Me he colocado la venda con cuidado
-como un velo de novia-
y he caminado hasta el centro del corro
-como camino al altar-.
La gallinita ciega, la gallinita loca.
Ellos están ahí, pero sólo son fragmentos:
un par de brazos, un ojo abierto, un mentón...
Los voy acumulando.
Quiero hacer un montoncito con todos ellos
para construir mi castillo de arena
y sentarme a esperar la gran ola.
Tan pancha, tan loca
-como una reina-.
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