.


Y si bien por ahora persisten en nuestro verso las sucias huellas de su sentido “común” y “buen gusto”, ya también, por primera vez, brilla en ellos el Relámpago de la Nueva Belleza Futura de la Palabra Autosuficiente.


D. Burliuk, Alexander Kruchenyj
V. Maiakovsky, Víctor Jlébnikov
Moscú, diciembre de 1912.

Extraído de Revista Pantagruélica, donde se puede consultar el manifiesto 'Criadero de jueces' y leer algunos versos de Maiakovski.

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