Si multiplico un número infinito
por sí mismo y por su equis consecuencia
y busco el porcentaje normativo,
su probabilidad resulta cero.
Si utilizo guarismos agrupados
y elevo a una potencia progresiva
su enraizamiento en límites precisos,
su probabilidad resulta cero.
Si analizo en el cálculo a dos unos
sumados o mezclados o acostados,
salvo alguna excepción en este caso último,
su probabilidad resulta cero.
Si aislo una fracción -un ser- e inquiero
si así, si éste, es el modo de lograr
esa felicidad que ansía y busca,
la probabilidad sigue en el cero.
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