soneto.
(Del it. sonetto, y este del lat. sonus, sonido).
1. m. Composición poética que consta de catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. En cada uno de los cuartetos riman, por regla general, el primer verso con el cuarto y el segundo con el tercero, y en ambos deben ser unas mismas las consonancias. En los tercetos pueden ir estas ordenadas de distintas maneras.
Y en fin, a mí parecer el palabro soneto ha adquirido un carácter peyorativo, pues denotando simplemente sonido no es menos cierto que degenera en molesto soniquete. Se podrá decir que esto no es más que una burda, necia y precipitada opinión, que el soneto es una forma mayor y exquisita de la poesía y cuantos otros pareceres ustedes tengan, pero en fin, yo doy el mío. Poesía no es Matemáticas, donde tras una laboriosa demostración, que puede costar agitados siglos de discusión, el debate se acaba siempre con unanimidad en los pareceres. Así son las Matemáticas, el arte del consenso. En poesía las cosas funcionan de otro modo y todo es opinable: como ocurre en Matemáticas, no hay una autoridad humana que hable ex cátedra, pero a diferencia de en Matemáticas, no hay una verdad objetivable que seduzca y convenza a todos. Así, lo que a mí me suena estridencia (el soneto) a otros puede sonar dulce arruyo. En mi parecer, el soneto es artefacto artificioso (con perdón por la redundancia) que no va con nuestros días. En esto cada uno lleve su verdad, la que más le consuele y justifique.
En fin, que en el español de hoy no es soportable la consonancia machacona del soneto lo prueba el hecho de que al igual que en siglo de oro el soneto era un arte practicado por todos con impenitente insistencia, hoy es ignorado por los que suceden a aquellos con la misma vehemencia. Más que eso, hoy que se han impuesto el libertinaje versístico y la ausencia de rima, nos parece una extravagancia y un error imperdonable detectar una asonancia en dos versos muy próximos. Más hiriente, digo, es en la poesía la consonancia.
¿Y ahora? Pues ahora nos vamos al siglo de oro a leer sonetos, pues hay que reconocer que a pesar de lo desesperante que es el continuado martilleo (que además quiero hacer ver) y tanta retórica, hay sabias reflexiones allí encerradas. En fin, que los feos podemos tener almas hermosas. Miremos algunas. Comenzaremos con Francisco de Medrano, al que Cernuda (que tanto gusta hoy, o sé por qué) adjudica un papel más destacado del que le confiere la historia literaria.
A DON JUAN DE ARGUIJO, CONTRA EL ARTIFICIO
Cansa la vista el artificio 'umano,
quanto mayor más presto: la más clara
fuente y jardín compuestos dan en cara,
que nuestro ingenio es breve y nuestra mano.
Aquel, aquel descuydo soberano
de la Naturaleza, en nada avara,
con luenga admiración suspende y para
a quien lo advierte con sentido sano.
Ver cómo corre eternamente eternamente un río,
cómo el campo se tiende en las llanuras,
y en los montes se añuda y se reduçe,
grandeza es siempre nueva y grata, Argío;
tal, pero, es el autor que las produçe:
¡oh Dios, inmenso en todas sus criaturas!
Francisco de Medrano
A UNA MUJER QUE SE AFEITABA Y ESTABA HERMOSA*
Yo os quiero confesar, don Juan, primero:
que aquel blanco y color de doña Elvira
no tiene de ella más, si bien se mira,
que el haberle costado su dinero.
Pero tras eso confesaros quiero
que es tanta la beldad de su mentira,
que en vano a competir con ella aspira
belleza igual de rostro verdadero.
Mas, ¿qué mucho que yo perdido ande
por un engaño tal, pues que sabemos
que nos engaña así Naturaleza?
Porque ese cielo azul que todos vemos
ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza!
Bartolomé Leonardo de Argensola, o Lupercio Leonardo de Argensola
(*No creo necesario recordarte que estos afeites son los potingues con que hoy las muejres se maquillan, pero por si acaso)
4 comentarios:
Bueno, a mi juego me llamaron, ja! No sé si iniciar un debate, porque temo que después me quede hablando solo, y se borren las réplicas. Sin embargo, me decepcionó un poco tu texto porque esperaba que encontrases buenas razones para demostrar lo indemostrable, pero en definitiva decís que se trata de una mera cuestión de gustos: para vos el soneto es estridente y superado y antiguo, porque se te da la gana, y punto. Por ahí hace ruido que no logres mantener ese lugar, y por momento parece que de veras tiene alguna relevancia de tipo más objetivo tu personal opinión, tan arbitraria. En tu texto hay un equilibrio extraño entre la opinión y la aseveración , por momentos se confunden demasiado. Algo que decís me gusta: es cierto eso de que “no va con nuestros días”. Sí: no va, porque estos días son de una decadencia del género catastrófica. Creo que, en poesía, nos tocó la época en la que prevalece una poesía barata de tertulia y de efectismo muy chirriante pero muy vacío, y el soneto es arte mayor. Que pongas ejemplos del siglo de oro te sirve, porque en ese siglo realmente el soneto era algo llevado muy convencional y artificiosamente. Más difícil te hubiera resultado enojarte con el soneto de Baudelaire, el de Shakespeare, el de Verlaine, el de tantos otros. En fin, aplaudo que admitas que tu opinión, fuera del terreno de los gustos, es burda y necia, porque es así. Que haya malos sonetistas que hagan del soneto un soniquete es como decir que hay cuentistas que hacen del cuento un cuenteque…y? Ahora, que rechaces la forma soneto por prestarse a ser juguetona me extraña, porque tu misma poesía es en extremo juguetona. Ahora, si bien es cierto que todo es discutible, no es cierto que no haya, en poesía, objetividades, porque las hay en todos los artes. No creo en el abuso de la relatividad, la relatividad también hay que ponerla en su sitio, mira: no es relativo decir que Tolstoi es un gran novelista. Tampoco es relativa la opinión de que la forma soneto tiene validez: es una objetividad. Y ahí entramos en el terreno peliagudo porque, después de decir que lo tuyo no es más que una opinión, y burda y necia, en un solo párrafo, sin anestesia, te corrés de ese lugar de opinador para decretar la realidad de un fenómeno, para colmo pretendiendo argumentarlo:
hoy no es soportable la consonancia machacona del soneto lo prueba el hecho de que al igual que en siglo de oro el soneto era un arte practicado por todos con impenitente insistencia, hoy es ignorado por los que suceden a aquellos con la misma vehemencia.
Ese párrafo es escandaloso. En principio, el soneto no es soportable para vos pero, en todo caso, me parece realmente un chiste decir que el científico hecho de que “el soneto no es soportable” está probado en que su uso sea ignorado… Eso es como decir que ya no son soportables novelas como las de Henry James porque no las escribe nadie… vamos: la ignorancia del soneto no prueba que el soneto ya no tenga relevancia: prueba que ya no tienen relevancia los poetas…
Y sé que no me esmeré en este comentario, pero es que entré en la onda de la opinión precipitada y esquelética, a lo mejor así me admiten en el club de los versolibirstas…
En fin, Alejandro. Me gustaría que aclararas que en Poesía Abierta no se te ha borrado ningún comentario, como das a entender. En cuanto a tus opiniones y tus formas...nada que añadir.
Gracias por tomarte tanto tiempo.
No, yo no di a entender que se borraron comentarios míos, pero sí a que se borraron las réplicas de mis comentarios. Sé que mis opiniones y formas son un tanto insufribles, pero eso es porque siguen un espíritu versolibrista, si siguieran el espíritu sonetista serían más armónicas, elegantes y digeribles, pero es que tampoco quería caer en el soniquete, jaja! Queda la cosa así parece, va esto como estrambote.
¡Ay, Alejandro! Te entiendo. Quien lo vea desde afuera puede quedar un poco alucinado de cómo personalizamos al defender muestras visiones de la poesía, pero es que así es la cosa: nuestra poesí asomos nosotros, y que se metan con nuestro verso nos jode (dicho así de pronto y bien).
Un abrazo, Alejandro. ¡Y anímate a hacer tú mismo una selección de sonetos que nos ilustre! La recibiré y compartiré encantado.
(Y otra vez: yo no he borrado comentarios de Poesía Abierta nunca, salvo los aprovechados que meten publicidad.)
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