jueves, 30 de octubre de 2008

Maiakovski, poema

LA FLAUTA ESPINAZO
Por todas
las que quise y aún quiero,
a las que guardo como iconos en la gruta del alma,
como una copa de vino para un brindis,
alzo mi cráneo colmado de versos.

Cada vez más a menudo pienso
si no sería mejor poner
punto final con una bala.
Y hoy,
por si acaso,
doy un concierto de despedida.

¡Memoria!
Reúne en la sala del cerebro
las filas interminables de mis amadas.
Vierte de ojo a ojo la risa,
viste la noche con pasadas bodas.
De un cuerpo a otro derrama la alegría
para que nadie olvide esta noche:
hoy tocaré la flauta
de mi propio espinazo.

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