miércoles, 5 de agosto de 2009

'Querida Quiela'

23

Adivina qué musica escucho mientras te escribo, querida Quiela:

fallaste: ni Bach ni Boccherini, es música tuya.

Te escapaste tan aprisa que aquí quedó toda. Ahora es mía. Cuando suena me acompañas.

Durante todo este tiempo me mantuve alejado de tus cosas. Nadie entró nunca a tu despacho. Yo mismo instalé mi mesa de trabajo en la biblioteca.

Así que la estancia quedó para el polvo y las arañas.

Esta mañana me desperté en la necesidad de abrirla y dejar que pasaran nuevos aires.

Pedí a Láora que me ayudara a recomponer la habitación, y se puso tan contenta… “¡Sí señora!”, gritó de la emoción.

Y allí estaban tus discos, entre otras cosas.

A Laóra le interesaban especialmente algunos que yo no conocía, y se los regalé. Espero que no te moleste, querida Quiela.

En tu despacho vuelve a entrar la luz.

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