martes, 20 de marzo de 2012

Luis Fores y la fala

La fala (A fala) es una lengua romance del subgrupo galaico-portugués hablada en los municipios de San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno, en el Valle de Jálama, al noroeste de la provincia de Cáceres (en la frontera con Portugal y Salamanca).

Contando a todos los habitantes de los tres pueblos se estiman unos 6000 hablantes, aunque otras fuentes elevan la cifra hasta los 10 000, por los nativos que trabajan fuera de la localidad.

Luis Fores, profesor de filosofía en enseñanza secundaria que vive en Madrid, es uno de ellos, uno de los que aprendió el español en la escuela. Os comparto (espero que no se moleste) un poema suyo.

U VALLI

Pus tamén tú as vistu in abrís quel
mortas as úrtimas follas du sei otoñu…

Dend´as cuartás ineluctabris
cun-as que creemus fel levi
u relatu in nos da morti, muy lon´xi
sintimus a vedis tó norti,
tan lon´xi de nos -nómadas du sel-
melcadiandu nu inutil u oiru dus dias...
Tan lon´xi du que fomus nu vértigu
cun que as pedras soportan u hogal vadíu.
Muy lon´xi…

Dend´as cuartás cun-as que inyectamus un dia
crariai nu bosqui de sombras da infancia
u fomus siducíus pur-a oceánica densidai de us azulis
que guiorin tantas udiseas.
Interrás nu brancu
y negru das futugrafías inda siguin
latendu as suas puras estaciós.


Mais nun son ya prome´xa de filiciai,
Sinon pre´xenti in vórticis de tempu.
Ú sei corazón chegan pa fundilsi pasaus y futurus,
vidas vivías i´xuntu a surdidé cumu distinu,
afundías pá dentru u pá fora in torrenti
de nos mismus, liberás de sí contra u sei sel memoria,
ispandías de tó nu senu de tó,
vidas contás na vó du mitu, narraus filus
in humirdis ventáns zarandiás du´nvelnu,
nu idioma inaccisibri da etelniai
que tó urigin cuntuvu.

Ha d´abel pa estis camiñus du valli,
pa estas sendas de montaña nas que u sudol foi
tamén sintiu cumu regalu da vida
ús pasus sempris
que nun se deteñan
cuandu a belleza y a prinitú du mundu
rispiri pur-us seis días y as suas noitis un istanti,
cumu si fora u soñau ilixsil du camiñanti que somus,
cumu si fora u úrtimu
ilixil du homi
nu sei acetau le´xu viay´xi pur-a Terra…

Pus tamén tú has vistu in abrís quel
mortas as úrtimas follas du sei otoñu…,
tamén ahí,
a nosa vida ahí -pastu
fértil du afora-
narrá istará sendu …


EL VALLE

Pues también tú has visto en abriles caer
muertas las últimas hojas de su otoño...

Desde las coartadas ineluctables
con las que creemos hacer leve
el relato en nosotros de la muerte, muy lejos
sentimos a veces todo norte,
tan lejos de nosotros -nómadas del ser-
mercadeando en lo inútil el oro de los días…
Tan lejos de lo que fuimos en el vértigo
con que las rocas soportan el hogar vacío.
Muy lejos...

Desde las coartadas con las que inyectamos un día
claridad en el bosque de sombras de la infancia,
o fuimos seducidos por la oceánica densidad de unos azules
que guiaran tantas odiseas.
Enterradas en el blanco
y negro de las fotografías aún siguen
latiendo sus puras estaciones.

Mas no son ya promesa de felicidad,
sino presente en vórtices de tiempo.
A su corazón llegan para fundirse pasados y futuros,
vidas vividas junto a la sordidez como destino,
hundidas hacia dentro o hacia fuera en torrente
de nosotros mismos, liberadas de sí contra su ser memoria,
expandidas del todo en el seno de todo,
vidas contadas en la voz del mito, narrados hilos
en humildes ventanas zarandeadas del invierno,
en el idioma inaccesible de la eternidad
que todo origen contuvo.

Ha de haber para estos caminos del valle,
para estas sendas de montaña en las que el sudor fue
también sentido como regalo de la vida,
unos pasos siempre
que no se detengan
cuando la belleza y la plenitud del mundo
respire por sus días y sus noches un instante,
como si fuera el soñado elixir del caminante que somos,
como si fuera el último
elixir del hombre
en su aceptado leso viaje por la Tierra...

Pues también tú has visto en abriles caer
muertas las últimas hojas de su otoño...,
también ahí,
nuestra vida ahí -pasto
fértil del afuera-
narrada estará siendo...

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