miércoles, 18 de marzo de 2009

'Querida Quiela', primera carta

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Ha cesado de llover desde el domingo, querida Quiela:

y por fin he podido salir a la calle y acudir a cafés atestados de gente en los que estar solo. Y estos días, o semanas, quién sabe, en que todo era desahogarse el cielo, lo he pasado francamente de pena. Mi alergia gatuna me impedía hasta para salir a buscar tabaco. ¡No te rías!

Así que, sin poder asegurar que no tenga culpa el síndrome de abstinencia, me la he pasado pensando en ti. La tierra mojada te ha traído conmigo llenándome de ternura y alegría. Tierra mojada en la que la semilla se hunde y germina.

Y aquí me tienes, un nuevo Cervantes que escribe con la mano derecha cartas de amor mientras la izquierda queda impedida por el maligno cigarro. El romántico poeta en una nube de humo, amor y desconsuelo. ¡Qué gracia!

Habrás de perdonarme que aproveche estas cartas para hacer literatura, querida Quiela, todo un libro para ti. Un libro que a ti sóla ha de llegar. Un libro que tú escribes para ti misma.

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