miércoles, 4 de marzo de 2009

'Otros poemas', de Rosario Castellanos

DE MUTILACIONES

Un día dices: La uña. ¿Qué es la uña?
Una excrecencia córnea
que es preciso cortar. Y te la cortas.

Y te cortas el pelo para estar a la moda
y no hay en ello merma ni dolor.

Otro día viene Shylock y te exige
una libra de carne, de tu carne,
para pagar la deuda que le debes.

Y después. Oh, después:
palabras que te extraen de la boca,
trepanación del cráneo
para extirpar ese tumor que crece
cuando piensas.

A la vista del recaudador
entregas, como ofrenda, tu parálisis.

Para tu muerte es excesivo un féretro
porque no conservaste nada tuyo
que no quepa en la cáscara de nuez.

Y epitafio ¿en qué lápida?
Ninguna es tan pequeña como para escribir
las letras que quedaron de tu nombre.


PITHECANTHROPUS ERECTUS

Acometió una vez, sólo una vez, la hazaña
que lo hizo similar a un ser humano.

¿Quién recuerda qué fue? Ninguno. Acaso
se atrevió a contemplar, cara a cara, a su jefe
y decirle, entre toses de asfixia, en la asamblea
de empleados de oficina: “No me gustan sus chistes”.

Tal vez no se abrió paso entre la multitud
a empujones, codazos, zancadillas,
para felicitar al triunfador.

O se cruzó de brazos a la hora de aplaudir.

Quizá no golpeó en las manos al náufrago
asido de la tabla
o, intacta, devolvió la billetera
que se encontró en la calle.

Si su virtud hubiera sido heroica
—como en los casos dichos— sería memorable.

Mas como nada consta en los anales
tenemos que concluir que éste fue un hombre
de los que no exageran, de los que se conforman
con estar, si hay que estar. O con marcharse
a la hora de partir.

Un hombre que se quita el sombrero si hay señoras
en el elevador y que cede la acera
al inválido aquel con su carrito.


TELENOVELA

El sitio que dejó vacante Homero,
el centro que ocupaba Scherezada
(o antes de la invención del lenguaje, el lugar
en que se congregaba la gente de la tribu
para escuchar al fuego)
ahora está ocupado por la Gran Caja Idiota.

Los hermanos olvidan sus rencillas
y fraternizan en el mismo sofá; señora y sierva
declaran abolidas diferencias de clase
y ahora son algo más que iguales: cómplices.

La muchacha abandona
el balcón que le sirve de vitrina
para exhibir disponibilidades
y hasta el padre renuncia a la partida
de dominó y pospone
los otros vergonzantes merodeos nocturnos.

Porque aquí, en la pantalla, una enfermera
se enfrenta con la esposa frívola del doctor
y le dicta una cátedra
en que habla de moral profesional
y las interferencias de la vida privada.

Porque una viuda cose hasta perder la vista
para costear el baile de su hija quinceañera
que se avergüenza de ella y de su sacrificio
y la hace figurar como a una criada.

Porque una novia espera al que se fue;
porque una intrigante urde mentiras;
porque se falsifica un testamento;
porque una soltera da un mal paso
y no acierta a ocultar las consecuencias.

Pero también porque la debutante
ahuyenta a todos con su mal aliento.
Porque la lavandera entona una aleluya
en loor del poderoso detergente.
Porque el amor está garantizado
por un desodorante
y una marca especial de cigarrillos
y hay que brindar por él con alguna bebida
que nos hace felices y distintos.

Y hay que comprar, comprar, comprar, comprar.
Porque compra es sinónimo de orgasmo,
porque compra es igual que beatitud,
porque el que compra se hace semejante a los dioses.

No hay en ello herejía.
Porque en la concepción y en la creación del hombre
se usó como elemento la carencia.
Se hizo de él un ser menesteroso,
una criatura a la que le hace falta
lo grande y lo pequeño.

Y el secreto teológico, el murmullo
murmurado al oído del poeta,
la discusión del aula del filósofo
es ahora potestad del publicista.

Como dijimos antes, no ha nada malo en ello.
Se está siguiendo un orden natural
y recurriendo a su canal idóneo.
Cuando el programa acaba
la reunión se disuelve.
Cada uno va a su cuarto
mascullando un -apenas- “buenas noches”.

Y duerme. Y tiene hermosos sueños prefabricados.


HIPÓTESIS DEL SOLITARIO

Una cotorra, un timbre postal, un gato, un perro,
algún espantapájaros cualquiera,
alguien que, si recibe una dosis de amor,
no segregue anticuerpos, no cree resistencias
sino que simple asimile. Asimile
sin intoxicaciones peligrosas
y sin alteración de su naturaleza.

Y luego, limpiamente,
elimine los rastros de la sustancia extraña
que el otro le inocula.


TAN-TAN, ¿QUIÉN ES?

Cuando toca tres veces San Pascual
responde el alma: No, todavía no.
Tengo una sopa a medio cocinar, un suéter
al que aún no termino las mangas, un asunto
pendiente de sentencia en el juzgado.

Y mis hijos que no quieren ser huérfanos
y el otro que no sabe enviudar. Y lo que falta.
Nunca me dieron suficiente tiempo
y ahora… No es mi culpa. Yo te suplico un plazo.

—¿Pero que suponías que es la muerte
sino este llegar tarde a todas partes
y este dejar a medias cualquier cosa
y este sumar, restar, enredarse en los cálculos
y no contar con excedentes nunca?

La muerte, como todo lo humano, es la carencia,
el agotarse de los materiales
de que se estuvo hecho. El cambio de los signos
junto a las cantidades que figuran
en el Libro Mayor.

Representas un déficit, eres la cifra roja
y no pretendemos créditos porque tal precedente
nos crearía problemas. Y, como ves, no hay nada
más simple que el negocio que estamos manejando.


MEDITACIÓN EN EL UMBRAL

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoi
ni apurar el arsénico de madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.

No concluir las leyes geométricas contando
las vigas de la celda de castigo,
corno lo hizo sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen,
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson
debajo de una almohada de soltera.

Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.

Otro modo de ser humano y libre.

Otro modo de ser.


KINSEY REPORT

              1

—¿Si soy casada? Sí. Esto quiere decir
que se levantó un acta en alguna oficina
y se volvio amarilla con el tiempo
y que hubo ceremonia en una iglesia
con padrinos y todo. Y el banquete
y la semana entera en Acapulco.

No, ya no puedo usar mi vestido de boda.
He subido de peso con los hijos,
con las preocupaciones. Ya ve usted, no faltan.

Con frecuencia, que puedo predecir,
mi marido hace uso de sus derechos o,
como él gusta llamarlo, paga el débito
conyugal. Y me da la espalda. Y ronca.
Yo me resisto siempre. Por decoro.
Pero, siempre también, cedo. Por obediencia.

No, no me gusta nada.
De cualquier modo no debería de gustarme
porque yo soy decente ¡y él es tan material!

Además, me preocupa otro embarazo.
Y esos jadeos fuertes y el chirrido
de los resortes de la cama pueden
despertar a los niños que no duermen después
hasta la madrugada.

              2

Soltera, sí. Pero no virgen. Tuve
un primo a los trece años.

Él de catorce y no sabíamos nada.
Me asusté mucho. Fui con un doctor
que me dio algo y no hubo consecuencias.

Ahora soy mecanógrafa y algunas veces salgo
a pasear con amigos.
Al cine y a cenar. Y terminamos
la noche en un motel. Mi mamá no se entera.

Al principio me daba vergüenza, me humillaba
que los hombres me vieran de ese modo
después. Que me negaran
el derecho a negarme cuando no tenía ganas
porque me habían fichado como puta.

Y ni siquiera cobro. Y ni siquiera
puedo tener caprichos en la cama.
Son todos unos tales. ¿Qué que por qué lo hago?
Porque me siento sola. O me fastidio.

Porque ¿no lo ve usted? estoy envejeciendo.
Ya perdí la esperanza de casarme
y prefiero una que otra cicatriz
a tener la memoria como un cofre vacío.

              3

Divorciada. Porque era tan mula como todos.
Conozco a muchos más. Por eso es que comparo.

De cuando en cuando echo una cana al aire
para no convertirme en una histérica.

Pero tengo que dar el buen ejemplo
a mis hijas. No quiero que su suerte
se parezca a la mía.

              4

Tengo ofrecida a Dios esta abstinencia,
¡por caridad, no entremos en detalles!

A veces sueño. A veces despierto derramándome
y me cuesta un trabajo decirle al confesor
que, otra vez, he caído porque la carne es flaca.

Ya dejé de ir al cine. La oscuridad ayuda
y la aglomeración en los elevadores.

Creyeron que me iba a volver loca
pero me estaba atendiendo un médico. Masajes.

Y me siento mejor.

               5

A los indispensables (como ellos se creen)
los puede usted echar a la basura,
como hicimos nosotras.

Mi amiga y yo nos entendemos bien.
Y la que manda es tierna, como compensación:;
así como también la que obedece
es coqueta y se toma sus revanchas.

Vamos a muchas fiestas, viajamos a menudo
y en el hotel pedimos
un solo cuarto y una sola cama.

Se burlan de nosotras pero también nosotras
nos burlarnos de ellos y quedamos a mano.

Cuando nos aburramos de estar solas
alguna de ios dos irá a agenciarse un hijo.

¡No, no de esa manera! En el laboratorio
de la inseminación artificial.

             6

Señorita. Sí, insisto. Señorita.

Soy joven. Dicen que no fea. Carácter
llevadero. Y un día
vendrá el Príncipe Azul, porque se lo he rogado
como un milagro a San Antonio. Entonces
vamos a ser felices. Enamorados siempre.

¡Qué importa la pobreza! Y si es borracho
lo quitaré del vicio. Si es mujeriego
yo voy a mantenerme siempre tan atractiva,
tan atenta a sus gustos, tan buena ama de casa,
tan prolífica madre
y tan extraordinaria cocinera,
que se volverá fiel como premio a mis méritos,
entre los que el mayor es la paciencia.

Lo mismo que mis padres y los de mi marido
celebraremos nuestras bodas de oro
con gran misa solemne.

No, no he tenido novio. No, ninguno
todavia. Mañana.


ACTO DE HUMILDAD

En otro tiempo me maravilló
lo fácil que era ser solamente una vaca.
Bastaba con echarse a rumiar y con parir
cada año un becerro. Con mirar sin asombro
la estructura del mundo y sus apariciones.
Con dejarse engordar y, mansamente,
ir con los otros hacia el matadero.

Es, en verdad, muy fácil. Pero si lo pensamos
con equidad tampoco es una proeza
ser… en fin... lo que somos.


EVOCACIÓN DE LA TíA ELENA

La recuerdo viniendo hacia mi infancia
desde su hermoso mundo de cosméticos.
Toda la línea Arden sobre su tocador,
y ella, pensativa, exigiéndole un voto
de confianza al espejo. El color de su tez,
la perfección de su perfil, el orden
de su pelo eran siempre materia cuestionada.

Más allá de la doble superficie
ponderaba otra cosa:
¿es lícito destruir la obra de la belleza
cuando sólo enmascara al sufrimiento?

Y ponía en la balanza el gramo de cianuro
que escondía entre sus joyas
para hacerla perder su equilibrio, inclinarse
del lado del destino.


ADVERTENCIA AL QUE LLEGA

No me toques el brazo izquierdo. Duele
de tanta cicatriz.
Dicen que fue un intento de suicidio
pero yo no quería más que dormir
profunda, largamente, como duerme
la mujer que es feliz.


ASENTAMIENTO DE UN HECHO

¿Morir? No. Es demasiado bello para ser cierto.
Ya vas a comprobar cómo, después del tránsito
(que no es, a fin de cuentas,
más que uno que otro espasmo muscular, “amor grande”,
si al sexo te permites llamar “muerte chiquita”)
la cosa sigue igual en algún otro lado.

Con más o menos frío, quizá; con hígado,
con pulmones, con pies, con narices, con hambre,
con años, con fatiga,
con olvidos, con ese tábano memorioso
que alrededor te zumba.

Lo continuo no cesa, así que cálmate.
Deja ya de sentarte al borde de las sillas,
de mirar el reloj
y de hojear las revistas de la sala de espera.

'Otros poemas' es la penúltima obra poética de Rosario Castellanos, según se recoge en el volumen 'Poesía no eres tú', del Fondo de Cultura Económica. Allí se recopila toda su poesía. El Fondo de Cultura Económica dispone de librería en Madrid, la librería Juan Rulfo, en la zona de Moncloa. Según te sitúas en Isaac Peral en la acera de enfrente a la del Mc Donalds, cruza, ve hacia la derecha, cuando llegues a la esquina, a la izquierda. Antes del quiosco de prensa, habrás llegado. Di que vas de mi parte, a ver si me pagan comisión.

5 comentarios:

Poeta Carlos Gargallo dijo...

Simplemente me encanta su poesía, tu poesía, un abrazo.

Nená dijo...

Es magnífica.

Nená

Jesús Malia dijo...

Gracias a ambos. ¡Lo que tardo en enterarme de los comentarios! Pero sé que si seguís viniendo no es por otra cosa que la poesía. Gracias.

Ah, he aprovechado para revisar el poemario. ¡Leche, cuánta errata!Soy un manazas al teclado y un descuidado. Empezaré a ponerle remedio repasando todos los poemarios de Rosario Castellanos. No se merece menos.

Angelica dijo...

Increible poesia, me encante realmente, llegue de casualidad al blog, en este momento estoy en un mcdonalds en rosario y estaba aprovechando el wifi y lelgue aca y me parecio genial!

Jesús Malia dijo...

Muchas gracias, Angélica. Todos los libros de Rosario Castellanos están o van a estar aquí, cada viernes saco más poemas. Espero que lo sigas disfrutando, y que curiosees otras cosas.
Besos.