miércoles, 3 de febrero de 2010

Poemas de Javier Villafañe en 'Hay que regar antes que llueva'

A riesgo de parecer pagado por El Suri Porfiado,a lo que, por cierto, no me opongo, os muestro en dos sesiones versos del tirititero y poeta bonaerense Javier Villafañe recogidos en el libro que El Suri pública (con textos póstumos) en el año 2009.

En fin, perdonad que no os ponga la portada del libro. ¡Hoy me da una pereza...! ¡Ah! Habrá una segunda tanda(y una tercera), cada semana, claro. ¡Ah!, y deciros que ya había publicado un poema de Villafañe en Poesía Abierta, desde Buenos Aires, el 6 de julio de 2009. (Siguiendo la etiqueta Javier Villafañe, llegas rápido.)

Cada cual atienda su juego


Un trece de mayo atentaron contra el papa y desde ese día -13- se hizo supersticioso. Ocurrió cuando su Santidad, en Roma, trabajando dignamente en su oficio, bendecía a millares de fieles. Sonreía su bello cuerpo atlético, campeón de natación de nube en nube, levantador de pesas de pecados veniales y mortales. Mientras tanto, en Madrid, en el Parque del Retiro, un tirititero trabajaba dignamente en su oficio y pasaba la gorra recogiendo pesetas para el vino nuestro de cada día, y Dios trabajando dignamente en su oficio, aplaudía con las enormes manos que inventaron montañas, mares, abismos y frágiles costillas para deleite y angustia del hombre. La dicha, la alegría de Dios pintiparado en la puerta del Cielo, mirando una función de títeres, fue en un santiamén desbaratada por el Diablo, que también trabajaba dignamente en su oficio y aprovechó el divertimento, el distraído encanto de Dios y poner un revólver en la diestra y decirle dulcemente al oído: "Remátalo al papa". Y ¡Pum! ¡Pun! ¡Pum! Y Juan Pablo II cayó de rodillas, sangrando, con los brazos en cruz sobre elpecho. Una ambulancia lo llevó al hospital. Dios iba rezando de urgencia. No pudo ver el final de la función. Se lo contó un Ángel, pero no es lo mismo.

El desesperanzado

Se le rompió la soga cuando se estaba ahorcando
y cayó de culo al suelo. Se levantó, miró la viga
el nudo que hizo tan despacio y pensando
el canario en la jaula, el malvón que había olvidado
de regar y salió a la calle con la mortaja puesta
y un ardor en el cuello

Hay más tiempo que vida

los pájaros lo saben cuando extienden
las alas y planean
también lo sabe le viento
al sostener el equilibrio de los álamos.
Tiempovida
agua entre ramas
piedras de licuosos musgos
remansos apaciguando sombras
y un frescor transparente.

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