lunes, 7 de junio de 2010

Javier Alvarado ha obtenido en 2010 una mención del jurado del premio de poesía Casa de las Américas de La Habana

Mención otorgada por su libro 'Carta natal al país de los locos (poeta en Escocia)'. Haré una breve selección del poemario (en varios días) para los lectores de Poesía Abierta. Gracias Javier por compartirme el libro en word y facilitarme el trabajo.

HOY HA MUERTO MI ABUELA

Hoy la muerte nos ha dejado su caparazón,
Se ha quitado sus aparejos y ballesta.
Nos apuntó a todos para herirnos mejor,
Abundan en sus manos racimos de uva y panes sucios
Que hemos de comer en posteriores comuniones.
Anduvo rondando con su tridente y con su máquina de hacer ejercicios
Por el cuarto de la abuela, le cortó las trenzas
Y nos ha vaciado los ojos, se ha llevado nuestras imágenes de ella
Y los mejores recuerdos, dice que no las devolverá poco a poco.
Mi abuela ha vuelto a ser niña e irá creciendo en nosotros
Va trepando en nuestros muros
Como una rosa muerta
Como una silampa milagrosa
Con sus pétalos escarlata;
Quizás desaparezca cuando nos toque darle el biberón
O cambiarle los pañales, esta vida al revés es un fastidio.
No puedo evitar que los llantos de otro me den sordera,
Por eso prefiero llorar hasta que este puente se caiga de infinito
Y el diminuto riachuelo me lleve al lago donde reposan
Los moluscos y las heces de los patos.
Se ha ido para empezar a moler el maíz para las tortillas.
Hay sangre de guásimos y de veraneras en los campos del Higuito.
La piedra donde beben las gallinas ha cambiado de posición.
Se ha ido la que faltaba. Nosotros habitamos la conciencia de los muertos
Y ellos nos miran no comprendiendo el absurdo revés.
Ese constante vivir y crecer para después desgastarse y morirse.
En el último bostezo nos preparan para entrar
Vivos y muertos, como la dualidad imperecedera en la caja de zapatos.

RETRATO DE PESCADOR

Llegó el pescador con su cardumen de madera
En Loach Long Lake no halló su ancla con detritus
Una socarradura del metal que nunca vuelve,
Eso que enturbia la paz del semen cuando copulan los salmones
Y nos atrevemos a habitar los espejos de la desconocida ribera
Anudados a las velas de los botecillos
Que son cubiertos por el manto nupcial de las gaviotas
Esparciendo el oro por estos precipicios que se niegan al poniente,
Un reloj que se derrama en sombra
Augurando la guirnalda del grumete
Lo que está por venir y ruge como un puma
Con su horror felino que se tiende como máscara
Ruiseñor disuelto en las materias desvencijadas en el polo.

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