viernes, 30 de julio de 2010

Pedro Montealegre participó en 'Madrid: una ciudad, muchas voces' el 10 de junio de 2010. Un poema suyo

YO TE DIRÉ LA VERDAD: no me dirás la verdad, porque el salmón es verdad, su color es
el brazo abierto de Rembrandt, me refiero a su muerto diseccionado en la morgue:
ay, doctor Morgue, ¿no fue Ud. quien diseccionó la cantárida? Su trabajo, ¿explica
la significación de la música?, ¿el movimiento de la chépica en el cementerio? O mejor:
¿explica la tradición milenaria –de China– de escribir ideogramas con la pata de un grillo?
Yo te diré la verdad, pero antes tu mentira: que esplenda, que esplenda: dame tu mentira.
Si me das una gota, quizás la verdad de la gota sea chépica: sea el cementerio
este libro esperado. O esta revolución: escribir siempre igual: mirar al muerto
con sus ojos de muerto: al final de ellos, la vibración de la luz: tal vez la verdad
sea atar esa luz a la idea del Arte: la idea del Arte, susceptible de ciudad: siempre ella:
su poder: su cuerno: le dice: unicornio, unicornio mío: haré de ti una esfinge.
Yo no quiero la esfinge. Yo quiero el rápido rasguño del gato: la fina pata del grillo
con que los calígrafos chinos describen la luna. Yo te diré la verdad: había un país
que se llamaba discurso. A ese país yo viajé. Yo dejé mi país en los límites de Otro.
Adivina el poder de la fusión: no lo sé. Yo tampoco lo sé. Porque el cementerio explica
las cosas más simples: lápida: tumba: tienen la concisión del punto –que es mosca–
tienen la concisión de la línea –el horizonte– haz una idea del Arte: los ojos del hijo
brotados de la inanición: no mueren hijos de hambre: nacen hijos de ella: yo lo maté
pero el que murió fui yo: el hijo tomó a ese grillo en su mano: ándate: huye: llévame ya:
dime la verdad –la profundidad de un ojo– sea el libro esperado. Un verbo capaz
de explicar su sinuosidad: ¿no se llama serpiente?: el vuelo de un coleóptero
estrellándose contra la ampolleta. Estaba tu Padre en la definición de Patria. Estabas tú:
no estaba yo: yo no miraba de reojo: yo miraba sin ojo: yo miraba con voz.
Yo te diré la verdad. Luego, cree lo que quieras: el salmón es verdad: el río: la corriente
arreciando. Ahí. La roca, ahí: el agua ahí: la verdad de la orilla se llama tierra.

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