viernes, 16 de noviembre de 2007

Aprendiz de poeta

Lo que queremos nos quiere

aunque no quiera querernos.

Nos dice que no y que no,

pero hay que seguir queriéndolo:

porque el no tiene un revés,

quien lo dice no lo sabe,

y siguiendo en el querer

los dos se lo encontraremos.

Hoy, mañana, junto al nunca,

cuando parece imposible

ya,

nos responderá en lo amado,

como un soplo imperceptible,

el amor

mismo con que lo adoramos.

Aunque estén contra nosotros

el aire y la soledad,

las pruebas y el no y el tiempo,

hay que querer sin dejarlo,

querer y seguir queriendo.

Sobre todo en la alta noche

cuando el sueño, ese retorno

al ser desnudo y primero,

rompe desde las estrellas

las voluntades de paso,

y el querer siente, asombrado,

que ganó lo que quería,

que le quieren sin querer,

a fuerza de estar queriendo.

Y aunque no nos dé su cuerpo,

la amada, ni su presencia,

aunque se finja otro amor

un estar en otra parte,

este fervor infinito

contra el no querer querer

la rendirá, bese o no.

Y en la más oscura noche,

cuando

desde otra orilla del mundo,

la bese el amor remoto

se le entrará por el alma,

como un frío o una sombra

la evidencia de ser ya

de aquel que la está queriendo.

(Razón a amor)

Pedro Salinas, Generación del 27

Éste es un ejemplo de poesía retórica. No es lo más destacado de Salinas. Se suele decir que su poesía de la plenitud es su poesía amorosa, pero me parece a mí que es hueca, rebosante de ideas manidas en nuestro acerbo seductor, que no amatorio, y falta de la chispa y la imaginería que nos ofrece el Salinas de 'Fábula y signo', por ejemplo.

Nota personal:'La voz a ti debida', 'Razón de amor' y 'Largo lamento', no releer. Con una vez basta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo, no releer sus poemas de amor y a ser posible leerlos por primera vez antes de los 17... jeje.

Marga