miércoles, 27 de abril de 2011

Un poema de Gsús Bonilla

PAREDES

decididamente avanza un pie,
después otro
y así sucesivamente.

es la luz cuando baila por la mañana
sobre la pared,
saltándose todos los orificios de las persianas.

la náusea, la sed, el hambre, el entumecimiento, la tos, el estertor;

en otras ocasiones los niños
pendientes de morir
miran de nuevo al ventanal

y esbozan esa sonrisa
que a veces tirita sobre el cristal
porque la muerte es un frío
que recorre
sus pequeños y transparentes cuerpecitos
con tanta hostilidad
que la inconsciencia
es un cosquilleo que pace tramo a tramo
por todos los recovecos de la piel.

un crujir en las rodillas,
un runrún por los intestinos,
el castañeo de los dientes,
la tiritona, haber encontrado la postura final
al desenlace.

y luego el pie y el otro pie
y el sucesivo baile de la luz a la inversa,

desde la pared
hasta atravesar las persianas de nuevo;

entonces
me doy cuenta que detrás de las paredes
hay gente inmensamente despreocupada.

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