martes, 29 de marzo de 2011

Seguimos con 'Las horas', poema de Cántico de Jorge Guillén

LAS HORAS

Me precio, me glorio, de ver (en el verso de Jorge) donde los demás no ven. ¿Vanidad? Tal vez locura. Jejejeje. Y dejaos de chistes con otras perspectivas mías.
Pues en estas, ¿tiene que ver este fragmento de ‘Las horas’ con el poema ‘El prólogo’? Ahí van los dos, mi única respuesta es representarlos a la vez.



III

Brisa de sombra sensible
Va estremeciéndose al roce
De un alma en toda su espera.
Late el pulso al astro acorde.

¿Aislamiento?
Siempre queda alguna torre.
Una hora
Canta para todos. ¿Oyes?

Circula el tiempo entre agujas
De relojes.
Todo se salva en su círculo,
Todo es orbe.

El instante,
Pulsado, sonado sobre
Tantas cuerdas,
En susurro se recoge.

¿Qué hora será? Son amigas
Esas hogueras de monte.
¿Las dos, las tres? En redondo
Reposa lo oscuro enorme.

EL PRÓLOGO

Otra vez el día
Trajinante debe
Pasar por el puente
Previo de la prisa,

Que entre tantos riscos
-¡Oh recta feliz!-
Conduce hasta el quid
Del propio equilibrio.

¡Ay, cuántos rodeos
Rizan la artimaña
Que todo lo salva!
Pero mi secreto,

Mi secreto inhábil
Entre los relojes
Calla tan inmóvil
Que apenas sí* late.

No importa. ¡Perezcan
Los días en prólogo!
Buen prólogo: todo,
Todo hacia el poema.

*Te recuerdo que este 'sí' lo infiero del sentido semántico, que en el texto del que dispongo aparece 'si'.

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