lunes, 12 de marzo de 2012

'Observaciones y máximas de Blas', de Noel Clarasó (14)

MÁXIMAS

He leído en algún sitio que todas las máximas también son verdad dichas al revés. Ignoro si el que lo dijo habló en serio o en broma, pero yo, para huir de lo corriente, intento que las mías no tengan sentido aprovechable dichas al revés. Hoy se me ha ocurrido anotar: "Se escriben muchos libros que no lee nadie". Esto no sé si es verdad o mentira, pero dicho al revés no tiene sentido: "Se leen muchos libros que nadie ha escrito". Ya me basta con que así sea.

Los nardos y las mujeres hermosas son peligrosos de noche en una habitación cerrada.

La capacidad de soportar los insultos es una virtud, aunque los insultos sean merecidos.

El buen juicio se adquiere con la experiencia; y la experiencia sólo se adquiere con la continua falta de buen juicio.

Obedecer sin que a uno le manden es el secreto de los buenos empleados; y mandar sin que a uno le obedezcan es el secreto de los malos jefes.

Todas nuestras desgracias proceden de no habernos sabido quedar en casa.

Antes de decidir una cosa hay que pensarla bien; y después de pensarla bien, echarla a suertes.

Hay un sordo peor que el que no quiere oír: el que no puede.

Al que nunca habla de sí mismo, nadie le paga en la misma moneda.

Las cuerdas que no tienen un punto débil se rompen por cualquier sitio.

El único hombre que puede triunfar es el que codicia los bienes ajenos.

Todos los problemas tienen solución: el problema está en dar con ella.

Es mucho más fácil escribir un libro de filosofía que poner en práctica uno solo de sus principios.

Nadie puede encontrar en un libro más inteligencia de la que él tiene.

Lo único espiritual, en el juego, es perder adrede.

Nunca nos avergonzamos de nuestros actos malos, si el resultado es bueno.

Los detalles íntimos siempre interesan al público, aunque no sean verdad.

La vida se vive mal, pero siempre se explica bien: tal vez por esto todos tenemos tantas ganas de hablar.

Ideas geniales son esas de las que lo más sorprendente es que no se nos hayan ocurrido antes.

Las cosas que se han aprendido a hacer mal, cuanto mejor se saben, peor.

La limosna sólo puede hacer daño al que la recibe: esta es una máxima estupenda para consuelo de las personas que no dan limosna.

El éxito en sociedad consiste en hallar una manera bien espiritual de burlarse de los otros.

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