miércoles, 28 de octubre de 2009

'Querida Quiela'

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Me imaginaba la carta que nunca me escribirás, querida Quiela:

y en ella me envías un fuerte abrazo.

Prefiero pasar por loco abrazado al caballo al que fustiga un cochero, Quiela, antes de abrazarme al poste metálico que ya eres para mí.

¡No me mandes abrazos!, Quiela, no seas cruel. No juegues conmigo. No traiciones nuestra memoria, que yo siempre guardaré.

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