martes, 6 de octubre de 2009

'Con nieve o sin nieve', poema del Cántico de Jorge Guillén en el Sobre Cántico de Jesús Malia

CON NIEVE O SIN NIEVE

Ven a ver. La nieve
Cae más despacio.
El copo en desorden
Se demora, blando.

Quede en su blancura
La ciudad igual.
Para mí varía
Tu vivacidad.

Ya en este balcón
Sonríe esperando,
Ágil, pulcro, joven,
El frío más claro.

¡Diáfana alianza!
Frío con cristal.
Los dos, transparentes,
Hacia la verdad.

Desnuda, la vida
Revela brillando
Su candor, que es nieve:
a solas un astro.

¿El mundo es inmenso?
Yo contigo aquí.
En tu abrazo gozo
Del sumo confín.

Mi fortuna quiere
Guardarme soñado
Por los ojos míos
Tu amor inmediato.

¡Gracias! A soñar
Tanto o más que ayer
Con tu acogimiento
Como una merced.

La nieve exquisita
Se ofrece. Regalo
Nunca merecido:
Otro mundo intacto.

El cielo da cielos,
Incesante don.
¿Nieve? Yo la adoro.
Nos junta a los dos.

Nevadas cornisas,
Posibles palacios,
Tu amor en el centro,
Y el mundo nevado.

Todas las distancias emocionales que marca Jorge con su amante en el poema anterior, en este otro verso desparecen: en ‘Con nieve o sin nieve’ no se expresa la soledad que conlleva estar queriendo, en ‘Con nieve o sin nieve’ se solicita en todo momento, con nieve o sin nieve, la presencia y complicidad del (ser) amado.

‘Ven a ver’, comienza, marcando una distancia física que quiere romper con el interlocutor y el lector (¿son el mismo?). Ven a mirar desde aquí, desde donde yo estoy, desde donde yo soy, desde mí. Ven a ver, nos pide Jorge, sed yo y mirad: ‘La nieve/ Cae más despacio’. ¿Más despacio que cuándo, más despacvio que quién?, cometo el error de preguntarme. ‘El copo en desorden/ Se demora, blando.’

También cabe no ir tan lejos y partir de la anécdota del obligado encierro por una nevada y pensar, sencillamente, que comienza a remitir o a disminuir en intensidad al inicio del verso. Fuera, el desorden, la blandura del piso en que el pie se hunde antes de resbalar, el copo demorado en su caída, el tiempo demorado en su transcurso: las gentes demoradas en su acción. Todo lo cual no puede más que ser motivo de satisfacción para Jorge: ‘Quede en su blancura/ la ciudad igual’. ¿Satisafcción? ¿Por qué? ‘Para mí varía/ Tu vivacidad.’Luego, el único desorden que a Jorge acarrea la copiosa colecta de copos es la vivacidad (que varía, desordenada) de la persona con la que comparte bloqueo.

Hasta aquí he llegado. El fin de semana se acaba (Madrid y Sevilla siguen empatando a cero) y no da tiempo a más.

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